No hay refugio
Los drones de la justicia infinita y la bacteria
de la libertad duradera
William Blum CounterPunch 7 de julio de 2012
Traducido del inglés para Rebelión por Germán
Leyens
"El verdadero hipócrita es aquel que deja de percibir su engaño, aquel que
miente con sinceridad " – André Gide
El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, dijo recientemente que tuvo una
discusión con el general John Allen, máximo comandante estadounidense en
Afganistán, sobre el tema de los ataques de drones [aviones sin tripulación] de
EE.UU. en ese país, después de otro mortífero ataque aéreo que mató a numerosos
civiles. Karzai hizo a Allen una pregunta eminentemente razonable: “¿Hacen cosas
semejantes en EE.UU.?” El presidente afgano agregó: “Hay acciones policiales
todos los días en EE.UU. en diversas localidades. No llaman un avión para
bombardear el lugar[1].”
La pregunta de Karzai a Allen era retórica, por supuesto, ¿porque quién
podría imaginar que funcionarios estadounidenses bombardearían una casa en una
ciudad de EE.UU. por sospechas de que en ella se encontrarían ciertos individuos
malos? Buena, la respuesta a esa pregunta es que puede ser imaginado porque ya
lo han hecho.
Sucedió en Filadelfia, Pensilvana. El 13 de mayo de 1985, una bomba lanzada
por un helicóptero policial quemó toda una manzana; fueron destruidas unas 60
casas, 11 muertos, incluidos varios niños pequeños. La policía, la oficina del
alcalde, y el FBI estuvieron todos involucrado en este intento de expulsar a una
organización llamada MOVE de la casa en la que vivían.
Por supuesto todas las víctimas eran negras. De modo que rescribamos nuestra
pregunta. ¿Quién podría imaginar que funcionarios estadounidenses bombardearían
una casa en Beverly Hills o en el acomodado Upper East Side de Manhattan?
Manténgase sintonizado.
¿Y qué otra cosa podemos imaginar sobre una sociedad que ha sido súper
militarizada, que está en guerra con gran parte del mundo, y que está convencida
de que está del lado de los ángeles y de la historia? Bueno, el sistema de
tránsito de Boston, MBTA, anunció recientemente que en conjunción con Seguridad
Interior planifica liberar bacterias muertas en tres estaciones fuera del
horario de tráfico durante este verano a fin de probar sensores que detectan
agentes biológicos, que terroristas podrían liberar en los sistemas del metro.
La bacteria, bacillus subtilis, no es infecciosa ni siquiera en su forma viva,
según el gobierno[2].
No obstante, esto también tiene un precedente. Durante cinco días en junio de
1966, el ejército de EE.UU. realizó una prueba llamada “Un estudio de la
vulnerabilidad de pasajeros del metro en la Ciudad de Nueva York ante un ataque
furtivo con agentes biológicos”. Billones de la variante Níger de bacillus
subtilis fueron dispersados en el sistema de metro durante horas de tráfico
intenso, produciendo nubes de aerosoles. El informe sobre el test señaló que
“Cuando la nube envolvió a la gente, ésta se sacudió la ropa, miró hacia la
rejilla [a nivel de calle] y siguió caminando”, [3] El viento de
trenes al pasar propagó las bacterias a lo largo de los rieles; una vez que
pasaron dos trenes, las bacterias se habían propagado de la Calle 15 a la calle
58.[4] No se sabe cuánta gente se enfermó posteriormente por haber
sido ignorantes conejillos de indias porque el ejército de EE.UU., que se sepa,
no mostró interés por el tema.
Para el ensayo en Boston, el público no ha sido informado de la fecha exacta;
tampoco se sabe cuánto tiempo las bacterias pueden permanecer en las estaciones,
o cuál podría ser el posible peligro para usuarios cuyo sistema inmune haya sido
debilitado por cualquier motivo.
Debiera señalarse que el experimento en el metro de Nueva York fue solo uno
de numerosos experimentos semejantes. El ejército ha reconocido que entre 1949 y
1969, 239 áreas pobladas de costa a costa, así como territorios estadounidenses
de ultramar, fueron cubiertos con diversos organismos durante ensayos hechos
para medir modelos de diseminación en el aire, efectos del clima,
dosificaciones, colocación óptima de la fuente, y otros factores. Esos
experimentos fueron supuestamente suspendidos después de 1965.[5]
Funcionarios del gobierno han negado permanentemente que los agentes
biológicos utilizados puedan ser dañinos, a pesar de la abundancia de evidencia
de expertos y científica objetiva de que exposición a fuertes concentraciones
incluso de organismos aparentemente inocuos puede causar enfermedad, por lo
menos a los segmentos más vulnerables de la población –ancianos, niños y
sufrientes de una variedad de dolencias. “No existe un microorganismo que no
cause problemas,” testificó ante el Senado en 1977 George Connell, asistente del
director de los Centros para Control y Prevención de Enfermedades. “Si se tiene
la concentración adecuada, en el sitio adecuado, a la hora adecuada, y la
persona adecuada, sucederá algo”.[6]
EE.UU. también ha utilizado armas biológicas en el exterior, repetidamente,
no con fines de ensayo sino con propósitos hostiles.[7] ¿Por lo tanto
qué hará el país con los mayores (dobles) raseros cuando semejantes armas sean
utilizadas en su contra? ¿O cuando drones extranjeros ataquen ciudades
estadounidenses? ¿O cuando equipos de alta tecnología sean saboteados por un
ataque cibernético como el que EE.UU. admite ahora que realizó contra Irán? Hace
un año el Pentágono declaró que “el sabotaje informático proveniente de otro
país puede constituir un acto de guerra… Si detenéis nuestra red de energía, tal
vez lanzaremos un misil por una de vuestras chimeneas”, dijo un funcionario
militar estadounidense.[8]
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Notas:
1. Washington Post, June 12, 2012
2. Beacon Hill Patch (Boston), "MBTA
to Spread Dead Bacteria on Red Line in Bio-Terror Test", May 18, 2012
3. Leonard Cole, Clouds of Secrecy: The Army's Germ Warfare Tests over
Populated Areas (1990), pp.65-9
4. New York Times, September 19, 1975, p.14
5. "Biological Testing Involving Human Subjects by the Department of
Defense", 1977, Hearings before the Subcommittee on Health and Scientific
Research of the Committee on Human Resources, US Senate, March 8 and May
23, 1977; see also William Blum, Rogue State, chapter 15)
6. Senate Hearings, op. cit., p.270
7. Rogue State, op. cit., chapter 14
8. Wall Street Journal, May 30, 2011
William Blum es autor de Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions
Since World War II , Rogue State: a guide to the World’s Only Super Power y
West-Bloc Dissident: a Cold War Political Memoir . Para contactos: BBlum6@aol.com
Fuente: http://www.counterpunch.org/2012/07/04/no-shelter/
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