En contra del asesinato de Anwar al-Aulaqi
La lista de la CIA de personas a eliminar: musulmanes a asesinar por
constituir una “amenaza para Estados Unidos”
J. B. Gerald Global Research 29 de abril de 2010
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
“Os encanta establecer leyes Pero disfrutáis mucho más
rompiéndolas” Khalil Gibran
Introducción
“La lista de la CIA de personas a eliminar” es un término empleado por los
medios para designar a una serie de hombres musulmanes sobre los que pesa una
orden de asesinato por considerarles una amenaza para los Estados Unidos. Como
Presidente, Bush utilizó la frase para su lista de sospechosos de “terrorismo”
cuando esa política se hizo pública por vez primera a mediados de diciembre de
2002. Tan pronto aparecen determinados nombres en la “lista” como después se
retiran y por eso es complicado asegurarse de quiénes son los que actualmente
están en peligro (1).
El anuncio de Bush, consciente de las prohibiciones en contra de los
asesinatos contenidas en las órdenes ejecutivas de anteriores presidentes,
designaba a los sospechosos como “combatientes enemigos”, a fin de evitar una
confrontación directa con las leyes de la guerra (LOW, por sus siglas en
inglés), también conocidas como leyes que rigen en los conflictos armados (LOAC,
por sus siglas en inglés), a las que está vinculado EEUU (2). Los informes a los
medios de Dennis Blair, el Director de la Inteligencia Nacional, en un
testimonio ante el Comité de Inteligencia del Congreso, el 3 de febrero de 2010,
no hacen mención a “combatientes enemigos” porque intentaba reservarse el
derecho a incluir en la dichosa lista a ciudadanos estadounidenses como
objetivos de asesinato (3). Posteriormente, el 6 de abril de 2010, un portavoz
de la comunidad de la inteligencia denunció que se había añadido a la lista de
la CIA de personas a eliminar a Anwar al-Aulaqi, un clérigo musulmán y ciudadano
estadounidense (4). El imán es conocido por sus declaraciones de fe en Internet.
Como es ciudadano estadounidense, es necesario que el Presidente apruebe la
orden de asesinato. Pero hay algo más importante aún, al-Aulaqi es un civil.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (5), firmado y
ratificado por EEUU y que forma parte ahora de las Leyes de la Guerra,
manifiesta (6):
“En los países en que no haya abolido la pena capital, sólo podrá imponerse
pena de muerte por los delitos más graves y de conformidad con leyes que estén
en vigor en el momento de cometerse el delito, que no sean contrarias a las
disposiciones del presente Pacto ni a la Convención para la Prevención y Sanción
del Delito de Genocidio. Esta pena sólo podrá imponerse en cumplimiento de
sentencia definitiva de un tribunal competente”.
“Cuando la privación de la vida constituya delito de genocidio, se entenderá
que nada de lo dispuesto en este artículo excusará en modo alguno a los Estados
Partes del cumplimiento de ninguna de las obligaciones asumidas en virtud de las
disposiciones de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de
Genocidio”. (Parte III, Artículos 2 y 3).
Las Leyes de la Guerra prohíben expresamente asesinar a alguien (Ley de la
Guerra Terrestre, Capítulo 2, punto 31). Debido a que afecta muy claramente a
las políticas estatales, tanto el Presidente Ford como Reagan emitieron órdenes
ejecutivas prohibiendo el asesinato. La Orden Ejecutiva 12333 (4 diciembre 1981)
del Presidente Reagan afirma: “Se prohíbe el asesinato. Ninguna persona empleada
o actuando en nombre del gobierno de EEUU se implicará, o conspirará para
implicarse, en un asesinato” (Sección 2.11). “También se prohíbe la
participación indirecta” (Sección 2.12) (7). Hubo un intento de contrarrestar la
orden ejecutiva mediante legislación (H.R. 19: Acta de 2001 sobre Eliminación de
Terroristas), que no tuvo éxito, intentándose de nuevo en 2003, con un nuevo
fracaso. Esa orden sigue vigente. Como derecho consuetudinario, no puede
sustituirse como tal derecho a conveniencia del ejecutivo. En la Alemania del
Tercer Reich, por ejemplo, se fueron desarrollando una serie de leyes que
perseguían despojar a los judíos del derecho a la propiedad y al trabajo (8).
Tras la liberación, se reconoció que esas “leyes” eran simplemente tácticas de
genocidio.
