Cada año una manada de fanáticos antiabortistas se movilizan en el
aniversario del fallo Roe v. Wade... ¡ESTE AÑO ESTAMOS A LA
CONTRAOFENSIVA! ¡ABORTO A SOLICITUD Y SIN PEDIR DISCULPAS!
Sunsara Taylor | 8 de diciembre de 2014 | Periódico
Revolución | revcom.us
"De pie por el Aborto a solicitud y sin pedir disculpas:
Roe v Wade, 2015" |
Cada año, con motivo del aniversario de la despenalización del aborto en
Estados Unidos, decenas, y tal vez centenares, de miles de personas invaden
Washington, DC y San Francisco para demostrar su postura pública en contra del
derecho de la mujer al aborto. Se llaman a sí mismas la Marcha en pro de la
“Vida”, pero ¿qué representan esas marchas en realidad? ¿Qué opinión promueven
sobre la mujer? ¿Qué papel desempeñan en el terreno político y jurídico más
amplio, donde hay crecientes ataques contra el derecho de la mujer al aborto? ¿Y
cómo deberíamos responder quienes nos importan el derecho al aborto y la vida de
las mujeres?
Primero, la Marcha en pro de la “Vida” se opone a todo aborto, en toda
circunstancia, para toda mujer. No hace ninguna excepción para las mujeres
víctimas de una violación. Ni para proteger la salud y ni siquiera la
vida de la mujer. Tampoco cuando el feto tiene una anomalía severa o no
tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Para esas fuerzas, un óvulo fertilizado
tiene el mismo valor que la mujer o la joven en cuyo cuerpo se encuentra. Sus
principios exponen claramente: “la vida de un niño prenacido se preservará y se
protegerá en la misma medida que la vida de, por ejemplo, un bebé, un joven
adulto o una figura madura de preeminencia nacional... No habrá excepciones.” En
otras palabras, la idea de que el embarazo es un “don de dios” no es una
posición relegada a los márgenes del movimiento “en pro de la vida”. Es la
corriente dominante. Este año el tema de la marcha es: “Cada vida es un don”.
Segundo, esta Marcha es un punto de convergencia para el movimiento
antiabortista entero. Es la reunión antiabortista más grande del mundo. Miembros
en ejercicio de la Casa de Representantes y del Senado, presidentes en
ejercicio, el Papa y toda una gama de fanáticos religiosos han participado.
Algunos adoptan un tono compasivo y afirman que “el aborto les hace sufrir a las
mujeres”. Otros expresan abiertamente el meollo verdaderamente fascista de la
política de la Marcha. Nelly Gray, la fundadora de la Marcha, ahora fallecida, a
menudo instaba hacer que los “proveedores feministas del aborto” rindieran
cuentas por sus “crímenes,” invocando los juicios de Nuremberg en los que la
pena era la muerte.
En los últimos años, la Marcha se ha transformado en una fuerza política de
todo el año. La semana de la Marcha está repleta de sesiones de capacitación
para estudiantes, líderes religiosos, blogueros y otros. Decenas de miles de
estudiantes de escuelas católicas y ministerios de jóvenes llegan en autobuses
para ser adoctrinados y encargados con la misión de toda una vida de ser la
generación que ponga fin al aborto. Todo eso ha ayudado a potenciar la embestida
nacional incesante contra el aborto, que ha crecido a niveles sin precedentes en
los últimos años. Desde 2011, se han aprobado más de 200 restricciones contra el
aborto en los estados y decenas de clínicas se han visto obligadas a cerrar. En
seis estados, solo queda una clínica del aborto. Con la avalancha de victorias
republicanas en las últimas elecciones, seguramente todo eso continuará.
Tercero, esta movilización antiabortista ha tenido un profundo impacto sobre
la opinión pública. Los jóvenes en particular, e incluso los que apoyan el
derecho al aborto, consideran cada vez más que el aborto se ubica en un espectro
que comienza con “trágico” y termina con “genocida.” Cada vez más se les
avergüenzan a las mujeres que quieren hacerse un aborto. Cada vez menos personas
sienten que puedan apoyar el derecho al aborto sin disculpas, mientras que los
que se oponen al aborto sienten totalmente envalentonados. Esto se debe, en
parte, a que las y los jóvenes no recuerdan los tiempos anteriores a la
despenalización del aborto: los casamientos de apuro, las jóvenes mandadas fuera
y los miles que murieron de abortos chapuceros. Pero también se debe a
que el movimiento antiabortista adoctrina y moviliza sistemáticamente a los
jóvenes a ser sus “soldados rasos”, mientras que el lado “pro-decidir” les
enseña a las personas a evitar defensivamente y por completo la palabra “aborto”
y, en lugar de eso, hablar de la “privacidad” y la “asistencia médica”.
