Tomándose las calles el 19 de abril: ¡NO a la
encarcelación en masa!
19 de abril, Nueva York – Foto: Especial para
Revolución |
24 de abril de 2012 Del sitio de web Revolución
El 19 de abril en ciudades a lo largo del país, la gente se tomó las calles
para DESPEJAR EL SILENCIO en respuesta a la realidad de que
"Encarcelación en masa + Silencio = Genocidio". ¿Qué
importancia tienen estas acciones? ¿Por qué es necesario que muchas más personas
se unan al movimiento?
Estados Unidos tiene la mayor tasa de encarcelamiento que los demás países
del mundo: 2.4 millones de personas están en la cárcel o prisión, casi una de
cada 100. Casi cinco millones más están bajo el "control supervisado": libertad
condicional o libertad provisional bajo caución. En Estados Unidos, los negros y
latinos componen menos del 30% de la población en general, si bien más del 60%
de la población carcelaria. Uno de cada nueve varones negros está preso. El 29%
de los hombres negros están en la cárcel en algún momento de su vida. En 2011,
el Departamento de Policía de Nueva York sometió a casi 700 mil personas al
parar y registrar, el 87% de ellos negros y latinos. Al más del 90% de ellos ni
siquiera argumentan que hacían algo malo cuando la policía los pare.
Durante décadas, el gobierno estadounidense ha estado librando una "guerra
contra la droga", que en realidad es una guerra contra el pueblo, y cientos de
miles han ido a dar a la cárcel por posesión simple. Han satanizado y
criminalizado a un sector entero de la sociedad, al que el sistema capitalista
no puede ofrecer ningún futuro. El criminal sistema de INjusticia trata a la
juventud como "sospechosos", culpables hasta que se pruebe lo contrario, si es
que puedan sobrevivir el tiempo necesario para comprobar su inocencia; la
policía practica de costumbre la etiquetación racial y las órdenes judiciales
castigan selectivamente a los jóvenes negros y latinos. Para colmo, a aquellos
que logran salir de la cárcel les privan de oportunidades de empleo, acceso a la
vivienda pública, cupones de comida, préstamos gubernamentales para la
educación, el derecho de votar, etc.
Todo esto constituye nada menos que el genocidio lento, y fácilmente
podría llegar a ser un genocidio acelerado.
Es necesario oponer una resuelta resistencia contra todo eso. Carl Dix, del
Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, escribió:
"Las personas tienen que cambiar de forma de pensar acerca de la
encarcelación… que millones dejen de aceptar las justificaciones para ésta y que
millones de oprimidos también dejen la forma de pensar de que no hay nada que se
puede hacer al respecto y/o que en realidad es su propia culpa… Pero no es
posible lograr esto mediante puras denuncias o centrándose en denuncias en torno
a qué tan injusta es la situación. Se necesitan muchas más denuncias… la clave
para cambiar la forma de pensar de la gente acerca de la encarcelación es, en
esencia, desencadenar y guiar un movimiento de masas que desempeñe una
resistencia resuelta contra el ultraje de la encarcelación en masa. Este
movimiento tiene que tener el objetivo de hacer que este tema sea una línea
demarcatoria en la sociedad, uno que todo el mundo tiene que reconocer,
reevaluar y desarrollar una opinión y posición al respecto".
Alzar la voz con agravios
El 19 de abril, las personas se pusieron en pie y alzaron la voz con agravios
sobre lo que representa la encarcelación en masa para aquellos que están tras
rejas, sus amigos y familiares, y acerca de aquellos que la policía brutaliza y
asesina.
En Chicago, Gloria Pirex, la madre de Darius Pirex, 28, asesinado por la
policía chicagoense en enero de 2011 (por el mismo oficial que mató a Flint
Farmer seis meses después), habló de sus otros hijos, uno que recién salió de la
prisión y otro que tiene en su contra un delito grave de armas por llevar un
destornillador. Dijo: "No voy a desaparecer. No tengo miedo". En Houston,
una mujer negra habló de haber estado en la cárcel, de sus dos hermanos que
cumplen una sentencia y de una mujer presa por matar al tipo que la había
violado. En Los Ángeles, Revolución le entrevistó a un hombre negro
cuyo hijo cumple una sentencia de 19 años por haber sido el vigía para un robo y
que ha estado en aislamiento en el tristemente célebre sistema penal
californiano Unidad de Vivienda de Seguridad (SHU). En Seattle, una mujer
amerindia, cuyo sobrino fue hallado muerto en un centro de detención juvenil,
habló de que se preocupa casi a diario por la vida de sus hijos. Un latino, ex
preso de San Quintín, habló que los carceleros oponen unos presos contra otros y
procuran clasificar a los presos en pandillas rivales según sean su procedencia.
