El décimo aniversario del 11/9:
Diez años de una fuerza arrollador del imperio… y
el mundo completamente Nuevo que se necesita
Revolución,
edición 26 de septiembre de 2011
A continuación presentamos una versión levemente modificada de un
discurso que dio el 11 de septiembre de 2011, Andy Zee, el vocero de Libros
Revolución-Nueva York, con motivo del décimo aniversario del 11/9.
Maher Arar, un ingeniero de Canadá, iba de viaje de regreso a casa desde
Túnez en septiembre de 2002 y tuvo que hacer una corta escala en el aeropuerto
JFK de la ciudad de Nueva York. De inmediato, las fuerzas de inteligencia del
gobierno estadounidense lo detuvieron y lo mantuvieron en aislamiento dos
semanas y le privaron de toda comunicación de importancia con un abogado. Aunque
las autoridades estadounidenses no tenían pruebas en su contra, de volada lo
subieron a un avión y lo llevaron, o entregaron, a Siria, y no a Canadá, cuyo
gobierno se había mostrado interesado en él.
En Siria, lo metieron en una tumba subterránea: una celda subterránea de 1 m.
x 2 m. sin luz y una infestación de ratas. Lo dejaron salir solamente para
someterlo a repetidas torturas, interrogarlo brutalmente y para colmo, lo
mantuvieron en su ataúd subterráneo solitario sin recurso ni comunicación con el
mundo exterior. Después de diez meses, diez largos meses, lo dejaron en libertad
y lo mandaron a casa. No entablaron cargos. Ninguno. Por ello, Arar tiene
irrevocables cicatrices psicológicas. Su esposa y dos hijos vivieron su propio
infierno. Y nunca se olvida eso. Con el tiempo, el gobierno canadiense pagó una
indemnización por haber entregar datos erróneos el gobierno estadounidense, el
que no aceptó ninguna responsabilidad, por razones de confidencialidad, lo que
continúa bajo el gobierno de Barack Obama.
LA VIDA DE LOS ESTADOUNIDENSES NO ES MÁS IMPORTANTE QUE LA
DE LA GENTE DE OTROS PAÍSES.
Syed Fahad Hashmi es un ciudadano estadounidense que es musulmán y tiene 30
años de edad. Vino con su familia a Estados Unidos desde Pakistán cuando tenía
tres años de edad y creció en Flushing, Queens, Ciudad de Nueva York. Consiguió
su ciudadanía estadounidense y egresó de la secundaria Robert F. Wagner en 1998
y del Brooklyn College en 2003. Fue a Inglaterra donde obtuvo una maestría en
2005.
En junio de 2006, la policía británica lo arrestó en el aeropuerto Heathrow
(cuando estaba a punto de viajar a Pakistán donde tiene familiares) por una
orden de detención girada por el gobierno estadounidense. En mayo de 2007, fue
extraditado a Estados Unidos, siendo el primer ciudadano estadounidense
extraditado bajo las leyes contra el terrorismo ratificadas después del
11/9.
Bajo los gobiernos de Bush 2 y Obama, Fahad estuvo en aislamiento en el
Centro Correccional Metropolitano (MCC) de la Ciudad de Nueva York, a unas pocas
manzanas del “punto cero”, en condiciones tanto kafkianas como absurdas por su
brutalidad. No permitieron que leyera un diario más reciente que de hace 30
días, lo mantuvieron en aislamiento sin acceso a aire fresco, lo
monitorearon las 24 horas al día, con 23 en una celda y una hora en una jaula.
Por la vileza de las restricciones sobre su vida, unos artistas de teatro
sostuvieron vigilias fuera del MCC.
No lo acusaron de ningún delito violento, sino por el hecho de que alguien,
quien paso un tiempo en su departamento, guardó ponchos y calcetines ahí
presuntamente destinados al uso de unos terroristas.
Lo procesaron bajo condiciones tan militarizadas e injustas en la Ciudad de
Nueva York que al final, se declaró culpable para que no pasara el resto de la
vida en la cárcel.
Fahad es un activista político en pro de causas musulmanas, y por esa razón,
entre otras, el procurador general de Obama, Eric Holder, lo procesó de manera
tan vengativa, a fin de perpetuar e intensificar el clima de intimidación contra
el disentimiento que era el lema del gobierno de Bush 2 y que el de Obama ha
elevado cada vez más al nivel de ley.
