Una fuente del Pentágono revela represalias contra
quienes denunciaron internamente la vigilancia masiva
Esta nueva revelación socava los argumentos de quienes criticaron la filtración
de Edward Snowden y aseguraron que existen mecanismos oficiales de denuncia
Snowden pide que se revisen las políticas de protección de los denunciantes y pone como
ejemplo el caso de Thomas Drake, un trabajador de la NSA que fue
investigado y procesado
Los detalles de la historia se conocen ahora gracias a un libro en el que John Crane, un ex
investigador del Pentágono, cuenta cómo descubrió que alguien había revelado al
FBI la identidad de Drake
SPENCER ACKERMAN / EWEN MACASKILL - Washington / Londres
The Guardian/El Diario
23 de mayo de 2016
El exagente de la NSA Thomas Drake fue
investigado y procesado tras revelar al Pentágono el uso de la vigilancia masiva.
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Edward Snowden ha abogado por una revisión completa de las políticas de protección
de los denunciantes después de que una fuente del Pentágono haya denunciado las
trampas del sistema contra aquellos que exponen las malas prácticas de la organización.
El relato de John Crane, un ex investigador del Pentágono con muchos años de
experiencia, perjudica a Barack Obama, Hillary Clinton y a otros altos cargos
de la administración que en su día aseguraron que Snowden no debería haber
filtrado información a los medios de comunicación y que podría haber utilizado
los mecanismos internos de denuncia.
Crane, que durante mucho tiempo trabajó como ayudante del inspector general del
Pentágono, ha acusado al Departamento de Defensa de tomar represalias contra un
denunciante, Thomas Drake. Este caso ayudaría a comprender por qué en 2013
Snowden optó por filtrar a los medios la información relativa a la Agencia de
Seguridad Nacional. Los funcionarios del Pentágono no solo proporcionaron el
nombre de Drake a investigadores penales sino que, como Drake ha contado a The Guardian, destruyeron
documentos que eran claves para su defensa.
En respuesta a estas revelaciones, Snowden ha indicado que en su momento compartió
sus preocupaciones con los compañeros de oficina, sus superiores y también con
abogados y que todos le indicaron que "estaba jugando con fuego"
En declaraciones a The Guardian, ha explicado
que "los denunciantes necesitan una política de protección férrea y que
realmente se respete". "Necesitamos que cuando se denuncia una mala
práctica y se aborda el problema, estos casos exitosos salgan a la luz. Se debe
proteger a todos aquellos que hablan con miembros del Congreso que desempeñan
una función de vigilancia y si gracias a sus esfuerzos se reforman determinadas
políticas, se merecen que se reconozca su labor. Ahora mismo no hay incentivos
para aquellos que deciden plantar cara a una agencia que no respeta la ley y
esto debe cambiar".
También ha indicado que "con el sistema actual, la triste realidad es que hablar
con un inspector general y presentarle pruebas de alguna grave irregularidad es
un error. Contactar con los medios de comunicación conlleva riesgos, pero al
menos tienes más posibilidades":
Arruinado por denunciar
Thomas Drake se arruinó como consecuencia de la batalla legal a la que tuvo que hacer
frente. En 2011 se retiraron todos los cargos contra él. Snowden tomó nota.
Ahora, el relato de Crane ha dado lugar a una nueva investigación por parte del
Departamento de Justicia de Estados Unidos, que estudiará las posibles
represalias del Pentágono contra los denunciantes. Crane tiene la esperanza de
que esta investigación sirva para que el Pentágono se convierta en un lugar más
seguro para aquellos que desde dentro intenten denunciar las malas prácticas y
la ilegalidad.
El exagente de la NSA, Thomas Drake. YOUTUBE
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"Si los denunciantes son investigados por el simple hecho de ser denunciantes, esto
representa el fin de todo el sistema de denuncias de malas prácticas dentro de
la organización", ha indicado Crane a The Guardian.
Crane, que hasta ahora no había concedido ninguna entrevista, ha contado su historia
en un libro de Mark Hertsgaard, Bravehearts: Whistle Blowing In The Age of Snowden (Corazones
valientes, los denunciantes en tiempos de Snowden). The Guardian, que para
investigar y contrastar la historia de Crane ha unido fuerzas con Der Spiegel y
Newsweek Japón, publicará algunos fragmentos.
"Cuando alguien decide denunciar una situación, es consciente de las
consecuencias", ha subrayado Crane: "Están tomando una decisión que
va a cambiar su vida, su futuro y también la vida de su familia. La confianza
tiene que ser inquebrantable. Nunca se puede violar ese acuerdo de
confidencialidad". Snowden ha señalado que él no confía en los
mecanismos oficiales de denuncia precisamente por lo que le pasó a Drake.
"Cuando trabajaba en la Agencia de Seguridad Nacional, todos sabíamos que denunciar
algo más grave que un caso de acoso laboral por la vía oficial representaba, en
el mejor de los casos, el fin de tu carrera. Forma parte de la cultura de este
sitio", ha explicado Snowden a The Guardian.