Todo eso es sumamente nocivo. Un feto no es un bebé, el aborto no es
homicidio y la mujer no es incubadora. No tiene nada de malo, en absoluto,
hacerse el aborto por cualquier razón que una mujer decida hacerlo. Lo que sí es
malo es obligarla a tener hijos contra su voluntad.
Sin embargo, eso es exactamente lo que está pasando en grandes zonas de
Estados Unidos y en muchas partes del mundo. En particular en las zonas rurales
y muy pobres, las mujeres confrontan muchísimos obstáculos para terminar un
embarazo no deseado. Muchas no pueden conseguir el dinero, quién cuida a los
niños y los días libres del trabajo necesarios para el viaje largo y un
alojamiento de una noche para cumplir con el plazo de espera obligatorio. Las
mujeres inmigrantes que no tienen papeles no pueden cruzar los controles
fascistas cerca de la frontera entre Estados Unidos y México. Las jóvenes y las
muchachas de 38 estados no pueden hacerse el aborto sin involucrar a sus padres.
Ya ocurre que muchísimas o se resignan a tener un hijo que no querían tener, o
arriesgan la vida, y una estadía en la prisión, al abortar por su cuenta.
Obligar a la mujer a tener hijos contra su voluntad es una forma de
esclavización. Implica que las mujeres tendrán que dejar atrás otras
aspiraciones y sueños, salir apresuradamente o quedarse en relaciones abusivas,
y parir y criar a un niño no deseado. Tendrán que soportar el peso de miles de
años de vergüenza y el qué dirán que se les echa a las mujeres. Y
todas las mujeres y las muchachas viven en una sociedad en que saben
que su vida importa menos que una masa de tejido informe.
¡Ya hace mucho tiempo que hacía falta oponerse públicamente y en grandes
números a esta masiva Marcha anti-mujer! Ya es inaceptable que el mensaje
fascista contra el aborto sea el único que se oye de manera clara y rotunda
respecto al Roe v. Wade, así configurando la opinión pública. Ya es inaceptable
que los fanáticos antiabortistas sean los únicos que movilizan a la nueva
generación para hacer que determinar el futuro del derecho al aborto y los
derechos de la mujer sea su principal misión en la vida.
Los que no queremos que se obliguen a las mujeres a tener hijos contra su
voluntad tenemos que salir a la calle este año en una desafiante
contra-protesta. Tenemos que cambiar los términos de esta lucha, declarando a
gritos: “Aborto a solicitud y sin disculpas”, y tenemos que darles a otros
millones la confianza para decirlo también. Tenemos que cargar fotos de las
mujeres que murieron por un aborto ilegal y despertar a las personas
para que vean que lo que está en juego en esta lucha es la liberación de la
mujer, o su esclavización. Tenemos que ser modelos, por medio de simulacros de
muerte y otros actos desafiantes, de la valentía y la claridad política que
pueden inspirar y atraer a muchos más.
A comienzos de enero (muy pronto se anunciará la fecha), Fin al Patriarcado
realizará un importante Mitin de Testimonios sobre el Derecho al Aborto en la
Ciudad de Nueva York, y se lo transmitirá por la red por todo Estados Unidos. En
todo el país se deberían organizar reuniones para verlo, sean en sus casas o en
lugares públicos, y juntar a las demás personas para que sepan la verdad sobre
esta emergencia, lo que está en juego para las mujeres, y cómo tomar acciones
significativas que se unen o apoyan a las protestas en pro del Roe v. Wade.
Luego, el 22 de enero en Washington, DC, y el 24 de enero en San Francisco,
vayan juntos en autobús o en caravanas para converger en las movilizaciones
nacionales de contra-protesta a las Marchas en pro de la “Vida”. Es hora de que
los estudiantes, los artistas, los abuelos, los profesionales, la gente
religiosa y también los ateos, los músicos y muchos más se junten y se pongan de
pie. Es hora de demostrar nuestra fuerza, nuestra valentía y nuestra
determinación de no permitir que se obliguen a las mujeres a retroceder ni un
paso más, y de ganar un futuro totalmente mejor para las mujeres en todas
partes.
¡En este aniversario del fallo Roe v. Wade, estamos a la contraofensiva!
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