Se parece a los primeros días de la Alemania nazi
La ley de inmigración de Alabama entra en
vigor
Revolución
#250, 13 de noviembre de 2011
Una nueva ley cuyo objetivo es expulsar a los inmigrantes de Alabama u
obligarlos a esconderse de las autoridades estatales y municipales entró en
vigor a principios de octubre, en parte ratificada por las decisiones de dos
cortes federales. Sus efectos dramáticos y horrendos empezaron inmediatamente:
González es un taxista. Inmediatamente después de que la ley entrara en
vigor, empezó a recibir llamadas de familias hispanas. "La gente empezó a
preguntarme por los precios. ¿Cuánto costaría ir a Indiana? ¿Cuánto a Nueva
York? ¿O Atlanta, Texas, Ohio o Carolina del Norte?" Una noche cerca de las 2
a.m., una mujer lo despertó para pedirle que la recogiera a ella y a su familia
inmediatamente y los condujera a Carolina del Norte. En el apartamento donde los
recogió encontró a la madre y padre, tres niños y una pequeña cantidad de
bolsas. "Por favor que se apure, que estamos muy asustados", dijo la mujer. "La
policía siguió a mi esposo al volver del trabajo y por eso nos estamos yendo".
Tomó ocho horas llegar a Carolina del Norte. Los niños durmieron durante el
viaje; el padre sentado en silencio; la madre lloró por todo el camino.
Cien familias al día visitan la Coalición de Interés Hispano de Alabama.
Muchos son padres que han venido para obtener papeles legales que le da la
tutela de sus hijos a un familiar o amigo cercano en caso de que sean detenidos
y deportados. En muchos casos, aunque los padres sean indocumentados, los hijos
son ciudadanos de Estados Unidos.
Hay un anuncio afuera de la oficina de la compañía del servicio público
de agua en Allgood, Alabama: "Atención a todos los usuarios de agua, para estar
en conformidad con las nuevas leyes concernientes a la inmigración, deben tener
una licencia de conducir de Alabama o podrían perder el servicio de agua".
Isobel casi no salió de su apartamento en las afueras de Birmingham,
Alabama, desde el 28 de septiembre cuando la corte del distrito ratificó la ley.
Ella está encerrada, privada de la luz natural y de casi todo contacto con el
mundo exterior. Hay cajas de agua embotellada, arroz, fríjol y tortillas
almacenados contra la pared de la sala — lo suficiente para que le duren a su
familia por varias semanas. Las cortinas están corridas y las luces encendidas,
aunque sea temprano en la tarde. Ella sale del apartamento solamente una vez a
la semana, para comprar las cajas de lo necesario del Wal-Mart local. Un día
después de que la ley fuera ratificada, Isobel vio a tres patrullas de la
policía recorriendo el complejo residencial, en el que viven mayormente
hispanos. Corrió la voz de que la policía les estaba pidiendo a los hombres en
la calle que entraran a sus casas o que los arrestarían. Desde ese entonces ella
casi ni se pone un pie en la calle. Ella ya no conduce el coche. Bajo la nueva
ley, la policía tiene que revisar los documentos de inmigración de cualquier
"sospechoso" que pare por cualquier infracción común de tránsito — una
luz trasera que le falte, quizás, o parquear en un lugar equivocado. "Si ellos
me ven, pensarán que soy sospechosa y me detendrán indefinidamente", dice
Isobel.
(Estas historias son de "The grim reality of life under Alabama’s brutal
immigration law", Ed Pilkington, Guardian UK, 14 de octubre de 2011).
Un día la ley entra en vigor y uno deja de ser una persona. Ningún contrato
que firme tendrá vigencia en la corte, así que ¿cómo puede rentar una vivienda?
