El Mundo No Puede Esperar: La razón porque
demandamos tropas estadounidenses fuera ya de Afganistán
16 de octubre de 2009
El 7 de octubre de 2001, el gobierno de Estados Unidos atacó a
Afganistán. Nos han dicho muchas mentiras para justificar la continuación y la
escalada de esta guerra. El presidente Obama envió a 34,000 soldados adicionales
a ocupar Afganistán y está considerando el envío de hasta 45,000 soldados más,
una cantidad que no incluye a las decenas de miles de contratistas privados
estadounidenses.
LAS MENTIRAS USADAS PARA JUSTIFICAR TODO ESO:
La guerra de Afganistán es una “guerra buena” contra los
“terroristas verdaderos” que atacaron a estadounidenses.
Barack Obama dijo que esta guerra es “el frente central de nuestra batalla
contra el terrorismo”. Nuestro nuevo presidente dijo también: “Creo que uno de
los mayores desaciertos estratégicos tras el 11 de septiembre fue no terminar la
tarea... Irak nos distrajo la atención”.
La guerra de Afganistán no era una respuesta a los ataques del 11 de
septiembre. Se lanzó para derrotar a tendencias y grupos reaccionarios del
fundamentalismo islámico que han puesto obstáculos al poder estadounidense, y
para reestructurar las regiones del Medio Oriente y Asia Central con miras a
profundizar la dominación estadounidense.
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Afganistán es un frente de esta guerra mundial debido a su ubicación
estratégica. Fue un blanco estadounidense antes del 11 de septiembre. Un
diplomático pakistaní le dijo al noticiero BBC que había recibido información a
mediados de julio 2001sobre la intención estadounidense de atacar a Afganistán
(ver ‘U.S. planned attack on Taleban’, 18 septiembre 2001, http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/south_asia/1550366.stm)
Cuando las varias fuerzas fundamentalistas islámicas combatían la Unión
Soviética en Afganistán, recibían dinero y armas del gobierno de Estados Unidos.
El presidente Ronald Reagan las llamó “luchadores por la libertad”. Ahora son un
impedimento a los fines estadounidenses y se les llaman “terroristas”. Se quiere
que aceptemos apoyar las guerras de agresión de Estados Unidos supuestamente en
defensa de “nuestra seguridad”, sin importarnos cuantas vidas se sacrifican en
otras naciones.
Estados Unidos ha liberado a la población de Afganistán, en
particular a las mujeres, de un gobierno opresivo.
El régimen de Bush aprovechó el interés por la mujer afganistaní para
justificar las matanzas de gente civil y crear una situación en que las mujeres
son aún más vulnerables ante el Talibán, los reaccionarios fundamentalistas
religiosos que oprimen a las mujeres, las personas progresistas y la población
en general. La vida bajo el Talibán fue y sigue siendo un horror de
restricciones religiosas reaccionarias y relaciones sociales sofocantes.
Sin embargo, durante los años de ocupación soviética, Estados Unidos apoyaba
al Talibán, con la esperanza de que este podría unir las varias facciones
rivales del país y facilitar que Estados Unidos cumpliera sus objetivos en el
país. Incluso ahora, tras el derrocamiento estadounidense del Talibán, tanto
Obama como Biden han hablado de negociar con ciertas facciones “moderadas” del
Talibán para conseguir su apoyo para el gobierno afgano actual y los objetivos
estadounidenses.
Desde la invasión estadounidense, la población de Afganistán sigue siendo
dominada por reaccionarios, que ahora están al servicio del gobierno de Estados
Unidos. El régimen de Karzai es un gobierno títere, compuesto de los mismos
terratenientes odiados, comandantes de milicias y jefes feudales y tribales que
han hecho sufrir a la población por décadas. La corrupción oficial es endémica.
La producción y el comercio del opio representan la tercera parte del producto
interno bruto del país.
