La inmigración y el karma Yankee
9 de mayo de 2012 William Blum* Global
Research
Traducido del inglés para tribunahispanausa por
Luis
En cuanto a las preguntas que se hacen con referencia a la inmigración en los
Estados Unidos desde el sur de la frontera, son, año tras año, los mismos temas
que se discuten una y otra vez: ¿Cuál es la mejor manera de bloquear el flujo de
inmigrantes en el país? ¿Cómo castigar a quienes son sorprendidos ilegalmente
aquí? ¿Debemos separar a las familias, qué sucede cuando los padres son
deportados pero sus niños nacidos estadounidenses permanecen aquí? ¿Debe la policía y otras instituciones tener el derecho de
pedir pruebas de residencia legal a cualquier persona que se sospecha está aquí
ilegalmente? ¿Debemos castigar a los patrones que emplean a inmigrantes
ilegales? ¿Debemos conceder amnistía a por lo menos algunos de los inmigrantes
que ya están aquí por años? … y así, sin cesar, las mismas preguntas una y otra
vez, por décadas. Y de vez en cuando, alguien opuesto a la inmigración toca el
punto para declarar que los Estados Unidos no tienen ninguna obligación moral de
admitir a estos inmigrantes latinoamericanos.
Pero el contra-argumento a lo último casi nunca se menciona: Sí, los Estados
Unidos tienen una obligación moral porque muchos de esos inmigrantes están
escapando de situaciones que han hecho de sus países lugares sin esperanzas por
las intervenciones y las políticas norteamericanas. En Guatemala y Nicaragua
Washington derrocó a los gobiernos progresivos que estaban sinceramente
comprometidos a luchar contra la pobreza. En El Salvador los EE.UU. desempeñó un
papel importante al suprimir un movimiento que se esforzaba por instalar un
gobierno progresista, y en un grado inferior desempeñaron un papel similar en
Honduras. Y en México, aunque Washington no ha intervenido militarmente dicho
país desde 1919, con los años los EE.UU. han estado proporcionando el
entrenamiento, armas, y tecnología de vigilancia a la policía y a las fuerzas
armadas de México, para mejorar su capacidad de suprimir las aspiraciones de su
propia gente, como en Chiapas, y esto ha impulsado el flujo de los pobres hacia
los Estados Unidos. Por otra parte, el Acuerdo de Libre Comercio Norteamericano
de Washington (NAFTA), ha llevado una inundación de productos agrícolas baratos
a México, subvencionados por los EE.UU., y ha causado que muchos granjeros
mexicanos dejen su tierra.
El resultado final de todas estas políticas ha sido un ejército de migrantes
que se dirigen al norte en busca de una vida mejor. No es que esta gente
prefiera vivir en los Estados Unidos. Muchos de ellos preferirían permanecer con
sus familias y amigos, poder hablar en su lengua materna siempre, y evitar las
dificultades impuestas sobre ellas por las fuerza policiales y los derechistas
norteamericanos.
* Este es un extracto del artículo “Obama Syndrome”: “If you Can Fake
Sincerity You’ve Got it Made”, Global Research, Mayo 3, 2012, escrito por
William Blum.
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