Cualquier contacto con la policía o autoridad del gobierno requiere prueba de
estar aquí legalmente, y si no uno tiene documentos, eso puede causar la
detención inmediata e indefinida. Temeroso y asustado, usted toma a su familia y
lo que pueda llevar y rápidamente se muda fuera del estado, saliendo a media
noche, para ser menos notado. "Tenemos que mudarnos. Tenemos que dejar todo. No
podemos llevar nada porque me da miedo que nos paren y pregunten ¿por qué se
están mudando?" ("Latino Students Withdraw From Alabama Schools After
Immigration Law Goes Into Effect", Olivia Katrandjian, ABC News, 1º de
octubre de 2011). Otras familias son separadas cuando los padres toman a sus
hijos y se mudan a México o Centroamérica mientras dejan a sus hijos mayores que
tienen ciudadanía estadounidense, creyendo que sus hijos tendrán una mejor vida
aquí.
Esta es Alabama en el 2011. Se parece a los primeros días de la Alemania
nazi.
La ley de Alabama, HB 56, llamada el "Alabama Taxpayer and Citizen Protection
Act", es parte de una campaña de represión fría, despiadada e incesante contra
inmigrantes que dio un salto con la ley SB 1070 en Arizona en el 2010, ha
cobrado impulso con leyes similares en Utah, Georgia, Indiana, Carolina del Sur
y ahora ha llegado un abismo sádico en Alabama.
Aunque las cortes dictaminaron en contra de unas pocas disposiciones muy
crueles de la ley, su médula se mantiene intacta. Anteriormente este año, la
Corte Federal de Distrito en Alabama y la XI Corte de Circuito de Apelaciones
aprobaron la mayoría de las disposiciones de la ley aprobada en Alabama.
El proyecto de ley fue ratificado con firma el 9 de junio de 2011 y entró en
vigor el 1º de septiembre. Líderes religiosos, organizaciones de derechos
civiles y el gobierno federal la impugnaron ante la Corte Federal de Distrito.
La jueza Sharon Lovelace Blackburn detuvo la aplicación de la ley por un mes,
hasta el 28 de septiembre, para tener tiempo para emitir una resolución. El 28
de septiembre, dictaminó en contra de varias disposiciones de la ley — las que
establecen que es delito que los inmigrantes indocumentados pidan trabajo; que
es delito albergar, ayudar o transportar a inmigrantes indocumentados; y que
impidieron que los inmigrantes indocumentados estudien en universidades
públicas.
Se permitió que entraran en vigor las demás disposiciones, incluyendo las que
requieren que las escuelas determinen el estatus migratorio de los "niños
sospechosos" y que requieren que la fuerza pública chequee el estatus migratorio
de todas las personas que para y de mantener personas en la cárcel hasta que
determine su estatus migratorio, aunque estuviera claro que iba a haber una
apelación.
El gobierno federal apeló la resolución de la XI Corte de Circuito de
Apelaciones el 12 de octubre, y el 14 la Corte de Circuito emitió su resolución
que prohibía la implementación de otras dos disposiciones de la ley: las que
requieren que las escuelas públicas determinen el estatus migratorio de sus
estudiantes y la que convierte en delito no haberse inscrito como un extranjero
con el gobierno. Pero la ley tal como queda requiere que la policía y otras
fuerzas del orden chequeen el estatus migratorio de todos los individuos que
"sospechen razonablemente" de ser indocumentados. Si la policía arresta a una
persona por conducir sin licencia, puede detenerla hasta que determine su
estatus migratorio; si encuentra que no tiene documentos, la entregará a las
autoridades de inmigración. La ley prohíbe que las cortes de Alabama hagan valer
contratos con alguien sin documentos —un préstamo, un contrato de venta, un
contrato de trabajo, un contrato de arrendamiento— ninguno de estos tendrá
validez para las cortes de Alabama si uno es indocumentado. La ley estipula que
sea delito toda "transacción de negocios" en que participe un indocumentado con
el estado de Alabama o una subdivisión del estado. Esta es la disposición de la
ley que permite que la compañía del servicio público de agua pida ver la
licencia de conducir como prueba de que la persona está aquí legalmente antes de
que le conecten el agua.