Es política declarada del Departamento de Defensa “cumplir las leyes de la
guerra” (9).
Anwar al-Aulaqi
Anwar al-Aulaqi es un devoto musulmán que nació y se educó en Estados Unidos.
Tanto él como su padre, un antiguo Ministro de Agricultura del Yemen, han
declarado que no tienen conexiones con al-Qaida. Ha sido imán sucesivamente en
tres mezquitas de EEUU y el FBI le arrestó en 2006, liberándole después al no
encontrarle vínculos con al-Qaida. Estaba en la lista de objetivos del ejército
y fue blanco de un ataque aéreo de la inteligencia estadounidense-yemení sobre
la casa en la que se suponía que estaba; asesinando con esa acción a treinta
personas (10). Esa tentativa iba contra la ley, ya fuera como civil o como imán
(se considera personal médico a los capellanes) (11). Es un crimen de guerra ir
a por un no combatiente en circunstancia alguna. Va también contra la ley matar
a treinta civiles musulmanes más en una zona no bélica (12).
EEUU considera a al-Aulaqi como una amenaza motivadora, “peligroso” desde que
se dijo que tanto el Mayor Hassan, el psiquiatra del ejército que mató a varias
personas en su cuartel, y el supuesto “suicida-bomba” nigeriano del avión que se
dirigía a Detroit, habían sido influenciados por su pensamiento. Aunque hay una
imprudencia extrema en afirmar que al-Aulaqi ordenó llevar a cabo delitos de
violencia, Dennis Blair, el director estadounidense de la Inteligencia Nacional,
ha insistido en que la comunidad de la inteligencia “no actúa con descuido”
cuando mata a estadounidenses en el extranjero (13).
Se dice que al-Aulaqi cree en la yihad contra EEUU en respuesta a la
guerra estadounidense contra el Islam y los pueblos musulmanes. Y sobran pruebas
de que EEUU está realmente llevando a cabo una guerra contra el Islam. Diversas
fuentes de noticias citan al-Aulaqi diciendo: “He llegado a la conclusión de
que, para mí, la yihad contra EEUU es un deber, al igual que para todos
los musulmanes que puedan emprenderla”. “Yihad” es un término muy amplio
que no significa violencia o acción armada, o guerra financiera, como el
presidente libio Gaddafi recientemente anunció contra los suizos, o batalla de
culturas. ¿Es delito que un imán apruebe la yihad? ¿Era la canción del
Movimiento por los Derechos Civiles de EEUU “You gotta do what the spirit say
do” un delito merecedor de la pena de muerte? Si al-Aulaqi coge las armas
contra EEUU, o aconseja a otros que cojan las armas, entonces, bajo la ley
estadounidense, ha cometido un delito grave. Pero muy pocas pruebas concretas se
han presentado de que al-Aulaqi haya hecho tal cosa. Es un civil que tiene
derecho a un juicio justo en un tribunal civil. Como clérigo es un no
combatiente en un contexto militar. En todos los casos va en contra de las leyes
de la guerra designar como blanco a un no combatiente (14).
El Grupo de Inteligencia SITE, que controla las páginas islámicas en Internet
y proporciona información a las fuerzas de campo y a las agencias de Defensa
estadounidenses, atrajo la atención de la gente el 19 de marzo de 2010 acerca de
las declaraciones anti-estadounidenses y pro-yihadistas de al-Aulaqi. El
co-fundador de SITE, traductor y experto en portales de Internet, fue el
principal testigo del gobierno canadiense en el reciente juicio celebrado en
Quebec contra Said Namouh (15), un musulmán de Marruecos, arrestado y
sentenciado a cadena perpetua por conspirar para poner bombas en Austria. Namouh
no cometió acto de violencia alguno. El testigo rastreó su disco duro, sus
correos y escritos, en búsqueda de material “yihadista” que le
convirtiera en un “propagandista” de al-Qaida. SITE es una compañía activista
con una determinada agenda. El co-fundador es un israelí que ha servido en el
ejército de Israel, un sionista cuyo padre fue ahorcado en Iraq acusado de ser
un espía israelí. Blackwater, tristemente célebre por sus matanzas de civiles,
enumera a SITE como una fuente inestimable de información, y este grupo de
inteligencia/compañía con afán de lucro, recibe en EEUU medio millón de dólares
al año libres de impuestos. Al seleccionar para su página en Internet (16)
ejemplos de resistencia violenta entre los 1.600 millones de musulmanes del
mundo, con declaraciones de imanes que protestan contra las matanzas que otra
gente, que se dice con moral, no se atreve a protestar abiertamente. SITE
ofrece, creo yo, algo más que un testimonio o presentación imparcial. Todos
aquellos que están deseando emprender la guerra contra el Islam utilizan
ejemplos de “terrorismo a través de webs” de extremistas.
