Apuntes de la reportera
Victoria en el juicio de los cuatro luchadores
por la libertad ALTO al "Parar y Registrar", la lucha continúa
Li Onesto 20 de noviembre de 2012 Periódico Revolución revcom.us
15 de noviembre, Queens, Nueva York. El jurado en el juicio
contra los cuatro luchadores por la libertad ALTO al "Parar y Registrar" no se
tragó el caso endeble de la fiscalía la que trataba de comprobar que Carl Dix,
Jamel Mims, Morgan Rhodewalt y Bob Parsons eran culpables de dos cargos de
Obstrucción a la Administración Pública y que debieran ir a dar a la cárcel por
un año.
Los seis jurados pronunciaron un veredicto de INOCENTE para los cuatro
acusados por dichos cargos.
El jurado sí pronunció un veredicto de culpable contra los cuatro por
Alteración del Orden Público, por no dispersarse, el que constituye una
infracción con un castigo máximo de 15 días en la cárcel. El 7 de enero, el día
de dictar sentencia, los cuatro luchadores por la libertad, sus abogados Marty
Stolar, Meghan Maurus y Tom Hillgardner y sus simpatizantes estarán en la corte
reclamando: ¡NI UN DÍA EN LA CÁRCEL!
Poco después de escuchar el veredicto, Carl Dix le dijo a
Revolución:
"Iban a hacer que le costara caro a la gente por protestar contra el parar y
registrar. Lo fraguaron desde el principio y fracasaron. Presentaron argumentos
sin evidencia. Este veredicto es una victoria para nuestro lado. Para el juicio,
juntamos apoyo, incluyendo de unos abogados que querían luchar contra estos
cargos. Corrimos la voz y forjamos la clase de lucha que, al final, impidió que
ellos lograran dar su mensaje e impusieran el castigo que querían. Pero la lucha
no ha terminado. Hay nueve personas más que fueron arrestadas ese día las que
enfrentan un juicio en Queens y otras 13 en Brooklyn. El luchador por la
libertad Noche Díaz enfrenta otros juicios, uno en Manhattan y otro en El Bronx.
Todo eso es una parte de la lucha más grande para parar la encarcelación en
masa".
La esencia de este caso
Izq. a der.: Morgan Rhodewalt, Jamel Mims, Bob Parsons,
Carl Dix, y dos abogados defensores Meghan Maurus y Marty Stolar en el Tribunal
de lo Penal de Queens, noviembre 2012. Foto: Li
Onesto/Revolución
Los cuatro acusados fueron arrestados en noviembre de 2011 mientras
participaban en una protesta de desobediencia civil no violenta contra la
política ilegítima del NYPD (Departamento de Policía de Nueva York) del parar y
registrar. Pero desde el principio, el juez y la fiscalía dijeron repetidas
veces que el caso no tenía nada que ver con el parar y registrar. Antes del
inicio del juicio, la fiscalía presentó varias mociones: Pidieron que el juez
impidiera que los acusados hablaran acerca del parar y registrar, diciendo "eso
no está bajo juicio aquí". Presentaron argumentos de que la I Enmienda y la
libertad de expresión no tenían nada que ver. Pidieron que no se permitiera que
los acusados expresaran opiniones sobre el parar y registrar, que eso solamente
"confundiría a los jurados". El juez estaba de acuerdo, diciendo que este juicio
"no era una oportunidad para ventilar asuntos" sobre la naturaleza de los
procedimientos del parar y registrar.
El juez y el fiscal querían que los jurados deliberaran únicamente si de
alguna forma los acusados habían obstaculizado el funcionamiento de la comisaría
103 ese día y si habían cometido el delito de alteración del orden público.
No obstante, el que ese día arrestaran a estos cuatro luchadores por la
libertad y a 16 personas adicionales está integralmente relacionado con
el hecho de que protestaban contra la política ilegítima y racista del NYPD del
parar y registrar, la que para y hostiga a cientos de miles de personas
al año, especialmente los jóvenes negros y latinos. Los cuatro acusados habían
llevado su mensaje de protesta hasta en frente de la comisaría que es
responsable del asesinato en 2006 de Sean Bell, de 23 años de edad, y que tiene
uno de los mayores índices de incidentes del parar y registrar. Esta protesta
era parte de una amplia campaña para llamar la atención del público sobre la
gran falta de legitimidad de esta política. POR ESO la fiscalía estaba decidida
a hacer que les costara caro a los luchadores por la libertad por la posición
valiente que mantuvieron ese día.