LA VIDA DE LOS ESTADOUNIDENSES NO ES MÁS IMPORTANTE QUE LA
DE LA GENTE DE OTROS PAÍSES.
La ironía es que Fahad en realidad es un ciudadano estadounidense, pero a él,
junto con miles de otros musulmanes y otras personas de origen sudasiático, el
gobierno los ha castigado y detenido, en el sentido muy literal. He aquí el
mensaje que continúa y que se recalca con motivo de este fin de semana del
aniversario del 11/9: “Viven entre nosotros enemigos extranjeros.” Se han
llevado a cabo ataques racistas, incluido el asesinato, contra árabes y
musulmanes en todo el país.
No importa que Fahad sea ciudadano estadounidenses, lo que es aún más cierto
bajo el régimen de Obama que bajo el de Bush 2. Pues, el presidente Obama se ha
adjudicado el derecho de ejecutar a cualquiera, donde quiera en el
mundo, meramente porque él lo ordene, incluso contra ciudadanos estadounidenses.
En abril de este año, el gobierno de Obama tomó la medida extraordinaria de
autorizar el asesinato selectivo de Anwar al-Awlaki, quien alega se había vuelto
un reclutador de una red terrorista, donde quiera que lo encontraran, sin
importar la distancia desde el campo de batalla y sin ningún proceso establecido
legal de ninguna clase, sin levantarle cargos ni juzgarlo. Es el colmo que los
gobernantes estadounidenses y sus loros mediáticos critiquen a los estados
islámicos por dar fatuas [órdenes religiosas].
Esta política extraordinariamente fascista es una lógica extensión de la
doctrina de la guerra preventiva, en que Estados Unidos se adjudica el derecho
de atacar a cualquier país del mundo, entrar a cualquier país soberano y llevar
a cabo un operativo militar meramente porque decida que en el futuro, alguien,
algún grupo o algún gobierno pudiera perjudicar sus intereses. Todo ello bajo el
lema de proteger la vida de estadounidenses.
“LA VIDA DE LOS ESTADOUNIDENSES NO ES MÁS IMPORTANTE QUE
LA DE LA GENTE DE OTROS PAÍSES”.
Cuando Bob Avakian dijo esas palabras por primera vez, lo hizo como parte de
un discurso previsor y acertado: Forjar otro camino. Al repasar está
década desde el 11 de septiembre de 2001, y reflexionar, no existe nada que
deberíamos querer hacer con más ganas que forjar otro camino completamente
diferente para el mundo.
Barack Obama ha dicho repetidamente que tiene la “…creencia de que tenemos
que mirar hacia el futuro en oposición a mirar hacia el pasado”. ¿Por qué?
Porque, según él: “…una parte de mi trabajo es cerciorarme de que en la CIA, por
ejemplo, haya individuos extraordinariamente talentosos, que estén trabajando
con mucho esmero para mantener en la seguridad a los estadounidenses. No quiero
que de repente, ellos se sientan en la necesidad de pasar la vida cuidándose la
espalda y contratando a abogados”. Así, Obama expresa exactamente dos cimientos
fundamentales de los Estados Unidos post 11 de septiembre. Uno, la guerra
permanente sin restricciones ni frenos, tanto abierta como encubierta, a una
escala completamente nueva sin siquiera restricciones debido a las formalidades
del derecho internacional. A la vez, se une al coro de burlas contra el estado
de derecho mediante la queja tan acostumbrada de las series policíacas de que
los acusados “contraten demasiados abogados”, si bien, al mismo tiempo, Obama se
preocupa de que sus asesinos de la CIA sean objeto de las restricciones de la
ley. Obama no mirará hacia atrás, porque para defender y extender el sanguinario
imperio del cual es hoy comandante en jefe, tiene que hacer más de lo mismo:
entregar personas para que las torturen en otros países, masacrar mediante
bombardeos aéreos a la sombra de la noche, librar guerras y ocupaciones aún más
violentas de países enteros, a la vez que impulsa el crecimiento del aparato
estatal de vigilancia policial en un momento en que tantas personas en Estados
Unidos están llevando una vida de privaciones y desesperanza.
