Un ataque estadounidense contra Siria solamente puede causar peor
sufrimiento y más horrores
5 de septiembre de 2013 | Periódico Revolución |
revcom.us
Al cierre de esta edición, se aumenta el peligro de un ataque militar
estadounidense directo contra Siria — descrito como un "ataque quirúrgico",
utilizando aviones y/o misiles crucero. El secretario de "Defensa" de Estados
Unidos, Hagel, anunció que las fuerzas armadas estadounidenses "están listas" si
se les da la orden de lanzar un ataque sobre Siria.
Hay que oponer resistencia a estos ataques haciendo protestas
políticas decididas y captando claramente cómo ese ataque empeoraría la
situación.
Atrocidades y crímenes de guerra
Las amenazas estadounidenses surgen tras informes de cientos de muertes de
civiles, al parecer de armas químicas, en una comunidad en manos de los rebeldes
en las afueras de Damasco, la capital siria, el 21 de agosto. No se ha
verificado independientemente si las muertes resultaron de armas químicas, y de
ser así, si las lanzaron las fuerzas del gobierno sirio o de los rebeldes. El
secretario de Estado de Estados Unidos, Kerry, inicialmente exigió que el
gobierno sirio permitiera que los investigares de la ONU entraran a la zona,
pero cuando el régimen sirio respondió ofreciendo acceso ilimitado a los
investigadores, Reuters informó: "[Un] oficial estadounidense dijo que tal
oferta era 'demasiado tarde para ser creíble' y que Washington estaba
prácticamente seguro que el gobierno del presidente Bashar al-Asad había gaseado
a su propia gente".
Sin embargo, el motivo de la escalada de amenazas estadounidenses contra
Siria tiene muy poco que ver con este incidente. Y tiene absolutamente nada que
ver con intereses humanitarios. Es imprescindible que la gente entienda los
verdaderos motivos detrás de las movidas yanquis y que no se dejen
engañar de modo que cómplices pasivos con un ataque a Siria, lo que
empeoraría mucho la situación para el pueblo del Siria, y del
mundo.
Los gobernantes de Estados Unidos ven atrocidades y crímenes de guerra
—verdaderos o inventados— por el lente distorsionado de "¿nos beneficia o nos
perjudica?". Se hacen de la vista gorda, por ejemplo, cuando Israel bombardeó
hospitales durante el masacre de 2008-9 en Gaza. Fraguan incidentes montados de
derechos humanos, como cuando atestiguaron falsamente al Congreso estadounidense
de que tropas iraquíes desconectaron incubadoras y mataron a bebés en Kuwait,
para luego usarlo para justificar toda suerte de crímenes estadounidenses.
Pretextaron la mentira de las incubadoras para la primera invasión de Irak,
"Operación Tormenta del Desierto", con el saldo de 100.000 muertes iraquíes y
gran sufrimiento para millones, que incluía la muerte de muchos bebés por la
falta de servicios médicos como resultado de las sanciones yanquis a partir de
esa guerra.
Por eso, nadie debe creer al pie de la letra las afirmaciones estadounidenses
oficiales. Además, parece que Estados Unidos está preparando un ataque aún antes
de concluirse una investigación de la ONU.
Pero eso no quiere decir que el gobierno sirio sea incapaz de haber lanzado
un ataque químico. Hace dos años, en el contexto de levantamientos por todo el
mundo árabe, una amplia gama de fuerzas en Siria se lanzaron a la calle en
protesta contra el régimen de Bashar al-Asad. El régimen respondió con una
combinación de propuestas políticas a la oposición y represalias violentas.
Los imperialistas estadounidenses y sus aliados aprovecharon la situación
para maniobrar para reemplazar a al-Asad con un régimen más sumiso y alineado
con sus intereses en la región, y en particular en oposición a la influencia
iraní. El resultado ha sido una guerra civil que ha devastado al país, en la que
los dos lados —el régimen de al-Asad por un lado, y el abigarramiento de fuerzas
jihadíes y pro occidentales por el otro— no ofrecen más que opresión al pueblo
de Siria.
