Ex combatientes de Irak, Afganistán devuelven
medallas
5 de junio de 2012 Del sitio de web Revolución
Marchan con miles contra guerras de la OTAN-Estados Unidos
Voy a devolver esta medalla hoy por los 33 mil civiles que han muerto en
Afganistán que no tendrán un monumento construido en su memoria”. Brock
McIntosh, Guardia Nacional del Ejército, apostado en Afganistán
Voy a devolver mis medallas por los niños de Irak y Afganistán. Que nos
perdonen por lo que les hemos hecho”. Steve Acheson, ex
combatiente de la guerra del Ejército estadounidense en Irak
El 20 de mayo, más de 40 ex combatientes, hombres y mujeres, de distintas
nacionalidades. De distintas ramas de las fuerzas armadas, le hicieron una
dramática declaración al mundo.
Con valor, los ex combatientes de la llamada “guerra contra el terror” se
quitaron sus medallas y denunciaron lo que representan: “Medallas de Servicio de
la Guerra Global Contra el Terror”, “Medallas de la Operación Libertad Iraquí”,
“Medallas de Defensa Nacional”, “Medallas de Buena Conducta”, “Medallas
Expedicionarias”. Hablaron desde el corazón sobre por qué rechazaban estas
“fichas baratas”, que les fueron obsequiadas, según un ex combatiente, “a fin de
llenar un vacío donde solía estar nuestra conciencia” y repudiaban lo que le
habían hecho al pueblo de Irak y Afganistán. Hablaron de las y los niños. De las
mujeres. De los inocentes. De la destrucción. Del dolor. Del luto. Del
sufrimiento. De las mentiras. En un mensaje que hora hay que difundir, estos ex
combatientes arrojaron sus medallas hacia el lugar donde los dirigentes de la
OTAN, la alianza militar al mando de Estados Unidos, que se reunían y fraguaban
sus siguientes movidas sanguinarias.
Su acción, organizada por el grupo Veteranos de Irak Contra la Guerra (IVAW),
terminó en una animada marcha de más de cinco mil personas (Ocupantes,
activistas contra la guerra, estudiantes y muchos más) provenientes de todo el
país, quienes fueron a Chicago con el motivo de protestar contra la cumbre de la
OTAN del 21 al 22 de mayo, su guerra en marcha en Afganistán y sus agresiones
militares por todo el mundo. Unidas a los excombatientes en la dirección de la
marcha y mitin, bajo el lema “Honrar a los muertos, curar las heridas, parar las
guerras”, participaron las mujeres de Afganis por la Paz, en representación del
pueblo afgani, las víctimas de la invasión y ocupación de la OTAN y Estados
Unidos.
Ésta fue una acción poderosa e importante. Estos ex combatientes de las
guerras de Afganistán e Irak han experimentado directamente y participado en los
horrores y crímenes que viene cometiendo Estados Unidos por todo el mundo. Para
reconocer y unirse para desenmascarar las doloras verdades de lo que habían
visto y hecho y de lo que había sido parte tuvieron que reflexionar con enorme
profundidad y enorme valor, en contraposición directa al imperio de matanza al
que anteriormente sirvieron.
Lo que hicieron estos hombres y mujeres ese día fue un llamamiento a otros ex
combatientes y personal militar y también a todas las personas que están en
Estados Unidos y además a millones por todo el mundo. Despiértense. Reúnan el
valor para reconocer la verdad: sus gobernantes están cometiendo horrorosas
atrocidades y monumentales crímenes por todo el mundo. Los están encubriendo con
descaradas mentiras. Están haciendo todo eso en nuestro nombre, alistándonos
para llevarlo a cabo. ¡Piensen en los pueblos del mundo! ¡No sigan la corriente!
¡Alcen la voz!
Aunada a la importancia de esta acción fue la unidad manifestada entre los ex
combatientes y aquellos que por su adiestramiento, había aprendido a tratar como
“el enemigo”. Suraia Sahar, de Afganis por la Paz, le dijo a Democracy
Now!: “ésta es la primera vez que un movimiento por la paz encabezado por
afganis esté trabajando lado a lado con un movimiento por la paz encabezado por
ex combatientes. Además, de esta forma, esto es cómo… éste es el comienzo de
algo nuevo, algo mejor”.
