UNA PREGUNTA, UN RETO PARA PAUL KRUGMAN,
Y TODOS AQUELLOS QUE SE PREOCUPAN
POR EL FUTURO DE LA HUMANIDAD
Bob Avakian
14 de septiembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
Paul Krugman, economista ganador de un premio Nobel que publica regularmente comentarios en
el New York Times, escribió hace poco (en una columna del
11 de septiembre de 2017, “Conspiraciones, corrupción y clima”) que, con Donald
Trump en la Casa Blanca, “el gobierno de Estados Unidos está en manos de
conservadores ignorantes que se oponen a la ciencia”. Y he aquí la declaración
muy seria con la que concluye esta columna:
El resultado final es que ahora nos gobierna gente que se ha alejado por completo no solo de
la comunidad científica, sino de la idea científica: la noción de que una
evaluación objetiva de la evidencia es la forma de conocer el mundo. Esta
ignorancia deliberada es profundamente aterradora. De hecho, podría terminar por destruir la
civilización. [énfasis añadido]
Esto pone en relieve la pregunta: si, de hecho, la gente en el poder puede terminar
por destruir la civilización (y esto podría ocurrir no sólo por medio de lo que
hace en relación con el clima, sino por medio de desatar de manera gratuita una
guerra nuclear), ¿no requiere esto que todos aquellos que están preocupados por
los intereses fundamentales de la humanidad, por su propio destino y futuro,
actúen de unas maneras que de veras están a la altura de esta profunda amenaza
existencial?
De hecho, hay gente que así lo está haciendo. La gente que ha reconocido la grave
amenaza que plantean aquellos que ahora nos gobiernan, y la urgencia de la
situación, y que por lo tanto está decidida a actuar ahora no sólo para
oponerse sino para sacar del poder a este régimen de pesadillas. La gente que
se ha negado a simplemente esperar que de alguna manera el “funcionamiento
normal” de un proceso que ha conducido a estas personas a su posición dominante
impida que actúen de acuerdo con su “ignorancia deliberada”, y cosas peores. La
gente que se une sobre la base de un Llamamiento de la organización Rechazar el
Fascismo con su posición franca:
“¡Esta pesadilla tiene que terminar: El régimen de Trump y Pence tiene que
marcharse!
¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista!”
Esta gente trabaja incansablemente para crear la base política y organizativa para
una movilización masiva y sostenida en todo Estados Unidos, a partir del 4 de
noviembre de este año, cuya posición unificadora es la insistencia de que hay
que sacar del poder a este régimen en su conjunto, ya. Como explica el folleto
especial de Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org) (en inglés): “Los crímenes del régimen de Trump y Pence y
cómo ser parte de sacarlos poder”:
Rechazar el Fascismo es un movimiento de personas de varias perspectivas, unidas en nuestro
reconocimiento de que Régimen de Trump y Pence representa un peligro
catastrófico para la humanidad y el planeta y que es nuestra responsabilidad
sacarlos del poder. Esto significa trabajar y organizarnos con toda nuestra creatividad y determinación hacia el 4 de
noviembre, cuando muchos miles de personas llenen las calles de ciudades y
pueblos, comenzando una lucha que debe continuar día tras día y noche tras
noche, llegando a incorporar a millones de personas, exigiendo: ¡Esta pesadilla tiene que terminar: El
régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
Extendemos una invitación de bienvenida a los individuos y las organizaciones desde muchos
puntos de vista diferentes que comparten nuestra determinación de negarse a
aceptar a un Estados Unidos fascista para sumarse y/o asociarse con nosotros en
esta gran causa.
Por lo tanto, eso es el punto crucial de orientación y el reto: las personas que
sostienen muchos puntos de vista divergentes deben juntarse y actuar
políticamente, en lo que es realmente una manera significativa y poderosa, para
hacer frente al desastre inminente —de hecho el desastre en marcha— encarnado
en este régimen de Trump y Pence, debido a su obstinada oposición al método
científico y su absoluto desprecio por la verdad y su repetido aporreamiento de
la verdad, debido a su abierta supremacía blanca y misoginia, sus ataques
xenófobos e intolerantes contra los inmigrantes, musulmanes y personas LGBT, su
descarado patrioterismo tipo “Estados Unidos Ante Todo” y el grave peligro que
representa para la existencia humana mediante su enfoque depredador contra el
medio ambiente y el blandimiento belicoso del poderío militar, incluida su
voluntad expresada y amenazas descaradas de usar armas nucleares.
En “Conspiraciones, corrupción y clima”, Paul Krugman se refiere a los que ahora
están en el poder como “conservadores ignorantes que se oponen a la ciencia”;
Rechazar Fascismo está de acuerdo en que son “ignorantes” y “se oponen a la
ciencia”, pero va más allá al identificarlos no sólo como “conservadores”, sino
como fascistas reales. Krugman es un defensor del capitalismo, mientras que yo
soy un defensor del comunismo, un nuevo comunismo, que está convencido de que
lo que en última instancia y fundamentalmente se requiere para hacer frente a
los horrores actuales que enfrentan las masas de la humanidad y la inminente
amenaza a la existencia misma de humanidad, es una revolución verdaderamente
radical y emancipadora. Pero eso no es la inmediata cuestión y reto que tenemos
ante nosotros en este momento actual. Más bien, es hacer frente al grave
peligro que representan los que ahora están en el poder, por medio de una
acción política no violenta pero masiva y sostenida — la movilización, primero
de miles, que crezcan a millones de personas, decididas a quedarse en las
calles hasta que este régimen sea sacado del poder. ¿No es cierto que el
reconocimiento mutuo de que este régimen “podría terminar por destruir la
civilización” nos exija —de todos los que, desde todos esos muchos puntos de
vista divergentes, podemos reconocer que esto es lo que está en juego para la
humanidad— actuemos juntos y hagamos todo a nuestro alcance, para gestar la
manifestación política masiva que se necesita urgentemente para expulsar a este régimen?
Con este espíritu y con este entendimiento, es crucial que todos —aquellos, como
Paul Krugman, con una plataforma prominente desde la cual influir en la opinión
pública, así como aquellos que no tienen esa plataforma— que reconocen y se
angustian por lo que está en juego para la humanidad, actúen desde su propia
perspectiva, para dar un apoyo significativo y, de hecho, participar
activamente en el trabajo preparatorio crítico hacia el 4 de noviembre: apoyar
públicamente y promover el Llamamiento de Rechazar el Fascismo, ayudar a
abrir brechas en lo que es efectivamente una supresión de esto por parte de los
medios de comunicación, hacer donaciones y recaudar fondos, remitir a la gente
al sitio web de Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org), y de innumerables
otras maneras contribuir a desarrollar la necesaria base política y
organizativa para lo que Rechazar el Fascismo llama con mucha razón “esta gran
causa”. Pues es la masiva y sostenida movilización política convocada por
Rechazar el Fascismo la que realmente representa la perspectiva de forjar un
camino positivo en medio de esta situación extremadamente peligrosa y
potencialmente desastrosa, y más allá.
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