A al-Aulaqi se le acusa de asociación con conocidos “terroristas” y de hacer
declaraciones religiosas que en realidad son honestas. Lo primero implica
culpabilidad por asociación, aunque es deber de clérigos y capellanes estar
abierto a todos aquellos que puedan necesitarles. En cuanto a la honestidad de
las manifestaciones religiosas de al-Aulaqi, la ley estadounidense garantiza la
libertad de expresión. Tanto la Constitución como la cultura estadounidense
respaldan históricamente tanto la libertad religiosa como la libertad de
expresión de al-Aulaqi. Es un acto extremo sacrificar estas libertades en
función de la agenda de un gobierno, especialmente en función de una “guerra
contra el terrorismo”. Los tratados y pactos internacionales, las leyes de todos
los países avanzados promueven su libertad de pensamiento, de creencia y de
manifestar pensamientos y creencias. Si un clérigo afirma verdades morales que
son comunes al judaísmo, al cristianismo y a la ética, la que se siente
amenazada, táctica y moralmente, es una política estadounidense que es
delictiva. Si la política estadounidense pide al pueblo de EEUU y a las gentes
del mundo que acepten que se gobierne mediante el asesinato, deberían escucharse
más atentamente otras manifestaciones de moralidad. Sin razón lógica alguna para
arrestarle y juzgarle, hay que asesinar a Anwar al-Aulaqi por constituir una
amenaza “inspirativa”. En el caso de todos y cada uno de los objetivos de la
lista de la CIA de personas a eliminar, el asesinato extrajudicial es un crimen
contra la humanidad que no prescribe.
Aceptación pública
Asesinar a la gente porque odia a Estados Unidos no es una respuesta
adecuada, especialmente cuando la política estadounidense continúa masacrando
ilegalmente civiles mediante ataques con aviones no tripulados, acciones
militares agresivas en sectores civiles, destrucción de infraestructuras y de
todo el tejido cultural de sociedades-víctima. Se eligió al actual Presidente
Obama para que pusiera fin a las guerras de agresión de EEUU. La respuesta
adecuada por tanto debería ser la de cambiar de política.
La comprensión pública de lo que significa asesinar a personas porque
inspiran a otros aparece profundamente amortiguada por el contexto: en Iraq,
desde 1990, se está matando a millones de civiles musulmanes iraquíes, madres,
padres, niños, que no mostraron ninguna mala voluntad contra EEUU. Eso es,
parcialmente, lo que una “guerra ilegal” significa. Tanto en Iraq como en
Afganistán se ha arrestado a miles de “combatientes” y de civiles, a los que
claramente se despojó de los derechos que les otorgan los Convenios de Ginebra
y, en el caso de Guantánamo, se les torturó y detuvo en condiciones tan extremas
que sus captores son responsables y deberán ser juzgados bajo las leyes de la
guerra y los convenios de paz. Despojar a un enemigo religiosamente definido de
los derechos humanos fue un paso hacia un llamamiento público de asesinato por
encargo. Ese encargo para matar aparece como algo normal en los medios al albur
de una política de crímenes de guerra contra pueblos que son musulmanes.
Los estadounidenses son conscientes de que la “lista de la CIA de personas a
eliminar” tiene una larga trayectoria. Normalmente el poder encubre sus
crímenes. Hay pruebas evidentes de que la CIA patrocinó o ejecutó asesinatos
extrajudiciales en las operaciones políticas de EEUU contra Lumumba, Castro,
Allende (17), entre otros. Las operaciones de los escuadrones de la muerte por
toda América, una forma de operar sistemáticamente calcada de la Escuela de las
Américas de EEUU, son sencillamente operaciones encubiertas del ejército. La
amenaza que supone el que la CIA reúna miles de nombres de radicales,
izquierdistas, comunistas, disidentes, sindicalistas y organizadores en todos
los países donde EEUU tiene intereses corporativos, se vio muy claramente, por
ejemplo, en Indonesia en 1965, con el asesinato por parte del ejército de
alrededor de medio millón de “comunistas” de las listas que la CIA le
proporcionó al ejército indonesio (18).
