A dejar la fase de negación y a tomar las calles
— Día Internacional de la Mujer 2012
Sunsara Taylor Del de sitio de web Revolución 5
de marzo de 2012
Las mujeres a través del mundo viven un ataque cada vez mayor contra su vida,
sus derechos y hasta su reconocimiento como seres humanos plenos.
En Estados Unidos, los obispos católicos han convertido en controversia
nacional el derecho básico de la mujer al control de la natalidad. Al menos 20%
de los soldados femeninos estadounidenses sufren agresiones sexuales de parte de
compañeros soldados. Nos bombardean constantemente con imágenes de cuerpos de
mujeres, medio desnudas y medio muertas de hambre. Los clubes de striptease, que
les proporcionan a los hombres la subyugación de la mujer en carne viva, han
llegado a ser algo tan aceptados en la sociedad que los hombres pagan un
promedio anual de 16 miles de millones de dólares por ellos (en comparación con
4 miles de millones para el béisbol).
En el Congo, decenas de miles de mujeres han sufrido violaciones de manera
tan violenta que ya no pueden controlarse las vejigas y los esfínteres. De
Moldava a Tailandia y más allá, están a la venta como esclavas sexuales millones
de muchachas y mujeres. A través del globo, alimentado por las dislocaciones
masivas causadas por el desarrollo imperialista así como guerras imperialistas,
el fundamentalismo islámico está en auge con asesinatos "de honor", velos
obligatorios y odio a la mujer. De China a Honduras y el Silicon Valley
(California), el trabajo casi esclavizante, y a veces sí el trabajo
esclavizante, de mujeres y muchachas ha alimentado desproporcionadamente la
expansión de la industria manufacturera barata.
No se trata de "meramente varias cosas malas que padecen las mujeres". Éstas
son parte de los muchos frentes de una guerra total contra la
mujer. Aunque pueda presentarse en formas diferentes, incluso formas no
relacionadas, una cuerda común se está apretando alrededor de casi toda
dimensión de la vida pública, social, política e íntima de la mujer.
A todas/os las/os a quienes les importa la mitad de la humanidad la que son
mujeres, es urgente que se unan para inaugurar una nueva era de lucha por la
liberación de la mujer. El 10 de marzo, en conmemoración del Día Internacional
de la Mujer, nos proponemos hacer eso y ustedes deben unirse con
nosotros.
Para que quede claro, se han operado cambios importantes en la condición de
las mujeres en el último siglo, en particular aquellos que se ganaron por medio
de fuertes luchas por la liberación de la mujer y los levantamientos
revolucionarios más amplios de los años 1960 y 70.
Pero de aún más importancia ahora es la manera en que, a pesar de ganar la
igualdad formal y los claros avances para algunas mujeres en
algunas esferas, esta guerra contra la mujer está obteniendo victorias
a diario sobre la vida, el cuerpo y los derechos de las mujeres. Va cobrando
velocidad. Ello no sólo es cierto en otras partes del mundo sino también en
Estados Unidos donde las mujeres supuestamente "han obtenido la igualdad".
Yo podría haber llenado páginas detallando la violencia que acecha a las
mujeres bajo el barniz de "la buena educación" estadounidense: una mujer
golpeada cada 15 segundos, las tres a cuatro mujeres muertas cada día a manos de
su pareja, una de cada cuatro universitarias que sufrirá una agresión sexual.
Podría haber llenado más páginas detallando la forma en que la pornografía se ha
vuelto más aceptada en la sociedad a la vez que se ha vuelto cada vez más
violenta, denigrante y humillante hacia las mujeres; con la extrema penetración
violenta del ano, a veces seguida de inmediato por la penetración de la boca,
atroces escenas de violaciones tumultuarias a una mujer y títulos como "Mi
padrastro me obligó a hacerlo", siendo todo ello solamente un poquito de las
opciones comunes para los hombres. Podría haber llenado aún más páginas
explicando la manera en que se ha vuelto más difícil obtener acceso al aborto y
más peligroso practicarlo, más que en cualquier momento desde Roe v.
Wade en 1973 y en muchas maneras aún más estigmatizado que cuando
el aborto fuera ilegal.
Al contrario, yo simplemente diría lo siguiente: abran los ojos, miren a su
alrededor y dejen la fase de negación.