El Instituto de Reforma de la Ley de Inmigración (IRLI) juega el papel de
ayudar a entidades —desde el Congreso, a los estados, a los individuos— a
redactar leyes anti-inmigrantes, fascistas y racistas y facilitar su paso por
las cortes. Ayudó a redactar la ley de Alabama y la define como un modelo. La
ley incluye medidas extremas para expulsar a los latinos de Alabama — los
defensores lo llaman la "auto-deportación". A sabiendas de los problemas que
tuvo la ley SB 1070 de Arizona en la corte federal, la ley de Alabama la
redactaron cuidadosamente con lenguaje explícito que avala las leyes federales
de inmigración y plantea que no permitirá que ningún funcionario estatal viole
esas leyes federales, para estar mejor blindada contra las impugnaciones de las
cortes. "Si persiste la tendencia de los últimos cinco años, el modelo de
Alabama será una piedra de toque para otros estados en las sesiones legislativas
del 2012 y también servirá como una pauta influyente para una reforma nacional
de parte del Congreso", dijo Trista Chaney, una abogada de IRLI que ha trabajado
extensamente sobre la legislación anti-inmigrante que está apareciendo en
estados por todo del país. "Por eso llaman a los estados laboratorios de
democracia ciudadana", agregó Chaney. ("Alabama Passes the Most Advanced State
Immigration Law in U.S. History", irli.org.)
Las fuerzas fascistas anti-inmigrante están reforzando esta limpieza étnica
de estado a estado, algunas veces de pueblo a pueblo, aprobando leyes y
ordenanzas que hacen que sea imposible para los inmigrantes trabajar, rentar
casas, conseguir una licencia de conducir, hablar su idioma, enviar sus hijos a
la escuela, obtener cuidado médico. En el primer trimestre del 2011, 30 estados
sometieron proyectos de ley relacionados al modelo de la SB 1070 de Arizona. Al
mismo tiempo esas fuerzas fascistas han trabajado para crear una atmósfera
venenosa que satanizara a los inmigrantes, tachándolos como traficantes de
drogas, traficantes de armas, miembros de narco-pandillas, y chivos expiatorios
por las penurias económicas que enfrentan hoy una gran parte de la sociedad
estadounidense.
Consecuencias intencionadas
Esta ley también ha suscitado trastornos y tensión entre otros sectores de la
población. Los agricultores de Alabama acostumbraban contratar a inmigrantes
que, por no tener documentos, estaban dispuestos a hacer el trabajo agotador de
pizcar tomates y otros cultivos por sueldos terriblemente injustos. Pero ahora
escasea esa mano de obra barata. Lana Boatwright, que cultiva tomates, dijo que
ella y su marido han empleado a los mismos equipos durante más de una década en
la pizca, pero solamente ocho de los 48 trabajadores que necesitaban llegaron
después de que entró en vigor la ley. "Mi marido y yo los llevamos a la tienda
por la noche y hacemos sus compras porque tienen miedo de ser arrestados". Chad
Smith, que también cultiva tomates, dijo que normalmente su familia tendría a 12
camiones trabajando en los campos, pero sólo tenían los trabajadores para tres.
Calculó que la familia podría perder hasta $150.000 esta temporada debido a la
falta de trabajadores. ("Immigration law author tells farmers: No changes",
David Martin, Associated Press, 4 de octubre de 2011.) Los agricultores
están perdiendo sus negocios y algunos hablan de no sembrar nada la próxima
temporada sin estar seguros de que habrá mano de obra para la pizca. Trastornos
semejantes están sucediendo en otras industrias que dependen de la mano de obra
inmigrante.
Los comentaristas se están refiriendo a esas pérdidas económicas como
consecuencias no intencionadas de esta ley. Pero la gente que redactó y presionó
por la aprobación de HB 56 sabía muy bien que iba a ocasionar esos trastornos.
Kris Kobach, el secretario de Estado de Kansas, ex abogado del IRLI y autor
entre bastidores de HB 56 de Alabama, SB 1070 de Arizona y otros proyectos de
ley anti-inmigrante a través de Estados Unidos, dice que la ley está funcionando
tal como fue planeada: "Estamos desplazando a los trabajadores ilegales. Eso
puede causar dolor a corto plazo para algunos, pero los mercados se adaptarán….