Según agencias de derechos humanos, ambas partes en el conflicto —incluyendo
las fuerzas que Estados Unidos pretende aglutinar y moldear para un nuevo
régimen— han cometido secuestros, tortura y asesinatos sumarios contra sus
oponentes y la población civil. Decenas de miles de sirios han muerto, y cientos
de miles están desterrados, muchos de los cuales viven en condiciones
desesperadas en campos de refugiados o situaciones peores.
Así que es muy posible que el régimen de al-Asad haya lanzado un ataque de
gas tóxico con tal de aumentar los avances militares que ha estado logrando
contra la oposición. Si resultara que el régimen de al-Asad sí lo lanzó, y si la
escala del horror fuera como se ha reportado —y eso es posible— eso sería,
ciertamente, un crimen horrífico.
Pero, aún si eso fuera el caso, un ataque militar estadounidense contra Siria
agravaría un crimen agregándole otro crimen. No tendría la intención de terminar
el terrible sufrimiento en Siria, ni tendría ese resultado.
¿Qué es lo que motiva Estados Unidos?
Estados Unidos no parte de una preocupación por los derechos humanos en Siria
(ni en ninguna parte). Los gobernantes de Estados Unidos nunca se han motivado,
ni se motivan ahora, por un deseo de oponerse a las atrocidades ni de "impedir
el genocidio". En este momento están aprobando, pasivamente en el mejor de los
casos, la tortura y la matanza de oponentes a los regímenes pro yanquis en
Egipto y Bahrein.
Tampoco es el motivo para entrar en una situación a la cual todo mundo
considera muy arriesgada para Estados Unidos el de que "a nuestros presidentes
les encanta aventar unos misiles crucero a otros países, en combinación con uno
que otro bombardeo, porque es mucho más fácil que el arte de la diplomacia".
Tampoco porque "si apretamos el gatillo sobre Siria, alguien sacará una buena
paga". (Vea "War on Syria: Twenty Pounds of Stupid in a Ten-Pound Bag" (Una
guerra contra Siria: "Diez kilos de estupidez en una bolsa para cinco kilos",
William Rivers Pitt, Truthout, 27 de agosto de 2013.) Como si la causa
del sinfín de guerras, sufrimiento y muerte que Estados Unidos ha traído a cada
rincón del planeta —sobre la base de la cual ha "ascendido" a ser la única
superpotencia del mundo— fueran unos políticos demasiado flojos como para
manejar el "arte de la diplomacia", o unos políticos comprados por la industria
de armas. Semejante "análisis" sólo deja a las personas completamente en la
ignorancia respecto los motivos de las movidas estadounidenses para atacar a
Siria, e incapaces de conocer los intereses del pueblo del mundo ni de actuar
conforme a éstos.
El Medio Oriente es una región esencial para el mundo entero —tanto económica
como geopolíticamente— y Estados Unidos lo ha dominado desde la Segunda Guerra
Mundial. Todo lo que ha hecho y sigue haciendo se basa en mantener y profundizar
esa dominación. Ahorita la región vive una gran turbulencia; los antiguos
arreglos que "mantenían la situación" (para los imperialistas y los capataces
locales) están bajo cada vez mayores tensiones y en algunos casos empiezan a
desintegrarse, y toda suerte de fuerzas pelean para salir con ventaja. Estas
incluyen rivales como Rusia, que apoyan a al-Asad; imperialistas "amigos" como
Francia, que apoyan a los rebeldes; toda la gama de asesinos locales; etcétera.
Tristemente, no hay ninguna fuerza progresista coherente dentro de esta
situación confusa.
Es un derrame de sangre impulsado, en este momento, por una pelea
reaccionaria para tener influencia. En este marco, parece cada vez más claro que
el cálculo estadounidense es que TIENE que proyectar fuerza en esta situación,
porque, si no, perdería credibilidad. Al mismo tiempo, se indica que Estados
Unidos, o algunos en la clase dominante, cree que, como lo dijo un analista de
clase dominante, Edward N. Luttwak: "En Siria, Estados Unidos pierde si gana
cualquier de los lados". Luttwak escribió:
"Ciertamente, sería desastroso si emergiera victorioso el régimen del
presidente Bashar al-Asad después de reprimir totalmente la rebelión y restaurar
el control sobre el país entero. Dinero, armas y operativos iraníes y tropas de
Hezbolá se han convertido en factores clave en el combate, y el triunfo del Sr.
al-Asad afirmaría dramáticamente el poder y prestigio del Irán chiíta y Hezbolá,
su sustituto basado en el Líbano — planteando una amenaza directa tanto a los
estados árabes sunitas como a Israel.
