Campaña de bombardeos en Somalia: “No están matando a Al Shabab, están matando a civiles”
The Guardian ha investigado varios informes de bombardeos liderados por Estados Unidos contra Al Shabab, que han
alcanzado niveles sin precedentes
“Todos aquellos que están utilizando la vía militar afirman que tienen normas que protegen a los civiles, pero no
están trasladando sus principios a la práctica", denuncia el representante
especial de la ONU en Somalia
Jason Burke
eldiario.es/The Guardian
26 de enero de 2018
Imagen de archivo de un ataque aéreo en Somalia. EFE
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Decenas de civiles han muerto y han resultado heridos en
Somalia como resultado de los bombardeos liderados por Estados Unidos
contra grupos yihadistas. Estos ataques han alcanzado niveles sin
precedentes, según ha revelado una investigación de The
Guardian, lo que suscita el temor de que las
acciones de Washington puedan reforzar el apoyo a los extremistas.
El aumento de los ataques es parte de la estrategia más amplia de política exterior de la Administración de Trump
en África y Oriente Medio. Ha habido 34 bombardeos estadounidenses
en Somalia en los últimos seis meses, al menos el doble del total de ataques
durante 2016.
Evolución de los ataques aéreos de Estados Unidos sobre Somalia
Fuente: The Bureau of Investigative Journalism
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Los aliados regionales activos en la campaña contra
extremistas islamistas en el país africano también han llevado a cabo muchas
misiones. Estas parecen ser las más letales para la población civil.
Prácticamente todos los ataques tienen como objetivo a Al
Shabab, la organización extremista vinculada a Al Qaeda que lucha por
establecer un Estado islámico en Somalia desde hace más de una década.
The Guardian ha recopilado e investigado muchos informes de
bombardeos lanzados en los últimos 12 años, comprobando las informaciones en
medios locales, con autoridades locales y occidentales, personal médico,
testigos y familiares de las víctimas.
En cinco ataques desde julio, más de 50 civiles murieron
o resultaron heridos. En al menos dos de ellos han participado aeronaves
estadounidenses. Es probable que otros ataques de los que no se ha informado
hayan causado más bajas.
Cinco civiles murieron y dos fueron heridos en un
bombardeo en un pueblo el 6 de diciembre, según relataron testigos y personal
hospitalario. En otro incidente, en octubre, residentes y personal médico
informaron de hasta ocho civiles heridos en un bombardeo lanzado durante duros enfrentamientos en la provincia de Lowe Shabelle. El mes
anterior, cuatro pastores resultaron heridos como resultado del bombardeo de un
abrevadero cercano a la frontera con Kenia.
En agosto, siete miembros de una familia, incluido un
niño pequeño, murieron y otros ocho fueron heridos en un bombardeo en una
población cerca de la ciudad portuaria de Kismayo, al sur del país, según
informaron familiares y testigos.
Los bombardeos también han matado muchas cabezas de
ganado y provocado grandes daños en infraestructuras agrícolas.
Kenia, más mortífera que Estados Unidos
Aunque la intensidad de los últimos ataques no tiene
precedentes, el uso de la fuerza aérea en Somalia ha ido aumentando
continuamente desde que Donald Trump se convirtió en presidente de EEUU.
Un reciente análisis de la ONU identifica 74 ataques
entre enero de 2016 y octubre de 2017 que han causado 57 bajas civiles. Solo 14
de estos bombardeos estuvieron “apoyados por EEUU” y el informe culpa a las fuerzas
keniatas en Somalia de 42 de las muertes.
Kenia aporta a Amisom –la misión militar y policial de la Unión Africana en Somalia compuesta
por una fuerza de 22.000 personas– tropas y tres helicópteros de ataque. Se
cree que las fuerzas keniatas han llevado a cabo sus propios ataques en las
zonas fronterizas, aunque Nairobi lo niega.
La mayoría de los bombardeos golpea el territorio de
los yihadistas y es difícil confirmar la información de víctimas
civiles, incluso cuando viene de familiares de los heridos o fallecidos.
Puede que algunos de los muertos o heridos sean
combatientes de milicias tribales armadas que técnicamente son civiles,
aunque a veces colaboren con los extremistas.