El caso endeble del fiscal
En sus mociones previas al juicio y su declaración inicial, la fiscalía
afirmó que iba a demostrar que los acusados habían interrumpido las funciones
importantes de la comisaría. Dijo que iba a corroborar que, debido a la
protesta, no podían responder a unas llamadas al 911, no podían trasladar a unos
presos y se impidieron otras funciones importantes de la comisaría. Pero al
final, en su alegato, la fiscalía sostenía que el jurado debía declararlos
culpables porque… un policía llegó al trabajo unos minutos tarde y eso
retrasó un poco que se pasara lista ese día… y punto. Incluso esta
afirmación no tenía ninguna evidencia concreta.
De hecho, el comandante de la comisaría testificó que NO se trastornó el
funcionamiento normal de la comisaría durante los siete minutos que los
manifestantes estaban en frente de la entrada. Los abogados defensores señalaron
que en realidad fue la propia obra del NYPD, al levantar las barricadas y al
crear una zona en la que permitían que solamente los policías entraran, la que
impidió que el público llegara a la comisaría. Los diarios de la policía,
presentados como evidencia por los abogados defensores, revelaron que no es raro
que se pase lista con retraso. La fiscalía ni siquiera argumentó que existía
relación alguna entre el presunto retraso en pasar lista y la
manifestación fuera de la comisaría.
Una maquinación planificada de
antemano
El testigo principal de la acusación era el comandante de la comisaría, el
inspector adjunto Charles McEvoy y su testimonio reveló una maquinación fraguada
de antemano para arrestar a los manifestantes. En sus argumentos de conclusión,
el abogado defensor Marty Stolar le explicó al jurado: Una horas antes de la
protesta se desplegaron muchos elementos del plan… levantaron unas barricadas,
trajeron a policías de otras comisarías, agentes de la Dirección de Asuntos
Comunitarios y un asesor legal del Departamento Jurídico del NYPD; establecieron
una zona en que nadie pudiera entrar. Cuando llegaron los manifestantes, los
hicieron parar ante las barricadas. Pero después de un tiempo muy corto, la
misma policía abrió la reja y no sólo permitió que los manifestantes entraran
sino que de hecho los escoltaron hacia la entrada. De ahí, tras solamente
unos cuantos minutos, McEvoy advierte (sin altavoz) que harían arrestos
si los manifestantes no se dispersaran. Pasan unos minutos adicionales, se da
otra advertencia y de repente los agentes empiezan a hacer arrestos. ¡Desde que
abren la reja hasta el primer arresto, pasaron solamente diez minutos!
En su alegato de cierre, el abogado defensor Stolar le dijo al jurado: "¿Por
qué abrieron la reja de la barricada y los escoltaron a la entrada de la
comisaría? Si el objetivo [de levantar las barricadas] era impedir que entraran
a la comisaría, lo lograron. Parece que los dejaron entrar para atribuirse una
oportunidad de arrestarlos…. ¿Por qué [la policía] los dejó entrar? Si su única
razón era la de arrestarlos, condenarlos y hacer que les costara caro, pues
ustedes no deberían declararlos culpables".
Los luchadores por la libertad se suben al
estrado
A pesar de repetidas objeciones del fiscal, admitidas por el juez, con el fin
de impedir que los jurados escucharan el testimonio sobre la política
escandalosa del parar y registrar del NYPD y sobre el asesinato de Sean Bell,
tal testimonio sí salió a relucir.
La misma fiscalía ofreció como evidencia de la obstrucción de la
administración pública de parte de los acusados, un video de los manifestantes
apasionados que corean: "No pararemos hasta que pongamos FIN al ‘Parar y
Registrar’" y "Todos somos Sean Bell, al carajo el NYPD". Luego los jurados
observaron mientras los policías arrestaban a los luchadores por la libertad
quienes seguían coreando.
Además, los jurados tuvieron la oportunidad de escuchar el testimonio de tres
acusados. Jamel Mims, el primero, contó que unas cien personas se reunieron en
el parque y algunas personas de la comunidad se les unieron y marcharon por el
barrio. Habló de las intenciones de los manifestantes ese día, las que
no incluían parar las funciones de la comisaría, pero sí llevar a cabo
la desobediencia civil como una "forma intensificada de protesta" con el fin de
que "estas acciones llamaran a las personas a que lidiaran con esta cuestión de
los derechos humanos".
