El 19 de marzo: Las semillas de una nueva resistencia
Atención, tú que estás esperando hasta que la situación se empeore y te
necesitemos de verdad: te estamos llamando. La situación está peor y te
necesitamos de inmediato. Esa zona cómoda en que te has parado es en realidad el
punto ciego del camino hacia el infierno; déjalo atrás y pásate a la
resistencia.
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Ese fue el mensaje propagado por todo el país el 19 de marzo, mediante
acciones -- unas organizadas por El Mundo no Puede Esperar y otras por diversos
grupos más-- convocadas para protestar el comienzo del sexto año de la guerra y
ocupación de Irak. De San Francisco a Washington, D.C., de Honolulu a Tacoma, se
sentía un olor fresco, un espíritu de resistencia a los crímenes de lesa
humanidad, expresado de maneras nuevas, audaces y creativas, en acciones grandes
y pequeñas. Había una sed de algo más allá de los mítines en la plaza central
con coros y letreros, y luego regresar a casa; había una disposición de
sacrificarse para declarar contundentemente: "¡Que no sigas como si no pasara
nada!"
Las acciones de muchas ciudades demostraron que las nuevas formas de
oposición pueden romper el prisma distorsionado del relativismo por el cual
demasiada gente sigue viendo la guerra, la tortura y la represión. Al repudiar
sin temor el programa de Bush y retar sin excusas a que se alce la voz, los
activistas por todo el país hicieron ver a los que están al margen de la lucha
que la tortura y el genocidio no son "asuntos de opinión personal", sino que
realidades bárbaras a las que hay que oponer resistencia, o si no,
conformarse.
Una sed de nuevas formas de resistencia
Greg Barber, un reportero de Express, una publicación menor del
Washington Post, comenzó su blog del 19 de marzo así: "Creo que vi la
aplicación del 'submarino' a una persona. Frente a la Casa Blanca. Pero no estoy
seguro".
(Resulta que Barber tuvo problemas en llegar al frente del gentío que miraba
la demostración y no podía ver exactamente qué estaba pasando; más tarde unos
periodistas de la Agence France Presse le pusieron al tanto).
En el blog, Barber relata que iba a una reunión en el edificio del
Washington Post, cerca de la plaza McPherson Square, cuando topó con las
protestas contra el quinto aniversario de la guerra. Decidió checarla y al
principio le pareció una protesta típica; escribe: "Un tipo con un megáfono está
dando un discurso apasionado. Pulula gente con letreros. Hay una carpa cubierta
de símbolos de paz".
Pero luego escuchó a dos manifestantes que estaban hablando de la próxima
demostración del 'submarino'.
Escribe: "Eso captó mi atención y me dirigí a la Casa Blanca".
Barber escuchaba la arenga del "interrogador" que le demandaba información al
"detenido". Relata con dramatismo lo que ocurrió después: "Claramente oí a una
señora gritar: '¡Bueno, démosle un trago!'. Un hombre hacía los sonidos de una
persona que se ahoga, y la gente se calló y se empujó para adelante. No vi la
demostración en sí, pero lo que sí vi y oí fue bastante perturbador".
Barber no fue el único periodista a quien la demostración del 'submarino' le
captó la atención. Dice el informe de Washington, D.C., de El Mundo no Puede
Esperar: "Incluso a los periodistas de larga trayectoria se les oyó dar un grito
ahogado frente a la inhumanidad de este lento ahogamiento intencional. Uno dijo
que no tenía ninguna idea de que [el 'submarino'] fuera así".
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Después de la demostración del 'submarino', los manifestantes de Washington
llevaron su denuncia de los autores de crímenes de guerra directamente a la casa
de los criminales: intentaron envolver la Casa Blanca en cinta amarilla, como en
una escena de crimen. Durante la acción se arrestó a Elaine Brower, del comité
directivo nacional de El Mundo no Puede Esperar. Varios activistas de Veteranos
de Irak Contra la Guerra se encadenaron frente al edificio de los Archivos
Nacionales. Una "Marcha de los Muertos", una procesión fascinante de 100
manifestantes vestidos de negro y con máscaras blancas para simbolizar la
pérdida de vidas iraquíes y estadounidenses en la guerra, pasó por las calles
del centro de Washington, D.C., y se paró frente a la sede de los sicarios de
Blackwater. Otros manifestantes pisotearon una imagen de la Constitución, de 9
por 12 metros, para simbolizar la trituración de las libertades civiles que hace
el gobierno de Bush. Antes, se habían arrestado a unas 40 personas por atravesar
las barricadas frente al edificio del IRS, pues querían protestar contra el uso
de los impuestos para financiar crímenes de lesa humanidad. Durante los
arrestos, otros manifestantes gritaron: "Esta es una escena de crimen".
