El 4 de noviembre de 2017, comenzamos,
Esta pesadilla tiene que terminar: ¡El régimen
de Trump y Pence tiene que MARCHARSE!
Andy Zee
Reunión Nacional de Rechazar el Fascismo del 5 de agosto de 2017
10 de agosto de 2017 | Periódico Revolución |
revcom.us
Rechazar el Fascismo está publicando los apuntes escritos de una
presentación que Andy Zee, un miembro de la Junta Asesora de Rechazar el
Fascismo, pronunció ante una reunión nacional de líderes de Rechazar el
Fascismo. Después de la discusión, la reunión confirmó la decisión de publicar
el Llamamiento para el 4 de noviembre y desarrolló planes para unas Conferencias
Regionales el 19 de agosto para hacer el trabajo de construcción y de
organización para el 4 de noviembre. Andy Zee empezó leyendo el Llamamiento para
el 4 de noviembre. Su discurso sigue.
EL 4 DE NOVIEMBRE DE 2017 Tomémonos las calles y las plazas
públicas en las ciudades y los pueblos por todo Estados Unidos y
continuemos día tras día y noche tras noche —sin parar— hasta que se cumpla
nuestra DEMANDA
¡NO! Esta pesadilla tiene que
terminar: ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
En nombre de la humanidad, ¡nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos
fascista!
Una pesadilla: Los inmigrantes viven bajo el terror — su
siguiente paso podría resultar en la detención, la deportación y la separación
de sus hijos y seres queridos.
Una pesadilla: Satanizan, prohíben y expulsan a los
musulmanes y refugiados.
Una pesadilla: Niegan a millones de personas —niños,
ancianos, enfermos y pobres— cuidados médicos, asistencia alimenticia, el propio
derecho de vivir.
Una pesadilla: Cosifican y denigran a las mujeres y les
niegan el derecho básico de controlar su propia reproducción; el fascismo
cristiano fundamentalista cada día más se codifica en leyes.
Una pesadilla: Estigmatizan y rechazan a la gente LGBTQ y le
niegan derechos civiles ganados hace poco.
Una pesadilla: El presidente amenaza abiertamente a la gente
negra y latina, y las condenas máximas y el parar y registrar se extienden a
nivel nacional, y se intensifican la brutalidad y el asesinato policial de
nuestros jóvenes, sin restricciones.
Una pesadilla: Bombardeos, ocupaciones, guerra y el peligro
de una guerra nuclear amenazan a la gente por todo el mundo, con el dedo del
Trump “Estados Unidos Ante Todo” encima del disparador nuclear.
Una pesadilla: Aporrean la verdad —riegan mentiras y más
mentiras— están destruyendo el pensamiento crítico en la educación y el discurso
público.
Una pesadilla: El planeta entero corre peligro debido a un
régimen que rechaza la realidad del calentamiento global y eviscera todas las
protecciones ambientales.
Una pesadilla: Paso por paso el régimen está descartando los
derechos democráticos básicos, persiguiendo a un grupo tras otro y suprimiendo
el disentimiento y la resistencia. Un régimen que desata la violencia de
golpeadores fascistas. Este es el fascismo — un cambio cualitativo en la
forma de gobernar la sociedad. La historia ha demostrado que hay que parar el
fascismo antes de que sea tarde.
ESTA PESADILLA TIENE QUE TERMINAR. Millones sienten esto y
se angustian sobre la pregunta de cómo parar este horror implacable. Lo que está
en juego es nada menos que el futuro de la humanidad y del mismo planeta.
¿Quiénes pondrán fin a esta pesadilla? Nosotros. Sólo la lucha decidida de
millones de personas en acción, juntas, con valor y convicción puede sacar del
poder a este régimen.
