EE.UU. se desquita contra Wikileaks
Revolución #220, 19 de
diciembre de 2010
El 7 de diciembre, Julián Assange, director del centro noticioso del Internet
Wikileaks, se entregó en una comisaría de policía de Londres. Durante semanas
antes de su detención, Wikileaks empezaba a lanzar cientos de miles de cables
diplomáticos de las embajadas de EE.UU. en todo el mundo, y las amenazas en su
contra de los gobiernos y las agencias de policía en los EE.UU. y Europa se
amontonaban.
Represión en toda la cancha
En particular, el gobierno de EE.UU. desató una represión en toda la cancha,
amenazas, engaños y manipulaciones en un esfuerzo furioso de silenciar a Julián
Assange y cerrar Wikileaks. El periodista Glenn Greenwald dijo en una
entrevista: "Lo que sea que usted piense de Wikileaks, ellos no han sido
acusados de ningún delito, ni siquiera acusados o condenados. Sin embargo, mira
lo que les ha sucedido. Han sido retirados del Internet... sus fondos han sido
congelados... figuras de la prensa y políticos han pedido su asesinato y de que
sean etiquetados como una organización terrorista" (Democracy Now!, 7
de diciembre de 2010).
Figuras políticas de peso de EE.UU. clamaban por la captura de Assange,
incluso su asesinato. El senador republicano Mitch McConnell dijo que Assange es
un "terrorista de alta tecnología", y Newt Gingrich dijo que es un "terrorista
de la información" que debe ser detenido como un "combatiente enemigo". El
influyente columnista derechista William Kristol preguntó: "¿Por qué no podemos
usar nuestros recursos diversos para acosar, agarrar o neutralizar a Julián
Assange y sus colaboradores, estén donde estén? ¿Por qué no podemos desbaratar y
destruir Wikileaks tanto en el espacio físico como en el ciberespacio, en la
medida de lo posible?" Sarah Palin, escribió en su página de Facebook: "¿Por qué
no se le persigue (a Assange) con la misma urgencia con la que se persigue a Al
Qaeda y a los líderes talibanes?"
Las palabras figuradas tipo mafia utilizadas por estas personas estaban
claramente estipuladas en el sentido de que los EE.UU. debería utilizar sus
recursos para perseguir y matar a Assange.
Otros estados imperialistas se unieron a la caza. Suecia emitió de nuevo una
orden de arresto contra Assange por cargos de violación, con base en una
denuncia hecha a principios de este año, y que había sido retirada días después
y posteriormente levantada de nuevo. A continuación, la Interpol publicó una
"aviso rojo" para Assange el 1º de diciembre, lo que significa que estaba en su
lista de los más buscados, que es una maniobra extraordinaria.
Assange, que es un ciudadano australiano, se convirtió en un "apátrida". Se
vio obligado a vivir clandestinamente, en movimiento constante. Eric Bresson,
del Ministerio de Industria del gobierno francés, dijo que habrá "consecuencias"
para cualquier empresa francesa que ayude a mantener Wikileaks en línea en
Francia. Tom Flanagan, antiguo director de campaña para el primer ministro
canadiense Stephen Harper dijo que Assange "debería ser asesinado, en realidad.
Creo que Obama debería encomendar un contrato y tal vez utilizar un avión no
tripulado o algo así" (citado en el Montreal Gazette, 5 de diciembre de
2010).
El 27 de noviembre, el Departamento de Estado de los EE.UU. envió una carta a
varias entidades financieras y compañías de Internet diciéndoles que consideraba
las actividades de Wikileaks ilegales en los EE.UU. A continuación, el 1º de
diciembre, el senador Joe Lieberman, presidente de la Comisión de Seguridad
Interna, pidió a "cualquier otra empresa u organización que le acoja a Wikileaks
de terminar inmediatamente su relación con el sitio. Los actos ilegales,
escandalosos y temerarios de Wikileaks han puesto en peligro nuestra seguridad
nacional y ponen en riesgo vidas alrededor de todo el mundo. Ninguna empresa
responsable —ya sea norteamericana o extranjera— debería ayudar a Wikileaks en
sus esfuerzos para difundir estos materiales robados" (citado en UK
Guardian, 1º de diciembre de 2010).
El llamado de Lieberman señaló un apretón de las clavijas financieras
internacionales destinado a eliminar a Wikileaks del Internet y cortar su
financiación. Post Finance, el banco suizo que tiene la cuenta personal de
Assange, le congeló sus fondos, privando a Assange y Wikileaks de alrededor de
130.000 dólares americanos. Pronto PayPal, Amazon, Visa y Mastercard cortaron a
Wikileaks. Un sostenido embate cibernético de "denegación de servicios" a
Wikileaks logró cerrar su sitio web. En un asalto extraordinario, el proveedor
"domain name service" (DNS) le cortó su servicio a Wikileaks, lo que significa
que el sitio Wikileaks ha perdido su dirección electrónica www.wikileaks.org y
ya no era accesible a los internautas. En la lucha para mantener en línea y
funcionando el sitio, en cosa de horas nuevos proveedores en otros países le
dieron servicio y al cierre de esta edición, se puede acceder a la página en
www.wikileaks.ch (en Suiza).