En un mitin de agravios en preparación para el 19 de abril en el Skyline
College, San Francisco, hablaron Cephus Johnson, el tío de Oscar Grant asesinado
por un policía del transporte público BART en 2009 y Denika Chatman, a cuyo hijo
Kenneth Harding lo balearon ocho veces por la espalda los agentes del
Departamento de Policía de San Francisco después de perseguirlo por un pasaje de
$2. Muchos otros se pusieron en pie y alzaron la voz con sus propias
experiencias de etiquetación, falta de respeto todos los días y hostigamiento de
parte de la policía.
En Harlem, miles escucharon el reto de unirse al movimiento para poner fin a
la encarcelación en masa y firmar la declaración "Decimos Basta Ya" (ver
en esta página). Un joven dijo: "¡Estoy muy consciente de que existe un nuevo
Jim Crow! ¡Tenemos que luchar en su contra!" Después de dos horas, 160 personas
la habían firmado.
Elaine Brower, de El Mundo no Puede Esperar y Military Families Speak Out,
habló en el mitin neoyorquino y se describió a sí misma como alguien que vive en
un vecindario de blancos de Staten Island. Dijo: "Somos luchadores por la
libertad, somos la nueva resistencia y tenemos que seguir adelante… Pienso en
mis hermanos y hermanas en las zonas urbanas marginadas que sufren, que ni
pueden salir de sus departamentos. Cuando estaba en Queens, me encerraron allá,
conocí a mujeres, que estaban vestidas de pijama, bata y pantuflas porque su
único delito era salir a la entrada a fumar y la policía les pidió
identificación y como no la tuvieron, por eso las arrestaron. ¿Desde cuándo uno
tiene que llevar identificación a fin de salir a la calle para fumar frente a
edificio donde uno vive? ¿En que se está convirtiendo esta situación, en la
Alemania nazi?"
En Atlanta, una mujer negra se acercó y dijo: "Yo sé, también estoy
encerrada" y de ahí explicó que ese día ella y varias mujeres más estaban de
licencia para trabajar pero que tuvieron que subirse a un autobús para volver al
centro transicional de encierro esa noche. Se subió la chompa para mostrarnos la
inscripción "Departamento de Correccionales" en la camisa que tenía puesta. En
otro momento, un joven blanco se presentó en un "micrófono popular" con su
número de identificación de recluso y dijo que había pasado año y medio en
detención juvenil por posesión de marihuana. A lo largo de la tarde, muchos nos
contaron sus propias experiencias o las de sus seres queridos en el sistema
carcelario.
Un corresponsal de Carolina del Norte escribió: "Las personas le entraron de
una forma que nunca habíamos conocido antes, haciendo denuncias abiertas del
racismo y el sistema carcelario. Una madre habló de la etiquetación que ocurre
en la vivienda pública y cómo teme por la seguridad de sus hijos. Un hombre sin
techo habló de lo difícil es conseguir trabajo después de salir de la cárcel.
Una joven mujer habló de sus temores porque acababan de dictarle a ella una
sentencia de seis meses de prisión y se preocupaba por su hijo. Un señor mayor
habló del racismo que ha conocido en su vida y se echó a llorar. Otro hombre
dijo que ‘aunque uno se portara bien en la prisión, jamás volvería a conseguir
empleo’. Un estudiante de secundaria habló de cómo extraña a su papá, a quien
hace poco lo trasladaron a la cárcel en Arizona porque las hawaianas están
superpobladas… Una abrumadora cantidad de personas que conocimos tenían
familiares o amigos en la cárcel y muchos tenían ganas de contar sus
historias".
Sólo el inicio; muchos más tienen que
unírsele
En Nueva York, Revolución les entrevistó a algunos de los nuevos
"Luchadores por la Libertad", arrestados en las acciones de desobediencia civil
no violenta contra el parar y registrar en las delegaciones el pasado otoño e
invierno, quienes hablaron en el mitin del 19.