No. Nosotros estamos mirando hacia adelante, hacia un futuro
completamente diferente, por medio de la revolución. Una parte de alcanzar eso
es entender lo que pasa hoy y por qué y al hacerlo, ver no sólo los enormes
crímenes de este sistema sino descubrir sus grietas fundamentales, guiando a la
gente para que vea que sus intereses corresponden a la resistencia a lo que hace
el gobierno en su nombre y llegue a ver y actuar a partir de ese entendimiento,
de que este imperio, al igual que los anteriores, puede terminar, y
además, que hay un mundo nuevo que ganar y una manera de alcanzarlo.
En términos sencillos y directos, la “Guerra contra el Terror” nunca ha
tenido que ver con ninguna otra cosa salvo una Guerra por Imperio. Hay un mundo
mejor que es posible alcanzar mediante la revolución.
* * * * *
Cinco horas después del derrumbe de las torres gemelas en la Ciudad de Nueva
York, Donald Rumsfeld dijo: “A gran escala. Arrásalo con todo. Cosas
relacionadas [a los ataques] y no relacionadas”. Desde el principio, ordenó que
su equipo del Pentágono empezar a elaborar planes para invadir a Irak así como a
Afganistán.
Según los neoconservadores del gobierno de Bush 2, todo el Medio Oriente era
un pantano que habría que avenar. Después del hundimiento de la Unión Soviética,
este sector de la clase dominante captó que Estados Unidos tenía una oportunidad
y necesidad concreta de establecerse agresivamente como superpotencia única sin
permitir ningún rival. La “Guerra contra el Terror” era la pantalla perfecta
para hacerlo, sobre todo porque los terroristas, quienes Bush llamaba
“malhechores” invocando su propio tropo fundamentalista cristiano, fueran
quienquiera y cualquiera que ellos dispusieran. Una Guerra contra el Terror
no tiene fin.
Revolución resume:
“Lo que motiva concretamente la llamada 'guerra contra el terror' es una gran
estrategia con el objeto de remoldear al mundo entero, empezando con el Medio
Oriente y estableciendo de modo permanente a Estados Unidos en una posición que
nunca antes haya existido en la historia de los imperios del mundo: que no tiene
rival y que no se le puede desafiar en toda dimensión a una escala nunca vista
en la historia. Su objetivo ha sido rehacer con la violencia las relaciones
internacionales y hacer de Estados Unidos el gobernante del mundo al cual no se
puede desafiar”. (“10 años después del
11-9: La fuerza arrolladora del imperio y el mundo completamente nuevo que se
necesita...”, #245, 11 de septiembre de 2011)
Además, estas metas y objetivos ya estaban en la agenda antes del
11/9, a la vez que muchos planes pertinentes se armaron agresivamente en los
días y años después del 11 de septiembre de 2001. En 1992, este equipo de
neoconservadores en política exterior formado por Cheney/Rumsfeld/Wolfowitz, que
eran parte de la saliente gobierno de Bush 1, redactó un documento titulado
“Guía de Planeación de Defensa,” que sostenía que Estados Unidos debiera
asegurar que “ninguna superpotencia rival pudiera surgir en Europa Occidental,
Asia ni el territorio de la antigua Unión Soviética” y que era necesario
concretar tales objetivos mediante ataques preventivos a rivales o estados que
buscaba tener “armas de destrucción masiva”, fortaleciendo el control
estadounidense sobre el petróleo del golfo Pérsico y no permitiendo que ninguna
ley ni coalición internacional inhiba la libertad de acción de Estados
Unidos.
En septiembre de 2000, en su “Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense” se
escribió que “el proceso de transformación [de la posición global
estadounidense], aunque provoque un cambio revolucionario, probablemente será de
larga duración, salvo algún suceso catalizador y catastrófico, como un nuevo
Pearl Harbor.”
La noche del 11 de septiembre de 2001, Bush 2 escribió en su diario: “El
Pearl Harbor del siglo 21 tuvo lugar hoy”.
Así que todo eso ya estaba en marcha antes del 11/9. Poco después
del 11 de septiembre de 2001, el Comité del Movimiento Revolucionario
Internacionalista hizo la siguiente observación, sintetizada aquí por Bob
Avakian, que aún tiene gran relevancia:
“En el mundo tenebroso y tramposo de los servicios de espionaje tal vez nunca
se conocerá con precisión quién organizó los ataques del 11 de septiembre. En
realidad, ¿quién es Osama bin Laden? Claro, es el villano del momento, como lo
fueron Noriega y ‘Saddam, el Dictador’ (y no olvidemos a Milosevic). Pero en
realidad, ¿quién sabe quién es bin Laden o con quién o para quién trabaja? No es
posible saber todo esto, pero al menos parece muy probable que algunas fuerzas
(no fuerzas positivas ni del proletariado sino fuerzas reaccionarias) le
asestaron un golpe al imperialismo yanqui por sus propios motivos.