"Pero, una victoria de los rebeldes también sería sumamente peligrosas para
Estados Unidos y muchos de sus aliados en Europa y el Medio Oriente. Eso es
porque grupos extremistas, algunos identificados con Al Qaeda, se han vuelto la
fuerza combatiente más efectiva en Siria. Si esos grupos rebeldes lograran
ganar, sería casi seguro que pretendieran formar un gobierno hostil a Estados
Unidos. Además, Israel no podría contar con tranquilidad en su frontera norte si
los jihadíes triunfaran en Siria" (New York Times, 23 agosto de
2013).
En esta situación, Estados Unidos puede estar volviendo al asesino manual de
estrategia que utilizó durante la guerra entre Irán e Irak, cuando su objetivo
era hacer que las dos partes devastara una a la otra, con el resultado de un
millón de muertos.
Un ataque estadounidense contra Siria solamente puede causar peor
sufrimiento y más horrores
Muchas personas ven esta situación como una en la cual "algo se tiene que
hacer". Incluso las personas que saben de alguna manera que a Estados Unidos lo
motiva razones que no son nada humanitarias argumentarían que por lo menos una
intervención estadounidense pararía el horror ahorita.
Pero la realidad no funciona así. Importa —de hecho es decisivo— entender la
naturaleza de un ataque estadounidense sobre Siria, y lo que lo
impulsa. Sería un ataque impulsado por las necesidades de una superpotencia
capitalista imperialista global decidido a mantener su dominio sobre el planeta.
¿Cómo contribuiría una acción con esa base algo positivo a la pesadilla
humanitaria en Siria?
Un ataque estadounidense contra Siria llevaría la situación en una
peor dirección. En sí mismo traería muerte y sufrimiento. Además
polarizaría más todo el marco, en que el régimen reaccionario de al-Asad podría
aparentar confrontar al imperialismo, en que Irán y las fuerzas bajo su
influencia posiblemente responden, y en que toda una variedad de fuerzas
reaccionarias, entre ellas Israel, podrían intensificar su papel en la guerra en
Siria, o lanzar otros ataques en otras partes de la región. Cualquier ataque
estadounidense a Siria sólo intensificará la terrible espiral en el
país y la región.
Es más, la situación se empeoraría más en la medida de que la gente
se trague la lógica de que no importa el motivo, cualquier intervención sería
bien ahorita. Hay que sacar una lección dolorosa pero crítica de los sucesos
recientes en Egipto: muchas personas apoyaron las acciones del ejército contra
la Hermandad Musulmana debido a las medidas represivas de la Hermandad, sin
analizar POR QUÉ el ejército actuaba. De ahí, cuando se vio claramente las
consecuencias de ese apoyo, como la libertad política que es le dio al ejército
para cometer matanzas y tratar de establecer una versión aún más represiva del
Mubarak-ismo, las fuerzas de oposición y la gente en general se encontraron en
una posición en que, o no podían oponer una resistencia efectiva, o ya habían
"bebido el veneno ideológico" al punto de que quedan en el bolsillo del ejército
ideológica y políticamente.
La única manera en que podría emerger algo positivo en Siria sería
que el pueblo se opusiera a las dos partes en este conflicto — activamente. Para
la gente en Estados Unidos, un país que ha infligido tanta miseria al planeta,
el reto es de oponernos a "nuestro propio" imperio.
Estados Unidos sólo ha traído explotación, destrucción ambiental,
empobrecimiento y opresión a todo el Medio Oriente. Cualquier asalto militar
estadounidense contra Siria, sin importar el pretexto, debe toparse con
RESISTENCIA y protesta política decidida en este país. En la medida que se
oponga esa resistencia, eso puede contribuir a crear una brecha que rompa con el
juego de "alternativas" terribles ante el pueblo de Siria y más allá, y que
forje otro camino — una alternativa revolucionaria concreta.
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