¿Cómo cubrieron esta acción los medios de comunicación en esta autoproclamada
tierra de la democracia y de la libertad de palabra? En gran parte, con el
silencio; o sea, la censura. Estos porritas de las fuerzas armadas
empapadas de sangre de Estados Unidos y sus guerras de rapiña no iban a permitir
que los ex combatientes, a los que alegan honrar y apreciar, hiciera reventar su
narrativa post 11 de septiembre de 2001 (la que presenta a Estados Unidos como
la “víctima” y los “buenos” en una lucha contra el “terror”) con duras verdades
desde las líneas del frente, sobre todo no en un momento en que su imperio está
ante problemas formidables y peligrosas aguas por venir.
Rechazando los elogios de una guerra
injusta
La acción de los ex combatientes en Chicago se inspiró conscientemente en la
protesta “Dewey Canyon III” de 1971 contra la guerra de Vietnam organizada por
los veteranos de Vietnam Contra la Guerra, la que trajo a cientos de ex
combatientes a Washington, D.C., para arrojar sus medallas sobre las escalinatas
del Congreso. (Vea una historia de Dewey Canyon III en vvawai.org/archive/sw/sw31/pgs_35-44/dewey_canyon.html.)
En Chicago, Alejandro Villatoro, un ex combatiente del ejército le dijo al
público: “En ningún otro lugar escucharán a tantas personas que combatieron en
estas guerras hablar de su trayectoria desde combatir en una guerra hasta exigir
la paz”. Y: “Algunos de nosotros matamos a inocentes. Algunos ayudamos a
continuar estas guerras desde aquí. Algunos presenciamos la muerte de nuestros
amigos. Algunos no estamos aquí porque nosotros nos tomamos la vida propia. No
recibimos los cuidados que el gobierno nos prometió. Todos nosotros vimos las
políticas fallidas convertirse en el derramamiento de sangre. Escúchenos,
óiganos y piense: ¿valía la pena?... Nosotros les arrancaremos esa máscara.
Escúchenos”.
Luego ex combatiente tras ex combatiente se subieron al podio para contar sus
historias, testimonios personales conmovedores sobre por qué participaron en la
marcha y por qué arrojaban sus medallas. Había un sentido de que estos ex
combatientes estaban recobrando su humanidad y forjando una nueva moral en el
curso de reconocer las verdades dolorosas, ponerse en pie, denunciar y negarse a
callarse. Un ex combatiente dijo: “Les robé la humanidad a los iraquíes y perdí
la mía”. Otro habló de que ahora puede “vivir según mi conciencia y no estar
presa de ella”. Otros comentarios se refirieron a la importancia de la
integridad, de aprender de nuestros errores y de unirse. Siete meses después de
resultar gravemente lesionado cuando la policía atacó a Ocupar Oakland, el ex
combatiente de Irak, Scott Olsen, arrojó sus medallas, siendo su presencia un
ejemplo de valor y certeza moral.
Una piedra angular del testimonio era reconocer el impacto que las guerras de
Estados Unidos tenían sobre los pueblos de Irak, Afganistán y otros países en la
región. El ex combatiente de la guerra de Irak Scott Kimball dijo: “Estoy
devolviendo estas medallas por el pueblo de Pakistán, Irak, Palestina y todas
las víctimas de la ocupación en todo el mundo”. Steven Lunn, un ex combatiente
de Irak declaró: “Esta medalla la dedico a los niños de Irak que perdieron a sus
padres y madres”. Greg Broseus dijo: “Estoy presente para devolver mis medallas
porque no puedo estar en solidaridad y en paz con mis hermanos y hermanas en
Irak y Afganistán mientras yo las tenga puestas”. Un ex combatiente de los
marines que participó en las invasiones de Irak y Afganistán, dijo simplemente:
“Me disculpo ante el pueblo iraquí y afgani por destruir sus países”.
Miembros de Afganis por la Paz agregaron sus propias denuncias contundentes.
Samira Sayed-Rahman dijo: “…El pueblo afgani ya ha soportado lo suficiente.