EL 4 DE NOVIEMBRE DE 2017:
Nos reuniremos en las calles y las plazas públicas de ciudades y
pueblos por todo Estados Unidos, al inicio con muchos miles declararemos que
este régimen en su conjunto es ilegítimo y que no nos detendremos hasta que se
cumpla nuestra demanda sola y única: Esta pesadilla tiene que terminar: ¡El
régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
Nuestra protesta tiene que crecer día tras día y noche tras
noche —en que los miles llegan a ser cientos de miles, y de ahí millones—
decididos a actuar para ponerle fin al grave peligro que el régimen de Trump y
Pence representa para el mundo, exigiendo que este régimen en su conjunto sea
sacado del poder.
Nuestras acciones reflejarán los valores de respeto por toda la humanidad y
por el mundo que queremos — en marcado contraste con el odio y la intolerancia
del régimen fascista de Trump y Pence.
Nuestra determinación de persistir y no retroceder obligará al mundo entero a
prestar atención. Cada fuerza y facción en la estructura del poder se verá
obligada a responder a nuestra demanda. Las grietas y divisiones entre los de
arriba, que ya son evidentes hoy, se intensificarán y ensancharán. A medida que
atraigamos a más y más personas a ponerse de pie, todo esto podría llevar a una
situación en que este régimen ilegítimo sea sacado del poder.
Corra la voz y organícese ahora. Sea parte de hacer historia. Que no digan
que usted se quedó al margen cuando aún había una oportunidad de detener a un
régimen que pone en peligro a la humanidad y al mismo planeta. Participe en
tomarse las calles y las plazas públicas día tras día y noche tras noche
manifestando que en nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados
Unidos fascista.
El 4 de noviembre de 2017, nos pondremos de pie hombro a hombro con
convicción y valor, superando el miedo y la incertidumbre, para insistir que:
¡Esta pesadilla tiene que terminar: El régimen de Trump y Pence tiene que
MARCHARSE!
En nombre de la humanidad, ¡nos NEGAMOS a aceptar a un Estados
Unidos fascista!
ESTA PESADILLA TIENE QUE TERMINAR: ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE
TIENE QUE MARCHARSE!
“Esta pesadilla tiene que terminar” capta cómo millones de personas se
sienten ahora. Este sentimiento es a veces incoado y, en otros, enfurece.
Perturba el sueño, domina las conversaciones. Para los inmigrantes y los
musulmanes es el terror que se vive, un augurio que impregna todos los aspectos
de la vida. Donde uno nunca sabe si este es el día en que será arrebatado a la
familia y a la vida que ha hecho, tal vez para ser devuelto a un lugar que no
conoce donde puede enfrentar la persecución o incluso la muerte.
Millones de personas se angustian sobre cada maniobra del régimen y se
preocupan por el fantasma de que lo peor esté por venir. Se sienten atrapados en
una especie de pesadilla de la que con mucha urgencia desesperada hay que
escapar, que con desesperación espera despertar para poder dejar atrás el
terror. La adición de “Esta pesadilla tiene que terminar” a nuestra demanda
habla muy ampliamente de la manera en que se siente la gente.
La gente siente que de alguna manera esto tiene que terminar y anhela una
salida. Rechazar el Fascismo es la esperanza y la forma de sacar del poder al
Régimen de Trump y Pence.
Lo que las personas no saben, y necesitan saber, es que ELLAS MISMAS SON EL
CAMINO PARA SALIR DE LA PESADILLA, si se unieran y actuaran fuera de
todos los cauces acostumbrados que esperan que la sociedad y el
gobierno ofrezcan para remediar sus inquietudes — fuera de las maneras en que de
costumbre piensan actuar por su cuenta para remediar las cosas. De esperar las
investigaciones, de esperar a que los demócratas actúen, de pensar que Trump se
implosionará, de esperar las elecciones de 2018 al Congreso, hasta de protestar
contra cada abuso — por justas que sean las protestas y por mucho que las
protestas contribuyan a que la gente alce la cabeza, todas estas cosas son
acciones dentro de los marcos normales en los que la gente se ha
acostumbrado a pensar y actuar en pro de un cambio de política y rumbo. Pero el
cambio, incluso en tiempos “normales”, se da rara vez sin una férrea lucha
cuando no sea un cambio a favor de los intereses de al menos algunos de los que
están en el poder. PERO AÚN MÁS, NO TIENE NADA DE NORMAL EL RÉGIMEN DE TRUMP Y
PENCE. EL FASCISMO NO ES NORMAL.