No se ha reconocido esta guerra contra la mujer, en una buena medida, porque
se han operado claros cambios del papel y la condición de las mujeres desde los
años 1950. Pero en una medida probablemente igual de grande, tanta gente no ve
esta guerra (la que hoy estamos perdiendo) precisamente porque se
han aclimatado a ella. El número de mujeres golpeadas muertas nunca sale en
las primeras planas. Es más fácil pasar por alto el espíritu quebrado y los
cuerpos violados de las mujeres objeto de compraventa encerradas en "los salones
de masajes" que vemos en la calle. Resulta demasiado denigrante pensar en
cuántos hombres con los que nos interactuamos se excitan con imágenes de hombres
que penetran tan violentamente a las mujeres por la boca hasta que éstas se
atraganten. Se requiere demasiada energía para responder cada vez que un
fascista religioso insista en que la mujer "se mantenga las piernas cerradas" y
que obligatoriamente tengan hijos contra su voluntad.
Francamente, me duele reconocer que la mayoría de la gente, incluida la
mayoría de la gente progresista así como probablemente la o el lector
que está leyendo esto, se ha acostumbrado a aceptar y vivir con este odio
creciente contra la mujer.
Pero ya es hora de la franqueza brutal. Tenemos que hacer frente a esta
guerra sin pestañear y atrevernos a combatirla. Solamente así, diciendo la pura
verdad y actuando tan radicalmente como exige esa verdad, podemos sacar de la
negación a esa gente, ganarla hacia esta lucha y revocar el impulso y rumbo de
esta guerra a lo largo de la sociedad y el mundo.
Al contrario de lo que nos predican todo el tiempo, todo eso no es
la reafirmación de "la naturaleza humana" después de que "fueron demasiado
lejos" los movimientos de los años 1960 y 1970. Los hombres no tienen
nada de "innato" que dicta que dominen como golpeadores sobre la vida
de la mujer y le asuelen el cuerpo. Las mujeres tampoco tienen nada de innato
que les hace más cariñosas, dóciles, débiles o emotivas.
Lo que estamos experimentando es la naturaleza del sistema en que
vivimos, el sistema de capitalismo-imperialismo, que se impone de nuevo
precisamente porque esas grandes luchas de liberación ¡no fueron lo
suficientemente lejos!
Aunque los movimientos de esos tiempos sacudieron los cimientos de este
sistema y lograron cosas tremendas, aunque en el modo de pensar y la
vida de las personas se operaron cambios dramáticos y liberadores, no se
hizo una revolución. No derrocaron este sistema. No derrotaron y
desmantelaron su estado y su ejército. No crearon un nuevo poder estatal y una
sociedad revolucionaria, con una economía socialista y una cultura radicalmente
diferente.
Al contrario, este sistema se puso a revocar todo avance que se logró. Entre
otras dimensiones, el sistema se vengó de la idea misma de la mujer como un ser
humano pleno capaz de participar plena e igualmente en toda esfera de la
actividad humana al lado del hombre y procuró borrar esa idea de la imaginación
de la gente. Especialmente al enfrentarse el sistema a desafíos globales,
dislocación económica y cambios demográficos desestabilizadores en el frente
interno, cada vez más se han apoyado en la reafirmación de "la familia
tradicional" y la acostumbrada supremacía masculina como pilares clave de
estabilidad y control social.
La reafirmación forzosa de "los valores de la familia tradicional" fue un
elemento clave para remendar un tejido social que se había deshilachado bastante
durante el levantamiento general de los años 60 y 70: la lucha de liberación
negra, los movimientos contra la guerra, etc. El patriarcado servía como
mecanismo para volver a meter "al redil" a muchas personas que habían
participado en la rebelión radical contra el sistema y a menudo para
convertirlas en defensores del propio sistema.
Todo eso cobró aún más importancia para la clase dominante de
Estados Unidos cuando tenían mayores desafíos internacionales, primero mediante
la "guerra fría" y ahora la "guerra global contra el terror". Fortalecer "la
familia tradicional" y la supremacía masculina ha constituido una gran parte de
sus esfuerzos para forjar de nuevo una identidad nacional unificada. El
patriarcado, como el patriotismo, es esencial para convencer a las personas a
que se sacrifiquen "por Dios y la patria".
Es posible, solamente en este contexto más amplio, entender a fondo la
ferocidad, la magnitud y la velocidad acelerada de la actual guerra contra la
mujer.
Hace unas décadas, Richard Viguerie, un arquitecto del movimiento contra el
aborto, captó mucho de eso cuando dijo: "El asunto del aborto es una puerta por
la cual muchas personas entran en la política conservadora, pero no paren ahí.