Se sigue oprimiendo profunda y cruelmente a la mujer de Afganistán. Una mujer
afganistaní muere de parto cada 30 minutos; el 87% es analfabeta; solo el 30% de
las niñas afganistaníes tienen acceso a la educación; el 33% de las mujeres
sufren violencia física, psicológica o sexual, como en los asesinatos por honor;
y de 70% al 80% de las mujeres, entre ellas muchas niñas, tienen que casarse a
la fuerza.
“Lo rompimos nosotros, así que nos toca reconstruirlo”
Este argumento dice que si bien la invasión original estaba mal, ahora el
gobierno estadounidense le debe a la gente de Afganistán reconstruir su país.
Obama ha prometido aumentar la ayuda económica. Pero la poca ayuda entregada
desparece en un abismo de corrupción y se usa para apoyar a los gobernantes
reaccionarios. Una encuesta reciente del Centro Afgano para la Investigación
Socio-económica y de Opiniones demuestra que la gran mayoría de la población
considera que la corrupción pública es un problema serio y quiere que Estados
Unidos deje el país. Los apologistas de la ocupación estadounidense dirían que
por lo menos Estados Unidos está mejorando la seguridad de la población. Pero,
de acuerdo a la encuesta mencionada arriba, solo el 42% de los afganistaníes
tiene confianza en que la coalición de fuerzas bajo Estados Unidos podrá proveer
seguridad en la zona donde vive. Una de cada cinco personas dijo que durante el
año pasado la coalición había matado a gente civil de su vecindario.
(Ver “Poll shows Afghan faith in U.S. eroding”, 10 de febrero 2009, http://www.sfgate.com/cgi-bin/article.cgi?file=/c/a/2009/02/10/MN3C15Q9RL.DTL)
La gente sigue sufriendo. De acuerdo al índice de desarrollo humano de las
Naciones Unidas, Afganistán ocupa el lugar 174 (es decir, es uno de los países
más pobres). La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán informó
en diciembre de 2008 que el 37% de la población, unos 10 millones de personas,
viven en la miseria y que millones ganan menos de un dólar al día. El
Departamento de Estado estadounidense dijo en 2008 que el índice de mortalidad
infantil en Afganistán fue 154.6 por cada 1.000 nacimientos. El Departamento de
Estado reconoce que al menos tres millones las mujeres es 12%. Las expectativas
de vida son solo 43.1 años y la tasa de desempleo en 2008 fue 40%.
El aumento de tropas estadounidenses solo aumentará la muerte y la
destrucción. Mientras Estados Unidos y sus aliados se quedan en Afganistán,
continuará el sufrimiento de la población.
Si Estados Unidos y sus aliados dejan el país, el Talibán
regresará al poder y la situación será peor que antes de la invasión.
No benefician los intereses de la población afganistaní ni el Talibán ni un
gobierno de Estados Unidos, mediante sus títeres aliados. Dos fuerzas
históricamente obsoletas están contendiendo en el país: las fuerzas
fundamentalistas islámicas dirigidas por el Talibán y el anticuado estrato
gobernante del sistema imperialista, dirigido por Estados Unidos. Estas dos
fuerzas reaccionarias se refuerzan mutuamente, al mismo tiempo que se oponen el
uno al otro. Pero no beneficiará los intereses de la población de Afganistán si,
para derrotar al Talibán, apoyamos a los imperialistas estadounidenses. Nuestras
opciones no se limitan a: o apoyamos al Talibán, o apoyamos a los imperialistas
estadounidenses en la guerra.
¡Demandamos el retiro ya de todas las tropas
estadounidenses!
Cuando Obama anunció la escalada de la guerra afgana el 17 de febrero, dijo:
“Esto lo hago hoy consciente de que la situación de Afganistán y Pakistán
requieren atención urgente y acción rápida”. Es cierto que la situación es
urgente y requiere una acción rápida, pero no necesitamos el tipo de acción que
él tenía en mente. Nos urge demandar el retiro inmediato de todas las fuerzas
estadounidenses y aliadas. Tenemos que oponernos a la guerra y la ocupación, y
sacar a la luz los crímenes que cometen los imperialistas estadounidenses en ese
país. Hacer menos es abandonar a la gente de Afganistán y permitir que Estados
Unidos siga cometiendo crímenes ahí.
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