De nuevo, es necesario recalcar, ni Wikileaks ni Assange han sido acusados de
ningún delito relativo de los documentos. Dado que no han levantado cargos, no
ha habido ningún juicio ni salvaguardas con que cualquiera debería contar como
derechos fundamentales y básicos. Pero Assange ha sido perseguido, amenazado y
en esencia es blanco de un contrato permanente total en su contra de parte de
gente muy "respetada". Representantes de gobiernos junto con importantes
corporaciones le han negado al grupo del cual es parte la capacidad de funcionar
en el Internet y han congelado sus fondos, en el mismo momento en que está
cayendo bajo ataque judicial y extrajudicial. Además, Assange literalmente está
luchando por su supervivencia política y personal. Han destripado la idea de
"ser inocente hasta que se pruebe lo contrario", y ahora mismo, ¡hasta ser
inocente hasta que le levanten cargos!
Eso no es todo. Incluso el acto de mirar a Wikileaks y su tesoro de
documentos y publicarlos en las páginas de Facebook o en los correos
electrónicos se han visto amenazados. En la Universidad de Columbia, la
Universidad de Boston y la Universidad Estatal de Michigan se enviaron cartas a
los estudiantes diciendo que sus oportunidades de carrera se verían
comprometidas si se encontraran yendo a Wikileaks. La carta de la oficina de
servicios de carreras de la Universidad de Boston decía: "Dos grandes factores
en la contratación para muchas posiciones en el gobierno federal son: determinar
si los solicitantes tienen el buen juicio y si saben cómo manejar información
confidencial o clasificada. Los documentos entregados por Wikileaks permanecen
clasificados, por lo que leerlos, entregarlos a otros o comentarlos puede ser
considerado una violación de la Orden Ejecutiva 13526, Información Clasificada
de Seguridad Nacional. Vea la Sección 5.5 (Sanciones)".
En oposición a estos esfuerzos, Assange permanece desafiante e impenitente, y
gente en todo el mundo ha estado trabajando para mantener Wikileaks en línea y
con financiación, y así garantizar que la divulgación del material que Wikileaks
tiene en sus archivos vaya a continuar. Han aparecido cientos de páginas web
espejo por todo el mundo.
Unos medios de comunicación cómplices y sumisos
Algunos de los materiales liberados por Wikileaks han sido publicados en los
principales periódicos, como el UK Guardian, el New York Times
y Der Spiegel. Pero el objetivo principal, la cobertura y sobre todo
los comentarios sobre Wikileaks y Assange ha sido el de sumarse a la denigración
de Assange, y no el de informar en serio sobre lo que las denuncias de Wikileaks
revelan acerca del funcionamiento del estado imperial.
Marc Thiessen, un columnista prominente para el Washington Post,
escribió el 3 de agosto: "Seamos claros: WikiLeaks no es una organización de
noticias, es una empresa criminal... Las acciones [de Wikileaks] probablemente
son una violación de la Ley de Espionaje, y podría decirse que constituyen apoyo
material para el terrorismo".
Los hechos son en realidad muy básicos. Los medios de comunicación en Estados
Unidos siempre han sido en lo fundamental un instrumento del imperialismo, pero
desde el 11 de septiembre de 2001, este hecho se ha manifestado de manera más
descarada y directa. Se evidenció muy agudamente antes y durante la invasión y
guerra de Irak, cuando los medios cacareaban y realzaban la mentira de que Irak
escondía "armas de destrucción masiva". Y sobre todo desde que George Bush y
compañía iniciaron la "guerra contra el terror", los medios de comunicación
principales en los EE.UU. y otros países imperialistas han repetido cualquier
mentira y engaño que le son puestos a la boca por los voceros de la Casa Blanca
y el Pentágono. Constantemente —y sin falta— han creado opinión pública a favor
de guerras injustas, con todos sus horrores, incluyendo la tortura, así como la
represión sin precedentes, como la detención generalizada de personas quienes ni
siquiera fueron acusadas de tener ninguna conexión con el 11 de septiembre.
