Una muerte en la línea
Anastasio Rojas golpeado salvajemente por Agentes
Por Mariana Martinez La Prensa 4 de junio de 2010
Las luces amarillas apenas iluminaban levemente el bulto que era el cuerpo y
era difícil saber si estaba sangrando o cubierto en sudor.
Segun recuerda “Juan” un migrante de 62 años quien pidió no revelar su
identidad a los medios, Anastasio Hernández Rojas, de 35 años de edad iba en el
camión con otras 14 personas.
Todos estaban esposados y tristes.
Juan y otros cuatro hombres fueron repatriados primero.
Los agentes de emigración mexicana (INAMI) les indicaron que podían hacer una
llamada y fue al estar haciendo fila para llamar a su familia en Guadalajara,
que Juan escuchó los gritos de un hombre, se asomó por la reja y vio a seis
agentes golpeando a Anastasio.
“Lo golpeaban con saña” cuenta, “Todos corrimos a la reja y podíamos ver como
llevaban a Anastasio arrastrando, le daban con todo: patadas, codazos,
macanazos, se sentaban arriba… en un punto, lo arrastraron atrás de un camión
del estacionamiento, como para esconderlo, porque ahí los podía ver mucha gente,
entre agentes, migrantes, personas que venían del otro lado de compras…”
Juan recuerda que una mujer gritaba —los americanos están medio matando a
un muchacho—los transeúntes con sus celulares grabando, un agente del INAMI
grabando también con la cámara de su teléfono y hasta un miembro de la marina
Mexicana lamentó no poder entrar al otro país, a solo pasos de donde estaban
todos viendo, escuchando la golpiza.
“Luego llegaron más y más, llegó el momento en que eran como 20, pegándole
todos, había de todos los uniformes; verdes (Patrulla Fronteriza) azules (CBP),
azul marino con las siglas ICE, incluso los de gris, que manejan los camiones
que nos avientan a México, todos le estuvieron pegando” recuerda Juan.
“Le pusieron la pistola de electricidad y salía volando el cuerpo, se
revolcaba y aunque no se estuviera ni moviendo no le dejaron de pegar….los
gritos eran horrendos, se escuchaban por el pasillo que lleva a Tijuana y
ahogaba el sonido de la puerta de metal que suena, clank clank, clank,
clank.”
Anastasio, dejo de respirar y los agentes realizaron maniobras de
resucitación cardiopulmonar, luego llegó la ambulancia para transportarlo al
hospital Scripps de Chula Vista.
Otro de los testigos, que llamaremos Víctor, estaba cruzando hacia Tijuana
luego de un día de trabajo cuando escucho el alboroto.
“Me atrevo a decir que fueron sanguinarios” dijo Víctor, “el hombre estaba
ahí sin moverse durante 30 minutos hasta que fue levantado, se veía como si ya
estuviera muerto.” Veinticuatro horas después los médicos lo declararon con
muerte cerebral.
Su esposa y sus cinco hijos —dos de ellos gemelos de 4 años—, sólo supieron
del paradero de su padre cuando fue a buscarlos un detective de la Policía de
San Diego quien les dijo las condiciones de salud pero no el motivo de sus
heridas.
Anastasio, había vivido 25 años en San Diego, había sido deportado el martes
pasado y estaba intentando regresar a su vida en California.
Al ver que no había remedio, dieron permiso para retirarlo del respirarador
que lo mantenía palpitando.
“Sentimos que a nosotros también se nos acaba la vida” dijo la prima de
Anastasio, Verónica, “porque se deja una esposa, cinco hijos, no hay razón para
que haya sucedido algo así, que se haga justicia por favor, es lo que nos
queda.”
Las preguntas sobre el caso fueron rápidamente remitidas a la Agencia de
Aduanas y Protección Fronteriza (CBP),—agencia a la que pertenece el agente que
presuntamente uso la pistola eléctrica en contra de Anastasio—, por lo que la
vocera Jackeline Dizdul asegura que según los oficiales quienes estaban a cargo
de la repatriación, Anastasio se había tornado violento.
