Quinceañeros
David Brooks
La Jornada
2 de noviembre de 2015
Barack Obama prometió –como candidato y después como presidente– poner fin a las
guerras y que las tropas estadounidenses regresarían a casa; hoy es un
comandante en jefe más que en nombre de la paz, los derechos humanos, etcétera,
está obligado a continuar las guerras. En el caso de Siria, es la primera vez
que Estados Unidos despliega tropas para quedarse en ese territorio. En la
imagen, el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, al anunciar el envío de
soldados el pasado viernes Foto Reuters
|
Un joven de 15 años en este país ha vivido toda su vida
con la guerra, ha sido educado por los líderes del país
en que la guerra es la respuesta, que la sangre de ajenos, incluso de otros
jóvenes de su edad en otros países desconocidos, tiene que ser derramada con
fines de lo que le aseguran que es la seguridad nacional, para defender algo
llamado libertad, derechos humanos, democracia y hasta en nombre de la paz.
El premio Nóbel de la Paz Barack Obama anunció el viernes pasado que enviará unos
50 elementos de fuerzas especiales a Siria, pero aseguró que son sólo asesores y que
no participarán en combates. A la vez, se reportó que más aviones de ataque se
están enviando a Turquía para lo que se espera sea una intensificación de los
bombardeos en Siria. Al mismo tiempo, se está elevando la cooperación con el
gobierno de Irak –donde Obama ha enviado unos 3 mil 500 efectivos– para atacar
a Isis (también conocido como Estado Islámico) en ese país. En una noticia
menos conocida, su gobierno también envió hace unos días los primeros de unos
300 efectivos a Camerún para ayudar en la lucha contra Boko Haram en la
frontera con Nigeria. Anteriormente avisó que tropas estadounidenses (un mínimo
de 5 mil 500 militares) tendrían que permanecer más tiempo en Afganistán más
allá de 2016.
El hombre que prometió –como candidato y después como presidente– que pondría fin
a las guerras estadounidenses y que las tropas regresarían a casa, hoy es sólo
un comandante en jefe más que en nombre de la paz, los derechos humanos, etcétera,
etcétera, está obligado a continuar las guerras.
En el caso de Siria, es la primera vez que se despliegan tropas estadounidenses para
quedarse en ese territorio. Esta es la intensificación de una
estrategia que el presidente anunció hace más de un año, afirmó su secretario
de prensa, con la esperanza de que nadie recordara que Obama había proclamado
en 2013: no pondré botas estadounidenses sobre el terreno en Siria. Igual, el año pasado
Obama declaró que no volverían tropas de Estados Unidos al combate en Irak,
pero recientemente su gobierno tuvo que admitir que ha ocurrido lo contrario,
con un militar estadounidense muerto en combate en ese país la semana pasada.
La justificación es la lucha contra el Isis en Irak y Siria. Los bombardeos y las
fuerzas financiadas por la CIA no han logrado frenar una crisis creciente en la
que Estados Unidos primero trataba de promover el derrocamiento del presidente
sirio –lo cual abrió un espacio de maniobra para el Isis en Siria– y ahora
parece haber decidido que el Isis es el enemigo prioritario. A la vez, Rusia e
Irán, hasta recientemente enemigo de Washington, ahora son como aliados
incómodos en este frente. Algo así; ya nadie sabe bien contra quién estamos luchando.
A la vez, hay preocupación de que los estadounidenses en Siria pudieran encontrarse
en fuego cruzado con los rusos, sobre todo por la intensificación de los bombardeos ordenados por Moscú.
Para confundir a todos un poco más, el vocero del mandatario afirmó que el
presidente ha sido bastante claro en que no hay una solución miliar a los
problemas que afectan a Irak y Siria. Hay una solución diplomática. What?
El uso de fuerzas especiales, junto con las misiones permanentes de los drones, se
ha vuelto parte de lo que podría llamarse la doctrina de guerra Obama.
De hecho, las fuerzas de operaciones especiales sólo del ejército, los boinas
verdes, se han empleado en misiones de varios tipos en 135 de los 195 países
del mundo en el transcurso de la última década, informa el sitio de Internet
del comando de fuerzas especiales del ejército de Estados Unidos. Pero eso no
incluye las fuerzas especiales de otras ramas militares. El vocero del comando
de operaciones especiales afirma que éstas fueron desplegadas en 147 países
sólo en 2015, un récord por mucho, reporta Nick Turse en TomDispatch. Señala
que en un día dado del año, las tropas más elitistas de Estados Unidos pueden
estar presentes en 70 a 90 países. En total, estas fuerzas ya numeran casi 70
mil (eran 33 mil en 2001).
Turse escribe que estas fuerzas llevan a cabo operaciones completamente desconocidas a los
estadounidenses que pagan los impuestos para financiarlas, operaciones
conducidas lejos del escrutinio de los medios y cualquier tipo de supervisión
externa significativa. Cada día, en alrededor de 80 o más países que el comando
de operaciones especiales no identificará, realizan misiones acerca de las
cuales el comando rehúsa hablar. Existen en un mundo secreto de siglas obtusas
y esfuerzos en tinieblas, de misiones misteriosas mantenidas en secreto del
público estadounidense, ni hablar de la mayoría de los ciudadanos de las 135
naciones donde han sido desplegadas este año.
Como si no fuera suficiente, ahora somos testigos de un juego peligroso en el que
buques de guerra estadounidenses retan a las fuerzas militares chinas en
territorio disputado –una cadena de islas artificiales– en el mar del sur de
ese país. China advirtió a Washington de pensarlo dos veces antes de realizar acciones
irresponsables. Todo bajo la justificación de defender la libertad de navegación.
Estados Unidos ya está iniciando el decimoquinto año desde que inició estas guerras,
las más largas de su larga historia guerrera.
Nadie puede contar el número de víctimas, pero son suficientes para que los jóvenes
de 15 años de edad expliquen a todos los comandantes en jefe, y a sus grandes
equipos de estrategas y todos los políticos que les encanta enviar a los hijos
de otros a matar y morir, que, en su experiencia (y la realidad empírica),
hasta donde van en esta vida, parece ser que estas guerras siembran más
inseguridad y generan más violencia, anulan la libertad, son una magna
violación de todos los derechos humanos, aplastan cualquier principio
democrático y, obvio, matan la paz.
Tal vez ya ocurrió lo peor y la guerra ya se volvió parte de la normalidad
cotidiana en este país. Ojalá los quinceañeros rechacen esta versión de su futuro.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|