Rechazar el Fascismo va contra lo que la sociedad se enfrenta. El fascismo no
es la forma normal en que Estados Unidos ha sido gobernado. Si bien más y más
personas están llegando a ver el cambio cualitativo que implica el Régimen de
Trump y Pence, tenemos que desarrollar una lucha a nivel de toda la sociedad con
la gente para que reconozca y vea de frente venir la realidad de que con la
elección de Trump hay un cambio fascista cualitativo en las normas sociales,
políticas y culturales de la forma de gobernar y dominar esta sociedad. La
anormalidad de Trump se centra constantemente en su psicología narcisista y/o
sus fechorías financieras y de otra índole, y lo que no se reconoce es
el desgarramiento radical de las normas de la sociedad y en su lugar,
las nuevas normas fascistas que se están cimentando en su lugar.
Una vez más, hay una ruptura con lo que han sido las normas que enfrentamos,
y para hacer frente a esto debe haber una ruptura con las formas “normales” en
que la gente le pide el cambio al gobierno. Las formas normales de hacer
peticiones y protestar NO APLICAN en el caso de Trump — aunque hayan sido lo
suficientemente difíciles bajo el funcionamiento normal de este sistema.
Por eso, escuchamos constantemente a las cabezas parlantes en los noticieros
de cable, o a los comentaristas de las redes sociales criticando y burlándose de
los tuits y enunciados escandalosos de Trump, de su desprecio por la verdad, de
su bufonería general y de su desafío a las normas de la sociedad. Y no sólo
desconocen toda la escala y el alcance de su programa y casi nunca mencionan su
carácter fascista, sino que también constantemente “le dan consejos” al régimen
sobre cómo gobernar “normalmente”. EL PROBLEMA es que Trump se
enorgullece de romper las normas — y por eso lo eligió una
base social que ha estado azuzada durante décadas en apoyo a un programa
racista, misógino y antiinmigrante. Ellos creen que el carácter estrafalario de
fuereño de Trump y su desafío a las normas muestran que él puede conseguir
resultados y que lo logrará. El programa de los demócratas y sus voceros
mediáticos es la restauración de las normas. Así que están dirigiendo a
la gente que odia y se opone al régimen para que vea todas las cosas que ya
mencioné: las elecciones, las audiencias, las investigaciones y las protestas
como de costumbre para “hacerse oír su voz”, como si estuviéramos lidiando con
un régimen normal. No es así.
Tenemos que aprender de aquellos tiempos en la historia de Estados Unidos, y
de todo el mundo, cuando la gente se salió de los cauces normales a fin de
luchar por sus demandas. Tan sólo el pasado invierno decenas, y luego cientos,
de miles de personas se tomaron las calles en la capital de Corea del Sur, y con
el tiempo día tras día y noche tras noche, para exigir la destitución de la
presidenta. Después de casi cuatro meses, lo lograron.
Debemos reconocer, y tener firmemente en las manos, nuestra exigencia de que
el RÉGIMEN en su conjunto tiene que marcharse. Esta es una fuerza tremenda de
Rechazar el Fascismo. Ninguna otra persona, ninguna otra organización, ha
planteado esta demanda. No obstante, muchos están paralizados ante la idea de
que Trump sea sacado y entre Mike Pence. Su asco por Pence es válido.
Pence es ahora el líder político de un fundamentalismo cristiano teocrático,
al cual debemos llamar con mayor precisión el fascismo cristiano. Con décadas en
desarrollo, se analizan extensamente las raíces de esto en La verdad sobre
la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la
respuesta y La guerra civil que se perfila…, ambos documentos de
Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario y el arquitecto
de la nueva síntesis del comunismo.
