Bwana Obama, con baratijas para Zimbawe
Glen Ford Black Agenda 01 de Julio de 2009
Traducido por Mariola y Jesús María García Pedrajas
Bajo cualquier punto de vista de diplomacia internacional, la visita “de
estado” a la Casa Blanca del Primer Ministro de Zimbawe Tsvangirai fue
estrambótica. El Presidente Obama alabó una mitad del gobierno de “unidad” de
Zimbawe, mientras que denunció a la otra mitad, el Presidente Robert Mugabe.
Obama ha continuado las sanciones de George Bush en contra de Zimbawe, le regaló
a Tsvangirai 75 millones de dólares para fines públicos – haciendo que
Tsvangirai pareciera “un agente insignificante de los estadounidenses.”
Los hábitos del imperialismo están tan arraigados en el comportamiento de los
gobiernos de EEUU que se manifiestan de forma automática, instintiva. El
medioafricano presidente de EEEUU, Barack Obama, sin dudo pensó que le estaba
haciendo a Zimbawe un favor especial recibiendo al Primer Ministro Morgan
Tsvangirai en la Cada Blanca a la vez que criticaba a su socio en el poder,
Robert Mugabe. Cualquier diplomático del mundo sabe que semejante comportamiento
constituye una seria interferencia en los asuntos internos de otra nación
soberana. Pero EEUU nunca se ha sentido obligado por las normas de la diplomacia
internacional, especialmente cuando trata con naciones del mundo negro. La
política de EEUU en África, desde los tiempos del Presidente Eisenhower, ha sido
crear caos allí donde EEUU no puede ejercer control. Esta es tanto la política
del Presidente Obama como lo fue de sus predecesores. En el caso de Zimbawe, la
política de Obama es idéntica a la de George Bush. Inmediatamente después de
asumir el poder, Obama extendió la orden ejecutiva de Bush de sanciones contra
Zimbawe. Éstas son sanciones peculiares, en el sentido de que hablan
concretamente de Mugabe y otros miembros específicos de su gobierno y círculos
políticos. Esto, por supuesto, no es diplomacia se mire como se mire. Más bien
es la política del cambio de régimen, a través de la cual EEUU busca moldear los
gobiernos extranjeros a su propio gusto. Obama ha llevado esta mutilación
imperial de la diplomacia un paso más allá, dándole un auditorio y un regalo de
75 millones de dólares a una mitad del Gobierno de Unidad de Zimbawe, mientras
que denuncia y prácticamente pone fuera de la ley a la otra mitad, Robert
Mugabe.
“Actuando como un conducto para el dinero de EEUU, Tsvangirai se convierte
en un simple agente de los estadounidenses.”
Para los EEUU, la doctrina de la no interferencia en los asuntos internos de
otras naciones no existe. No es que esta sea una noticia para nadie sobre el
planeta. La arrogancia es a EEUU lo que el mal olor es a la mofeta. Pero este
comportamiento tiene consecuencias que pueden redundar en detrimento del
zimbawense favorito de EEUU, Morgan Tsvangirai. Actuando como un conducto para
el dinero de EEUU, Tsvangirai se convierte en un simple agente de los
estadounidenses. Regodeándose con el brillo de la Oficina Oval, se alinea a sí
mismo con los poderes extranjeros que amenazan con seguir torturando a Zimbawe
hasta que en el país surja un gobierno del gusto de los estadounidenses.
Los africanos que no tienen ningún sentido del auto-respeto puede que decidan
que Morgan Tsvangirai es su hombre, puesto que trae el dinero americano, aunque
con continuas condiciones. Pero aquellos africanos, en Zimbawe y en otras
partes, que luchan por alcanzar la independencia y autodeterminación verán a
Tsvangirai y los de su clase como bufones del imperialismo – oponentes de la
dignidad africana y el concepto mismo de nación.
El Presidente Obama es un imperialista militante. Solo el más arrogante gran
señor anunciaría, como hizo Obama tras la visita de Tsvangirai, que, en su
opinión, “el Presidente Mugabe no ha actuado….en el mejor interés del pueblo de
zimbawense.” ¿Quién es él para decir esto? No es el lugar de un presidente
estadounidense hacer tales juicios públicos sobre los gobiernos de otros. Tras
eso Obama despidió a Tsvangirai con una propina de 75 millones de dólares, como
a un buen chico. Quizás deberíamos llamar al presidente “Bwana Obama.” Se toma
la Carga del Hombre Blanco (1) muy en serio.
Notas
(1) Alude al poema de Rudyard Kipling, publicado en 1899, The White’s Man
Burden, que exhorta al hombre blanco a colonizar otras naciones en su propio
beneficio (las gentes y las mercancías así empleadas serían referenciadas por el
sustantivo carga del título del poema), advirtiendo a la vez de los costes
implicados en el proceso. Desde entonces, la expresión se usa para justificar el
imperialismo como una empresa noble.
Jesus Maria y Mariola Garcia Pedrajas son colaboradores de Rebelión.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su
integridad y mencionar al autor, a los traductores y la fuente.
Enlace artículo original:
http://www.blackagendareport.com/?q=content/bwana-obama-trinkets-zimbabwe
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