Nuevos documentos desclasificados revelan detalles sobre las desapariciones en
Argentina
Ernesto Londoño
The New York Times.es
12 de abril de 2019
Carlos Muñoz, exprisionero político durante la dictadura
de 1976-1983, em el sótano del Casino de Oficiales, centro donde fue torturado
y estuvo detenido por más de un año. El sitio ahora es el Museo Sitio de
Memoria ESMA. Credit Mauricio Lima para The New York Times |
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RÍO DE JANEIRO — El escuadrón de la muerte creado por la dictadura militar de
Argentina y dos dictaduras vecinas con la intención de atacar a disidentes
durante los años setenta tenía –como otros programas estatales– sus reglas
burocráticas: los empleados debían llegar a las 9:30 y tenían derecho a dos
horas para el almuerzo. Recibían un estipendio de mil dólares para comprar ropa
cuando iban a su primera misión en el extranjero. Y tenían que presentar sus
reportes de gastos.
Los representantes de la operación ultrasecreta, que incluía a oficiales de
inteligencia de Chile y Uruguay, decidía cuál iba a ser la siguiente víctima
por medio de un “voto mayoritario”.
Los detalles sobre el programa de asesinatos, que tenía como blanco a enemigos en
la región y en Europa como parte de la alianza de la Guerra Fría llamada Operación Cóndor, han sido revelados en un reporte de 1977 de la Agencia de
Inteligencia Central (CIA). Ese documento es parte de una serie de reportes
recién desclasificados del gobierno estadounidense que hablan de las tácticas
represivas de los regímenes militares en Sudamérica y del conocimiento que
tenían de estas los funcionarios de Estados Unidos.
El intercambio de más de 7500 registros, que Estados Unidos entregó formalmente al
gobierno argentino este 12 de abril como parte de un acuerdo hecho en los
últimos meses del gobierno de Barack Obama, es una de las transferencias más
grandes de documentos desclasificados entre gobiernos.
Un reporte de 1977 de la CIA con detalles sobre la Operación Cóndor está
entre los documentos recién desclasificados por Estados Unidos. Puedes leerlo
aquí (en inglés).
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En los registros hay varios datos nuevos,
como la confirmación de que decenas de personas desaparecidas fueron asesinadas
por entidades estatales. Los fiscales y activistas por los derechos humanos en
Argentina esperan que estos nuevos documentos ayuden a avanzar casos judiciales
abiertos. Más de 1500 exoficiales del país han sido enjuiciados por delitos que
incluyen tortura, miles de desapariciones forzadas y ejecuciones, así como el
secuestro de cientos de bebés.
La información va a fortalecer considerablemente el registro público de una era oscura, dijo
Carlos Osorio, director del proyecto de documentación sobre el Cono Sur en el
Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington.
“La cantidad de información que tenían las agencias de inteligencia es
escalofriante”, dijo. “Imagínate lo que significó conocer estas atrocidades en
tiempo real”.
Estados Unidos apoyó en distintos niveles las juntas militares
que tomaron el poder en América Latina durante la Guerra Fría. Los oficiales
militares latinoamericanos recibieron capacitación en técnicas violentas de
contrainsurgencia en la Escuela de las Américas mientras Washington acudía a
esos gobiernos aliados para detener el paso de movimientos comunistas en la
región.
Los funcionarios también compartieron información con las dictaduras militares que
resultaron en la detención, tortura y, en algunos casos, asesinato de
ciudadanos estadounidenses, de acuerdo con los registros y otros documentos
presentados ante tribunales.
Las fotografías de prisioneros políticos
desaparecidos en la dictadura en la ventana del museo ESMA, sitio que antes era
centro dee detención clandestina en Buenos Aires. Credit Mauricio Lima para The New York Times |
Los documentos recién desclasificados sugieren también que algunos altos
funcionarios de inteligencia de Estados Unidos quedaron perturbados por la
brutalidad de los regímenes a los que respaldó Washington en ese entonces,
sobre todo al enterarse de planes para realizar asesinatos en países europeos.