La semana pasada, dos estudiosos católicos del Vaticano, cerca del papa
Francisco, advirtieron a los católicos estadounidenses que el evangelismo
cristiano del Régimen de Trump y Pence “no se difiere mucho” a la versión del
fundamentalismo islámico que está arrasando al Medio Oriente. El Régimen de
Trump y Pence está saturado y depende de esta base social fascista cristiana, y
ya han hecho grandes avances en la implementación de su agenda, con un impacto
catastrófico en la vida de las mujeres y de la gente LBGTQ, así como en la
medicina, el cuidado de salud y la educación pública. Impacto mismo que
perjudicará desproporcionadamente a las comunidades de las nacionalidades
oprimidas.
El fascismo cristiano recorre al régimen entero, desde la concepción
apocalíptica del mundo de Steve Bannon sobre una guerra por la civilización
judeocristiana occidental (léase “blanca”), al gabinete de Trump con Rick Perry,
Betsy DeVos, Ben Carson y ese vil loco que ahora está en la Corte Suprema, Neil
Gorsuch. Éste es un RÉGIMEN —importa esa palabra— es una amalgama de todas las
cepas del fascismo que han recorrido la historia de Estados Unidos, que se han
forjado en las últimas décadas, y ahora, en el contexto de los enormes problemas
que enfrentan Estados Unidos y el sistema, ha ascendido al poder. Quizá haya
sorprendido a todos o a algunos de estos movimientos fascistas que Donald Trump
sea el vehículo en que están viajando, pero lo han reconocido, y ahora es así.
Bannon y el nazi Adolfo Giuliani han dicho: ESTA es nuestra última oportunidad
de consolidar el fascismo (aunque no lo han dicho abiertamente, lo han dejado en
claro).
En nuestro mensaje del 15 de julio, planteamos: “¿Podría ocurrir en
Estados Unidos? La respuesta:… Sí. Es un fascismo estadounidense —el
Destino Manifiesto y el excepcionalismo estadounidense— un fascismo envuelto en
la Biblia interpretada textualmente y la bandera estadounidense, empapado de
racismo, misoginia y xenofobia”. Y, al responder que sí, dijimos: “Ya está
ocurriendo y la responsabilidad recae, sobre todos nosotros, de detenerla
antes de que ahogue el aire en la sociedad”. La realidad es: no se trata
simplemente de otra oscilación normal del péndulo: es un RÉGIMEN que está
engendrando un Estados Unidos fascista.
ÚNICAMENTE RECHAZAR EL FASCISMO tiene un PLAN PARA EXPULSAR AL
RÉGIMEN EN SU CONJUNTO, y ESTO IMPORTA Y ES NUESTRO PUNTO FUERTE.
El hecho de que RECHAZAR EL FASCISMO identifica y exige que el régimen en
su conjunto tenga que marcharse es un gran punto fuerte y debe ser un imán
para que la gente se conecte con la visión para el 4 de noviembre. Nuestros dos
lemas, “La pesadilla tiene que terminar, ¡El Régimen de Trump y Pence tiene que
marcharse!” Y “¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados
Unidos fascista!” concentran mucho conocimiento de la situación a que nos
enfrentamos y además el camino hacia adelante — tiene que estar en
todas partes y en todas partes debe haber lucha sobre estos dos lemas.
Nuestro plan requiere que pensemos y actuemos, como dicen, fuera de los
cauces normales. Hacemos un llamamiento a la gente a que ponga mucho en
juego, que se tome las calles y las plazas públicas día tras día y noche tras
noche sin parar. Para que esto suceda cada vez más, la gente tiene que entender
de una manera básica la situación —de nuevo, la necesidad— que la humanidad se
enfrenta con el ascenso al poder del fascismo en el país más poderoso del mundo.
También necesitamos adentrarse profundamente en esto, porque si queremos que
otros sean fuertes, no debemos ser menos fuertes.