Sus convicciones contra el aborto son parecidas al primero de una serie de
dominós en caída. De ahí las guiamos para que se interesen en la ética y
criterios sexuales entre los jóvenes. Eso conduce a una oposición al humanismo
secular. De ahí... señalamos que el humanismo secular se identifica como el
padrino y el camino real hacia el socialismo y el comunismo, que indica el
camino hacia una dedicación a la libre empresa con un mínimo de reglamentación
en el hogar y a unas políticas agresivas militares y extranjeras para
contrarrestar la amenaza comunista proveniente de Rusia y sus numerosos
sustitutos".
Algunos sectores de la clase dominante estadounidense luchaban agresivamente
a favor del fascismo cristiano, con su afirmación absoluta de una autoridad
masculina patriarcal y su mandato de que las mujeres den a luz y se sometan.
Otros sectores se reconciliaban con esto y le buscaban "puntos en común". Pero
durante décadas todo sector de la clase dominante ha aceptado que se debería
permitir que el fascismo cristiano desempeñe un rol mucho más grande en la
política y las leyes como un elemento clave de combatir contra las muchas
fuerzas centrífugas que están desgarrando la sociedad estadounidense. Aunque se
han dado muchas riñas intestinas en que unos pocos demócratas lanzan unas
críticas y enmiendas mezquinas, nadie en los corredores del poder ha estado
dispuesto a arriesgarse los trastornos e instabilidad que su sistema padecería
en caso de luchar en serio contra este fascismo cristiano de la época del
oscurantismo. Por eso, ha continuado la dinámica en que el ultraje de ayer se
convierte en la posición de acomodación de hoy y mañana el límite de lo que se
puede imaginar. ¿Cuántos lectores de este texto se hubieran imaginado hace unos
años que estaríamos perdiendo terreno sobre el control de la
natalidad?
Desde otro ángulo, el funcionamiento espontáneo del capitalismo (un sistema
que convierte todo en una mercancía, inclusive la misoginia y la
denigración) y además la manera en que este sistema ha azuzado una venganza (con
frecuencia incitando a los hombres a aplicar esta venganza) contra la mujer por
atreverse a desafiar miles de años de las cadenas de la tradición han impulsado
el auge de la pornografía violenta y la esclavización sexual de las mujeres.
Existe una relación casi directa entre los avances que han hecho las mujeres en
la vida pública, política y profesional y el aumento dramático del número de
clubes de striptease como el nuevo baluarte del chovinismo masculino sin
oposición. O, como dijo el productor de porno de larga trayectoria Bill Margold:
"En serio quisiera mostrar lo que creo que los hombres quieren ver: la violencia
contra las mujeres... Lo más violento que podamos presentar es la eyaculación en
la cara. Los hombres se excitan así porque pueden saldar cuentas con las mujeres
que no pueden tener". No se puede separar el enorme crecimiento de la
compraventa global de la carne femenina, del uso cuasi-oficial de los burdeles
como "extras" para los soldados varones en el ejército estadounidense o, de aún
mayor profundidad, de todo el orden mundial opresor y explotador del que el
ejército estadounidense es agente armado clave.
Nada de eso va a "desaparecer así no más". Ni siquiera va a
estabilizarse en la situación intolerable de hoy. Como dijo hace unos años Bob
Avakian, el líder del Partido Comunista Revolucionario, y tal como se ha
intensificado desde entonces: "La cuestión general de la posición y el papel de
la mujer en la sociedad se presenta cada día más agudamente en las extremas
circunstancias de hoy... No se puede concebir la resolución de todo esto salvo
de la manera más radical… La cuestión que pende es: ¿será una resolución radical
reaccionaria o una resolución radical revolucionaria, implicará reforzar las
cadenas de la esclavización o destruir los eslabones más decisivos de esas
cadenas y abrir la posibilidad de realizar la eliminación completa de todas las
formas de dicha esclavización?"
Una de las lecciones que se sacaron en las décadas desde los años 60, pagadas
con la sangre, humillación y sueños sacrificados de mujeres y otros en todo el
mundo, es que el mundo reclama una revolución real hasta el final.
