¡Detengan la demencia y negocien la paz en
Corea antes de que sea muy tarde!
Paul Atwood
6 de diciembre de 2017 Periódico Revolución |
revcom.us
Revolución / revcom.us publica “¡Detengan la demencia y negocien la
paz en Corea antes de que sea muy tarde!” de Paul Atwood, profesor titular de
historia estadounidense en la Universidad de Massachusetts en Boston, presentado
como un discurso el 11 de noviembre en una manifestación anti-guerra en Boston y
publicada originalmente en Counterpunch.org, porque proporciona información valiosa
sobre la historia de las amenazas de Estados Unidos en contra de Corea del Norte
y el peligro de la guerra. Atwood señala este punto importante:
Si estalla la guerra en Corea, es seguro que se convertirá en una guerra
nuclear y dado que Corea se ubica en las fronteras de China y Rusia, no hay
posibilidad de que permanezcan neutrales. Una guerra nuclear global total es
una consecuencia extremadamente probable si Estados Unidos ataca a Corea del
Norte. No presten atención a la tontería de Trump de que las terribles
consecuencias solo se sentirán “allá”. Dado que el futuro de la especie humana
siempre está en juego en la era nuclear, deberíamos estar gritando a
voz en cuello para que se detenga esta demencia antes de que sea muy
tarde. (énfasis nuestro)
También instamos a los lectores a leer el artículo sobre la invasión
estadounidense de Corea en 1950 en la serie de Revolución / revcom.us,
Crimen yanqui.
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Dudo que haya muchos que me pueden oír que no estén al tanto de la crisis
actual con Corea del Norte. Sin embargo, pocos parecen reconocerla como la
amenaza más grave de guerra global desde la Crisis de los Misiles cubanos de
1962, cuando un almirante soviético y el presidente Kennedy impidieron que los
belicistas lanzaran la Tercera Guerra Mundial. ¿Están ustedes seguros de que el
presidente Trump y su círculo de poder actuarán sensatamente hoy?
Una encuesta reciente indicó que el 58% de los estadounidenses cree que si
Corea del Norte lanzara un ataque contra Estados Unidos, se justificaría una
respuesta total.
Esto es la locura e irracionalidad de primera magnitud. En primer lugar, el
régimen de Pyongyang entiende que se le borraría del mapa si atacara, así que
no atacará primero a menos que, por supuesto, crea que es inminente un
ataque estadounidense. Sin embargo, Corea del Norte no dejará que sea arrasada
como le pasó durante la Guerra de Corea hace más de 50 años. Si estalla la
guerra en Corea, es seguro que se convertirá en una guerra nuclear y dado que
Corea se ubica en las fronteras de China y Rusia, no hay posibilidad de que
permanezcan neutrales. Una guerra nuclear global total es una consecuencia
extremadamente probable si Estados Unidos ataca a Corea del Norte. No presten
atención a la tontería de Trump de que las terribles consecuencias solo se
sentirán “por allá”. Dado que el futuro de la especie humana siempre está en
juego en la era nuclear, deberíamos estar gritando a voz en cuello para que se
detenga esta demencia antes de que sea muy tarde.
La falla principal es la falta de lógica y la franca falsedad de la idea de
que el dictador norcoreano, Kim Jong Un, sea un yihadista que espera el momento
justo para lanzar un ataque contra nosotros. Los medios de comunicación pregonan
esta mentira todo el tiempo precisamente para crear una histeria en el público.
Pero incluso la CIA informa que Kim Jong Un es un actor racional preocupado
principalmente por la defensa de su régimen. Corea del Norte entiende que un
ataque contra Corea del Sur o Estados Unidos resultaría en su destrucción total,
efectivamente borrando del mapa al pequeño país. ¿Por qué entonces los
norcoreanos se armarían con armas nucleares y declararían que los usarían si
Estados Unidos atacara?
La respuesta es bastante sencilla. Estados Unidos fue el primero en amenazar
a Corea del Norte con la destrucción nuclear, comenzando con la guerra de Corea
de 1950 a 1953, y nuestro gobierno ha amenazado implícitamente con hacerlo una y
otra vez. Después de haber sido testigo de cómo Estados Unidos recién devastó a
naciones mucho más débiles como Irak, Afganistán, Siria, Libia, Somalia y Yemen,
Pyongyang cree que las armas nucleares son lo único que impide que sufra el
mismo destino. Nuestros medios de comunicación nos acondicionan a creer que
Corea del Norte está ansioso por atacar, pero esto es absurdo.
