Los aviones no tripulados, las chusmas de linchamiento y la ocupación
militar... Más ultrajes y crímenes del autoproclamado paladín mundial de los
derechos humanos
Alan Goodman | 21 de octubre de 2015 | Periódico
Revolución | revcom.us
Los gobernantes de Estados Unidos y sus medios de comunicación constantemente
proclaman que llevan la democracia y los derechos humanos al mundo. Tres
ultrajes en la última semana arrojan luz sobre la VERDADERA naturaleza de lo que
Estados Unidos lleva al mundo: el asesinato en masa por aviones no tripulados
(drones), una ocupación devastadora de Afganistán, y el respaldo para un reino
de terror de su aliado Israel contra los palestinos.
Los drones siembran la masacre y el terror en Yemen y Pakistán
Esta semana, una importante serie de artículos basada en documentos filtrados
por un denunciante salió en The Intercept— que reveló que hasta el 90
por ciento de los muertos por ataques de drones estadounidenses ni siquiera
eran los blancos previstos.
Barack Obama afirma que el uso de drones de parte de la CIA y el ejército de
Estados Unidos en lugares como Pakistán y Yemen es “sumamente restringido” y se
dirige solamente a “blancos de Al Qaeda de alto valor” o “fuerzas que están
concentrándose para apoyar ataques contra las fuerzas de la coalición”. En
realidad, los ataques de drones estadounidenses siembran el terror masivo e
indiscriminado sobre la población de Yemen y Pakistán.
Los criterios oficiales para los asesinatos con drones autorizan el asesinato
sin nada que parece en absoluto a un proceso judicial. Por ejemplo, la CIA no
sólo asesinó ilegalmente al ciudadano estadounidense Anwar al-Awlaki, sino que
en otro ataque de drones de una semana más tarde asesinó a su hijo que nunca
fue acusado de nada y no había estado en contacto con su padre por dos
años. Un portavoz de Obama justificó el asesinato diciendo que el hijo de
al-Awlaki debería haber tenido “un padre mucho más responsable”.
El personal lesionado en el hospital de Médicos Sin Fronteras / Médecins Sans
Frontières en Kunduz, Afganistán que fue bombardeado por aviones militares de
Estados Unidos el 3 de octubre. El ataque asesinó a por lo menos 19 personas,
entre ellas 12 del personal médico. Foto: Médecins Sans Frontières |
Pero no sólo es el caso que los criterios oficiales permiten que Estados
Unidos mate a cualquiera sin revisión judicial, sino que la mayoría de los
muertos no son las víctimas previstas. La campaña militar
estadounidense obscenamente llamada “Operación Haymaker” [un “haymaker” es un
puñetazo muy duro] mató a más de 200 personas entre enero de 2012 y febrero de
2013, y según los propios militares, sólo 35 de los muertos eran los blancos
previstos. Durante un período de cinco meses de “Haymaker”, casi el 90 por
ciento de las víctimas de los drones estadounidenses no eran blancos
previstos.
En la jerga deshumanizante de los militares estadounidenses, las personas
asesinadas a propósito por los drones se conocen como “jackpots” (premios
gordos) y las muertes no previstas se conocen como “EKIA”
—“enemigos” muertos en acción— una categoría que incluye a las mujeres
y niños así como las personas bombardeadas en su hogar o una reunión social.
El hecho de que los militares de Estados Unidos se refiere a las personas que
asesinan por accidente como enemigos muertos en acción arroja una luz
horripilante sobre la naturaleza del programa de drones de Estados Unidos: el
asesinato en masa y el terror indiscriminado en que se considera el “enemigo” a
cualquiera que se encuentre cerca de un ataque de un dron.
Manifestantes en Houston denuncian el asesinato de Fadi Alloun por
una turba de israelíes y policías. Crédito: Especial para
Revolución
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Chusmas de linchamiento y masacres en Israel
En octubre las fuerzas israelíes han matado a treinta y siete palestinos y
herido gravemente a cientos de otros, disparando munición real contra los
manifestantes y llevando a cabo ejecuciones extrajudiciales en la calle de
palestinos sospechosos de estar involucrados en ataques de cuchillo que mató a
siete israelíes este mes.