Independientemente de lo que supiera o no la clase dominante, o sea, si sabía
que el ataque venía pero decidió no pararlo por sus propios motivos o si sabía
que se iba a dar algún tipo de ataque, en el país o en el extranjero, pero no
esperaba lo que sucedió (lo cual es muy posible); independientemente de todo
esto (y, repito, a lo mejor no se aclarará nunca) el hecho es que se ha
producido una situación en que tienen tanto libertad como necesidad” (citado en
“Los grandes retos de la nueva situación”, que se puede conseguir en línea en
revcom.us).
Y tal como nos enteramos en 2004, el 6 de agosto de 2001 Bush recibió un memo
con una advertencia sobre un “ataque de Bin Laden en Estados Unidos”.
Lo que Estados Unidos hizo en respuesta al 11/9 fue extraordinario por su
abierta declaración de guerra preventiva, su abierto rechazo del derecho
internacional y del derecho constitucional de Estados Unidos, por su
resucitación de una retórica vaqueresca, bravucona y patriotera de “Se busca
vivo o muerto”. Pero al nivel de su actuar, no fue extraordinario ni fuera de lo
ordinario, ni una aberración. Porque, de hecho, representa la historia de
Estados Unidos, fundada sobre el genocidio, los huesos y el sufrimiento de
personas por todo el mundo. El submarino era una práctica tan acostumbrada en
las Filipinas durante la Guerra Hispano-Estadounidense al fin del siglo 19 que
los soldados estadounidenses coreaban una cancioncilla al respecto. Los
escuadrones de la muerte con aval y adiestramiento de Estados Unidos han dejado
llagas en el cuerpo político y hasta en el alma, si me lo permitieran, de países
desde América Central a África. No existe ningún continente (salvo, tal vez,
Antártica) ni año en el último siglo y medio sobre el cual Estados Unidos no
haya dejado su sangrienta huella en alguna parte del planeta.
Con demasiada frecuencia esta historia está relegada al olvido, sobre todo en
casos de importancia. Y cuando sí tiene importancia, se dice, ya sabemos todo
eso. Pero, cuando la clase dominante se empeñe en hacer que la gente vuelva a su
proceso político de expresar sus elecciones para quiénes guiarán el barco de
estado… por lo que se refiere a la convocatoria a las elecciones para el capitán
de este imperio, sean Kerry en 2004, Obama en 2008 o ahora 2012, las personas se
cuentan un bonito cuento de hadas que disfraza la realidad, persuadiéndose que
el momento será distinto esta vez. Este momento sí es distinto: fíjese en lo que
auguran estos fascistas fanáticos. Así imprimen su sello de aquiescencia sobre
el proceso entero. De ahí, la humanidad y el planeta siguen en la maquina
trituradora.
La verdad fundamental es que la promesa y la realidad de Estados Unidos
siempre ha sido el genocidio, esclavitud, golpes de estado, invasiones y guerras
de conquista. Haga un argumento de por qué eso no es cierto. Si usted lo puede
hacer, pues díganos por qué no necesitamos y no deberíamos construir un
movimiento para la revolución para poner fin a tal sistema.
Para los imperialistas, la “Guerra contra el terror” no se ha desarrollado
sin tropiezos. Han desatado lo que Bob Avakian, poco después del 11/9, llamó un
“hervidero de contradicciones”, que encierra la posibilidad de dos extremos:
pérdidas devastadoras para las fuerzas de la revolución en el mundo y el enorme
fortalecimiento del imperialismo o, al contrario, que se abran caminos para la
revolución, así como todas las posibilidades entre esos dos extremos. Ese
hervidero todavía sigue en marcha.