Los siete
fiches de denuncias que hemos desarrollado constituyen una tremenda
herramienta, que le lleva a la gente la brutal realidad de lo que este régimen
ya ha hecho concretamente; lo que han dicho que harán; y lo que su régimen ha
desatado en los estados y en sus grupos de justicieros fascistas. No hemos
valorado plenamente el papel que estos afiches pueden desempeñar en la
movilización de la gente. Después de leer los afiches, la gente nos ha dicho:
“De verdad, no lo sabía”. ES IMPRESIONANTE la ESCALA Y EL ALCANCE de lo que el
RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP Y PENCE HA HECHO EN SEIS MESES.
Los afiches tienen tres dimensiones clave: [1] Educan: a la gente le llevan
los hechos, la realidad (la escala y el alcance de la reconfiguración fascista
de la sociedad); [2] Son una herramienta para llevar a cabo acciones
políticamente provocadoras, al hacer uso de los afiches y de la investigación
concentrada en ellos para perseguir al enemigo: al régimen, al Congreso, a los
administradores de los organismos como el ICE, la Patrulla Fronteriza, etc.; o
para salir a las calles y sacudir y despertar a aquellos que normalizan
el fascismo y distraen a la gente de la realidad de lo que pasa y desvían a la
gente de la realidad de que hay una organización y una forma de luchar contra
esto — esto incluye a los medios informativos como la CNN y la MSNBC, así como a
los demócratas y a los socialdemócratas, entre otros; y [3] Estos afiches son
una tremenda herramienta de organización. La gente puede descargar los afiches y
colgarlos en su ciudad o vecindario. No podemos estar en todas partes, pero los
afiches sí. ¿La gente quiere formar un grupo para el 4 de noviembre? Sostenga
una discusión sobre cada uno de los afiches en el marco del Llamamiento a la
Acción de Rechazar el Fascismo y el Llamamiento del 4 de noviembre, y lleve la
exhibición a la calle, a la gente.
Volveré a los planes al final de esta presentación, pero lo que en general
será decisivo para activar a las masas de personas es el uso de esta agitación
contundente, de las denuncias de lo que este régimen fascista ha hecho, en
acciones políticamente provocadoras: como la protesta fuera y dentro del
reciente mitin de Trump en Youngstown, Ohio; la interrupción y protesta durante
el panel de Politicon con Ann Coulter; o las 100 horas de la protesta de cuatro
días enteros para desenmascarar a Fox News. En los años 1980 y 1990, ACT-UP hizo
mucha investigación sobre el SIDA, y tenía las verdades sobre el gobierno y lo
que éste no hacía para tratar el SIDA. Pero no simplemente se sentaron
sobre esta información — tomaron acciones creativas, perturbadoras, incluso
chocantes, y eso llegó a ser una forma crítica de educación ACTIVA que era, a la
vez, una forma de lucha. Lo que el Régimen de Trump y Pence ha hecho y
representa debe sacudir la conciencia, pero por todas las razones de la
“normalización” de las que he venido hablando, una parte de lo que debemos hacer
es actuar en formas que pongan el elemento de “sacudir la conciencia” de este
fascismo delante de la gente de modo que no pueda ignorar.
El 4 de noviembre de 2017, comenzamos. ¿Por qué fijamos esta fecha? Porque
sin el calibre de oposición de millones de masas de personas que están en las
calles día tras día, noche tras noche, hay pocas posibilidades de que el régimen
en su conjunto sea sacado antes de que puedan cimentar en su lugar un
reordenamiento fascista de la sociedad. Al fijar la fecha, centramos nuestra
atención y la de toda la sociedad sobre la forma de protesta política que se
requiere.
Hemos reconocido que hay dos ventanas que todavía están abiertas que hacen
posible hacer lo que estamos llamando a hacer. La primera es que el Régimen de
Trump y Pence no ha podido instaurar completamente, hasta ahora, el fascismo.
Ellos han hecho avances significativos, tienen planes en marcha, pero todavía
hay una ventana abierta. Como nosotros y otros hemos señalado, sólo se
necesitaría un solo grave incidente internacional o interno para que esa ventana
se cerrara a golpazos y el régimen tomara medidas de “emergencia”. E incluso sin
tal incidente, las cosas podrían llegar a un extremo por medio de las medidas
ejecutivas y las leyes que el régimen logre adoptar a fuerzas, de modo que así
se cierre la ventana, con el resultado de que el fascismo se consolide.