En Chicago, los estudiantes circularon una nueva petición impactante que
utiliza el concepto de "luchar contra el delito" para demandar que los
directores de las universidades Columbia College, DePaul y Roosevelt apoyen a
"restaurarlas como centros de educación libres de actividades criminales",
refiriéndose a la actividad criminal de los reclutadores militares que enganchan
a los jóvenes para hacer matanzas y tortura. La petición, inspirada en el
movimiento anti-reclutamiento de Berkeley, dice que los reclutadores "no son
bienvenidos" y demanda el cierre de la estación de reclutamiento de Columbia
College.
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Durante los últimos meses, la estación de reclutamiento de la Infantería de
la Marina de Berkeley ha llegado a ser un campo de batalla ideológica, pues el
consejo municipal declaró que los reclutadores son "intrusos no deseados", los
derechistas respondieron con rabia, el consejo municipal abandonó esa postura, y
la polémica suscitada en cada etapa ha girado en torno a la cuestión de apoyar o
no a las tropas. Así fue también el 19 de marzo, cuando se juntaron frente a la
estación de reclutamiento un contingente vestido de monos de color naranja y
decenas de manifestantes con fotos de civiles iraquíes muertos por causa de las
acciones de las tropas y los reclutadores.
El informe dice: "Uniéndonos a otros que ya estaban ahí, ocupamos la calle
frente a la estación de reclutamiento y colocamos la celda para 'criminales de
guerras internacionales del gobierno de Bush' en medio de la avenida Shattuck".
Más tarde, más de 100 estudiantes de la prepa Berkeley hicieron una marcha
no-permitida por las calles. Llegaron frente a la Universidad de California en
Berkeley y retaron a los universitarios a dejar atrás su complicidad: "¡Dejen
los celulares! ¡Dejen los iPods! ¡UC Berkeley, levántese!".
Al otro lado de la bahía, en San Francisco, se arrestaron a más de 150
personas que marchaban por la ciudad, por bloquear el tránsito o encadenarse a
los edificios. La red CNN en línea demostró un video del 19 de marzo en que la
policía antimotín dispersa violentamente y arresta a los manifestantes. En una
marcha al atardecer de 5,000 personas, El Mundo no Puede Esperar dirigió
múltiples actos de "die-ins" (tenderse al suelo como "muertos").
En Tacoma, Washington, Estudiantes para una Sociedad Democrática organizó una
protesta frente a la estación de reclutamiento de un centro comercial, que llevó
a una confrontación tensa y polarizada entre manifestantes defensores y
opositores de la guerra. Al igual que en Berkeley, los manifestantes de Tacoma
desafiaron con audacia el razonamiento de "apoyar a las tropas", levantando
carteles con fotos de civiles iraquíes asesinados. Como dice un informe del
capítulo de Seattle de El Mundo no Puede Esperar: "No nos rajamos. Levantábamos
las fotos y decíamos: '¿Es esto lo que debemos apoyar?'."
En Los Ángeles, también, los manifestantes se juntaron frente a una estación
de reclutamiento con fotos de civiles iraquíes masacrados. Repartieron postales
sobre la reciente investigación "Winter Soldier" y exhibieron un gran aviso de
desalojo.
Tenderse en el suelo como muertos. Protestas frente a las estaciones de
reclutamiento. Marchas no permitidas. Bloquear el tránsito. Envolver la Casa
Blanca con cinta de una escena de crimen. Procesiones de los muertos. Una
petición para eliminar de las escuelas el delito de reclutamiento militar. Todos
son ejemplos de la clase de resistencia ecléctica que necesitaremos para lograr
sacar del poder al gobierno de Bush y dar marcha atrás a su programa fascista.
Esas acciones también demuestran el entusiasmo de todo el país por sobrepasar
las "protestas de rutina".
Barbara Baeden de Acción pro Paz expresó ese espíritu en una cita captada en
CNN.com: "Es la primera vez que ocurren acciones coordinadas de desobediencia
civil directa. Gente que nunca ha participado en esa clase de acción está
decidiendo que ahora es el momento de hacerlo".
Acelerar las actividades y hacer sacrificios
Las acciones del 19 de marzo demostraron la disposición de una creciente
cantidad de personas de aumentar el nivel de su resistencia a los atropellos que
se cometen en su nombre. En muchos lugares del país, eso se manifestó en su
disposición a ser arrestadas. En Tacoma, los manifestantes se enfrentaron a la
rabia de los contramanifestantes que les amenazó con ataques físicos. En otras
ciudades, los estudiantes de prepa que salieron de las clases enfrentaron la
posible ira de la administración o de sus padres. Para otras, el sacrificio fue
simplemente reorientar sus prioridades de acuerdo a la gravedad de la situación
mundial.