El hecho de señalar abiertamente a al-Aulaqi para asesinarle porque supone
una amenaza “inspirativa”, nos aclara las muertes de otros religiosos o
dirigentes “inspirativos” que denunciaron las políticas estadounidenses. El
Arzobispo de El Salvador Oscar Romero (“Os suplico, os suplico, os lo ordeno, en
nombre de Dios, ¡poned fin a la represión!”) fue asesinado el 24 de marzo de
1980 en una operación de la inteligencia mientras celebraba misa en un hospital.
El rastro del asesinato llega hasta Roberto D’Aubuisson, entrenado por EEUU en
las áreas de seguridad e inteligencia (Nueva York y Virginia, 1971) y en la de
comunicaciones (la Escuela de las Américas, 1972). El 2 de diciembre de 1980,
dos monjas de la congregación Maryknoll y dos monjas ursulinas fueron violadas y
asesinadas por el ejército salvadoreño, con la cobertura de oficiales
estadounidenses. Las hermanas eran estadounidenses que trabajaban para los
Servicios Católicos de Ayuda. Sus nombres eran Dorothy Kazel, Ita Ford, Jean
Donovan y Maura Clarke (19). El 16 de noviembre de 1989, seis sacerdotes
jesuitas, una cocinera y su hija fueron asesinados por un “escuadrón de la
muerte”, un eufemismo para las operaciones regulares de ANSESAL y del ejército.
Entre las dos y las tres de la madrugada, mataron a tiros a Ignacio Ellacuría,
el rector de la universidad, Ignacio Martín-Baró, el vicerrector, Segundo
Montes, profesor, Arnaldo López, profesor y Joaquín López, director de un
programa de ayuda humanitaria, Julia Elba Ramos, la cocinera, y su hija de
quince años, Cecilia Ramos. La Comisión por la Verdad de El Salvador
responsabilizó a oficiales de alto rango de El Salvador, apoyados por el
ejército estadounidense y a varios “hombres de negocios” (21). El crimen
inspirativo de las víctimas fue ayudar a los pobres. Los asesinatos de todos
ellos representaron un instante en un mar de sangre. Desde los años sesenta, se
ha identificado, y en algunos casos enjuiciado, a los autores de algunos
crímenes, aunque no con mucha frecuencia porque los programas de la CIA
continúan siendo encubiertos y se sigue protegiendo el contexto de la agenda y
la política estadounidense. Los operativos estadounidenses, los diplomáticos,
los conductos de financiación de los escuadrones de la muerte y los gobiernos
clientelistas que llevan a cabo sus políticas siguen siendo intocables aunque se
conozcan sus nombres y responsabilidades (22).
El derecho encubierto del poder absoluto sobre ciudadanos de otros países
resulta ya tan familiar que la CIA permite que aflore su lista de personas a
eliminar, pero ese hecho no supone una nueva política sino la continuación de la
antigua, que afirma, ahora abiertamente, el derecho del gobierno estadounidense
de matar a quien se le antoje.
El derecho castrense en EEUU
Las palabras “captura o asesinato” introducen el delito en el lenguaje de la
guerra, aunque el derecho castrense es de hecho particularmente cuidadoso sobre
quién puede ser objeto de tales acciones (23).
El derecho castrense es también plenamente consciente de Nuremberg y de la
inutilidad de la defensa alegando aquello de “yo sólo estaba obedeciendo
órdenes”. El derecho castrense aparece codificado en el Código Uniforme de
Justicia Militar (UCMJ, por sus siglas en inglés), que es una ley federal
estadounidense para todos aquellos que sirven o trabajan en el ejército.
El UCMJ afirma que es deber del soldado obedecer una orden legal. Negarse en
tiempo de guerra puede significar pena de muerte (24). Se lee repetidamente en
el UCMJ que deben obedecerse las “órdenes legales”. Lo que significa, para una
mente racional, que una orden ilegal no tiene por qué obedecerse. El mismo UCMJ
ofrece poca luz sobre dónde trazar la frontera entre una orden legal y otra
ilegal, a no ser lo obvio. Aunque lo obvio no se especifique, no es por eso
menos obvio. Recientes leyes militares tratan de determinar la legalidad de las
órdenes ante un juez de un tribunal militar (25). No es probable que acaben ahí.