El segundo, Morgan Rhodewalt, dio testimonio. Dijo que era un cuáquero y que
a finales de 2011 vino de Massachusetts para presenciar Ocupar Wall Street,
llevando vegetales de su granja. En el transcurso de seis fines de semana llegó
a ser parte de Ocupar en el Parque Zuccotti, donde conoció a aquellos que
organizaban para poner fin al parar y registrar y se le unió a esta lucha. La
mañana de la protesta en frente de la comisaría 103, se despertó temprano para
viajar las tres horas y media hasta Queens.Cuando el fiscal le preguntó qué
llevaba el día de la manifestación, dijo: "Llevé mi energía, mi inspiración, un
abrigo, punto".
Carl Dix fue el último acusado que se subió al estrado. Explicó: "Habíamos
determinado anteriormente que veíamos el parar y registrar en relación con los
asuntos más grandes. Algunas personas querían cabildear sobre esto, aprobar
leyes, etc. Pero no había suficiente conciencia al respecto y creíamos que era
necesario trabajar en eso, hacer algo para presentar este asunto ante el mayor
número posible de personas, sobre la injusticia de esta política".
Dix habló de lo que en realidad ocurrió ese día, desmintiendo la versión de
la fiscalía acerca de los sucesos. Que era un mitin muy conmovedor donde las
personas describieron su propia experiencia con la policía, como víctimas del
parar y registrar y mencionó otros asuntos como el asesinato policial de Sean
Bell. Habló de su determinación de protestar en Queens debido a la gran cantidad
de incidentes del parar y registrar de parte de esa comisaría. Explicó que los
policías abrieron las rejas a sus espaldas, escoltaron a los manifestantes hasta
en frente de la comisaría y de unos minutos después empezaron a arrestarlos.
La fiscalía había intentado impedir testimonio sobre todas las cuestiones y
hechos del caso. Expulsaron a una jurada, quien había declarado que se oponía al
parar y registrar, al arrestarla por conducta escandalosa al salir del juzgado.
De ahí la fiscalía solicitó un juicio nulo. (Vea "Jurada
arrestada y expulsada, el fiscal pide la anulación del proceso, un alto oficial
da testimonio sobre el plan de arrestar a los manifestantes…",
Revolución #285, 18 de noviembre de 2012.) Pero los abogados y los
acusados, a pesar de repetidas mociones, objeciones y pataleos de parte de la
fiscalía, lograron darle al jurado una idea de lo que este juicio en realidad
representaba y lo que realmente ocurrió ese día y por qué NO deberían castigar a
los acusados.
Después del veredicto, un jurado dijo: "No queríamos que los acusados fueron
a dar a la cárcel porque no hicieron nada malo".
La lucha no ha terminado
Este veredicto constituye una victoria de nuestro lado. Pero la lucha no ha
terminado. Nueve personas adicionales arrestadas ese día irán a proceso dentro
de poco y 13 más enfrentan un proceso por protestas contra el parar y registrar
en Brooklyn. El luchador por la libertad Noche Díaz enfrenta varios juicios
adicionales, uno en Manhattan y otro en El Bronx. Todo esto es una parte de la
lucha más grande para parar la encarcelación en masa.
Al entrar el juicio en su última semana, Carl Dix escribió:
"La encarcelación en masa ha almacenado en prisiones a casi 2.4 millones de
personas por todo el país; dos tercios son negros o latinos. Casi cinco millones
de personas están en libertad condicional, tratadas como ciudadanos de segunda
categoría: les discriminan cuando buscan trabajo, no les permiten acogerse a la
vivienda pública ni recibir préstamos del gobierno, y muchas veces ni siquiera
les permiten votar. La etiquetación racial sirve como un cauce para la
encarcelación en masa. Al considerar también a los seres queridos de todas esas
personas, son decenas de millones de personas cuyas vidas están atrapadas en la
red del sistema de justicia penal. Todo eso resulta ser un genocidio lento
dirigido contra el pueblo negro….
"A pesar de las objeciones del juez y de los fiscales de que el parar y
registrar no es el tema central del juicio, para mí queda claro que está en
juego la capacidad del pueblo de ponerse de pie y decir NO MÁS al parar y
registrar y a todas las formas en que el sistema penal de ‘injusticia’ maltrata
a la gente. Si el sistema logra condenarnos y mandarnos a prisión sin una lucha,
eso le dirá al pueblo que todos los que oponen resistencia a la brutalidad y
represión sufrirán severos castigos. Por otra parte, si ganamos esta batalla
legal, eso inspirará a muchas más personas a unirse en resistencia contra la
injusticia y alimentará las esperanzas de muchos al demostrar que es posible
hacerle frente al constante desastre que este sistema ha desgranado contra el
pueblo negro y rechazarlo" ("Reflexiones
sobre los desastres naturales y los causados por el hombre, y sobre hacerle
frente a la opresión del pueblo negro", Revolución en línea, 31 de
octubre)
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