"Es irresponsable que una directora de la CIA corra el
riesgo de ser detenida cuando viaja al extranjero"
El pasado de Gina Haspel como torturadora le perseguirá en las sesiones del Senado en las
que se discutirá su nombramiento al frente de la CIA
El senador Rand Paul es el primer republicano en anunciar que intentará
bloquear su candidatura
David Smith – Washington
eldiario.es/The Guardian
21 de marzo de 2018
Gina Haspel en una fotografía facilitada por la CIA. EFE
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Gina Haspel está a punto de convertirse en la primera mujer en dirigir la
CIA en los 70 años de historia de la agencia. Pero romper ese techo de cristal
dependerá de su capacidad de ofrecer al Senado de Estados Unidos una
explicación convincente sobre su oscuro pasado.
Hace más de una década, Haspel supuestamente supervisó una infame prisión
secreta de la CIA en Tailandia. En ella sometieron al waterboarding, una tortura que simula el ahogamiento, al sospechoso de terrorismo
Abd al-Rahim al-Nashiri. También se acusa a Haspel de haber redactado las
órdenes para que se destruyeran los vídeos que demostraban esa tortura, lo que
provocó una larga investigación del Departamento de Justicia que terminó sin
acusaciones formales.
"Es fantástico que este presidente o cualquier otro presidente quiera
nombrar a una mujer como jefa de la CIA, pero no a Gina Haspel", señala
John Kiriakou, un antiguo miembro de la CIA que denunció la práctica del waterboarding. "Debe de haber 50 mujeres en el Gobierno cualificadas para ese
puesto". Según Kiriakou, la supuesta participación de Haspel en torturas
la descalifica.
Aunque Donald Trump haya criticado al expresidente George Bush y a su
guerra contra el terrorismo, la elección de Haspel remite a la era en que para
muchos acabó con la autoridad moral de Estados Unidos: el crecimiento del
Estado de seguridad, las imborrables imágenes de los prisioneros de Guantánamo
y de Abu Ghraib, el uso de las llamadas técnicas de "interrogatorio
reforzado", como la privación de sueño y el waterboarding, condenadas por muchos como
tortura.
Trump tiene fama de preferir a los que vienen de fuera del sistema (dice
estar "drenando el pantano" de Washington) pero en la elección de
Haspel, de 61 años, su decisión ha sido convencional y coherente con la de sus
predecesores.
Haspel entró en la CIA en 1985, cuando Ronald Reagan era el presidente y la
Guerra Fría aún estaba en pie. Ha servido en varios puestos encubiertos en el
extranjero, incluyendo el de jefa de la estación en Londres de la CIA. En 2013,
el entonces director de la CIA John Brennan le nombró directora adjunta del
Servicio Nacional Clandestino, pero se le negó un ascenso permanente por la
oposición del Congreso.
Pero es la temporada que Haspel supuestamente pasó supervisando la prisión
secreta de Tailandia, llamada 'Ojo de Gato', lo que concentrará la atención de
los senadores durante su audiencia de confirmación. Dianne Feinstein, la
senadora demócrata que presidió el Comité de Inteligencia del Senado que
elaboró el amplio informe de 2014 sobre los duros programas de interrogatorio y
detención de la CIA, exigió el jueves que le entreguen los
documentos secretos sobre programas de interrogatorios anteriores de la CIA.
En una carta dirigida a Haspel y al director saliente de la CIA, Mike
Pompeo (elegido por Trump para ocuparse del Departamento de Estado), Feinstein
escribió: "Para que sigamos avanzando con el proceso de nombramiento de la
señora Haspel, mis compañeros senadores y yo debemos tener el cuadro completo
de la participación de la señora Haspel en el programa a fin de revisar
completa y justamente sus antecedentes y cualificaciones. También creo que el
pueblo estadounidense merece conocer el papel real que la persona nominada para
dirigir la CIA jugó en lo que considero uno de los capítulos más oscuros de la
historia de Estados Unidos".
Un puñado de demócratas ya ha dicho que se opondrá a Haspel. El senador
Rand Paul se convirtió el miércoles en el primer republicano en anunciar que intentará bloquear su candidatura.
El senador John McCain, que recibió palizas cuando le hicieron
prisionero de guerra en Vietnam, también ha dicho que Haspel debe explicar
la naturaleza y el alcance de su participación en el programa de
interrogatorios. McCain calificó la tortura de detenidos por los Estados Unidos
de la era de Bush como "uno de los capítulos más oscuros de la historia de
Estados Unidos". La mayoría de los correligionarios republicanos de Trump
en el Senado es muy pequeña: 51 contra 49.
Pero Haspel recibió un impulso el jueves por la noche cuando
ProPublica se retractó de una información citada por Paul y
muchos otros medios. En 2017 la web de periodismo de investigación había
publicado un informe en el que se decía que Haspel supervisaba la base
clandestina donde el sospechoso de Al Qaeda, Abu Zubaydah, fue sometido
al waterboarding y a otros métodos coercitivos de interrogatorio. También se afirmaba que Haspel se
burlaba alegremente del sufrimiento del prisionero.
"Ninguna de estas afirmaciones es correcta y nos retractamos",
reconoció ProPublica. "Ahora está claro que Haspel no se hizo cargo de la
base hasta que terminó el interrogatorio de Zubaydah".