Un señor de Milwaukee, que se unió a las acciones de 19 de Chicago, dijo:
"¿Qué hay que hacer que sea más importante? Mira, yo ni sé cómo voy a llegar a
casa esta noche. Pero si todos seguimos con nuestras vidas como de siempre,
jamás pararemos esta guerra".
Este sentimiento de "basta ya" hasta llegó a las páginas de los periódicos
burgueses. Por ejemplo, las palabras del señor de Milwaukee hicieron eco en las
entrevistas a varias personas que hizo el Contra Costa Times (de
California). Siri Margerin, una señora de San Francisco de 56 años, dijo: "Por
cinco años hemos luchado para parar la guerra y unos abandonaron el esfuerzo
desmoralizados. Tenemos que seguir con todas las actividades y tenemos que
seguir haciéndolas todo el tiempo".
Asimismo, en un artículo de insidebayarea.com -- el portal en línea de varios
periódicos de la Bahía de San Francisco, por ejemplo el Oakland Tribune--
Jamie Jones dijo: "Parece que nuestras voces no se escuchan. Tenemos que
llevarlo todo a otro nivel".
Un espíritu de desafío entusiasta, o sea, "de pasarla bien"
Defender a los pueblos del mundo, oponer resistencia a los que causan su
sufrimiento y ser parte de hacer historia en el proceso: es una tarea difícil,
¡pero eso no implica que tiene que ser una lata! Es cierto que hay muchos
momentos de tensión en repudiar un gobierno criminal y bien organizado, y medir
constantemente los obstáculos a la creación de una oposición de suficiente
alcance provoca inevitablemente mucha ansiedad, ¡pero todo eso puede y debe ser
divertido también!
El 19 de marzo, empezamos a ver un poco la posibilidad de una cultura de
resistencia que inspira. Por ejemplo en Honolulu, una marcha se triplica en
tamaño cuando se le suma un gentío que incluye a surfistas y turistas. La gente
da palmadas al compás de los tambores y los dueños de tiendas salen para ver el
jaleo.
En Washington, D.C., Estudiantes para una Sociedad Democrática organiza "Funk
la Guerra": un colectivo de centenares de estudiantes de prepa y universitarios
que bailan en la calle, bloqueándola, en medio de la protesta contra una
estación de reclutamiento.
En Tacoma, una gran marioneta negra que simboliza la muerte aparece frente a
la estación de reclutamiento y los manifestantes empiezan a corear,
irónicamente: "U-S-A, U-S-A"... y luego se deleitan cuando los reaccionarios
--que no tienen ni idea-- toman la consigna en serio y se le unen las voces.
En Chicago, usan el medio del arte para demostrar su resistencia a los
crímenes de guerra, al colocar un lienzo frente a la estación de reclutamiento.
El informe del capítulo de Chicago de El Mundo no Puede Esperar dice: "La
algarabía de color fue maravillosa. Y junta con la música, estábamos demostrando
qué divertido puede ser oponer resistencia a la militarización de Estados
Unidos".
Por último, un joven de Berkeley tenía pintadas tres palabras en colores
fosforescentes en su monopatín, las cuales captan muy bien el tipo de moral
alternativa que se puede y se debe crear en oposición a la total inmoralidad de
Bush y Cheney, además de captar en pocas palabras la oportunidad y la necesidad
que se presentan a la población estadounidense: "DESCHINGAR AL MUNDO".
Tomar una postura clara y establecer nuevas pautas
Las acciones del 19 de marzo demostraron contundentemente el poder de una
resistencia fundamentada en la claridad moral. En breve, cuanto más audaces e
inequívocas son las condenas a las atrocidades, tanta más probabilidad hay que
otra gente opuesta se sentirá animada y obligada a desafiarlas. Asimismo, cuanto
más claramente se sacan a la luz y se condenan los crímenes de lesa humanidad,
tanto más evidente será la inmoralidad de los que siguen apoyándolos y la
complicidad de los que siguen al margen de la lucha.
Este punto se hizo muy claro en Tacoma. Los derechistas se enteraron de los
planes de Estudiantes para una Sociedad Democrática de cerrar una estación de
reclutamiento militar y respondieron con amenazas --hasta amenazas de muerte en
unos casos-- contra los manifestantes. El informe del capítulo de Seattle de El
Mundo no Puede Esperar dice: "Desde un principio, sabíamos que las autoridades
querían confundir [nuestra] protesta legal y pacífica con el terrorismo, y no
íbamos a dejar que establecieran eso como los términos de debate".
