American curios
Faro fundido
David Brooks
18 de abril de 2022
La operación militar rusa en Ucrania ha
vuelto a colocar a Estados Unidos como líder moral de lo que llama el mundo
libre; sin embargo, Washington sigue buscando someter a juicio a quienes han
revelado crímenes de guerra, como es el caso de Julian Assange (en la imagen,
en un edificio de la capital británica), quien hace unos días cumplió tres años
de detención en el penal de Belmarsh, cerca de Londres, a la espera de ser
extraditado al país que se dice faro de la democracia. Foto Ap
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La invasión rusa de Ucrania ha resultado en una guerra en donde Estados Unidos puede posar, otras vez, como el líder moral
de lo que llama el mundo libre, y todos los días ofrece un mensaje oficial
en el cual deplora los crímenes de guerra, las violaciones al derecho
internacional, las agresiones de autócratas contra demócratas,
el poder corrupto de los oligarcas y las intervenciones y grandes
defensas de los principios de la soberanía y la autodeterminación.
Este país, en su política oficial, siempre ha necesitado ser percibido dentro y
fuera de sus fronteras, como el bueno, el país escogido por
fuerzas divinas para defender los principios más puros de la humanidad, la
nación excepcional, el faro para todos, y ahora toda esta
retórica renace en torno al desastre en Ucrania.
Pero después de múltiples invasiones e intervenciones (tal vez más que cualquier
otro país en tiempos modernos) y apenas concluyendo las guerras más largas de
su historia, lo que más sigue sorprendiendo es que este rollo sigue funcionando
en los noticieros nacionales, en los debates en el Congreso, en las opiniones
de los think tanks,
en las aulas de las escuelas y universidades del país. Por supuesto, hay nobles
y feroces excepciones de quienes luchan para remediar lo que, tal vez, es la
peor enfermedad de esta sociedad: la amnesia histórica.
Un gobierno que sigue buscando enjuiciar a delatores de crímenes de guerra como el
caso de Julian Assange, que encarceló a Chelsea Manning y a otros por revelar
crímenes de guerra, que obligó el exilio de Edward Snowden por revelar el
espionaje masivo ilegal de todos dentro y fuera de Estados Unidos, un país que mantiene
abierto el campo de concentración de Guantánamo, donde a prisioneros torturados
les son negados todos los derechos, ni hablar de los millones de víctimas
civiles de sus guerras –entre muertos, heridos y desplazados– en Irak,
Afganistán, Siria y más (https://watson.brown.edu/costsofwar/), aún se atreve a
proclamarse líder moral del mundo.
Durante las últimas semanas, el gobierno estadunidense ha denunciado los crímenes
de guerra y sugerido que Rusia debe ser llevado al banquillo de los
acusados ante la Corte Penal Internacional (CPI), pero como se ha reportado,
Washington no ha ratificado a esa instancia e incluso ha amenazado directamente
a sus fiscales y jueces cuando éstos pretendieron indagar delitos
estadounidenses. Aparentemente, Washington ahora cree que la CPI es
suficientemente confiable para enjuiciar a rusos, pero no para llevar a
funcionarios estadunidenses o israelíes ante la justicia, escribe la profesora
de leyes y ex presidenta del Gremio Nacional de Abogados (NLG) Marjorie Cohn,
en Truthout.
En torno al supuesto respeto a las reglas internacionales y a la
autodeterminación de los pueblos, pues casi nadie consciente en América Latina
puede escuchar eso sin una risa agria y triste. Como recién escribió Katrina
vanden Heuvel, directora de The Nation, en su columna en el
Washington Post: “La hipocresía es común en las
relaciones internacionales. Los rusos y los chinos, por ejemplo, invocan
constantemente el derecho internacional, incluso cuando lo pisotean o cuando lo
consideran necesario. Estados Unidos defiende un ‘orden basado en reglas’, en
el que hacemos las reglas y nos mantenemos exentos de ellas cuando queremos. El
‘principio’ de respetar a las naciones y su derecho a elegir su propio camino
es bueno. Los países de nuestro propio hemisferio desearían que lo
practicáramos además de predicarlo”.
En La resolución aprobada de manera unánime en el Senado el mes pasado a favor de
promover una investigación internacional de crímenes de guerra de Rusia, los
legisladores proclaman –como en casi todas las declaraciones oficiales– que
“Estados Unidos de América es un faro por los valores de la libertad, la
democracia y los derechos humanos en todo el planeta…”
Pero por ahora, ese faro está fundido (aparentemente nadie le ha informado al
farero), y demasiados que fueron guiados por esa supuesta luz han naufragado
por todo el mundo.
Grateful Dead. Ship of Fools. https://www.youtube.com/watch?v=6iZ49s7eH5g
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2022/04/18/opinion/023o1mun
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