Al Shabab también suele exagerar el número de bajas
civiles y a menudo las comunidades se ven tentadas a apoyar tales reclamaciones
ante la perspectiva de una indemnización.
El repentino aumento de Estados Unidos en el uso de la
fuerza aérea en Somalia se produce tras la flexibilización de las directrices
para intentar prevenir bajas civiles y la decisión de la Administración de
Trump de dar a los mandos militares sobre el terreno más autoridad a
la hora de ordenar ataques.
Una gran atentado que mató a 500 personas en Mogadiscio en octubre de
2017 –el último en una serie de ataques contra la capital
somalí– ha dado un impulso extra a los nuevos esfuerzos estadounidenses. Destacadas
figuras humanitarias han expresado una creciente preocupación sobre el
potencial coste humanitario de esta ofensiva.
“Todos aquellos que están utilizando la vía militar de
una forma u otra [en Somalia] afirman que tienen normas que protegen a los civiles",
dice Michael Keating, representante especial de la ONU en Somalia, "pero
no están trasladando sus principios a la práctica. Todos los protagonistas
podrían hacer más para proteger a los civiles”.
Atentado contra un hotel de Mogadiscio en octubre de 2017. EFE |
El ataque a una tetería
En una entrevista telefónica, Ibrahum Mohamed Abdullahi,
residente en el pueblo de Illimey, a unos 130 kilómetros al suroeste de
Mogadiscio, afirma que un proyectil mató a cinco personas e hirió a otras dos
el pasado 6 de diciembre.
“Los granjeros se habían reunido en una tetería cuando el
drone se situó encima. Algunas de las víctimas estaban cruzando la calle
mientras otras estaban dentro bebiendo el té de la tarde. Cinco personas
murieron en el acto. No están matando a Al Shabab, están matando a civiles”, denuncia.
Trabajadores del hospital en Mogadiscio confirmaron que
dos víctimas –un bebé de 18 meses y un hombre de 23– llegaron al hospital con
heridas de metralla porque una clínica cerca de Illmey no tenía electricidad.
Murieron una niña de cinco años, una joven de 17 y tres hombres. Un portavoz
estadounidense señaló que no hubo bombardeos de EEUU en Somalia el 6 de diciembre.
Los bombardeos en octubre en Lower Shabelle tuvieron
lugar durante duros enfrentamientos entre fuerzas gubernamentales y Al Shabab.
Varios extremistas murieron, pero ocho civiles en el pueblo Awdhegle también
resultaron heridos, informaron los locales.
Muse Xirey, uno de los más mayores de la comunidad,
señala que tres mujeres, un niño y cuatro hombres fueron trasladados al
hospital Daru al Shifa en Mogadiscio cuando su casa fue alcanzada por el
ataque. “Eran pastores y granjeros, no Al Shabab”, recuerda el hombre de 56 años.
Un doctor del hospital confirmó que dos hombres y una
mujer heridos “en un bombardeo entre Awdhegle y Barire” fueron tratados en el
centro. Por su parte, las autoridades estadounidenses informaron de que solo se
llevó a cabo un ataque a 60 kilómetros al suroeste de Mogadiscio.
Un tercer incidente tuvo lugar en el pueblo de Talaka,
cerca de la frontera con Kenia, una vez se retiraron las tropas keniatas.
Combatientes de Al Shabab aparecieron poco después y fueron bombardeados, según
la versión de los testigos. Un abrevadero a cierta distancia también fue
atacado. Murieron 20 camellos y cuatro pastores resultaron heridos. Se ha
culpado del ataque a las fuerzas keniatas, pero estas han negado cualquier responsabilidad.
Entre el 16 y el 17 de agosto, Estados Unidos llevó a
cabo tres “bombardeos de precisión contra los miembros de Al Shabab,
matando a siete combatientes” en la región de Jubbada Dhexe, donde se han
producido fuertes enfrentamientos entre los cuerpos de seguridad y
combatientes, de acuerdo con las autoridades.
Residentes, medios locales y medios vinculados a Al
Shabab informaron de la muerte de siete civiles a causa de explosiones en la
población de Ahmed Yare, a unos 25 kilómetros a las afueras de Jilib, bastión de Al Shabab.