Esta mañana Jeff Greenfield, un comentarista político de larga trayectoria,
hablaba en la CNN, y argumentaba en contra del discurso predominante de que
Trump está “despistado, sin capacidad de lograr nada”. Greenfield dijo que
mientras nosotros, en referencia a los medios de comunicación y de la gente que
les siguen, han estado absortos en las ráfagas diarias de cosas escandalosas
provenientes de la Casa Blanca trumpista, el régimen ha venido haciendo avances
significativos en el desarrollo de su programa. Señaló especialmente a la
subcontratación del nombramiento de los jueces federales a la Sociedad
Federalista, lo que está resultando en nombramientos de unos jueces a las cortes
federales al tono de Neil Gorsuch, el juez de la Corte Suprema, quienes
reconfigurarán radicalmente las leyes por un rumbo reaccionario durante
décadas.
Hay una segunda ventana que hemos señalado: que todavía hay millones y
millones de personas que no se han ajustado al Régimen de Trump y Pence o no se
han resignado a aceptarlo. Aún tiene voluntad de protestar las masas de gente.
Si bien las protestas no han alcanzado el número de personas que había en la
Marcha de Mujeres, y además se ha dado mucha normalización, hay
millones de personas que están en alerta. Y si vieran y entendieran que existe
un programa para efectivamente sacar a este régimen, y que hay personas que
están actuando según este programa, podrían ser impulsadas a actuar.
Con las acciones del 15 de julio, pusimos en el mapa político que existe un
movimiento nacional dedicado a luchar por la demanda de que ¡el Régimen de Trump
y Pence en su conjunto tiene que marcharse! — y esa organización es Rechazar el
Fascismo. Las manifestaciones eran relativamente pequeñas, de cientos de
personas en ciudades clave, pero la gente se presentó ante las amenazas y la
presencia de fascistas organizados. En Los Ángeles, cuando los fascistas
comenzaron a corear, “¡USA! ¡USA!”, los manifestantes respondieron con coros de
“¡La humanidad ante todo! ¡La humanidad ante todo!”. Es preciso captar el
potencial y el significado de eso. No debemos dejar de valorar y construir sobre
el embrión del 15 de julio.
Aún no tenemos las cantidades de personas ni suficientes líderes en este
momento para lo que se necesita para comenzar el 4 de noviembre. Podemos
obtenerlos en los próximos dos meses y medio. Esta propuesta se hace en pleno
reconocimiento del enorme salto que hay que dar en nuestro trabajo, y en
reconocimiento de los millones de personas que quieren que la pesadilla
termine.
Primero, debemos entender que el calibre de lucha a la que estamos llamando
para el 4 de noviembre es absolutamente esencial. Esperar hasta el otro año bien
podría ser muy tarde. Entender esto a fondo nos da libertad. De simplemente
continuar lo que nosotros y otras fuerzas hemos venido haciendo, es muy probable
que lleve a una verdadera catástrofe. De entender que la pura verdad abre
brechas y nos impele, juntos con muchas otras personas, a encontrar y luchar por
las formas y los medios a fin de responder a esa necesidad que se plantea y
realza objetivamente fijando una fecha para comenzar. El principio aquí es que
comprender en serio la necesidad que enfrentamos abre el potencial para
encontrar y actuar sobre una nueva libertad para transformar esa necesidad.