El tribunal militar es cada vez más responsable ante el derecho de guerra, y el
Acta de Crímenes de Guerra de 1996 permite que se acuse al personal militar ante
tribunales federales (civiles) por “violaciones graves de los Convenios de
Ginebra”, entre otros delitos (26). Y en las áreas bajo dominio de la Corte
Penal Internacional, no es necesario haberse adherido a la misma para poder
procesar a alguien.
Como el ejército estadounidense sirve ahora en regiones donde se cometen
delitos de mando como la agresión, el brazo judicial del ejército está cada vez
más pendiente del derecho internacional. Los manuales actuales del Departamento
de Defensa sobre las leyes de guerra aconsejan a los jueces militares que
respeten no sólo los Convenios de Ginebra firmados por EEUU sino también los
Protocolos Facultativos, a los que no se han adherido pero que se han convertido
en derecho consuetudinario y, por tanto, aplicable (27). Aunque desobedecer una
orden ilegal sea una decisión peligrosa, es una alternativa admitida allí donde
sea necesario hacerlo.
El UCMJ aborda qué es lo que está bien y qué es lo que está mal en sus
Artículos Punitivos relativos a delitos contra el sistema militar, incluyendo
los que uno encuentra en los tribunales civiles: conducir en estado de ebriedad,
violaciones, asesinatos, etc. El UCMJ evita interactuar desde dentro de forma
directa con los Convenios de Ginebra y las Leyes de la Guerra/Leyes de los
Conflictos Armados (LOW & LOAC, por sus siglas en inglés), excepto, de forma
notable, en el Artículo 18, que concede al tribunal militar el derecho a juzgar
crímenes de guerra. Esto incluiría las violaciones de los Convenios de Ginebra y
otras Leyes de Guerra (28). Al aplicar los Convenios de Ginebra y el resto de
instrumentos del derecho internacional que los tribunales militares deben tener
en cuenta, un crimen de guerra (o un “crimen contra la humanidad”, si es parte
de una agenda o de una serie de crímenes de guerra) es perseguible. Cualquiera
que ordene perpetrar un crimen de guerra está dando una “orden manifiestamente
ilegal”.
Al ordenar el asesinato extrajudicial de ocho o nueve hombres musulmanes, y
en particular del clérigo al-Aulaqi, EEUU está utilizando el mismo mecanismo de
los nazis alemanes al preparar el frente interno en Alemania para la guerra: la
deshumanización de un grupo étnico y religioso. La deshumanización es siempre un
requisito necesario para el genocidio y el asesinato masivo y revela una
intención premeditada (29).
Lo que resulta inaceptable en la orden de matar o capturar a al-Aulaqi no es
sólo que sea ciudadano estadounidense sino que es un musulmán de un grupo que
está sufriendo una serie de crímenes de guerra. Más profundamente, es un ser
humano inocente hasta que se pruebe lo contrario. La repetición de crímenes de
guerra contra tantos pueblos musulmanes convierte todo el ámbito de crímenes
individuales contra los musulmanes en un crimen contra la humanidad. Avanza en
una progresión que priva a un pueblo de sus derechos con total impunidad sólo
porque son musulmanes, incluso cuando son estadounidenses, y por tanto, adquiere
todas las responsabilidades que emanan de un delito. Psicológicamente, todo
lleva al grupo asediado a la oposición.
La ingeniería de las partes en esta “guerra” de adquisiciones militares
corporativas representa un intento de genocidio (30). El grupo de víctimas
elegido tiene derecho moral a resistir. Sobrevivir es un derecho humano. La
política estadounidense y las percepciones creadas por la gestión los medios han
deshumanizado a grandes grupos de musulmanes por las matanzas masivas ilegales
en Iraq y Afganistán, la denegación de los derechos humanos a los
prisioneros/sospechosos, despojando a los musulmanes de sus derechos legales en
áreas vulnerables. A al-Aulaqi se le despoja de sus derechos a causa de sus
creencias.
