Argentina. Construcción de
base militar estadounidense en la Patagonia genera repudio de la población
junio 1, 2022
Por Fernanda Paixão, Brasil de Fato /Resumen Latinoamericano, 28 de mayo de 2022.
foto: Reactivada
en 2018, la construcción de la base militar estadounidense en Neuquén fue
denunciada por la propia población local. – Alpatako Kolectivo
Bajo el silencio del gobierno nacional, el Comando
Sur de EE.UU. construye una base en un lugar estratégico del continente.
Se está construyendo una base militar estadounidense
en la Patagonia argentina, en el sur del país, en la provincia de Neuquén.
Financiada con fondos del Comando Sur, una unidad de operaciones militares
estadounidenses en América Latina y el Caribe, la construcción se estima en US$
1,3 millones y avanza tranquilamente desde el año pasado, sin fanfarrias ni
anuncios del gobierno nacional.
Denominado oficialmente Centro de Operación y
Coordinación de Emergencias, el proyecto es definido por el gobierno de Estados
Unidos como una base de ayuda humanitaria, en respuesta al pedido del gobierno
de Neuquén de “alojar a miembros de la Defensa Civil y otros cuerpos” para
enfrentar “desastres naturales”.
El gobierno provincial dijo en un comunicado que el
proyecto se enmarca en el programa de Asistencia Humanitaria y Respuesta a
Desastres del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Citan, como ejemplo,
la asistencia en los territorios de Chile y Haití tras ser afectados por los
terremotos.
El mes pasado, el 26 de abril, la jefa del Comando
Sur, Laura Richardson, visitó Argentina y se reunió con el Ministro de Defensa,
Jorge Taiana, para discutir la cooperación militar. La base estadounidense no
está entre los temas oficiales discutidos en la reunión.
Consultado por Brasil de Fato, el Ministerio de
Defensa negó tener relación alguna con la construcción de la base militar
estadounidense en el sur del país. Por su parte, el gobierno de Neuquén no
respondió a los pedidos judiciales de la sociedad civil, que exige
transparencia en los actos públicos y la publicación de los acuerdos, como
establece la Constitución.
Según el diario Río Negro, las autoridades de la
provincia niegan que se trate de una base militar, y dicen que el terreno de
14.940m² se utilizará para oficinas de Defensa Civil y una bodega.
Caravana en 2018, en Neuquén, contra base militar
estadounidense, contó con la presencia de las Madres de Plaza de Mayo. /
Multisectorial
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En la Base Yanqui en Neuquén Radar sobre agua dulce La resistencia de
la población fue decisiva para que el proyecto se pospusiera hasta hoy. El
primer intento estadounidense de instalar bases militares, en 2012, comprendió
Neuquén, en el sur, y Chaco, en el norte del país. Ambas propuestas fueron
vetadas tras el repudio popular y el apoyo de algunas figuras del gobierno de
la época. También demuestran que la elección de los lugares para instalar las
bases no es aleatoria, sino que suele coincidir con la presencia de recursos
estratégicos en el territorio, como el agua dulce.
“Esta historia ya tiene 22 años”, dice Elsa Bruzzone, historiadora y
especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional. Dice que en el año
2000, el gobierno de Estados Unidos denunció la supuesta existencia de células
terroristas del grupo libanés Hezbolá y de la organización palestina Hamas en
la zona de la Triple Frontera. “La zona consiste en uno de los puntos más
importantes de recarga y descarga del acuífero Guaraní, el cuarto reservorio de
agua subterránea más grande del mundo y compartido entre Argentina, Brasil,
Paraguay y Uruguay”.
Al mismo tiempo, las agencias de inteligencia estadounidenses también
señalaron la supuesta presencia del grupo Hezbollah en Venezuela. Como
secretario del Centro Militar para la Democracia Argentina (Cemida), Bruzzone
advierte sobre las implicaciones de una base militar estadounidense en el
territorio. Resalta que nunca ha habido un reporte u observación que acredite
la existencia de grupos terroristas en la Triple Frontera. “Estados Unidos
marca a los enemigos que enfrenta para asentarse en los territorios. Está la
lucha contra el narcotráfico y el terrorismo; desastres naturales; migraciones;
ayuda humanitaria”, dice, mencionando las bases secretas, formadas bajo las
mismas justificaciones.