Esta vez y para esta generación, es necesario luchar por una revolución y
triunfar. Tiene que haber una revolución que desarraigue la propia división en
clases antagónicas que establece la base para la continuación de la subyugación
y la esclavización de la mujer y que las requiere. Tiene que haber una
revolución que dirija la lucha por la plena liberación de la mujer como una
fuerza motriz del comienzo al fin. Una revolución que tenga como objetivo la
emancipación de la humanidad de todas las formas de la esclavización material y
mental. Ésta es la nueva concepción de la revolución comunista que Bob Avakian
ha desarrollado y que está dirigiendo activamente. El Partido Comunista
Revolucionario, que él dirige, ha publicado una Constitución
para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de
texto). Esboza cómo un nuevo poder estatal revolucionario no sólo de
inmediato hará grandes cambios en las leyes y estructuras de la sociedad, por
ejemplo poner fin a la pornografía y otras formas de la explotación sexual y
garantizar la libertad reproductiva total para las mujeres, sino que de hecho
desencadenará y apoyará la iniciativa del pueblo para luchar por la liberación
contra todo eso.
"Pero, ¿qué hacemos hoy?", dice mucha gente cuando se entera de esta
revolución. Que estudie la obra de Avakian y el periódico Revolución
cada semana. Que los difunda a otros. Que se una a otros ahora mismo
para luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la
revolución. Ello es esencial para acumular las fuerzas y preparar a las
personas en lo político, lo organizativo y lo ideológico a fin de acelerar el
desarrollo de una situación revolucionaria y poder triunfar en una revolución
cuando surja esa situación.
Por eso, ahora mismo y con mucha urgencia, es necesario revertir todo el
rumbo de esta guerra contra la mujer, lo que quiere decir negarse a elegir qué
aspecto específico de esta guerra parece ser más "posible" retocar en el
ambiente actual. Quiere decir rehusarse a apoyarse en aquellos (tanto
los republicanos como los demócratas incluidos) que representan el
sistema que nos gobierna y a dejarse confinar en su marco. Quiere decir conectar
los muchos frentes de esta guerra y ponerla al descubierto como el asalto total
sobre la vida de la mujer que representa. Quiere decir llevar a cabo una
resistencia pública, en la calle y al apoyarnos en nosotros mismos, la cual
socave el ambiente de aceptar lo inaceptable y el barniz de "la igualdad que se
ha ganado". Quiere decir ir en contra y procurar cambiar los términos
reaccionarios en todas las esferas de la sociedad, la cultura, la política y las
relaciones íntimas.
Si usted no está convencido de esta clase de revolución o si se le opone
fuertemente, podemos forcejear sobre esto, incluidos los tremendos logros de
esas revoluciones donde y cuando tuvieron el poder por un tiempo demasiado corto
y las maneras en que podemos y debemos hacerlo mejor. Pero no quiero escuchar
que nadie utilice eso como pretexto para hacerse a un lado y rehusarse a salir
junto conmigo y otros mientras oponemos resistencia y luchamos para derrotar
esta guerra.
Esto me lleva de vuelta el Día Internacional de la Mujer. El sábado 10 de
marzo, un nuevo esfuerzo del que soy parte, ¡Fin a la pornografía y el
patriarcado: La esclavitud y la denigración de la mujer!, estará tomando las
calles contra muchas instituciones que están llevando precipitadamente hacia
atrás a la mujer. Empezaremos en la Catedral de San Patricio en la 5ª Avenida
entre las calles 50 y 51 en Manhattan al mediodía para protestar por el papel
dirigente de la iglesia católica en el asalto sobre el control de natalidad y el
aborto. De ahí, marcharemos a Times Square para protestar por las enormes
pantallas publicitarias que cosifican a la mujer, al igual que el centro de
reclutamiento del ejército estadounidense por todas las formas en que concentra
la violencia contra las mujeres. Sobre la marcha, protestaremos por las falsas
"clínicas" anti-aborto. Al final, protestaremos frente a algunos clubes de
striptease del rumbo.
Esta marcha y la protesta conectarán estos crímenes aparentemente no
relacionados contra la mujer. No solamente los denunciaremos como partes de la
guerra unificada contra la mujer, le anunciaremos al mundo que de ahora en
adelante, hasta que ganemos, habrá dos bandos en esta guerra. No existe ninguna
persona que lea este artículo que carezca de una manera o de la responsabilidad
de hacer que este brote de deshago sea tan poderoso como sea posible. Corra la
voz, contribuya
con dinero, envíe una declaración y únase a nosotros en la calle.
¡Fin a la pornografía y el patriarcado: La esclavitud y la
denigración de la mujer! ¡Aborto a solicitud y sin
disculpas! ¡Luchar por la emancipación de la mujer en todo
el mundo!
www.stoppatriarchy.tumblr.com
Contacto: stoppatriarchy@gmail.com
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