En un memorando fechado el 24 de julio de 1976, el
entonces director de la división de la CIA para América Latina, Raymond A.
Warren, advirtió a un supervisor que los planes del escuadrón para “liquidar” a
personas bajo sospecha de ser militantes de izquierda en el extranjero
“presenta nuevos problemas para la agencia” y que debería haber un debate sobre
qué acciones podría tomar Estados Unidos para “impedir actividades ilegales de
este tipo”.
Warren escribió que “deben tomarse todas las precauciones para asegurarse de que la
agencia no sea acusada injustamente de ser parte de esta actividad”.
El tardado proceso de revisión para desclasificar los documentos se ordenó en
marzo de 2016, como parte de la iniciativa del gobierno de Obama en busca de un
nuevo tenor en las relaciones de Washington con Latinoamérica.
“Teníamos el deseo de revisar nuestras acciones pasadas en América Latina con apertura y
una voluntad para confrontarnos a los episodios oscuros de nuestra política
ahí”, dijo Benjamin Gedan, exoficial de la Casa Blanca de Obama que trabajó en
temas latinoamericanos.
Gedan dijo que le sorprendió que el actual gobierno de Donald Trump no frenara el
proceso de desclasificación, dado que ha adoptado un enfoque muy distinto hacia
América Latina, apoyando la Doctrina Monroe, que se basa en
una visión intervencionista del hemisferio.
El teniente coronel retirado Emilio
Guillermo Nani (derecha) con su abogado Guillermo Fanego en Buenos Aires. Nani
cumple una sentencia de arresto domiciliario ahí. Credit Mauricio Lima para The New York Times |
Los nuevos documentos incluyen un reporte del FBI sobre la ejecución de
Marcos Osatinsky, líder destacado de los Montoneros, un movimiento de izquierda
que luchó contra la dictadura. Los funcionarios estadounidenses se enteraron de
que los oficiales argentinos habían torturado y asesinado brutalmente a
Osatinsky, así como de que mintieron sobre las circunstancias de la muerte y
que se deshicieron del cuerpo antes de que pudiera realizarse una autopsia.
“El propósito de robarse el cuerpo fue para prevenir que fuera sometido a autopsia,
lo cual habría mostrado claramente que fue torturado”, escribió en ese entonces
el agente del FBI Robert S. Scherrer. “Es dudoso que el cuerpo de Osatinsky
llegue a aparecer algún día”.
Además, los documentos revelan información nueva sobre el secuestro y asesinato
de Jesús Cejas Arias y Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, empleados de la
embajada de Cuba en Buenos Aires que desaparecieron el 9 de agosto de 1976. La
agencia Associated Press recibió en esas fechas un sobre con las credenciales
de uno de los hombres y una nota que decía que habían desertado para “gozar de
la libertad del mundo occidental”.
Sin embargo, poco tiempo después, los funcionarios estadounidenses se
enteraron de que los cubanos habían sido metidos a una ambulancia cuando salían
del trabajo y enviados a un conocido centro de detención clandestina ubicado en
un taller mecánico, y que ahí fueron torturados durante 48 horas. Sus
cuerpos fueron botados en el río Paraná, de acuerdo con un reporte de la CIA.
Asimismo, la CIA recibió información del asesinato
misterioso de Héctor Hidalgo Solá, el embajador argentino en Venezuela, el cual
sucedió en Buenos Aires en julio de 1977. La agencia tuvo datos de que fue una
operación no sancionada que llevaron a cabo agentes de inteligencia argentinos
que querían extorsionar a la familia del diplomático para conseguir dinero.