The answer is quite simple. The United States was the first to threaten North
Korea with nuclear destruction going all the way back to the Korean War of
1950-1953 and our government has threatened this implicitly again and again.
Having recently witnessed the U.S ravage much weaker nations like Iraq,
Afghanistan, Syria, Libya, Somalia, and Yemen, Pyongyang believes that nukes are
its only deterrent to the same fate. Our media conditions us to believe that
North Korea is straining at the bit to attack but this is absurd.
Corea del Norte no es ningún paraíso de trabajadores y Kim Jong Un es sin
duda un dictador y la propaganda estadounidense afirma constantemente que el
régimen comete abusos de derechos humanos en contra de su propio pueblo. Sin
embargo, nuestra propia nación hizo cosas muchas peores, matando a millones de
civiles coreanos sin misericordia, y constantemente amenaza con volver a
hacerlo. Corea del Norte tiene 25 millones de personas, Estados Unidos tiene
casi 350 millones. Desde 1958 cuando Corea del Norte fue devastada y
profundamente debilitada por la guerra anterior, Estados Unidos ha rodeado a la
pequeña nación con armas nucleares, estacionándolas en el sur o desplegándolas
en submarinos y portaaviones, o en sobrevuelos de bombarderos B-52 o B-1. Si
Estados Unidos estuviera rodeado por una potencia hostil con tales armas, ¿qué
medidas tomaríamos?
#7: Mató en
masa a 3 millones de personas durante la Guerra de Corea (1950-1953), hoy
amenaza con “destruir” a Corea del Norte con “fuego y furia” nuclear. Lea más
AQUÍ |
La ignorancia por parte del público en cuanto a la verdadera historia de las
relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte es una gran parte de la
crisis. Los medios corporativos de comunicación afirman sin cesar los tópicos
corrientes de que Estados Unidos fue a la guerra en Corea para promover la
libertad de los surcoreanos y construir una democracia. Sin embargo, la
verdadera fea realidad es que después de la Segunda Guerra Mundial, Washington
impuso a Corea del Sur nada menos que una dictadura cruel y asesina que en
términos de derramar la sangre de sus propios civiles fue mucho peor que el
régimen totalitario norcoreano.
Todos sabemos que Estados Unidos combatió a Japón en la Segunda Guerra
Mundial. Lo mismo hicieron los soviéticos. Estados Unidos luchó en el Pacífico
mientras el Ejército Rojo luchaba en China y Corea. Los soviéticos derrotaron a
los japoneses en Corea y pudieron haberla ocupado por completo y mantener fuera
a Estados Unidos. En la Conferencia de Yalta de 1945, FDR [Franklin Delano
Roosevelt, entonces presidente de Estados Unidos] y Stalin quedaron en que Corea
fuera liberada por completo, pero los soviéticos aceptaron una división
temporal. Estados Unidos trazó las nuevas fronteras de manera arbitraria. La
abrumadora mayoría de los coreanos se opuso rotundamente a tal división.
Corea había sido una nación unificada con una cultura única durante más de
mil años hasta que los japoneses invadieron en 1910 y establecieron
esencialmente un estado esclavista. Los coreanos opusieron una resistencia feroz
a los japoneses en una lucha armada liderada por Kim Il Sung, el abuelo del
líder norcoreano de hoy. Kim Il Sung aceptó la ayuda soviética pero no era su
títere. De hecho, los soviéticos retiraron sus tropas en 1948, pero los
estadounidenses no. La mayoría de los coreanos apreciaba la resistencia armada
de Kim a los japoneses y, sobre una base en gran parte nacionalista, querían la
independencia bajo términos coreanos. En otras palabras, y este es un punto
crucial, al comienzo de la guerra, la enorme mayoría de los coreanos prefería a
Kim Il Sung sobre el líder designado por Estados Unidos, Syngman Rhee,
precisamente porque Kim había luchado en contra de los japoneses. Por lo
tanto, las acciones concretas estadounidenses aun antes del estallido de la
guerra en 1950 representan otra cosa que un compromiso con la democracia y la
libertad de elegir. Washington repudió los deseos de la mayoría de los coreanos,
así como más tarde se opuso a la mayoría en Vietnam, y el resultado fue una
catástrofe humanitaria.
