Revolución #114, 30 de
diciembre de 2007
El 11 de enero se necesita: Un mar de naranja
El escándalo sobre la tortura y las "nuevas normas" fascistas
Justo cuando pareció que iban a meter de nuevo en la botella al
escándalo de los videos de tortura destruidos por la CIA, casi a diario han
surgido nuevas revelaciones y polémicas. Este escándalo refleja el hecho de que
la legitimación de la tortura está haciendo trizas algunas cosas que
supuestamente eran “normas aceptadas” de esta sociedad. La posibilidad de que
este proceso podría deshacer la sociedad de una manera imprevisible es lo que ha
causado las diferencias y riñas en la cúpula del poder sobre dejar de fingir que
“Estados Unidos no tortura”. Y estas diferencias han llevado a algunas de las
filtraciones y escándalos en torno a la tortura y los
encubrimientos.
En este momento, se están convocando protestas el 11 de enero contra
el campamento de tortura estadounidense en Guantánamo. Esta situación tiene
oportunidades potenciales para dar saltos en la resistencia política
independiente masiva, si los que se indignan ante la
tortura y los demás crímenes de la clase dominante aprovechan el
momento.
Según los informes, los videos de la CIA duran cientos de horas y muestran la
tortura de detenidos en penales secretos. Los destruyeron en el 2005. El Comité
sobre Inteligencia de la Cámara de Representantes ha demandado que el gobierno
de Bush le dé información sobre los videos. El secretario de Justicia, Michael
Mukasey, se ha negado a entregarla; dice que afectaría una investigación que
supuestamente están llevando a cabo el Departamento de Justicia y la CIA.
Un nuevo giro es que la CIA ha pedido que el Departamento de Justicia
investigue si el ex agente John Kiriakou dio a conocer “información clasificada”
cuando habló de los videos en unos programas televisados. Kiriakou dio varios
detalles de lo que probablemente mostraban los videos, como el uso del submarino
(una forma de tortura en que hacen pensar al preso que se va a ahogar, y en
ocasiones lo matan).
Además, el 19 de diciembre el New York Times informó que por lo
menos cuatro altos abogados de la Casa Blanca (entre ellos los abogados de Bush
y Cheney) hablaron de qué hacer con los videos entre el 2003 y el 2005. El
Times escribió: “Unos congresistas han sugerido que la destrucción [de
los videos] podría ser un caso de obstruir la justicia”. La implicación de esto
es que altos funcionarios del gobierno de Bush participaron en un delito que
podría merecer un juicio de destitución. Los directores de la comisión que
estudió los sucesos de 11 de septiembre del 2001 han dicho en un memorando a la
fiscalía federal y al Congreso que la CIA les mintió acerca de los videos.
El gobierno de Bush demandó que el Times retirara el subtítulo del
artículo, que decía: “El papel de la Casa Blanca fue más amplio de lo que
admitió”. Lo retiró pero no refutó el contenido del artículo.
“Nuevas normas” fascistas
Como dijimos la semana pasada (“Tortura… Videos destruidos… ¿La nueva
normalidad? ¡A MOVILIZARSE!”, en revcom.us), el escándalo de los videos
demuestra que se están dando otros pasos en la dirección fascista en que está
encaminado este país. La rama ejecutiva ha declarado que lo que decida y haga es
más importante que cualquier decisión del Congreso o los tribunales, y que
lo que diga es la ley. Hacetrizas las “normas” y “principios básicos” con
que “ha mantenido unido” al país e impone nuevas “normas para legitimar” que
concuerdan con toda la trayectoria fascista.
Las “normas” previas de Estados Unidos, como la tortura, siempre han sido un
horror para los pueblos del mundo entero y para mucha gente en este país
también. He aquí unos pocos ejemplos: Estados Unidos invadió Filipinas en 1898 y
usó el submarino para torturar a los insurgentes; la CIA y las fuerzas armadas
torturaron a mucha gente durante la guerra de Vietnam; la policía de Chicago
torturó a “sospechosos” para obligarlos a “confesar” crímenes que no cometieron,
entre ellos delitos por los que los sentencian a la pena de muerte. Pero es algo
nuevo y muy peligroso que a la tortura, las intervenciones telefónicas sin orden
judicial y la detención sin acusación o juicio, y otras medidas ilegales, antes
prohibidas formalmente, las legitiman y se vuelven rutinarias.
Lo que impulsa todo esto son las necesidades y compulsiones del sistema
capitalista-imperialista y las ambiciones de la clase dominante estadounidense
de forjar un imperio indiscutible y hasta indisputable. El punto de partida
fundamental para los demócratas, tanto como los republicanos, son los intereses
de la clase dominante estadounidense, y todos están de acuerdo básicamente con
la necesidad de la “guerra contra el terror”, que en realidad es una guerra por
el imperio. Los dirigentes demócratas, por ejemplo, están metidos hasta las
cachas en la política de tortura del gobierno. Nancy Pelosi, la actual
presidenta de la Cámara de Representantes, participó en unas reuniones de la CIA
en el 2002 sobre la tortura de presos en los penales secretos.