La base naval estadounidense en Guantánamo, Cuba,
creada después de los ataques del 11 de septiembre, tiene al menos 40 presos
políticos. /Thomas Watkins/AFP
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«Todas las bases estadounidenses descubiertas en Colombia entraron en
la ‘lucha contra el narcotráfico y el terrorismo’. Se descubren bases militares
de la OTAN en las colonias centroamericanas, como Guantánamo [Cuba].
En Honduras está la base Soto Cano, también descubierta, donde
llevaron a Manuel Zelaya después del golpe de Estado en Honduras en 2009. En El
Salvador están en Comalapa. En Perú se asentaron con el pretexto de la ayuda
humanitaria, cercando toda la Amazonía del país.
El avance de la Triple Frontera se da en un contexto en el que Estados
Unidos ya está instalado en Paraguay, en la base de Mariscal Estigarribia, en
el Chaco paraguayo, y en Brasil, en Maranhão, en la base de Alcântara, con la
mirada puesta en el Amazonas.
En 2003, el gobierno de Luis Inácio Lula da Silva (PT) decidió retirar
a Brasil de un acuerdo que otorgaba acceso a EE.UU. a la base de Alcântara, por
entender que la iniciativa violaba la soberanía nacional. Meses después, la
plataforma sufrió una explosión que dejó 21 trabajadores muertos y la
destrucción de un prototipo de lanzacohetes, casi listo. “Es una región sobre
la que Estados Unidos ha reclamado soberanía desde 1817, comenzando con el
argumento de que el río Amazonas es una continuación del río Mississippi. Ya
vaticinaron la riqueza de la Amazonía, con sus más de mil ríos, grandes
reservas de agua dulce en el planeta, biodiversidad, plantas, que sirven de
insumo al 80% de los medicamentos de los laboratorios farmacéuticos”, destaca
Bruzzone.
“Luego se descubrieron hidrocarburos y minerales, que son altamente
estratégicos para el desarrollo de la industria aeroespacial”. El año pasado,
el gobierno de Jair Bolsonaro retomó el acuerdo con Estados Unidos, entregando
las operaciones de lanzamiento de cohetes a tres empresas yanquis y una
canadiense.
En ese sentido, la instalación de una base en la Triple Frontera sigue
siendo considerada por los organismos como una pendiente para Estados Unidos,
así como fortalecer su presencia en toda la región ante el crecimiento
geopolítico de China y Rusia. “Varias intervenciones de senadores y otros
representantes estadounidenses ya expresaron la necesidad de fortalecer su
presencia en el ‘patio trasero’ de Estados Unidos, que son todos los países
latinoamericanos”, enfatiza Fernando Bargas, integrante de Multisectorial “No a
los militares”. base yanqui en Neuquén”. “La llegada de Laura Richardson este
año representa el acuerdo, que en realidad es una rendición absoluta”. Base en
Neuquén sin licencia social Fue con el cambio de gobierno que el proyecto
militar estadounidense avanzó en la Argentina.
Con la elección de Mauricio Macri (Partido Republicano – PRO),
abiertamente simpatizante de los acuerdos asimétricos de la región con Estados
Unidos, el entonces presidente, en 2018, firmó un contrato con el Comando Sur
para la construcción de la base militar en Neuquén. Y fue más allá, ofreciendo
la instalación de Estados Unidos en la ciudad de Ushuaia, el punto más austral
del continente y punto estratégico de acceso a la Antártida. Como parte de
Tierra del Fuego, archipiélago que forma la “punta” final del país y del
continente, la zona es codiciada para la creación de un Centro Logístico
Antártico como escala para las rutas marítimas hacia la Antártida.
Es un proyecto antiguo que mueve conflictos geoestratégicos entre
China y Estados Unidos. La propuesta de Macri no avanzó por la negativa del
gobierno provincial. El gobierno de Alberto Fernández (FdT) ya ha manifestado
el deseo de que China participe en el proyecto, en el que Rusia también ha
mostrado interés.
Actualmente avanza el desarrollo del Polo Estratégico, pero con
recursos propios del Estado, según el ministro de Defensa, Jorge Taiana.