Los estadounidenses tenemos que entender que una de las razones más profundas
por la que nuestro país entró en guerra con Japón era para decidir cual nación
podría explotar y sacar ganancias de los recursos, los mercados y la mano de
obra barata de Asia Oriental. Japón estaba acordonando el territorio fuera del
acceso estadounidense. Estados Unidos ganó la guerra en contra de Japón y luego
perdió a China a los chinos. Por supuesto, eran los chinos equivocados desde la
perspectiva de Washington, y Estados Unidos no iba a aceptar perder el resto de
Asia Oriental. Es por eso que Washington estableció su principal base de
operaciones en Asia continental en Corea, y esa es una de las razones
principales por las que Estaos Unidos también fue a la guerra en Indochina más
tarde. Aparte de la amenaza que siente Corea del Norte, China considera que las
armas nucleares estadounidenses en sus fronteras son profundamente amenazantes,
lo cual es el propósito de esas armas.
El gobierno que Estaos Unidos estableció en Corea del Sur en 1945 fue, en las
palabras del comandante estadounidense el general John Hodge, un “régimen
esencialmente fascista” y “asesino”. Permítanme repetir. Fue el comandante
general estadounidense quien declaró que el gobierno de Corea del Sur fue de
corte nazi y, no obstante, él estaba allí para promover ese mismo régimen.
Desde 1945 hasta el estallido de la guerra, el gobierno de Corea del Sur, con
la aprobación y ayuda estadounidenses, ejecutó, asesinó y masacró a cientos de
miles de surcoreanos que se oponían a lo que consideraban un régimen títere
estadounidense. En la isla de Cheju, el gobierno de Rhee masacró a más de 33.000
civiles, entre ellos mujeres y niños. Podía hacerlo con armas estadounidenses en
manos de soldados surcoreanos que previamente habían servido a los japoneses y
los ayudaron a gobernar su territorio y que luego hicieron lo mismo para Estados
Unidos. Las condiciones impuestas por Estados Unidos en Corea del Sur no fueron
muy diferentes de lo que habían sido bajo los japoneses.
Fue sobre la base de la reunificación de Corea y finalmente la liberación de
la península de toda ocupación extranjera y las atrocidades asociadas con ella
que los norcoreanos avanzaron sus fuerzas hacia el sur. Nuestros medios de
comunicación dijeron entonces y continuamente repiten ahora que estaban
“invadiendo” el sur. Pregúntese, ¿cómo podrían los coreanos invadir su propia
nación? Estados Unidos fomentó la guerra civil en Corea, como lo haría más tarde
en Vietnam, e intervino directamente con masivas consecuencias destructivas y
atroces.
Una vez que comenzó la guerra y entraron las tropas estadounidenses, el nuevo
comandante, el general Douglas MacArthur, ordenó una política de tierra quemada.
Aunque las órdenes que MacArthur había recibido fueron solo las de restaurar las
fronteras que Estados Unidos había trazado en 1945, las desobedeció y entró en
Corea del Norte con el fin de unificar a toda Corea totalmente bajo los términos
estadounidenses. China había emitido advertencias claras de que no toleraría las
fuerzas armadas estadounidenses tan cerca de sus propias fronteras, pero
MacArthur se burló de los chinos y declaró que no se atreverían a intervenir. En
diciembre de 1950, con cientos de miles de tropas estadounidenses en sus
fronteras, China sí entró en la guerra y casi expulsó completamente a los
estadounidenses de la península de Corea. El secretario de Estado, Dean Acheson,
lamentó el hecho de que las fuerzas estadounidenses hubieran sufrido la “peor
derrota desde Bull Run [una batalla en la guerra de Secesión estadounidense]”.
La principal razón por la que Estados Unidos no sufrió una derrota total fue la
amenaza de Washington de emplear bombas nucleares.
MacArthur fue el primero en amenazarlo, pero el presidente Truman denegó la
propuesta y despidió a MacArthur por temor a iniciar la Tercera Guerra Mundial,
pero luego el mismo Truman amenazó con su uso. Las palabras de MacArthur fueron
escalofriantes.