Sí, ellos pueden tener a sus guerreros suburbanos en un parque de oficinas en
Langley, Virginia que lanzan aviones no tripulados y asesinan a decenas de
personas al otro lado del mundo. Pero, al hacerlo, están provocando la furia de
millones de personas así como, de remate, están desatando fuerzas y
contradicciones que están muy lejos de estar bajo su control. Hasta una examen
superficial de la situación concreta en Afganistán y/o Pakistán revela la manera
en que lo que ellos han forjado podría constituir su tendón de Aquiles
potencial. Hasta los levantamientos en el Medio Oriente, con sus ilusiones
democráticas así como con las maniobras e intervención directa de los militares
de Estados Unidos y la OTAN, no obstante han desencadenado las aspiraciones
positivas del pueblo y además han impulsado la iniciativa de fuerzas sociales
que podrían ser muy problemáticas para la continuación de la estabilidad del
imperialismo.
Para el imperialismo, ésta no ha sido y está muy lejos de ser una grandiosa
década. Los imperialistas no van viento en popa. Al analizar profundamente la
situación, existe una base estratégica profunda para la revolución, y tal base
vive dentro del alineamiento ideológico y político actualmente desfavorable.
Nosotros estamos trabajando para transformar y tenemos que trabajar para
transformar esta situación.
Los gobernantes estadounidenses tampoco han tenido la chancha despejada para
cometer sus crímenes en el frente interno. En general, su “Guerra contra el
Terror” no se ha desarrollado sin una resistencia de importancia, a veces, en
Estados Unidos, si bien por ahora éste la han contenido y suprimido, y la gente
está atascada en un estado de desubicación y parálisis. Justo después del 11/9,
al reunirse en Union Square en la Ciudad de Nueva York, la gente bregaba sobre
la manera de obtener un cambio positivo tras la muerte de tantos inocentes. El
proyecto de arte y teatro callejero, “Nuestro dolor no es un grito de guerra”,
figuró entre las primeras protestas públicas, y sus imágenes recorrieron el
mundo. En el verano de 2002, una Declaración de Conciencia, “No en Nuestro
Nombre”, se cuajó, la que pronto incorporó a cientos de intelectuales públicos,
con desplegados de plana entera en los diarios por todo Estados Unidos, lo que a
su vez, condujo a la primera gran protesta de 25 mil personas en Central Park.
De ahí, crecieron las protestas en Washington y para el invierno de 2003, 15
millones ya protestaban por todo el mundo. La madre de un soldado estadounidense
muerto en Irak acampó fuera de la casa de Bush y llegó a ser un símbolo de
resistencia. En las convenciones nacionales de los partidos políticos en 2004 y
2008, continuaron las protestas. Se fundó El Mundo No Puede Esperar/Fuera el
Régimen de Bush, y ahora persigue a los criminales de guerra que están de gira
en la Ciudad de Nueva York con una exagerada impunidad. Los ex combatientes que
han resistido, a menudo a gran costo personal son los que son héroes. Esta noche
no es la ocasión para hacer un balance de la resistencia y analizar los
obstáculos que enfrenta por la represión de la clase dominante y las ilusiones,
confusiones y desmoralización de la gente. Pero, es importante reconocer que ha
habido una resistencia, la que se puede magnificar y se tiene que magnificar
como parte de construir el movimiento para la revolución.
Las draconianas medidas de vigilancia y estado policial que han montado, de
una manera perversa representan un reconocimiento al potencial del surgimiento
de una resistencia en masa y a la resistencia misma hoy. Con razón, estas
medidas pueden considerarse cierta admisión de parte de la clase dominante de lo
injusto de su dominio, así como de su voluntad de conservarlo sin importar los
crímenes que tenga que cometer para así lograrlo. Estas medidas efectivamente
tienen colmillos y efectos reales, pero también ponen la razón del lado
del pueblo. Además, no descartemos las muchas personas en Estados Unidos y en el
mundo quienes lo reconocen. De hecho, lo que señalé al principio, “La vida de
los estadounidenses no es más importante que la de la gente de otros
países”, expresa una moral con la que muchas personas en este país están de
acuerdo y según la cual quieren vivir. A propósito, ello es uno de los legados
positivos de los años 60.
En la contraportada del número 245 del periódico Revolución de esta
semana, se halla una cita de Lo BAsico que originalmente salió en
Forjar otro camino:
“Los intereses, objetivos y grandes planes de los imperialistas no
corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses de
la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de
la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido los
imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no
desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la gran
mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente
y mejor, de otro camino”.
Lo importante es que un mundo diferente y mucho mejor sí es posible.