Ministro de
Defensa Jorge Taiana durante la inauguración de la Base Naval Integrada en
Ushuaia, en marzo de este año. / Presidencia Argentina
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En 2016, el diputado Luis María Bardeggia (Frente de Todos – FdT), de
Río Negro, Patagonia, envió una solicitud de información al Poder Ejecutivo
expresando su preocupación por las negociaciones con el gobierno de EE.UU.,
reportadas solo por los medios de comunicación. Asimismo, el año pasado la
diputada Patricia Jure (Frente de Izquierda y de los Trabajadores – FIT) y el
concejal César Parra (Partido Obrero) enviaron un proyecto solicitando
aclaraciones al Ejecutivo, ya del gobierno de Alberto Fernández, y al de la
provincia de Neuquén. “Cualquier base o intervención humanitaria ante
catástrofes para la Defensa Civil debe construirse con fondos provinciales o
nacionales, no con una donación de una fuerza militar o de un organismo
imperialista responsable de masacres en todo el mundo”, afirmaron Jure y Parra
en el comunicado.
Fue a finales del año pasado que las actividades sobre el terreno
llamaron la atención de la población. Ahora cercada con alambres y con la
estructura inicial ya lista para la instalación, todo indica el avance de las
obras de la estructura, proyectada en unos 600m² y ubicada cerca del aeropuerto
de Neuquén y de los ríos Neuquén y Limay.
Zona donde se construye la base militar de Neuquén,
entre los ríos Limay y Neuquén. / Juega Google Maps
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En noviembre, la comunidad neuquina presentó una acción de apoyo a
través de la Multisectorial para exigir documentación sobre el acuerdo entre
Argentina y Estados Unidos. Según los denunciantes, el proyecto está “camuflado
como ayuda humanitaria”.
“Estamos trabajando con el objetivo de informar a la sociedad sobre esta situación y lo que significa la presencia del
Pentágono en cualquier país”, explica Leonardo del Grosso, miembro de
Multisetorial y residente en Neuquén. El activista destaca que las
irregularidades en el proceso de instalación de la base son solo una
demostración más de sus verdaderas intenciones. “Donde está el Pentágono, hay
terrorismo, narcotráfico, tortura, abuso, masacres”, señala.
La región patagónica cuenta con importantes reservorios de agua dulce
y uno de los mayores reservorios no convencionales de gas y petróleo: la
formación Vaca Muerta, ubicada en su mayor parte en la provincia de Neuquén.
Además, las organizaciones alertan de la cercanía con las hectáreas propiedad
del magnate británico Joe Lewis y las Islas Malvinas, archipiélago parte del
territorio argentino ocupado por Gran Bretaña desde 1833. “Lewis ha instalado
un aeropuerto de 2km de largo en la provincia de Río Negro, junto al Océano
Atlántico, a través del cual hay constantes intercambios aéreos con las Islas
Malvinas”, señala Fernando Bargas, destacando la alianza entre Reino Unido y
Estados Unidos sobre la región.
Así, la Patagonia es un territorio en disputa, entre los movimientos
de los gobiernos nacionales y provinciales, los intereses geopolíticos de las
potencias mundiales y la soberanía de las comunidades locales y pueblos
originarios, quienes son continuamente expulsados de sus territorios en favor
de actividades extractivas. En este sentido, los planes detrás de una ayuda
humanitaria anunciada para la instalación de bases estadounidenses quedan
expuestos, como dice Bruzzone, si trazamos un mapa siguiendo las zonas en
disputa por parte de EE.UU.
“Localidad de Resistencia, en la Provincia del Chaco, y la Triple
Frontera: Acuífero Guaraní. En la provincia de Neuquén: formación de Vaca
Muerta. Seguimos a Ushuaia: acceso al Atlántico Sur e Islas Malvinas. Es el
control total del Estrecho de Magallanes y el Canal Beagle y las comunicaciones
entre los océanos Atlántico y Pacífico”, dice Bruzzone, al señalar que la base
estadounidense es como una base de la OTAN en las Malvinas.
“Así, tienen el control de toda la plataforma continental argentina y
todos los yacimientos de hidrocarburos y nódulos polimetálicos en alta mar en
el Atlántico Sur, concentraciones de minerales altamente estratégicos para
industrias de todo tipo, pero principalmente aeroespacial. También extienden su
proyección al océano Índico y al resto de Sudamérica y la Amazonía”, apunta.
Para la historiadora, en este esquema radica la diferencia entre la visión
imperialista de este territorio como el “patio trasero” de Estados Unidos o
“Nuestra América”, así como de todo el continente africano y los países de Asia
Occidental. “Eso explica todas estas ofensivas imperiales y colonialistas que
se están dando en todos los rincones del planeta. Donde están las bases, están
nuestras riquezas naturales”, dice la investigadora en geopolítica.
Montaje: Thales Schmidt
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