Yo hubiera lanzado entre treinta y cincuenta bombas atómicas...
atravesando el cuello de Manchuria... y extendiéndose detrás de nosotros,
desde el mar de Japón hasta el mar Amarillo, un cinturón de cobalto
radiactivo. Tiene una vida activa de entre 60 y 120 años.
Por tan terribles que hubieran sido las armas nucleares en 1951, su empleo
hoy en día sería inmensamente peor.
Mientras tanto, Estados Unidos destruyó Corea de forma sistemática, pero
especialmente el norte, con armas “convencionales”, especialmente napalm y
explosivos de alta energía. MacArthur también solicitó armas químicas. El
comandante de la fuerza aérea, el general Curtis Lemay, que más tarde dijo con
relación a Vietnam que deberíamos “bombardearlos hasta que regresen a la edad de
piedra”, se jactó de haber “incendiado todas las ciudades de Corea del Norte y
Corea del Sur también”. Los pilotos al volver a sus bases informaron que no
quedaban blancos para bombardear, tan intensamente devastada estaba toda Corea.
Los bombarderos estadounidenses también destruyeron sistemáticamente las
represas a lo largo del río Yalu, la frontera entre China y Corea, matando a
decenas de miles en las inundaciones resultantes y destruyendo cultivos
esenciales para muchos civiles más. Cuando los nazis hicieron exactamente lo
mismo en los Países Bajos en 1944, a sus comandantes les juzgaron y ejecutaron
como los criminales de guerra que eran.
Al final de la guerra, al menos tres millones de coreanos habían muerto
aunque muchos analistas creen que esta cifra es conservadora.
Solo el miedo a iniciar la Tercera Guerra Mundial impidió el empleo de armas
nucleares. Por lo tanto, en 1953 se firmó un armisticio. Pero esto no fue un
tratado de paz, simplemente un alto el fuego. Un estado técnico de guerra
todavía existe hasta el día de hoy. Una de las estipulaciones más importantes
del Armisticio que se acordó entre Estados Unidos, China y Corea del Norte, pero
no Corea del Sur, fue el Artículo 13(D) que prohibía expresamente la
introducción por parte de Estados Unidos de ninguna arma nueva con el fin de
estacionarla en el sur. Como se señaló, Corea del Norte quedó completamente
devastada por la guerra y lo seguiría siendo durante muchos años, por lo que no
constituía una amenaza para el sur ni para las tropas estadounidenses que
permanecían allí. Sin embargo, Estados Unidos estacionó armas nucleares en suelo
surcoreano en 1958 en violación de los términos del armisticio. Ya que Corea del
Norte no representaba ninguna amenaza para nadie en ese entonces, la única
conclusión lógica es que las armas nucleares se estacionaron en Corea del Sur
como una medida contra China, una amenaza implícita a China, y una declaración
clara de que la base estadounidense en Asia Oriental estaba allí para
quedarse.
Desde la década de 1950, Washington invirtió miles de millones de dólares de
los contribuyentes en el ejército de Corea del Sur y en el proceso financió el
crecimiento de las principales industrias de Corea del Sur como Hyundai, Samsung
y Daewoo, que se organizaron originalmente para servir las necesidades
militares. El gobierno de Corea del Sur siguió siendo una dictadura y estado
policial, y su organización militar disciplinó severamente a la fuerza de
trabajo de Corea del Sur para acomodar estas industrias. En la década de 1970,
cuando los inversionistas privados estadounidenses se dieron cuenta de que las
industrias automotriz y siderúrgica de Estados Unidos estaban obsoletas y
anticuadas, desinvirtieron de compañías estadounidenses e invirtieron sus
dólares en Corea del Sur en busca de ganancias que la mano de obra coreana
barata garantizaba. Este fue un factor importante en la desindustrialización de
Estados Unidos, el desempleo masivo de millones de estadounidenses, el
nacimiento del “cinturón de óxido” y la traición a la clase trabajadora
industrial de Estados Unidos.