Están hartos y asqueados de ser seres sin rostro, sin nombre, hartos y asqueados
del tratamiento como daño colateral, hartos y asqueados de los 11 largos años de
esta guerra sin fin a la vista. No queremos a otro Abdullah a quien le
cercenaron los dedos y los blandieron como trofeos de guerra, no queremos a otra
Fatima quien se tiene el rostro quemado por ácido por tratar de obtener una
educación, no queremos que otra Najeeb y toda su familia mueran a causa de un
ataque de un avión no tripulado, no queremos que abandonen a su suerte a otra
Zainab, una pequeña de cinco años de edad, mientras soldados violan a su madre y
metían el cañón de sus fusiles en la boca de su padre, no queremos que las
bombas de la OTAN reduzca nuestro país a cenizas una y otra vez…”. (afghansforpeace.org/archives/2646)
“Es necesario detener esta guerra”
Hace poco, Revolución habló con dos ex combatientes que arrojaron
sus medallas ese día, sobre la manera en que se había cuajado ese momento, lo
que significó para ellos y otros ex combatientes y su impacto en general.
El ex combatiente del ejercito Raymond Knaeble nos dijo: “Fue un momento
especial. Trajo esperanzas para todos los ex combatientes y aquellos que están
en servicio activo para crear conciencia de que la guerra es una ocupación
ilegal. No se trata de la paz sino de la violencia contra la paz, una guerra de
agresión y la tortura. Fue algo muy personal, yo estaba orgulloso de haber
ganado esas medallas pero todo eso estaba basado en mentiras, no en la verdad.
No se trataba de llevar la libertad al pueblo sino de matar a inocentes. No
estaba en Afganistán pero estoy en solidaridad con todo el pueblo de Irak,
Afganistán y Pakistán.
“Muchos de nosotros nos echamos a llorar, fue un momento tal”, agregó. “No
podemos cambiar el pasado pero queremos que otras personas sepan que es
necesario detener esta guerra. Tenemos que librar una guerra aquí mismo a fin de
llevar a estos políticos a la justicia, éstos son criminales de guerra. Muchos
ex combatientes estaban en Irak y Afganistán por lo que vieron todo eso a
primera mano. Las fuerzas armadas les mienten a los soldados y nos dan
medicamentos, que pueden ser peores que las drogas de la calle, y nos dicen que
matemos a cualquiera que vean. Muchísimos soldados se han suicidado porque
tenemos una conciencia. Los soldados quieren volver a casa. Preguntan, ¿Por qué
estamos aquí?”
John Anderson, de los marines, que fue apostado en Irak dos veces, 2007-2009,
y que arrojó sus medallas de la “Guerra global Contra el Terror” y de la
“Campaña de Irak”, dijo: “Uno se pierde a sí mismo en el ejército. Así que yo me
recuperaba mi propia persona. Representó una liberación emocional poderosa
cuando vi mis medallas volando hacia la OTAN. Alcancé un mayor sentido de paz
dentro de mí. Tuvo un efecto profundo. Cuando salimos del escenario, todos
caminamos a un parque. Cada uno se mantuvo en sí por 10-15 minutos, solamente
procesando”.
“Muchos ex combatientes que no están tan conscientes políticamente tienen un
sentido o una actitud de que, tal como mi compañero en Tennessee, no quiero
pensar en las consecuencias de lo que hicimos. Reconocen que no estaba bien,
pero les cuesta arreglárselas con ello. Mis hombres me ven y sienten un sentido
de validación y empoderamiento”. Anderson dijo que la gran mayoría, la
abrumadora mayoría de las respuestas que ha recibido han sido positivas. Un ex
combatiente de los marines en la escuela a que asiste dijo que la acción del 5
de mayo estuvo “muy genial”.
* * * * *
Todas las citas de ex combatientes, salvo los entrevistados por
Revolución, son de videos y trascripciones de Democracy Now!
tomados en la acción del 20 de mayo: “Memorial
Day Special: U.S. Veterans of Iraq and Afghanistan Return War Medals at NATO
Summit”, 28 de mayo de 2012.
Vea también: “IVAW
and Afghans for Peace Lead Historic March on NATO: Veterans Hurl Global War on
Terror Medals towards NATO Summit As Thousands Cheer”, José Vásquez, 23 de
mayo de 2012, en el portal de Iraq Veterans Against the War, ivaw.org.
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