Tal vez tengan una temporada con algunas pérdidas y tal vez tengan que aumentar
los sueldos. Pero hay unas 200.000 personas desempleadas en Alabama y como
resultado de esta ley, muchas encontrarán trabajo". En respuesta a esa idea de
contratar a los desempleados, el agricultor tomatero Jamie Boatwright dijo:
"Desde que entró en vigor esta ley, un total de 11 norteamericanos me pidieron
trabajo. Un total de uno de ellos regresó al día siguiente… esa persona pizca
cuatro cajones de tomates, salió del campo y dijo ‘al carajo esto’". Otros
partidarios de la ley proponen que se utilice la mano de obra de los presos en
lugar de los inmigrantes sin papeles.
Los proponentes de esta ley fascista reconocen que están creando penurias
económicas en sectores de la gente que es parte de su base. Al mismo tiempo que
ofrecen "soluciones" como los desempleados y los presos como una nueva sub-clase
de trabajadores, tienen un objetivo más estratégico y están decididos a superar
todo obstáculo. Un sector de la clase dominante que espera volver al contrato
social de la supremacía masculina y supremacía blanca que sirve de aglutinador
para conservar la unidad de Estados Unidos esta azuzando y financiando a esos
acérrimos racistas. Les enfurece que personas de otras partes del mundo estén
convirtiendo a Estados Unidos en una sociedad multicultural y multilingüe;
consideran que eso denigra y constituye una peligrosa fuerza centrífuga que está
deshaciendo a Estados Unidos. En su opinión, si es necesario establecer un
régimen fascista para reestablecer los valores tradicionales y devolverle a
Estados Unidos su grandeza anterior, pues que así sea.
¿Que respuesta ofrecen la administración de Obama y los demócratas — los
llamados aliados de los latinos? Según Maria Hinojosa, periodista de
Frontline, en el documental de octubre de 2011 "Lost in Detention"
[Perdidos en detención], Obama ha presidido la deportación de más inmigrantes
que cualquier presidente en la historia; pronto habrá un millón de
deportaciones. Obama prometió que su programa "Comunidades Seguras" se centrara
en deportar a "los delincuentes extranjeros" que han cometido serios delitos
violentos. Pero el único "delito" cometido por la abrumadora mayoría de las
226.000 deportados bajo Comunidades Seguras en 2011 es venir a Estados Unidos en
busca de la supervivencia para sí mismos y sus familias. ¿Por qué? Bob Avakian
lo explica de manera muy sucinta: "Porque [los imperialistas estadounidenses]
han cagado al mundo aún peor que lo han cagado a este país. En el proceso de
adquirir su riqueza y poder, ellos lo han hecho imposible para mucha gente poder
vivir en sus propios países". Las leyes migratorias estadounidenses que "los
inmigrantes ilegales" están violando son totalmente injustas e ilegítimas.
Durante la batalla contra el SB 1070, Revolución describió la
peligrosa trayectoria imperante.
"Obama y los demócratas también quieren el ‘orden’ sobre todo, pero más que
nada no quieren convocar a la calle a la gente horrorizada por lo que está
pasando, a ponerse en pie y oponerse a estos fascistas. Acomodarse y conciliarse
repetidamente con el fascismo durante muchas décadas ha causado daños
incalculables. Por demasiado tiempo ha animado e influenciado a la gente
progresista a acomodarse con una dinámica en que, como ha señalado Bob Avakian,
‘la atrocidad de ayer llega a ser la ‘posición acomodaticia’ de hoy y
los límites de lo que se puede imaginar mañana’, y ha contribuido a la
desorientación de las personas progresistas ante este creciente movimiento
fascista. Si se mantuviera en ese camino, el futuro constituiría solamente
observar mientras las cosas se empeoran aún más, mientras continuamente
encierran a las masas de inmigrantes en una posición más superexplotada y sin
salida". ("Alto a los ataques fascistas del sistema contra los inmigrantes",
Revolución #208, 25 de julio de 2010)
La explotación salvaje e implacable de millones de inmigrantes, con y sin
papeles, es esencial para el funcionamiento del sistema de
capitalismo-imperialismo en Estados Unidos y para su posición dominante en el
mundo y la manera que esta inmigración ha beneficiado a Estados Unidos así como
a México y los países centroamericanos. El dinero que los inmigrantes remiten a
sus familias alivia el tremendo sufrimiento económico, pero la llamada promesa
de una vida mejor en Estados Unidos se convierte en una "salida" de condiciones
insoportables para millones de personas. Pero esta situación plantea problemas
intratables para la clase dominante estadounidense. Los 11 millones de
inmigrantes indocumentados en este país son una fuente potencial de instabilidad
y "deslealtad". Todos los sectores de la clase dominante reconocen esta
contradicción y aceptan que es preciso controlar a este sector de la población,
pero tienen divergencias sobre cómo hacerlo específicamente. Ni las leyes
fascistas ni los cientos de miles de deportaciones de Obama ofrecen una "mejor"
opción para los inmigrantes.