En 1978, Jimmy Carter anunció los planes de retirar todas las tropas
terrestres estadounidenses de Corea. El Complejo de Guerra (generalmente llamado
el Complejo Militar-Industrial) dirigido por el propio Asesor de Seguridad
Nacional de Carter, Zbigniew Brzezinski, lanzó gritos de protesta y Carter
abandonó el plan el año siguiente. Tras la posterior derrota de Carter en 1980,
la administración de Reagan aumentó los niveles de tropas e inició las maniobras
militares que enfurecen y preocupan a Corea del Norte hasta el día de hoy. En la
década de 1980, más de 200.000 tropas estadounidenses y coreanas realizaban
juegos de guerra en la frontera con Corea del Norte una vez al año. Hoy se
llevan a cabo dos o tres veces al año, aunque la verdad es que Washington
entiende que Corea del Norte no tiene ninguna intención de atacar. Los
norcoreanos, sin embargo, creen que estos juegos de guerra son el preludio de un
ataque de Estados Unidos en su contra.
En 1987, Corea del Norte puso en marcha su primer reactor nuclear. Enseguida
una incesante serie de noticias en los principales medios de comunicación
afirmaron, sin pruebas, que Corea del Norte estaba construyendo una bomba. De
hecho, el régimen del norte firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y
permitió que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) inspeccionara
sus instalaciones para garantizar que el propósito fuera pacífico. El propósito
del reactor era generar energía para reemplazar el petróleo y el carbón de que
dependía el país. Pyongyang incluso cerró su reactor en una señal de que deseaba
negociar. Sin embargo, la hostilidad anti-norcoreana aumentó y miles de soldados
estadounidenses más llegaron para maniobras intensificadas junto con bombarderos
B-1B y B-52 y buques de guerra con capacidad nuclear. En este punto en 1993,
Corea del Norte anunció su intención de retirarse del TNP. Mientras que
aumentaban las tensiones, el ex presidente Carter intervino y logró un acuerdo
con Kim Il Sung para que Corea del Norte permaneciera en el TNP, siguiera
aceptando a los inspectores de la OIEA y aceptara reactores nucleares
estadounidenses para la producción de energía eléctrica. En el último año de la
administración de Clinton existían planes iníciales entre ambas Coreas para una
reunificación eventual. Luego, la nueva administración de George W. Bush deshizo
el marco acordado al etiquetar a Corea del Norte como parte del “eje del
mal”.
El año pasado, el régimen de Kim Jong Un descifró un mensaje secreto del
ejército de Corea del Sur, que recibe órdenes del comando militar de Estados
Unidos, que reveló una conspiración para asesinar a Kim. Esto solo ha
intensificado los objetivos nucleares de Corea del Norte. Pyongyang ha declarado
que no desistirá de su programa nuclear hasta que Estados Unidos se retire del
sur.
El 26 de octubre de este año, el secretario de Defensa y ex general, James
Mattis, declaró que quería que Corea fuera “des-nuclearizada”, aunque claramente
solo quería desmantelar las armas nucleares en el norte. El 29 de octubre Mattis
admitió que Estados Unidos “no toleraría” una Corea con armas nucleares. ¿Por
cuáles medios pretende resolver el problema?
Le digo a cualquiera que escuche que la existencia misma de armas nucleares
es como dejar pistolas cargadas en una guardería infantil. Tarde o temprano
habrá un acontecimiento trágico. A veces mis estudiantes replican que los
adultos responsables en la guardería infantil eliminarán la amenaza. ¿Somos
gobernados por adultos responsables? La única solución sensata es la
desnuclearización del planeta Tierra antes de que estas armas infernales nos
abolan. Recientemente la abrumadora mayoría de las Naciones Unidas votó por
abolir las armas nucleares. Las únicas naciones en oposición son aquellas con
armas nucleares. Eso significa que la única forma en que se puede alcanzar el
deseo de la mayoría de los humanos en este planeta es mediante la acción
colectiva para exigir y obligar a los gobiernos a abolir las armas nucleares. El
primer lugar para comenzar es la península coreana. Estados Unidos debería
retirar todas sus fuerzas de ese país, detener todas las sanciones económicas y,
con eso, permitir que Corea del Norte y Corea del Sur se reunifiquen, algo que
los pueblos de ambas partes desean. China está en la mejor posición para
negociar dicha reunificación y Estados Unidos también debe hacer lo sensato y
reconocer el creciente papel de China en Asia Oriental. Mientras que Estados
Unidos intervenga y ocupe militarmente el sur, no hay posibilidades de que se
pueda lograr la desnuclearización, y aumenta cada día el peligro apocalíptico de
acciones de un individuo trastornado o por accidente.
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