Bush Admite Haber Aprobado Torturas
Jueves, 17 de abril de 2008
por Dennis Loo
Cuando estás tratando de aclimatar a la gente a una nueva normalidad – que en
este caso se trata de tortura rutinaria, con las leyes internacionales y el
derecho en general, sujetos a subordinación y omisión conforme dicta la
“necesidad militar” – empiezas por negar que se llegue siquiera a pensar en
hacer cosas tan ilegales y terribles como la tortura. Por mucho tiempo, Bush
alegaba que había aprobado un “conjunto de procedimientos alternativo” que no
sería !que Dios nos perdone! tortura, pero que no podía revelar los detalles
exactos porque ayudarían y confortarían al enemigo. Aseguró a los ciudadanos
norteamericanos que todas las leyes y procedimientos relevantes habían sido
salvaguardados. ¿Recuerdan sus famosas líneas? “Nosotros no torturamos”.
A medida que el tiempo pasa, uno cuidadosa y progresivamente encuentra
razones para justificar esas medidas extremas. Eventualmente, uno pasa de la
negación de que se estén haciendo esas cosas a admitir que sí se las hace, pero
como el personaje de Schwarzenegger en la película “True Lies” (Mentiras
Arriesgadas) admite a su esposa que sí ha matado a algunas personas “pero eran
todos malos”. Es así que suceden las cosas.
El momento que vivimos ahora es crítico porque el conejo salió de la galera,
y se ha admitido abiertamente la tortura, inclusive a plena vista de los medios
masivos de comunicación. La cuestión que se nos presenta es si lo vamos a
permitir o vamos a enfrentar a estos criminales de guerra y sacarlos del
gobierno. Habrá aquellos que digan: ¡Ah, pero Zubaydah era un hombre malo y uno
tiene que hacer esas cosas para sacarle información”. La gente que acepta esa
lógica, nos muestra tres cosas.
Como fue descrito en un artículo escrito por Jason Leopold el 19/12/07
titulado Chertoff
Concealed Role in Tape’s Destruction ” (El Papel Oculto de Chertoff en la
Destrucción de los Videos).
Primero, ellos demuestran su total credulidad frente a los engaños de los
mentirosos ya conocidos.
Segundo, demuestran su inhabilidad de juzgar la dirección general de los
eventos. Hoy nuestro gobierno está torturando árabes y convertidos al Islam
(como el ciudadano norteamericano José Padilla). Mañana, nuestro gobierno estará
torturando a más norteamericanos y a cualquiera que se le pueda colocar el sello
de terrorista.
Tercero, demuestran su chauvinismo nacional de mentalidad cerrada,
concluyendo que está bien torturar a otros, siempre y cuando eso los se
haga supuestamente en nombre de la Seguridad (ver artículo en inglés).
¿Qué tipo de personas somos? ¿Cómo nos juzgará la historia?
La Historia no será piadosa con aquellos que decían que no actuaban porque
estaban dependiendo de que los Demócratas “hicieran” algo o que esperaron
durante meses y meses, en la esperanza que el nuevo presidente detuviese estas
prácticas en el 2009.
La Historia preguntará: ¿Por qué silenciaste? Tú lo sabías. Tú tenías la
responsabilidad moral de actuar y no lo hiciste. No te puedes esconder bajo las
inacciones de los que esperaban que se hiciese lo correcto. Tú eres responsable,
no los Demócratas cómplices ni los medios de comunicación conniventes. Solo
tú.
La historia del noticiero ABC abajo afirma incorrectamente que Abu Zybaydah
reveló importantes informaciones después que lo torturaron con el llamado
submarino. La verdad es otra. Como dice el reportero del New York Times, Ron
Suskind, Zubaydah era un operativo de bajo nivel que no tenía nada
para revelar de real valor.
En su libro “The One Percent Doctrine” (La Doctrina del Uno por Ciento), Ron
Suskind afirma que Zubaydah nunca fue el “detenido de gran valor” conforme
alegaba la CIA. Muy al contrario, Zubaydah tenía un papel menor en la
organización de al-Qaeda, organizando viajes para los miembros y sus familiares,
según Suskind.
Los captores de Abu Zubaydah pronto descubrieron que su prisionero era
enfermo mental y no sabía nada de operaciones terroristas o complots inminentes.
Esa realización fue “repasada a la alta cúpula de la CIA y, obviamente,
comunicada al Presidente y Vicepresidente”, escribe Suskind.
Pero Bush retrató a Zubaydah como “uno de los operativos de alto rango que
tramó y planificó muertes y la destrucción de los EEUU”.
“Y consecuentemente, la CIA usó un conjunto de procedimientos alternativos”
para asegurarse de que Zubaydah hablara”, declaró Bush en la primavera del 2002,
después de su captura.
Suskind escribe que Zubaydah se transformó en uno de los primeros prisioneros
después del 9/11 a sufrir algunos de los métodos de tortura más severos por
parte de los oficiales de la inteligencia norteamericana.
Dice Suskind que, a pesar del hecho de que a Bush se le informara sobre la
posición inferior de Zubaydah dentro de la organización de al-Qaeda, el
presidente no quería quedar desmoralizado ya que antes había hablado
públicamente de su importancia.
“Bush tenía una especie de fijación de cómo hacer para que Zubaydah nos
dijera la verdad”, dice Suskind. Bush le preguntó a un miembro de la CIA: “¿Esos
métodos severos funcionan realmente?”
Zubaydah fue amarrado a una tabla y, temiendo una muerte inminente, habló de
una serie de complots contra un sinnúmero de blancos norteamericanos, como
shopping centers, el puente de Brooklyn y la Estatua de la Libertad. Sin
embargo, escribe Suskind, la información que Zubaydah dio bajo coacción no era
creíble.
Sin embargo, eso no impidió que “miles de hombres y mujeres uniformizados
corrieran en pánico hacia cada….objetivo”. Y así, escribe Suskind “los EEUU
torturarían a un hombre mentalmente perturbado para después tener un sobresalto,
y gritar, después de cada palabra pronunciada por él”.
Dennis Loo es un sociólogo ganador de diversos premios, coeditor del libro
“Impeach the President: the Case Against Bush and Cheney” (Impugnar al
Presidente: El Caso Contra Bush y Cheney), Profesor Asociado de Sociología del
Cal Poly Pomona, miembro del comité de políticas de El Mundo no Puede Esperar, y
creador de la consigna “Declárese Ahora”.
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