Varios oficiales de seguridad de Somalia hacen guardia en el recinto de las
Naciones Unidas, tras ser atacado por Al Shabab. EFE |
En una entrevista telefónica desde Kismayo, Halima Skeikh
Yare cuenta que su primo Sheikh Mohamed, un “destacado clérigo”, murió junto a
su mujer y otros cinco familiares. La mujer, de 47 años, afirma que su primo
era granjero, profesor de religión e imán, pero no un líder local de Al Shabab
como afirman las autoridades somalíes. “Los miembros de Al Shabab están
armados, pero esta era una familia que estaba en su casa y que no estaba armada”,
asegura.
Hasan Muhumed, un residente de Jilib de 31 años que
visitó el pueblo de Ahmed Yare para comprobar el estado de sus familiares poco
después del bombardeo, explica que los combatientes de Al Shabab habían
visitado la zona para dirigirse a la población local un día antes del ataque,
pero señala que se fueron poco después. “Todos los muertos eran civiles”,
asegura Muhumed.
Un portavoz del Ejército de EEUU señaló que una
investigación interna había concluido que las acusaciones de víctimas civiles
cerca de Jilib en este momento no eran creíbles.
“Una gran bomba alcanzó varias casas”
El último incidente investigado por The Guardian ocurrió
la noche del 18 de julio en el pueblo de Qabri Sharif, al oeste de Kismayo. Los
residentes describen cómo “una gran bomba alcanzó varias casas”, matando a tres
menores y a un hombre. Ocho adultos heridos fueron trasladados al hospital de
Kismayo, afirman.
Muhumed Kuusow, un anciano local, afirma que los menores
estaban jugando en su casa cuando fueron alcanzados por la metralla. “Todos
murieron en el acto. La bomba era inmensa y todo quedó como si hubiese una
profunda cueva en el suelo”, explica.
El doctor Hassan Sheikh Ali, que en ese momento era
director del hospital de Kismayo, afirma que cuatro víctimas, todos pastores,
llegaron al centro. “Nos dijeron que hubo un bombardeo en el pueblo el 18 de
julio que mató a varias personas y a muchos animales”, recuerda.
Abdinur Mohamed, ministro de Información Provincial,
afirma que las autoridades en Kismayo estaban al tanto de las víctimas civiles
en el ataque, que afirma que fue cometido por aviones keniatas. Autoridades
estadounidenses sostienen que no hubo bombardeos aéreos de EEUU en Somalia el
18 de julio.
El reciente informe de la ONU concluye que Al Shabab ha
matado a 1.223 civiles y herido a otros 1.500 entre enero de 2016 y octubre de
2017. Esto representa el 60% de las 2.078 muertes de civiles documentadas en el
mismo periodo.
Zeid Ra'ad al Hussein, alto comisario de Naciones Unidas
para los derechos humanos, afirma que las muertes de civiles causadas por
fuerzas regionales o internacionales, aunque solo representan una pequeña
proporción de las muertes de civiles, son de gran preocupación porque debilitan
la confianza de la población de Somalia en el Gobierno y en la comunidad
internacional, y esto ayuda a los extremistas.
Un problema de Estados Unidos es que se responsabiliza a
menudo a sus fuerzas de ataques aéreos incluso cuando no son ellos los
responsables.
Tricia Bacon, antigua experta en antiterrorismo del
Departamento de Estado y profesora en la American University en Washington,
afirma que los bombardeos tienen un poderoso “efecto disruptivo” en
organizaciones radicales, pero también corren el riesgo de enfurecer a la
población civil a la que “necesitabas poner en contra de los terroristas”.
Un portavoz militar de Kenia remitió a The Guardian a la misión Amisom cuando se le preguntó sobre las
operaciones de Kenia en Somalia. Francisco Madeira, director de Amisom, sostiene que la fuerza
“no es responsable de ningún bombardeo aéreo” en Somalia en 2017
Por su parte, un portavoz militar de EEUU sostiene que
sus fuerzas cumplen “las leyes del conflicto armado” y toman “todas las
precauciones posibles para minimizar las víctimas civiles y otros daños
colaterales”.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti
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