Y las autoridades y medios de comunicación israelíes han fomentado un
ambiente de linchamiento en que los colonos rabiosos cazan a los palestinos. El
4 de octubre mataron a Fadi Samir Alloun, un joven de 19 años de edad, después
de un ataque de cuchillo hirió a un adolescente israelí. No hay evidencia de que
Alloun tuviera implicación alguna en el apuñalamiento, pero en todo caso una
chusma lo persiguió gritando “¡Dispárale! ¡Es un terrorista! ¡Dispárale!” y
“¡Muerte a los árabes!” En lugar de intervenir para detener el linchamiento, la
policía israelí ejecutó a sangre fría a Fadi Samir Alloun.
A pesar de que dañaría a su imagen como autoproclamados paladines de los
derechos humanos, todos los gobernantes de Estados Unidos están de acuerdo en
mantener una “relación especial” con Israel. Esa “relación especial” es la de
“valores” compartidos de genocidio y opresión, y una relación en la que Israel
ha servido siempre como un asesino a sueldo relativamente estable y fiable para
Estados Unidos en la región y en todo el mundo.
Mientras las chusmas y policías israelíes aterrorizaban y asesinaban a
palestinos, el nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos viajó a
Israel para reunirse con el comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa de
Israel y otros. Un portavoz del ejército estadounidense dijo que la visita tenía
el fin de reafirmar el compromiso de Estados Unidos con Israel.
Extendiendo la ocupación estadounidense de Afganistán
El 15 de octubre, Barack Obama anunció que 10.000 tropas estadounidenses
permanecerán en Afganistán hasta y más allá de su mandato. La invasión
estadounidense de Afganistán en 2001 dejó muertos a cientos de miles de civiles,
combatientes y otros que murieron como resultado de la infraestructura
arruinada, las malas condiciones de salud, la pérdida de alimentos y la
devastación económica.
Amnistía Internacional investigó casi una docena de casos de muerte en masa a
manos de Estados Unidos y sus aliados en Afganistán entre 2009 y 2013. Los
crímenes incluyeron la muerte, en una redada al estilo SWAT contra una
celebración de nacimiento, de dos mujeres embarazadas que trataban de proteger a
los otros huéspedes, y la masacre en un bombardeo estadounidense de hasta 140
personas que recogían combustible de un camión cisterna abandonada. Amnistía
informó: “El ejército de Estados Unidos no presentó cargos en ninguno de los
casos que investigamos, los que causaron la muerte de más de 140 civiles”, y
“Parece que se ha hecho caso omiso de la evidencia de posibles crímenes de
guerra y homicidios ilegales”.
Obama justifica el mantener tropas estadounidenses en Afganistán afirmando
que “el punto esencial es que en áreas clave del país la situación de seguridad
sigue siendo muy frágil, y en algunos lugares existe el riesgo de
deterioro”.
Pero se supone que nadie vaya a preguntar: ¿Cómo hemos llegado a esta
situación?
En 2001, poderosos sectores de la clase dominante estadounidense vieron los
ataques del 11-S como un momento que podrían, y debían, aprovechar para derribar
y subordinar a las fuerzas fundamentalistas islámicas, y para consolidar el
papel de Estados Unidos como la única superpotencia del mundo. Invadieron
Afganistán, y dos años más tarde invadieron Irak. Doce años más tarde, Estados
Unidos sigue librando guerra en Afganistán. Una gran parte de Irak está ocupada
por virulentos fundamentalistas islámicos. Y las secuelas de la invasión
estadounidense siguen fomentando y fortaleciendo las fuerzas yihadistas
reaccionarias en una vasta región del mundo.
La invasión estadounidense de Afganistán hizo aún peores las condiciones en
un país desesperadamente pobre y brutalmente oprimido. La vida de las mujeres en
las regiones controladas por el régimen islamista pro-estadounidense no es
—excepto en unos pocos lugares en las ciudades más grandes— nada mejor que la
vida bajo el régimen talibán. Y está creciendo el número de muertos en la guerra
entre el régimen respaldado por Estados Unidos y los talibanes. Después de más
de 13 años de la invasión y ocupación estadounidense, ocurrió un número récord
de muertos y heridos civiles en 2014: más de 10.500. Uno de cada diez afganos es
un refugiado.
* * *
La ausencia de protesta en masa y determinada dentro de Estados Unidos en
contra de la ocupación estadounidense de Afganistán —y los otros crímenes de
Estados Unidos en Asia Central, África del Norte y el Medio Oriente— alimenta un
círculo vicioso donde los yihadistas afirman que los crímenes del gobierno de
Estados Unidos representan al pueblo estadounidense. Eso tiene que cambiar. Es
esencial que la gente del mundo vea mucho más protesta de parte de todos los
sectores de la población estadounidense en contra de los crímenes de “nuestro”
gobierno alrededor del mundo.
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