Violencia por omisión contra Haití
Este pasado viernes, estuvimos en una demostración de apoyo solidario con el
pueblo de Haití y a la verdad que la temperatura estaba fuera de serie. Un frío
que era para quedarse en casa. O sea, teníamos claro: no queremos estar aquí,
pero solidariamente necesitamos estar aquí.
En esta demostración de amor solidario, el sacramento más importante, nuestra
denuncia fue y sigue siendo que la ayuda humanitaria a Haití tiene que estar
fundamentada en por un lado denunciar y por otro lado combatir los pecados de
violencia por omisión que se han y se siguen cometiendo contra el pueblo de
Haití.
Vino a mi mente durante esta demostración la narrativa Bíblica la cual dice
que el pecado está en aquella persona que sabiendo hacer lo bueno no lo hace
(Santiago 4:17). Por supuesto, esto asimismo se aplica a los pueblos, recuerden
que nuestra Diosa es una experiencia de empoderamiento en donde a través de un
reencuentro con su creación se restituye la justicia social. De aquí el que
sostenga que el pecado por omisión es una acción de violencia en donde existe la
abstención de hacer o de decir algo que es necesario. ¡Por lo tanto, no
pequemos!
Ahora bien, es sumamente importante tener claro que el pecado de la violencia
por omisión, como todo tipo de violencia, tiene un carácter histórico y por
consiguiente es imposible entenderla fuera del contexto social en que se
produce. De aquí la importancia de Pablo Freire cuando nos en su famoso libro,
Pedagogía del Oprimido: En verdad, lo que pretenden quienes oprimen es
transformar la mentalidad de quienes están siendo oprimidos y no la situación
que les oprime. A fin de lograr una mejor adaptación a la situación que, a la
vez, permita una mejor forma de dominación.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer? Podemos comenzar por denunciar el pecado de
la omisión de la indemnización que nunca Estados Unidos y Francia otorgaron al
pueblo de Haití. El empobrecimiento de Haití comenzó inmediatamente en 1804
cuando se declararon independientes, y tuvieron que pagar una deuda impagable a
Francia por ser un país libre. Quienes saben de números están diciendo que ahora
mismo Francia debe de pagar más de $22 billones de dólares. Que quede claro, es
una de las razones por las cuales se le dio el golpe de estado al presidente
Jean-Bertrand Aristide, quien se atrevió a demandar esta indemnización.
Por otro lado está la limosna de $100 millones de dólares en mendicidad de
parte del gobierno de Estados Unidos, pero a cambio hay que permitirles una
invasión y colonización militar contra Haití. Mientras tanto este gobierno
hipócrita se ha gastado hasta esta fecha más de $1.05 trillones de dólares en
las guerras ilegales e inmorales contra los pueblos de Irak y Afganistán. Esto
son unos $37,500,000, diarios.
Y por supuesto, en todo este pecado por omisión de violencia que se
identifica como institucional y/o estructural/ cultural, hay que mencionar el
papel sucio del Banco Mundial el Fondo Monetario Internacional, y las mal
llamadas ONG, tres instituciones pecaminosas controladas por Estados Unidos. Que
no se nos olvide, para las corporaciones estadounidense Haiti es una gigantesca
maquiladora de pesadillas. Por un lado los salarios son de esclavitud, no
invierten en el país que se establecen y contribuyen a la explotación y
subordinación de las mujeres, entre otras cosas. A esto se suma su cercanía
territorial para transportar las mercancías hacia Estados Unidos, y por
supuesto, la estrategia perfecta militar para velar a la revolución cubana.
Sigamos luchando contra el pecado capital de la violencia por omisión hacia
Haití mientras implementamos la paz con justicia.
Lbarrios@jjay.ccuny.edu
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