¡Se necesita más resistencia!
En Alabama algunas masas que esta ley tiene en la mira se han negado a acatar
esta orden de auto-deportación. El 3 de octubre, una semana después de que esta
ley entró en vigor, cinco madres —todas ciudadanas estadounidenses blancas— se
manifestaron contra HB 56 frente al tribunal federal de distrito en Birmingham.
Sus cónyuges, los padres de sus hijos, no tienen papeles y las autoridades
podrían arrebatarlos a sus familias en cualquier momento. ("HB56: American Kids
Pay The Price", Maribel Hastings, Huffington Post, 6 de octubre de
2011.)
El 12 de octubre, cientos de personas en el noreste de Alabama no fueron al
trabajo, la escuela y las tiendas para protestar contra la ley y demostrar el
papel crítico que los trabajadores latinos jueguen en la economía. El boicot,
convocado por emisoras radiales y de televisión en español, estaba más fuerte en
la parte del estado donde está concentrada la industria avícola. Al menos seis
plantas avícolas se cerraron o disminuyeron sus operaciones. La planta avícola
Wayne Farms, la que normalmente emplea a 850 personas, estaba parada, y muchos
negocios con clientes latinos no abrieron ese día. ("Alabama Latinos Protest New
Law on Immigration", Jay Reeves, Associated Press, 12 de diciembre de
2011.)
El 16 de octubre en el pueblito de Athens en el norte de Alabama, tuvo lugar
una marcha valiente de 200 personas para protestar contra la ley. Tamitha
Villarreal y su novio, Armando, un inmigrante ilegal de México, decidieron
quedarse y luchar para anular HB 56 en lugar de irse tal como hicieron muchos
amigos de Armando. En su página de Facebook, Tamitha convocó a una marcha de
protesta. A la hora señalada más de 200 personas —inmigrantes de México,
Colombia y Guatemala con o sin papeles— se congregaron en el estacionamiento de
un supermercado que estaba parado porque tantos clientes inmigrantes se habían
ido. La gente llegó con pancartas hechas a mano y, según las noticias, "Fire in
their bellies", es decir mucha indignación y furia. Marcharon por las calles de
Athens durante tres horas, despejando el silencio dominical con gritos de
"¡Basta ya HB 56!" ("Hispanic Limestone County Residents Protest Against
Alabama’s New Immigration Law", Steve Doyle, Huntsville Times, 16 de octubre de
2011.)
Líderes religiosos, organizaciones de derechos humanos, maestros y
estudiantes de la Universidad de Alabama-Birmingham y de otros planteles los han
apoyado en las protestas contra HB 56 y siguen denunciando la ley. Scott Douglas
III, un reverendo negro y director ejecutivo de los Greater Birmingham
Ministries, publicó este reto a la juventud: "Si ustedes perdieron los años 60,
¿saben qué?, ya es su momento. Ahora pueden hacer el mismo tipo de contribución
que hicieron los jóvenes en los años 60: tomar la delantera al decirle ‘no’ a
este sistema que permite que las personas sean objeto de un trato peor que para
los animales y que les priva de derechos humanos básicos. Todo ello en aras de
infundirle miedo a la gente".
A todos los que anhelen un mundo diferente y mejor — sean inmigrantes o
personas nacidas en Estados Unidos, con o sin papeles, jóvenes o mayores: lo que
urge en una escala mucho más amplia que ahora es una resuelta resistencia en
contra de estas leyes fascistas y el auge de detenciones y deportaciones, con el
objetivo de crear un mundo en que todo ser humano recibe un trato de respeto y
dignidad.
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