Existe una visión y plan viable para cómo podría ser una nueva sociedad
revolucionaria. Se halla en este libro, la Constitución para la
Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto),
lanzado el año pasado por el Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos.
Permítame leer del Artículo I, Sección 2, C.2:
“Según dicho propósito y papel y en concordancia con su orientación
internacionalista, la Nueva República Socialista en América del Norte
desmantelará todas las bases militares que quedan de los antiguos Estados Unidos
de América imperialistas que se hallen en otros países y renunciará a todos los
tratados y acuerdos militares o de otro tipo impuestos por dicho estado
imperialista sobre otros países y pueblos o que en todo caso tuvieron el
propósito de imponer y defender la dominación de los Estados Unidos de América
imperialistas. La Nueva República Socialista en América del Norte renuncia a
todas las guerras de agresión y dominación y a toda ocupación de otros países en
aras de tal dominación y agresión y no estacionará sus fuerzas ni establecerá
bases militares en otro país a excepción de las circunstancias en que lo hiciera
en clara concordancia con los deseos de las masas populares en dicho país y en
que esa medida sería una manifestación concreta de la orientación
internacionalista y los otros principios y objetivos fundamentales establecidos
en la presente Constitución y contribuiría al avance de la lucha revolucionaria
en el mundo según estos principios y objetivos”.
¿Usted se da cuenta, nosotros nos damos cuenta del peso que eso quitaría de
la espalda de la gente del mundo? A la gente progresista que chacharea sobre ese
fin de semana del aniversario de que el 11/9 era un “asunto policíaco” y que no
hay mejor forma de hacer que Estados Unidos esté seguro, elévense las
aspiraciones y vean a Estados Unidos como es en realidad y chequeen esta visión
liberadora de lo que la humanidad necesita en serio.
Ésta es solamente un cláusula de una conceptualización concreta de un poder
estatal radicalmente nuevo, un futuro que, como señaló el periódico
Revolución esta semana, “suponga tomar partido con los oprimidos del
mundo y no librar guerras en su contra. Un futuro que se zafe de todos
los fundamentalismos y patriotismo ciego de mi país primero y que suponga el
fomento del espíritu crítico y un dinamismo incluyente en la cultura y la
política que ni se puede imaginar en el restrictivo marco de hoy”.
Este futuro no es un espejismo en el cielo ni una visión utópica. En el mundo
actual existe la base material para darles comida, ropa y vivienda a todas las
personas sobre el planeta. Existe el conocimiento y la ciencia para salvar el
planeta y proteger las demás especies. Pero el obstáculo es: el mundo actual
está organizado sobre la base del capitalismo e imperialismo, a fin de promover
las exigencias del imperio y las ganancias. Lo más decisivo es que existe un
análisis de un sistema mejor y diferente y cómo alcanzarlo. Existen
respuestas.
En realidad, es posible hacer lo que dice esta Constitución, es posible
organizar la sociedad con un camino completamente diferente, con una economía
basada en lo que necesita la humanidad, un gobierno que promueva las relaciones
cooperativas entre las personas a la vez que movilice a la sociedad para superar
los legados de la opresión de las nacionalidades y de la mujer. Una sociedad que
esté esforzándose para superar la gran división entre los que desde su
nacimiento han estado excluidos de una participación y disfrute de la vida de la
mente y los que sí tienen tal privilegio hoy. Una sociedad con una moral basada
en la eliminación de toda opresión. Una sociedad con un etos de cooperación que
protege los derechos del pueblo de formas que van mucho más allá de la muy
ostentada Carta de Derechos de la Constitución de los explotadores de Estados
Unidos, la que hizo leyes las que en sus comienzos protegieron la esclavitud de
personas como propiedad y que existen para perpetuar y reforzar la esclavitud
asalariada. La visión y plan en esta nueva Constitución socialista no sólo es
una sociedad mucho más deseable y justa sino es una sociedad que está en
movimiento hacia un mundo entero sin opresión o explotación. Éste es un futuro
en que por fin la gente podría vivir como seres humanos.
Ésta es una visión fundada sobre la nueva síntesis del comunismo que ha
desarrollado Bob Avakian y la que por ella se ha hecho posible. Por el trabajo
que él ha hecho durante varias décadas, de hacer un balance de las experiencias
positivas y negativas de la revolución comunista hasta ahora y de aprender de
una amplia gama de experiencias de la humanidad, existe en realidad una visión y
estrategia viable para una sociedad y mundo mucho mejor y radicalmente nuevo y
existe la dirección crucial que se requiere para continuar la lucha hacia ese
objetivo.