Randy Credico, un cómico político, activista y ex director del William Moses
Kunstler Fund for Racial Justice, dijo: "Me da mucho ánimo que haya tantos
jóvenes presentes. Eso da muchísimo ánimo, la presencia de tantos jóvenes. Pues,
yo puede irme a casa por la noche, agotado y no tengo que preocuparme de que me
paren y registren. Pero a estos jóvenes los hostigan todo el tiempo. Así acá
hoy, ellos están poniendo el cuerpo en juego por la lucha. Y este es un
movimiento muy alentador, de que en realidad algo sucede. Me siento mucho
orgullo, felicidad o halagos por haber formado parte de este movimiento desde
hace seis meses… Hemos dado tantos pasos que ahora este comienza a representar
un tema en las elecciones a la alcaldía. Todos hablan de parar y registrar… En
ese entonces parar y registrar fue un secreto, con el que todos seguían la
corriente. Ahora, es enorme la importancia cinco y medio meses después. Los
logros, eso es lo importante. Lo veo, en toda la cobertura noticiosa, ha llegado
a ser nota de primera plana, ellos ya no lo pueden ignorar".
El padre Luis Barrios, profesor adjunto de psicología y estudios étnicos del
John Jay College of Criminal Justice, Universidad de la Ciudad de Nueva York, y
sacerdote adjunto de la iglesia episcopal Saint Mary’s, Manhattan, dijo: "La
importancia de lo que hacemos hoy, en primer lugar, es que estamos rompiendo el
silencio. El sistema quiere mucho, disfruta mucho y recibe muchos beneficios
cuando los asuntos sean invisibles… Así que este es un buen comienzo. Nosotros
estamos rompiendo el silencio. Parar y registrar es un síntoma de algo más
grande. Esta encarcelación en masa en las prisiones, ellos la quieren hacer.
Porque después del movimiento de derechos civiles, ya no se ve ese letrero, de
que no son bienvenidos los negros, ni los latinos. Pero existen todas esas
formas en que uno no es bienvenido, cómo aíslan a uno, cómo le quita el poder y
la encarcelación es una de ellas. Por eso la estamos denunciando. Pero también
ayudamos a las personas a conocer que esta situación va más allá de la raza. La
raza importa. Pero también estamos diciendo que la clase importa, el género
importa, por lo que se refiere a lidiar con el tema de la encarcelación en
masa".
El 19 de abril fue una medida del progreso de este nuevo movimiento contra la
encarcelación en masa —en ocho ciudades hubo mítines, desde 20 en Atlanta hasta
60 en Nueva York y 100 en Los Ángeles— y eso demuestra que el día fue solamente
un comienzo Y ADEMÁS que existe mucho potencial para que crezca el movimiento.
Existe una gran brecha entre el número de personas que participaron y la enorme
cantidad de personas afectadas por la encarcelación en masa palpada en los
testimonios. Esta ira, la que representa los sentimientos de millones de
individuos, salió a la superficie hace poco a raíz del asesinato de Trayvon
Martin. Hay trabajo que hacer, con un potencial concreto, para cerrar esa brecha
y atraer e incorporar a muchísimas personas más a esta lucha para poner fin de
la encarcelación en masa.
En el mitin en Nueva York, Carl Dix dijo que es necesario que muchas más
personas se pongan en pie, se organicen y participen:
"Si nosotros nos quedamos de brazos cruzados y permitimos que ellos
singularicen a los jóvenes negros y latinos, que les priven de sus derechos y
que los canalicen en el cauce hacia las prisiones, no vamos a poder hacer nada
acerca de este sistema. Tenemos que salir de aquí hoy en un viaje contra la
injusticia que esta sociedad impone y hoy en particular, eso se refiere a la
encarcelación en masa. Luchemos juntos contra esta injusticia y vayamos tan
lejos que nuestros principios nos lleven y de ahí aprendamos los unos de los
otros y dialoguemos al llevar adelante la lucha. Pasé por un proceso hace como
40 años y ese me llevó a ser un revolucionario y un comunista. No le pongas un
tope a qué tan lejos puedes ir, que vayas tan lejos que tus principios te
lleven. Que sigas aprendiendo porque suceden estas cosas, por qué se imponen y
qué se necesita para detenerlas".
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