"A pesar de que se le pidió en repetidas ocasiones dejar de pelear, el sujeto
continuo con su actitud por lo que un agente sacó una pistola eléctrica para
controlarlo y preservar su seguridad” explicó la vocera, “fue atendido por
personal de emergencia y llevado a un hospital local, por lo que el incidente
está bajo investigación.”
El caso ha sido tomado por la Policía de San Diego para determinar si hay
evidencias de abuso de fuerza pero esto ha sido tomado con reserva por
observadores de los derechos civiles y humanos.
“En un momento en el que el debate migratorio se ha intensificado y
polarizado al país, es aún más urgente que nunca que los agentes federales sean
entrenados para hacer valer la ley pero también respetar los derechos humanos”
dijo Cristian Ramirez, director nacional del Comite de Amigos Americanos, “Esto
no hubiera sucedido con una ley migratoria justa, con entrenamiento para los
oficiales y un proceso transparente de investigación de quejas.”
Y es que el publico fronterizo aún no recibe las conclusiones del último caso
de abuso de fuerza en la frontera, la muerte de Oscar García Barrios un migrante
de 22 años, con documentos que trabajaba de mesero en San Diego y fue asesinado
en San Isidro el 18 de mayo del 2006 por la Patrulla Fronteriza cuando se
dirigía a Tijuana.
Tampoco han sido publicados los datos de la investigación de Guillermo
Martínez fue asesinado por la espalda en diciembre del 2005 de un balazo cuando
regresaba a territorio nacional ni de otros casos similares.
“En este último caso no sabemos de una sanción ejemplar, ni siquiera de una
sanción como tal: simplemente al agente fronterizo lo cambiaron de adscripción y
ese es el temor, que vuelva a suceder en este caso”, dijo Heriberto García
García, ombudsman de la Comisión de Derechos Humanos en Baja California.
Hasta el momento, la investigación policial arroja que Anastasio y su hermano
habían sido detenidos unas horas antes, bajo sospecha de haber ingresado de
manera indocumentada a Estados Unidos y había sido procesado en la estación de
emigración de Chula Vista, casi de manera inmediata.
Su hermano Pedro Pablo, —quien sigue bajo custodia federal—, dijo a los
policías que su hermano estaba lastimado, luego de que un agente de la Patrulla
Fronteriza le golpeara la pierna donde había sido operado y en la cual todavía
tenía clavos de metal.
El recién publicado examen toxicológico de Anastasio arroja que tenía restos
de metaanfétamina en su organismo.
“Habrá primero que corroborar este dato, porque no hay claridad sobre si él
tenía un problema de adicción, pero esa no es la pregunta legal” según dice
Andrea Guerrero representante de ACLU en San Diego.
“La pregunta legal es si hubo uso excesivo de fuerza y lo preocupante en este
caso es el grado de opacidad con que se realizan estas investigaciones” agregó
la abogada y activista, “es decir ¿cuales fueron las circunstancias que llevaron
a la muerte de Rojas?, ¿quién hace las investigaciones, lo hará de manera
justa?, ¿quién vigila a los que nos vigilan? porque si esto puede estar pasando
frente a media centena de personas, ¿que sucede a puerta cerrada?”
En la cámara de Diputados de México se ha planteado ya llevar el caso a la
Corte Interamericana de los Derechos Humanos y activistas de ambos lados de la
frontera plantean seguir muy de cerca el procedimiento del caso, ya que temen
que este nunca llegue a ver un juicio público en el que se conozcan todas las
pruebas y se castigue a quien resulte responsable.
“En la frontera hay demasiada impunidad”, lamentó Ramírez, “estos casos
siguen acumulándose como inconclusos, como muertes que no son esclarecidas como
nos merecemos todos”.
ACTUALIZACIÓN:
La oficina forense de San Diego, determinó el Miércoles como homicidio la
muerte del hombre mexicano que fue golpeado y le aplicaron descargas eléctricas
mientras estaba en custodia de agentes de E.U.
Anastasio Hernandez Rojas murió de un paro cardiaco, reveló la autopsia, pero
también fueron factores contribuyentes el abuso de metanfetaminas e hipertensión
arterial.
El gobierno de México condenó los hechos y ha demandado a través de canales
diplomáticos una investigación exhaustiva.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|