Debemos entender claramente que no nos estamos organizando para el 4 de
noviembre en una situación en la que ninguna otra cosa está sucediendo excepto
nosotros y el Régimen de Trump y Pence. Todo lo contrario. Cada fuerza social en
la sociedad está en el caldo de cultivo de una manera u otra. El proceso de
hacer el trabajo de organización y dirección para el 4 de noviembre será el
estire y afloje y la interrelación entre lo que hace el Régimen de Trump y
Pence, lo que hacen otras fuerzas fascistas, cómo los demócratas y hasta algunos
republicanos se concilian y también objetan y se oponen al régimen, lo que hacen
otras fuerzas sociales — los análisis que hacen y las luchas que inician, así
como las acciones y los acontecimientos en el mundo de otros gobiernos, y hasta
los desastres naturales (recordemos al huracán Katrina1; Y ADEMÁS, la relación de todo esto a lo que propone y
hace Rechazar el Fascismo. Tendremos que dirigir por medio de un contendiente
caldo de fuerzas y acontecimientos que resulta al exponer nuestra posición tal
como se concentra en los dos Llamamientos (el Llamamiento
para el 4 de noviembre y la declaración fundacional de Rechazar el Fascismo) y liderar la
lucha como parte de la organización para hacer un verdadero comienzo el 4 de
noviembre. Al llamar para el 4 de noviembre, en realidad estaremos en una
posición mucho más fuerte, si grandes cantidades de las masas de la gente
salieran en respuesta a un suceso repentino e inesperado, para adelantar la
fecha a un día más temprano, en caso de que surjan las condiciones que lo hagan
posible.
Hay otra dimensión importante para comprender por qué sólo cuando la gente
actúe en una lucha de masas en las formas a las cuales está llamando Rechazar
del Fascismo, se podría conducir a la destitución del régimen en su conjunto y a
un resultado positivo.
Quiero leer dos párrafos que aparecen en la página web del Partido Comunista
Revolucionario, REVCOM.US:
Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington
Post, están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de
acuerdo a los términos del sistema actual y al servicio de los
intereses de la clase dominante del sistema actual, que representan.
Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y
millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio
de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la
humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y
contrarios a los intereses de la clase dominante.
Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es
irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar
esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la
lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se
relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para
la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de
que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y
acciones fascistas y por lo que está en juego para la
humanidad.
Desde mi punto de vista, lo que está concentrado en estos dos párrafos es
extremadamente importante y útil para entender la dinámica en juego en la
situación que enfrentamos y el plan que hemos presentado — aunque no es
necesario que la gente en Rechazar el Fascismo comparta este análisis del
sistema y de su clase dominante que se concentra en estos párrafos.
Hay dos puntos que quiero subrayar aquí. El primer párrafo concentra la razón
por la cual la gente debe tomar acción independiente fuera de los límites
normales de la política bipartidista. Los demócratas no darán y no pueden darle
una respuesta, que corresponda a los intereses de la humanidad, a este fascismo
porque son parte del mismo sistema que ha creado las condiciones que engendraron
y fomentan este fascismo. Como vimos cuando Trump lanzó los misiles contra
Siria, los demócratas aplaudieron, mostrando que cuando se trate de los
intereses fundamentales de su imperio, comparten con el sector fascista de la
clase dominante un belicoso y grotesco chovinismo estadounidense. Escuchen las
alabanzas de los demócratas a los generales John Kelly y al Perro Rabioso
Mattis. Cuando Trump, en su discurso sobre el Estado de la Unión, cantó
alabanzas a uno de los SEAL de la Marina por la incursión de enero en Yemen, el
comentarista de la CNN Van Jones dijo efusivamente que en ese momento, Donald
Trump “se convirtió en presidente”.
En segundo lugar, como dice el nuevo Llamamiento para el 4 de noviembre de
Rechazar el Fascismo: “Las grietas y divisiones entre los de arriba, que ya son
evidentes hoy, se intensificarán y ensancharán. A medida que atraigamos a más y
más personas a ponerse de pie, todo esto podría llevar a una situación en que
este régimen ilegítimo sea sacado del poder”. En otras palabras, todas las
luchas internas entre los gobernantes —entre los demócratas y los republicanos y
cosas como la investigación que conduce Mueller— ofrecen brechas por las cuales
podría brotar la lucha desde abajo. Sin esa lucha desde abajo, estas grietas en
la cúpula no llevarán a nada, o se resolverán de unas maneras que podrían ser
malas para la gente — como que Pence llegue al poder con todas las facciones de
la clase dominante en firme unidad con él y el programa fascista siga
intacto.