De hecho, los contramanifestantes ya estaban ahí cuando El Mundo no Puede
Esperar, Estudiantes para una Sociedad Democrática y otros llegaron a la
estación de reclutamiento. Frente a las acusaciones de "traicionar a nuestros
soldados", los manifestantes antibélicos respondieron sin pelos en la lengua,
exhibiendo las fotos de los iraquíes asesinados y preguntando "¿Debemos apoyar a
esto?". Unos manifestantes antibélicos tenían un poco de miedo a acusar a los
soldados estadounidenses de crímenes de guerra o de mostrar las fotos de la
guerra de Irak como prueba. Eso suscitó un debate entre los manifestantes
antibélicos y de nuevo se mantenían firmes los que catalogaron correctamente
como crímenes de guerra las acciones de las tropas estadounidenses.
El informe del capítulo de Seattle dice: "Al principio, los manifestantes no
querían ofender. Nuestra respuesta fue: '¿Saben qué es ofensiva EN VERDAD? ¡La
tortura!' ".
Más tarde, un activista se metió en un debate con un soldado que dijo que
está bien que los manifestantes desafíen al gobierno, pero no a las tropas.
Dijo: "No queremos que nos llamen 'asesinos de bebés' ". Después de debatir más,
el activista dijo: "Déjeme preguntarte: ¿Mataste a bebés?" El soldado respondió:
"Bueno, tenemos que hacer lo que tenemos que hacer" y tomó un volante.
Lo que destaca de esa conversación --se lo ve en la respuesta de que "Tenemos
que hacer lo que tenemos que hacer"-- es que como el activista no se rajó al
acusar a las tropas de crímenes de guerra, se puso muy claro el significado de
lo que las tropas están haciendo y lo que el soldado estaba afirmando al decir
que es inaceptable criticarlas. Y así sentó la base para que el soldado
confrontara ese significado.
En general cuando los activistas, ciñéndose a los hechos, condenaron
nítidamente a los que cometen asesinatos y tortura, el resultado fue que tanto
los manifestantes como los espectadores podían confrontar con más facilidad lo
que se está haciendo en su nombre, a veces ahí en la protesta o (más
probablemente) después de un tiempo de reflexión sobre lo que vieron y
escucharon.
Cuando una oradora concluyó, la muchedumbre se unió a su consigna
"Asesinatos, violaciones, tortura y guerra: ¡están reclutando para eso!". Más
temprano ese día, cuando unos derechistas se reunieron cerca de la estación de
reclutamiento con sus banderas estadounidenses, un manifestante se acercó a los
activistas de El Mundo no Puede Esperar para pedir un pañuelo de color naranja,
y comentó: "Ellos tienen su bandera para unirse; nosotros tenemos el color
naranja".
Por todo el país el 19 de marzo, las acciones demostraron la posibilidad de
cambiar las pautas con que la mayoría debate la guerra, la tortura y el programa
de Bush: es decir, dejando atrás la postura de que esas medidas son "errores"
para identificarlas como crímenes. Por ejemplo, un artículo de Sarah Karush de
la agencia Associated Press, publicado en CNN.com y otras fuentes noticiosas,
cita al manifestante Craig Etchinson: "He mirado con horror mientras Bush nos
miente sobre esta guerra. Me horroriza la cantidad de gente civil que hemos
matado, justamente como en Vietnam".
Es un comentario triste pero cierto que, cinco años después de que el
gobierno de Estados Unidos invadió a Irak, sorprende el mero reconocimiento en
los medios de comunicación burgueses que el ejército está matando a iraquíes
civiles.
Sembrar semillas en medio de una sequía
Por supuesto, otro tema que destaca en el reportaje de los principales medios
de comunicación sobre el 19 de marzo es que estas protestas antibélicas, con
motivo del quinto aniversario de la guerra de Irak, fueron de tamaño mucho menor
que las protestas antes del inicio de la guerra en 2003. Y es una realidad
triste y exasperante que aunque una vez millones por todo el país salieron a la
calle en resistencia, ahora son miles.
Pero no tiene que ser una realidad permanente.
Las acciones del 19 de marzo --y las personas que en varias maneras creativas
e inspiradoras se arriesgaron ese día-- representan las semillas de un nuevo
tipo de resistencia que, una vez que florezca, puede cambiar dramáticamente el
terreno social y político. Las estamos sembrando en tierra fértil, pero para que
crezcan tenemos que ocuparnos de ellas y darles agua. Los que nos damos cuenta
de la totalidad del programa de Bush y la dirección en que se nos lleva, si lo
repudiamos y rehusamos ser cómplices, confiados de que tenemos la razón, podemos
convertir esos "momentos de resistencia" en un movimiento de resistencia.
Las semillas se han sembrado en medio de una sequía de pasividad, rodeadas de
las hierbas malas de ilusiones creadas por las elecciones presidenciales. Solo
con un movimiento político independiente podemos poner fin a esta situación.
Que llueva, entonces. Luego vendrá el momento de trabajar en el jardín.
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