"Si tu jefe miente cuando hace el control horario, tal vez el inspector general lo
revise, pero si eres Thomas Drake y acabas de descubrir que el presidente de
Estados Unidos ha ordenado pinchar los teléfonos de todos los ciudadanos del
país, ¿qué van a hacer? Van a deshacerse de esta información y también van a
deshacerse de ti".
El asunto del Trailblazer
Si bien el caso de Drake es conocido dentro de los círculos de la seguridad
nacional de Estados Unidos, pocos conocen los detalles de lo que pasó a nivel interno.
En 2002, Drake y otros compañeros de trabajo de la Agencia de Seguridad Nacional
contactaron con el inspector general del Pentágono para denunciar un nuevo
método de obtención masiva de datos, conocido con el nombre de Trailblazer, que
no había dado buenos resultados y cuyo coste había sido muy elevado. Crane, que
era el responsable de la unidad de denuncias, asignó el caso a un grupo de
investigadores. Durante dos años, y valiéndose de Drake como fuente de
información principal, consiguieron miles de documentos, información
clasificada y no clasificada, y en diciembre de 2004 prepararon un extenso
informe que criticaba esta herramienta. Con el tiempo, consiguieron que dejara
de utilizarse. Tras esta experiencia, Crane llegó a la conclusión de que los
mecanismos oficiales de denuncia funcionaban correctamente.
Sin embargo, poco después de que se filtrara información sobre el programa de vigilancia
masiva de la Agencia de Seguridad Nacional a The New York Times, Drake fue investigado y más
tarde procesado. Se le acusó de haber guardado información; exactamente lo que
los investigadores del inspector general le habían pedido que hiciera.
"Me dejaron muy claro que debía guardar tantos documentos como fuera posible y que
obviamente debía gestionar correctamente toda la información que fuera
secreta", señala Drake.
Crane empezó a sospechar que su equipo había pasado información sobre Drake al FBI.
También sospechaba del principal abogado de la oficina del inspector general
del Pentágono, Henry Shelley, que había aconsejado que para gestionar esa
denuncia lo mejor era trabajar codo a codo con el Departamento de Justicia. Lo
confrontó pero solo obtuvo evasivas. "El abogado más importante de la
oficina no estaba dispuesto a decirme si había revelado la identidad de Drake.
Esto me preocupó porque esperaba una respuesta mucho más directa", indica Crane.
Cuando los abogados de Drake contactaron con la oficina del inspector general para
solicitar la documentación que podría haber demostrado su inocencia,
descubrieron que la mayoría de esas pruebas había sido destruida antes de que se
presentaran cargos contra su cliente. En una carta enviada en 2011, les
indicaron que se habían limitado a seguir la política de destrucción habitual.
Crane se enfureció. Las reglas establecen que la documentación debe ser
convenientemente guardada, no destruida. Sin embargo, una compañera de mayor
rango, Lynne Halbrooks, le aconsejó que no investigara la destrucción de
documentos. Empezó a sospechar que Shelley y Halbrooks habían traicionado al
denunciante y habían proporcionado información engañosa al Departamento de
Justicia y al juez federal para cubrir el programa de vigilancia masiva de la
Agencia de Seguridad Nacional.
Represalias en el Pentágono
La relación de Crane con sus superiores se fue deteriorando hasta que en 2013 lo
obligaron a dejar su puesto de trabajo; unos meses antes de la filtración de
Snowden. Un año más tarde, presentó una queja ante un organismo federal que se
ocupa de los denunciantes, la Oficina de Asesoría Especial. En marzo de ese
año, la Oficina concluyó que era "muy probable" que el inspector
general del Pentágono hubiese destruido de forma improcedente los documentos
enviados por Drake y hubiese propiciado, con el consentimiento del Pentágono,
la investigación del Departamento de Justicia.
Shelley, que todavía es el asesor legal del inspector general, no ha querido responder
las preguntas de The Guardian pero sí ha afirmado que tiene la seguridad de que "su nombre quedará limpio de
toda sospecha" cuando se conozcan las conclusiones de la
investigación. Halbrooks, la Oficina de la Asesoría Especial y el
inspector general del Departamento de Justicia tampoco quisieron hacer declaraciones.
Bridget Serchak, una portavoz del inspector general del Pentágono, ha puntualizado que
su oficina y la Oficina de Asesoría Especial fueron las que solicitaron al
Departamento de Justicia que investigara los hechos.
"Es importante señalar que todavía no tenemos ninguna conclusión y que por este
motivo sería injusto concluir que los hechos denunciados son ciertos. La
Oficina del Inspector General del Departamento de Defensa colabora con la
investigación de su par en el Departamento de Justicia, y está a la espera de
que se conozcan los resultados de esta investigación" ha dicho Serchak.
Crane considera que esta última consulta servirá para saber si es posible reformar el
sistema de denunciantes.
"La filtración de Snowden es una respuesta a la gestión de la denuncia de Drake. La
investigación de la Oficina de Asesoría Especial relativa a la posible
destrucción de los documentos de Drake supone el fin de este culebrón", ha
indicado.
Traducción de Emma Reverter
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