Antes de pasar a nuestros planes inmediatos, quiero subrayar de nuevo que un
obstáculo clave que debemos superar es que la gente de hoy tiene poca
experiencia con una verdadera lucha de masas que se salga de los límites de los
procesos políticos normales, incluyendo las protestas como de costumbre.
Nuestras acciones y nuestro trabajo de organización de ahora en adelante deben
hacer que esta manera diferente de hacer las cosas cobre vida para las masas de
personas.
En el discurso del 15 de julio de Rechazar el Fascismo, después de plantear
la visión del calibre de lucha a la que estamos llamando para el 4 de noviembre,
dijimos:
Esto es a la vez sin precedentes, y al mismo tiempo, hay modelos y
experiencia de los cuales aprender. Nixon y su vicepresidente, Spiro Agnew,
fueron sacados del poder.
Hace poco en Corea del Sur, millones de personas se tomaron las calles noche
tras noche, al comienzo únicamente los fines de semana y con el paso del tiempo
sacaron del poder a la presidenta ahí. En Ucrania, en la plaza Tahrir de Egipto…
millones de personas protestaron día tras día y noche tras noche, lo que suscitó
una crisis política para que aquellos en el poder sacaran a los líderes
despreciados. Por cierto que había deficiencias, y hay diferencias,
pero nunca, NUNCA, subestimemos el poder de la gente cuando luchamos de
manera justa al servicio de los intereses de la humanidad.
PODEMOS HACER ESTO. Existe la gente. Existe la indignación. Comenzando por
aquellos que nos pusimos de pie hoy, si actuamos de manera creativa y resuelta,
si nos enfrentamos al régimen y a sus representantes e instituciones y siempre
lo hacemos de maneras que opongan la verdad a las mentiras de lo que ellos
representan. Hacer que la gente se sienta, por medio de lo que hacemos, que los
inmigrantes, los musulmanes, las mujeres, los negros, los latinos, la gente
LGBTQ, la gente de todo el mundo son seres humanos plenos, mostrando con
palabras y hechos que no aceptarán el cruel y brutal futuro del Régimen de Trump
y Pence... ¡que éstos tienen que MARCHARSE! Y que todas estas personas, que
nosotros, somos los que haremos que ocurra.
Antes de pasar a exponer brevemente los planes, quiero reiterar que si bien
debemos tener por objetivo la movilización de millones de personas y exponer eso
ante la gente, y si toda esa gente saliera el 4 de noviembre, eso sería genial,
pero es más probable que el proceso, y lo que debemos lograr concretamente
mediante nuestro trabajo de organización, sea que al menos unos miles de
personas en cada una de las ciudades clave comiencen el 4 de noviembre, y que
por medio de un proceso, esto rápidamente se convierta en una plataforma desde
la cual rápidamente llamar al frente y atraer a más y más gente. Habrá una lucha
de estire y afloje en los medios de comunicación, en la población y con las
autoridades. Por medio de esto, habrá una dinámica donde por medio de flujos y
reflujos, así como intentos de calumniar y suprimir lo que estamos haciendo, sea
posible atraer y activar a más y más personas. Donde miles se conviertan en
decenas y luego cientos de miles, y potencialmente millones de personas.
Después de discutir la propuesta y el Llamamiento para el 4 de noviembre de
2017, discutiremos las venideras Conferencias Regionales el 19 de agosto y
elaboraremos planes para el trabajo de organización y preparativos para el 4 de
noviembre.
Terminaré con las últimas líneas del Llamamiento para el 4 de noviembre, que
le hacen eco a la declaración de misión de Rechazar el Fascismo, el Llamamiento
a la Acción:
El 4 de noviembre de 2017, nos pondremos de pie hombro a hombro con
convicción y valor, superando el miedo y la incertidumbre, para insistir que:
¡Esta pesadilla tiene que terminar: El régimen de Trump y Pence tiene que
MARCHARSE!
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