Los "periodistas encamados" cuentan la historia de invasiones y ocupaciones
imperialistas desde el punto de vista de un ejército invasor, con poca o ninguna
pretensión de "objetividad". Aceptan sumisamente los dictados del Pentágono
sobre los lugares que pueden visitar y qué información pueden cubrir. Ante todo,
con pocas excepciones, no buscan ni se reportean los crímenes ordenados y
cometidos por el gobierno y fuerzas armadas de EE.UU.; y cuando tales crímenes
sí han salido a la luz, no cuestionan con ninguna seriedad las
justificaciones y evasivas que ponen para las guerras, la tortura, el espionaje,
la muerte de un sinnúmero de niños, el uso de aviones no tripulados contra
civiles y las demás barbaridades en el centro de la "guerra contra el terror"
que EE.UU. ha librado bajo Bush y Obama.
En el caso de Assange, las violaciones de estas "reglas del juego" del
periodismo establecido aceptable han suscitado una sarta de viles ataques. La
naturaleza de Wikileaks —una fuente periodística que pone en la red los
materiales que estén puestos a su disposición— ha sido tergiversada y ha sido
descrita con muchas palabras que no corresponden a la realidad. Las personas que
piden la persecución y hasta el asesinato de Assange reciben cobertura de manera
favorable por la prensa establecida y grande, pero no se permite que casi
ninguna defensa de Assange le llegue al público en general. Además, Assange ha
sido blanco de difamaciones sin freno, por ejemplo, en un artículo de primera
plana de la edición dominical del New York Times que juntó toda clase
de calumnias sin fundamento y no corroboradas en lo que se conoce como "una nota
para desacreditar", o sea, un "perfil" con el propósito específico de arruinar
la reputación de alguien. ("WikiLeaks Founder on the Run, Trailed by Notoriety",
New York Times, 23 de octubre de 2010)
Como escribió el bloguero Chris Floyd esta semana: "[Wikileaks] es una fuente
noticiosa al igual que la CNN, ABC, CBS, Fox y otros medios de comunicación
establecido, en los cuales hemos presenciado un interminable desfile de
funcionarios, ¡y periodistas!, pidiendo que procesen o hasta que de plano maten
a Assange. Se puede usar todos los argumentos que están saliendo a favor de
cerrar Wikileaks en contra de cualquier empresa periodística que publique
material que es del desagrado de gente poderosa".
Y alguna gente ya está empezando a plantear ese argumento. Joe
Lieberman pide que el gobierno federal investigue al New York Times con
el fin de determinar si éste ha violado la Ley de Espionaje de 1917 al publicar
algunos de los documentos. Lieberman dijo: "Desde luego, creo que Wikileaks ha
violado la Ley de Espionaje. El New York Times ha cometido al menos un
acto de mala ciudadanía. Independientemente de que éste haya cometido un delito,
me parece que corresponde una indagación muy intensa de parte del Departamento
de Justicia. ¿Por qué juzgan delitos? Pues, si no lo hacen, otros van a hacerlo
pronto, de nuevo. Temo que eso es lo que vaya a pasar en este caso".
Apretar las clavijas, aumentar lo que está en
juego
Hace poco, en 2008, el semanario The Economist le dio a Wikileaks el
"premio de nuevo medio informativo" de ese año. Poco después, el New York
Daily News puso a Wikileaks en primer lugar en un listado de "sitios web
que podrían cambiar totalmente las noticias".
Pero todo eso empezó a cambiar dramáticamente cuando Wikileaks lanzó su
primera tanda de expedientes en abril de 2010, lo que revelaron, entre muchas
otras atrocidades, el video Asesinato colateral (éste se halla en línea
en inglés en collateralmurder.com). El video muestra el asesinato a sangre fría
contra periodistas y civiles iraquíes por las fuerzas militares de EE.UU. Hoy,
está en marcha un embate total para impedir que exista Wikileaks o cualquier
entidad parecida en los días por venir.
Incluso en los mejores tiempos, los derechos democráticos que existan en
EE.UU. están bajo un férreo control y restricción. En lo principal, ni siquiera
se extienden tales derechos a grandes sectores de la población, por ejemplo, los
inmigrantes o las masas básicas de los ghettos y barrios. De rutina se lleva a
cabo espionaje y hostigamiento contra las personas o los grupos que no están de
acuerdo con la política del gobierno. En el caso de aquellos que abogan por un
cambio fundamental o que representan éste, entre ellos los revolucionarios, se
siente aún más fuertemente la afilada navaja de todo esto, incluso con el
encarcelamiento bajo cargos falsos y el asesinato.
Eso se debe a que el gobierno de EE.UU. es de fondo una dictadura, un estado
cuyo dominio se impone con ejércitos y policías, tribunales y cárceles, en una
palabra, el uso de la violencia; y esa violencia se aplica en beneficio de la
clase capitalista imperialista y su "libertad" de explotar, saquear y oprimir a
personas por todo el mundo. Dado que los documentos divulgados por Wikileaks dan
una vislumbre de una parte de la manera en que se hace todo eso, en
estos momentos se está blandiendo la afilada navaja de esta dictadura de manera
abierta con Julián Assange y Wikileaks en la mira.
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