Radicalizando la Semana Santa
Hoy es Domingo de Ramos, hemos comenzado lo que en nuestra tradición
cristiana llamamos Semana Santa.
Permítanme aclarar un poco sobre lo que el compañero y hermano Jesús estaba
haciendo que lo llevó al martirio. La narrativa bíblica del Evangelio de Lucas
(23:1-2) nos dice que tres fueron los cargos criminales contra Jesús: Estaba
subvirtiendo el orden existente; se oponía al pago de impuesto al gobierno
colonialista de Roma; y se proclamó el Rey de Palestina, o sea, el líder de un
nuevo gobierno lo cual era su manera de rechazar al gobierno imperialista de
Roma.
Confieso que me molesta enormemente cuando en nuestras tradiciones religiosas
distorsionamos todo este proyecto de liberación y promovemos una serie de
desaciertos teológicos que le hacen el juego a la clase dominante para que siga
controlando al pueblo.
Este asunto de ver la Semana Santa como una oportunidad mística para
ejercitar nostalgias, melancolías y masoquismo colectivos contradice el proyecto
de liberación de Jesús que vino a establecer un nuevo orden de relaciones que
destruya todo proceso de opresión, explotación y exclusión.
No podemos seguir con esta ideología-maléfica (mal hábito o costumbre de
hacer mal) que solo persigue el que se le haga creer al pueblo que tiene que
aceptar la precariedad, o sea, la realidad de no poseer los medios o recursos
suficientes, como un precepto de Dios.
Por el contrario, la Semana Santa debe de ser una experiencia de liberación
para movilizar al pueblo a que luche con beneficencia (virtud de hacer bien)
contra las plagas del derrotismo y apatía. Este es el fundamento para comenzar a
crear un nuevo orden mundial, el paraíso aquí en la tierra.
Que no se nos olvide, el proyecto de construir relaciones de Jesús nació
subversivamente y vivió revolucionariamente. Todo esto es Semana Santa.
Curiosamente, toda esta travesía da comienzo con una entrada triunfal y
celebración del pueblo —Domingo de Ramos— la cual cinco días más tarde, Viernes
Santo, se convirtió en una expresión de terrorismo de estado. ¿Por qué? Porque
el proyecto del hermano Jesús establecido en Semana Santa es tan radical que nos
invita a que en el Domingo de Ramos le acompañemos en su entrada triunfal, pero
a la misma vez nos invita a ser partícipes de su martirio.
Todo este trabajo requiere el que tengamos la capacidad de de elegir
deliberadamente el tomar esa cruz y por esto la invitación por parte de Jesús:
Si alguna/o quiere venir es pos de mí, niéguese a sí misma/o, y tome su cruz, y
sígame. (Mateo 16:24).
¿Qué podría incluir una agenda relevante para esta Semana Santa radical? Yo
me atrevería a decir que podríamos comenzar por condenar abiertamente la
pederastia y al Papa de Roma en medio de este escándalo que no es nuevo.
Asimismo debe de haber una resistencia subversiva al capitalismo en donde se
tenga la capacidad no solo de denunciar sus atrocidades, pero a la misma vez
combatirle con proyectos de socialismos democráticos.
Al mismo tiempo debemos de evitar el que se siga crucificando al pueblo
inmigrante a través de la criminalización.
Queremos una Semana Santa radical que deje como resultado la paz con
justicia.
Lbarrios@jjay.cuny.edu
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