Los derechos humanos constituyen cada vez más la matriz de una sociedad que
funcione bien. Las leyes internacionales y las leyes de los países progresistas
reflejan ese hecho. En EEUU, la nueva Ley Documental Suplementaria del Manual
del Derecho de Guerra (2008) destinada a los defensores judiciales empieza a
escribir leyes internacionales en el código judicial militar estadounidense
mucho antes que en el derecho interno estadounidense . Las leyes
consuetudinarias, aceptadas por muchos países, están convirtiéndose en derecho
convencional (codificado). Al menos hay un conocimiento práctico de que si las
decisiones militares excluyen la humanidad, pierden la buena fe necesaria para
las leyes de la guerra que protegen a ambas partes.
Rechazo
Hay una larga historia de hombres y mujeres intentando explicar al poder que
no puede dedicarse a matar por nada y en bien de nada. Las culturas antiguas de
Indoeuropa y de Persia son civilizadas en grado sumo. La resistencia sobrevive.
No se trata sólo de la resistencia del Islam, o de una interpretación del Corán
o de una secta. La necesidad de libertad sigue su propio camino. Es la
supervivencia de la fe, de los primeros cristianos en Roma, de Toussaint
L’Ouverture, de Louis Riel, de la resistencia del Gueto de Varsovia, de Ho Chi
Min, de Jean Moulin, de John Brown y Thoreau, también de Beauregard, también de
Simon Bolívar, de Fidel o de los sueños revolucionarios de EEUU. En los miles y
miles momentos de la historia en que la arrogancia de los opresores aplastó y
aplasta el respeto por la vida, se genera resistencia.
Esa Política de EEUU, al situar a un estadounidense musulmán dentro de su
ámbito de matanza por afirmar sencillamente sus creencias y sugerir que vale la
pena morir por ellas, rompe con la fe en la humanidad. Los estadounidenses ya
hemos tenido que pasar por el asesinato de muchos de nuestros líderes
religiosos. El Dr. Martin Luther King hijo (31) era tan solo un estadounidense.
Su libertad de pensamiento y de fe se convirtió en una amenaza para un gobierno
que emprendía una guerra en Vietnam. Una amenaza “inspirativa”. Malcolm X eran
tan sólo un estadounidense, otra amenaza inspirativa y un visionario. Hubo
tantas muertes inexplicables e injustificadas de estadounidenses en los sesenta,
de hombres y mujeres de buena fe que creían en la humanidad. Algunos llevaban
uniforme. El crimen que se proponen perpetrar contra Anwar al-Aulaqi es parte de
un crimen estadounidense mucho más grande, que sigue siendo inaceptable bajo
cualquier concepto y que se nos lleva a todos por delante.
La preocupación no es sólo por la orden de matar a Anwar al-Aulaqi, que creo
que es una orden patentemente ilegal (32). Es que esa política estadounidense de
“guerra” ha creado como norma los asesinatos injustificados. Las víctimas son a
menudo inocentes e inolvidables. Esa política sitúa a gente del ejército y de
los servicios relacionados con él, la CIA, los contratistas, la gente que sólo
“estaba cumpliendo órdenes” fuera de la comunidad humana y más allá de la
protección de la ley. Con un mínimo de preocupación por la vida humana, no cabe
sino luchar para se cancele esa orden.
NOTAS:
1. Philip Gerardi, "Deep Background: Assassinatin g Americans "
(28 marzo 2010), Global Research News. Gerardi indica el nombre de otro
estadounidense en la lista de personas a eliminar, Adam Perlman (Adam Yahiye
Gadahn). Un cristiano judío de la Costa Oeste, convertido al Islam a los 17
años, al que se considera ayudante de Bin Laden, un “propagandista” que apoya a
los fundamentalistas pakistaníes.
2. Constitución de EEUU. Artículo VI (2). "This Constitution, and the laws of
the United States which shall be made in pursuance thereof; and all treaties
made, or which shall be made, under the authority of the United States, shall be
the supreme law of the land..."
3. Andrew Buncombe: "Bush gives CIA 'hit list' of senior terrorists",
(16 dic. 2002), The Independent.
4. Greg Miller: "Muslim cleric Aulaqi is 1st U.S. citizen on list of those
CIA is allowed to kill" (7 abril 2010), Washington Post.
5. "Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles" (16 dic. 1966),
Colección de tratados de las Naciones Unidas en Internet. Se incluye actualmente
en el Suplemento Documental del Derecho de la Guerra (2009), International
and Operational Law Department, The Judge Advocate General's Legal Center and
School.