Gina Haspel durante un discurso el año pasado // Youtube
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Pero la rectificación de ProPublica no le libera del todo. The New York Times publicó que Haspel empezó a dirigir la prisión del
centro clandestino a finales de octubre de 2002, después del
interrogatorio de Zubaydah, pero antes de la llegada de otro sospechoso de Al
Qaeda, Abd Al Rahim Al Nashiri, al que según el periódico sometieron tres veces
al waterboarding durante
su mandato.
ProPublica también mantuvo la información de que Haspel había redactado
después el borrador de un mensaje ordenando la destrucción de las
cintas de vídeo con el waterboarding de Zubaydah, una afirmación que el exdirector en funciones de la CIA, Michael Morrell, confirmó.
El portavoz de Rand Paul, Doug Stafford, dijo: "El senador Rand Paul
estaba citando a un reportero ganador del Premio Pulitzer. Independientemente
de que se hayan retractado por una anécdota, lo cierto es que Gina Haspel fue
instrumental en la gestión de un lugar donde la gente era torturada. De acuerdo
con múltiples informes publicados e indiscutibles, supervisó un centro
clandestino y además destruyó pruebas de tortura. Esto debería impedirle
dirigir la CIA".
Cuando la nombraron directora adjunta de la CIA en febrero de 2017,
el Centro Europeo
para los Derechos Humanos y Constitucionales pidió a los
fiscales alemanes una orden de arresto contra ella por su presunta
participación en los interrogatorios. Los fiscales federales nunca la emitieron
porque el caso no tenía ninguna conexión con Alemania. Pero las acusaciones del
grupo de derechos humanos contra Haspel siguen formando parte de una
investigación preliminar que las autoridades alemanas podrían revivir si
recibieran pruebas de que alguna de las personas involucradas tiene vínculos
con Alemania.
Como explica Mark Fallon, exinvestigador jefe del grupo de investigación
criminal del Departamento de Defensa de Estados Unidos, "es irresponsable
que una directora de la CIA corra el riesgo de ser detenida cuando viaja al
extranjero”. "¿Cómo podemos alegar que somos una nación
respetuosa de las leyes?", añade.
"Que ella haya tenido relación con la destrucción de las cintas de
vídeo de centros clandestinos hace que no sea el tipo de persona que uno quiere
en un puesto como ese. No es deseable una persona que hace ciegamente lo que se
le dice. Su lealtad debe ser hacia el Gobierno, no hacia la persona", dijo
Fallon.
En 2009, días después de asumir el cargo como presidente, Barack Obama
prohibió las técnicas de "interrogatorio reforzado", incluido
el waterboarding, y ordenó el cierre de los centros de detención clandestinos de Estados Unidos. Pero
durante la campaña electoral presidencial de 2016 Trump prometió "traer de vuelta un infierno mucho peor que
el waterboarding", aunque después admitió que el secretario de Defensa, Jim Mattis, le había
persuadido de que la tortura no funciona.
"Trump es un partidario convencido de la tortura", dice Alberto
Mora, consejero general del Departamento de la Marina entre 2001 y 2006.
"Posiblemente, esa parte del expediente (de Haspel) le fue dada a conocer
y probablemente lo vio como algo bueno".
Según Mora, Trump siente rencor por la CIA desde el conflicto con los
servicios de inteligencia por las investigaciones de la injerencia rusa en las
elecciones de 2016. Rara vez se molesta en leer sus informes, dice Mora, para
quien el nombramiento de Haspel encaja en ese patrón. "La elección de una
de los principales líderes del programa de tortura es en realidad un acto
hostil contra la CIA, diseñado para hacer que la agencia empeore, no
mejore", afirma.
Algunas figuras de la era de Obama han reaccionado defendiendo a Haspel.
John Brennan dijo a la cadena NBC que ella tiene "mucha integridad" y
que había tratado de cumplir con sus obligaciones en la agencia "cuando se
le pidieron cosas difíciles en tiempos difíciles". "Gina es una
profesional muy competente que en mi opinión merece la oportunidad de ocupar el
puesto", dijo también.
"Está altamente cualificada, ha sido altamente recomendada y es
altamente respetada por los dos partidos, especialmente dentro de la comunidad
de inteligencia”, señaló Sarah Sanders, la portavoz de la Casa Blanca, a
los periodistas el pasado jueves. “Les recuerdo que entre las personas que han
mostrado públicamente su apoyo a la candidata figuran personas que no suelen
ser de los que cantan alabanzas al presidente, como Leon Panetta, James Clapper
y otros".
En opinión de los críticos, esto sólo ilustra cómo el sistema de seguridad
nacional defiende sus intereses y protege a los suyos mientras los presidentes,
Bush, Obama o Trump, vienen y van. Como señala Jeremy Varon, del grupo Testigos contra la Tortura,
“si le señalan con el dedo (a Haspel), se están señalando a sí mismos. Es un
gesto legal y moral demasiado potente como para hacerlo. Hay mucha
simpatía entre los que han trabajado en ciertos círculos de la
Administración que parece ahogar las cuestiones de culpabilidad
personal".
"Por derecho, ella debería ser responsabilizada legalmente por su
comportamiento criminal, pero en vez de eso está a punto de ser la directora de
la agencia de espionaje más importante de Estados Unidos”, afirma Varon sobre
Haspel. “Muestra lo lejos que Estados Unidos ha llegado en el distanciamiento
del imperio de la ley y de sus ideales con respecto a la tortura", añade.
Traducido por Francisco de Zárate
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