El mundo está muy adolorido. Diez años después del 11/9, mucha gente lo
palpa, pero en realidad no sabe por qué. No sabe que existe una salida. No ha
escuchado acerca de Bob Avakian y aquellos que sí, no saben mucho acerca de lo
que él ha desarrollado. Tienen que saber que existen respuestas y que existe una
dirección para cambiar el mundo y una visión de ese mundo por el cual vale la
pena luchar.
Así que cuando usted vaya a casa esta noche y prenda el televisor y escuche
mientras los politicastros, los curas y los altos sacerdotes de los medios de
comunicación envenenan mentes con sus habladurías sobre el carácter duradero y
elástico de los valores de Estados Unidos, del espíritu de Estados Unidos,
recuerde todo lo que hemos comentado acá.
Si bien es desgarradora la muerte de inocentes en el ataque a las torres
gemelas neoyorquinas, piense en los horrores del millón de iraquíes muertos, los
3.5 millones de refugiados descartados de Irak como represalia con el fin de
proteger y extender los intereses estratégicos del imperialismo estadounidense.
Además, piense en el bombardeo de Libia. En su memoria, no se aleje de las
imágenes de Abu Ghraib y Guantánamo. Piense en los miles de musulmanes y
sudasiáticos que todavía reciben tratos como chivos expiatorios. No olvide que
en sus desenfrenadas ambiciones de reorganizar la situación de pies a cabeza,
empezando con el Medio Oriente, los imperialistas han desatado un hervidero de
contradicciones que es posible que no asegure su permanencia, pero que
encierra gran potencial de lo que tenemos que representar.
Éste es un mundo en que Estados Unidos está librando la guerra de manera
permanente. Los estudiantes universitarios de primer año este otoño han vivido
en un país en guerra desde el primer año de primaria, sin fin a la vista. La
tortura es “normal”. Es normal el derecho del gobierno de conocer todo acerca de
usted. Éste es el mundo en que vivimos. Aquellos que gobiernan en este país no
van a hacer algo mejor ni van a verse impelidos por la razón o los votos a hacer
algo mejor. Usted no va a presionar a Obama para que él pueda hacer lo que usted
se dejó imaginar por engaños que él realmente quiere hacer. No existe otra
persona tras los bastidores de su sistema, algo, en algún lugar, de alguna
manera que va a rescatarnos de este horror. Hace más de tres décadas, en un
discurso que dio en Washington, D.C., Bob Avakian dijo: si queremos ser libres,
tendremos que emanciparnos a nosotros mismos.
Para conocer de qué se trata todo esto, para ser parte de crearlo, adquiera
un ejemplar… no, adquiera tres ejemplares de Lo BAsico, de los discursos y
escritos de Bob Avakian: uno para sí mismo, uno para un amigo y uno para
que el Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas y Presos pueda enviárselo
a un preso o presa. No se puede cambiar el mundo sin conocer lo BAsico.
No diga que no puede funcionar la clase de visión que he venido comentando
sin primero leer el proyecto de texto de la Constitución para la Nueva
República Socialista en América del Norte.
Nadie debe ser cómplice de lo que este sistema, este gobierno, está haciendo
en esta país y en el mundo. El Mundo No Puede Esperar lo expresó con mucha razón
cuando publicó el desplegado de plana entera en el New York Times:
SILENCIO + TORTURA = COMPLICIDAD. Únase a los que están protestando contra los
criminales de guerra que están de gira por el país con una exagerada
impunidad.
Esta noche, mediante obras de arte, el testimonio de los ex combatientes que
hablaron antes y al adentrarse profundamente en todo eso, tenemos que recordar
en serio y extraer buenas lecciones del 11 de septiembre de 2001: podemos
cambiar esa oda odiosa y omnipresente a la soplonería, de “si usted ve algo,
diga algo”. De hecho, hemos visto algo, así que esta noche debemos decir mucho
más aquí y de ahí salir al mundo y decir mucho y comentarlo con otras personas:
dar a conocer a la gente la pura verdad acerca de este sistema, la resistencia
que se necesita y el movimiento para la revolución que se está construyendo a
fin de gestar un mundo completamente nuevo. Muchas gracias.
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