6. Laws of War Handbook 2005, International and Operational Law
Department, The Judge Advocate General's Legal Center and School [http://www.jagcnet.army.mil]
7. Elizabeth Bazan: "Assassination Ban and E.O. 12333: a Brief
summary", (4 enero 2002), CRS Report for Congress.
8. The Black Book: the Nazi Crime Against the Jewish People (New York,
Nexus Press, 1981), pág. 89-110.
9. "The Armed Forces of the United States will comply with the law of war
during all armed conflicts, however such conflicts are characterized, and,
unless otherwise directed by competent authorities, the US Armed Forces will
comply with the principles and spirit of the law of war during all other
operations", Chairman of the Joint Chiefs of Staff Instruction, CJCSI
5810.01B (25 marzo 2002).
10. Andy Soltis: "'Fort Hood' Imam blown up: Yemen" (25 diciembre
2009), New York Post. De hecho, Al-Aulaqi sobrevivió. Un informe anterior
de AP señala que la mujer de Aulaqi y sus cinco hijos estaban con él en
un lugar desconocido: Ahmed al-Haj & Donna Abu-Nasr: "US imam who
communicated with Fort Hood suspect wanted in Yemen on terror suspicions",
(11 noviembre 2009), San Francisco Examiner.
11. Chapter 7: "Means and Methods of Warfare," Section 3, B, 2, C, c.,
Laws of War Handbook 2005.
12. Section 3, B, 2, a, Ibid.
13. "Obama Administration Approves Killing Americans Abroad" (April 5,
2010), allgov.com.
14. Section 3, B, 2, Laws of War Handbook 2005.
15. J.B.Gerald: "suppressed news", Night's Lantern
http://www.nightslantern.ca/bulletin.htm#namouh
16. Site Intelligence Group [ http://www.siteintelgroup.org/].
17. David Pallister: "Leaders on the CIA's hit list" (21 marzo 2010),
The Guardian.
18. David Ransom: "Ford Country: Building an Elite for Indonesia"
The Trojan Horse: A Radical Look at Foreign Aid (Palo Alto, Ca: Ramparts
Press, 1975, revised edition), pág. 93-116 [ http://www.cia-on-campus.org/internat/indo.html].
Véase también mi: "Essay on State Terrorism" (1991) Night's
Lantern [http://nightslantern.ca/essay.htm].
19. "Dorothy Kazel", Wikipedia.
20. Lee Hockstader and Douglas Farah: "6 Priests, 2 others slain in San
Salvador" (17 noviembre 1989), Washington Post Foreign Service.
21. "Illustrative case: the Murders of the Jesuit Priests", Report
of the UN Truth Commission on El Salvador (15 marzo 1993), pág. 45-54.
22. Leads for verification: Ralph McGehee, "CIA Support of Death Squads":
serendipity.li . Serendipity lleva a cabo una extensa investigación en la
base de datos de la CIA.
23. Véase capítulo 7, "Means and Methods of Warfare" Laws of War
Handbook 2005, passim.
24. Artículo 90, 2, y Artículo 92, Uniform Code of Military
Justice
[http://www.au.af.mil/au/awc/awcgate/ucmj.htm].
25. 18 U.S.C.5 2441 and amended 1997. Laws of War Handbook 2005, pág.
223.
26. A recent clarification: "Preface", Manual for Courts-Martial United
States (2008 edition), Joint Service Committee for Military Justice. USAPD,
Unclassified PIN 030567–000.
27. Ibid.
28. Ibid.
29. La ratificación de EEUU del Convenio sobre Genocidio y su consiguiente
política subraya la necesidad de la “intención” para que se cometa genocidio. De
forma realista, la definición de “intención” queda sujeta a la interpretación de
un tribunal internacional.
30. Véase J.B.Gerald, "When the 'War on Terror' Becomes Genocide"
(2010) [ http://nightslantern.ca/gw.htm]
31. Para considerar el asesinato del Dr. Martin Luther King Jr. (y otros)
dentro del contexto de una operación secreta estadounidense (relacionada con el
ejército), véase J.B.Gerald: "Essay on State Terrorism" (1991) [http://nightslantern.ca/essay.htm].
32. Artículo 90, "Explanation", 2, a, i,UCMY, Manual for Court Martial
United States (edición 2008)
[http://www.jag.navy.mil/documents/mcm2008.pdf]. Véase también artículo 89:
"Explanation" (5) y artículo 92, ibid.
Fuente:
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=18795
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