Visitantes en el Museo Sitio de Memoria
ESMA, en Buenos Aires, sitio que alguna vez fue un centro clandestino de
detención, tortura y asesinatos Credit Mauricio Lima para The New York Times |
Los registros proveen nuevos datos sobre ciudadanos estadounidenses que fueron
detenidos y torturados en Argentina, incluida Gwen Bottoli. La mujer fue puesta
bajo custodia en abril de 1976 después de dejar panfletos políticos, que
estaban prohibidos, en la banca de una parada de autobús en Rosario.
Los registros del FBI muestran que Bottoli estaba bajo
investigación por parte de funcionarios estadounidenses debido a su activismo
en la Alianza Socialista de Jóvenes (YSA). Un documento de Estados Unidos sobre
sus actividades, que fue escrito en español, sugiere que los estadounidenses
habrían compartido sus preocupaciones respecto a la mujer con los argentinos
antes del arresto, de acuerdo con Osorio, el director de documentación sobre el
Cono Sur.
En entrevista telefónica desde su hogar en Minnesota, Bottoli contó que le dieron
una cachetada durante la interrogación inicial y que luego la llevaron a una
habitación donde le vendaron los ojos, la desvistieron y le dieron choques
eléctricos mientras la cuestionaban sobre asociados.
“Realmente tenía mucho miedo de que me iban a desmembrar y que iba a ser todo tan
doloroso”, dijo Bottoli, ahora de 77 años.
La mujer dijo que veía que el proceso de desclasificación era muy positivo.
“Aprecio que tuve la oportunidad de contar mi historia, para que la Historia no
se repita”, comentó.
Las integrantes de la asociación civil
Abuelas de Plaza de Mayo durante una ceremonia en 2018. Las mujeres están
abocadas a localizar a los bebés y niños secuestrados por la dictadura. Credit Mauricio Lima para The
New York Times |
Argentina ha hecho más que cualquiera de sus vecinos para investigar los abusos cometidos
por el régimen durante la dictadura de 1976 a 1983.
María Ángeles Ramos, fiscala federal que supervisa la Unidad de Asistencia para
causas por violaciones a los Derechos Humanos durante el terrorismo de Estado,
dijo que los documentos antes desclasificados por Estados Unidos han sido muy
valiosos para corroborar evidencia e identificar nuevos culpables. Ramos dijo
que, con un 40 por ciento de casos que siguen abiertos en espera del juicio, su
equipo espera que estos nuevos registros puedan fortalecer su trabajo.
“Estos documentos van a permitir sin lugar a duda responder muchas de las preguntas
que todavía están pendientes de respuesta”, dijo la fiscala. “Para que se
continúe contribuyendo a la verdad de las víctimas”.
Mauricio Macri, el presidente argentino que es visto con desdén por muchos activistas
por los derechos humanos que se enfocan en la dictadura, hace poco expresó sus
expectativas de que los nuevos documentos traiga algo de justicia para más
víctimas.
“Estos documentos serán fundamentales para que la justicia pueda avanzar en causas del
pasado, aún pendientes, de una de las épocas más oscuras de la historia
argentina”, comentó en marzo.
La publicación de los registros sucedió mientras el vecino Brasil debate su propia
era de régimen militar. El presidente Jair Bolsonaro, político de extrema derecha
que prestó servicio en el ejército, llamó a finales de marzo a las fuerzas armadas a
conmemorar el golpe de 1964 que instaló el represivo gobierno militar durante
veintiún años.
Peter Kornbluh, analista sénior del Archivo de Seguridad Nacional, argumentó que es
una contribución muy importante el desclasificar los documentos sensibles y
secretos antes del periodo usual en el que lo haría el gobierno.
“Estos documentos nos recuerdan la desagradable realidad de los golpes militares y los
regímenes que les siguieron”, dijo. Dar acceso a los registros “es el baluarte
más fuerte contra el revisionismo reaccionario que quiere mostrar una imagen
linda de los regímenes militares en el Cono Sur”.
Daniel Politi colaboró con el reportaje desde Buenos Aires.
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