Por otro lado, las medidas muy serias y radicales de los que detentan el
poder para cambiar aspectos fundamentales de esta sociedad (junto con el
desastre en Irak y sus consecuencias) también han desatado tensiones y
conflictos en la estructura del poder. Hay mucho que aprender acerca de todo el
incidente de los videos, pero es posible que el escándalo que ha surgido tenga
que ver con las tensiones y conflictos en el seno de la clase dominante sobre
Irak, la posibilidad de atacar a Irán y otros asuntos.
Tales riñas de la clase dominante, por su cuenta, NO pararán la trayectoria
hacia el fascismo en este país. Como dice El Mundo no Puede Esperar, no habrá
“salvadores” del Partido Demócrata. Los demócratas temen la posibilidad de que
millones de personas políticamente despiertas se lancen a la calle mucho más que
cualquier cosa que haga Bush. Las cosas no se van a ir al otro extremo. La
situación actual es muy mala para la gente, y va de mal en peor rápidamente.
Hay una amplia y profunda corriente de indignación en esta sociedad por todos
los crímenes e infamias del gobierno de Bush. Pero no se va a parar toda la
dirección reaccionaria a menos que esta profunda presa de indignación se
manifieste en una resistencia masiva desde abajo.
Las protestas del 11 de enero: Un momento crucial
Por todo esto, las protestas que se realizarán el 11 de enero serán sumamente
cruciales. La demanda es cerrar el campamento de tortura de Guantánamo. Hace
seis años, llevaron a los primeros presos encadenados y encapuchados en monos
naranjas a Guantánamo, y han tenido y torturado a centenares de ellos sin
acusaciones ni juicios. Amnistía Internacional, la Campaña Nacional Religiosa
Contra la Tortura, El Mundo no Puede Esperar-Fuera Bush y su Gobierno y otros
están organizando una protesta frente a la Casa Blanca y la Suprema Corte. La
Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) exhorta a ponerse brazaletes de
naranja que dicen “Cerrar Guantánamo”.
Este es un momento decisivo y fundamental. Por el momento la tortura recibe
mucha atención. Una amplia gama de fuerzas ha convocado las protestas del 11 de
enero. La situación ha creado nuevas oportunidades para movilizar a muchos miles
de personas y alcanzar a millones más. Todo esto podría atraer a nuevas fuerzas
y darle un impulso al movimiento para sacar al gobierno de Bush y parar todo su
programa.
Si no aprovechamos este momento para actuar, si las protestas del 11
de enero no movilizan a mucha gente, una vez más podrán ahogar esta amplia
indignación en la política oficial. A esta indignación de millones de personas
la podrán reemplazar el cinismo y una mayor parálisis política.
¿Pero si los que están indignados aprovechan el momento? ¿Si aprovechan la
indignación para movilizar una protesta que tenga un impacto significativo
nacional e internacional? La gravedad del momento, con todos los peligros que
conlleva, también significa que si grandes cantidades de personas participan
ahora en una resistencia política que se zafe del control de la
política oficial, podría tener un impacto enorme y creciente.
Una protesta así podría inspirar a muchos más a quitarse de encima los
temores y la parálisis y meterse a la acción política. Piensen en el impacto que
esto podría tener, por ejemplo, en las universidades y prepas cuando los
estudiantes regresan a clase. El Mundo no Puede Esperar ha convocado un paro en
las prepas para el 31 de enero. O piensen en el efecto que podría tener en el
movimiento de resistencia contra la guerra de los ex combatientes y de los
mismos soldados.
Y piensen en cómo la convocatoria de El Mundo no Puede Esperar “Vístete de
naranja” podría propagarse por todas partes. Varios organizadores de las
protestas del 11 de enero exhortan a vestirse de naranja ese día. La ACLU tiene
una página web sobre vestirse de naranja. Amnistía Internacional publicó un
desplegado de una página de color naranja en el New York Times el 5 de
diciembre cuando la Suprema Corte vio unos casos de presos de Guantánamo. El 11
de enero podría ser una manera de estimular a muchos a vestirse de naranja por
toda la sociedad, como una oleada amplia y visible de oposición, que podrían
adoptar diversas personas y fuerzas y que podría unirse con los estallidos de
resistencia política y reforzarlos.
Una creciente resistencia política también podría relacionarse de maneras
imprevisibles con varios sucesos en la sociedad en general. Tal resistencia, y
la posibilidad de que se zafe del control de la clase dominante, podría agudizar
los conflictos en el seno de la estructura del poder y llevar a más fisuras y
riñas intestinas. Esto a su vez podría crear aperturas para que surja una mayor
resistencia masiva desde abajo.
A través de todo esto, cada vez más personas podrían poner en duda la
legitimidad no solo de Bush y Cía., sino también de todo el sistema que ha
producido un gobierno tan monstruoso. Millones podrían pensar en los grandes
interrogantes sobre el futuro: que necesitamos un mundo totalmente nuevo, qué
clase de mundo debe ser y cómo vamos a llegar a él.
Todo esto es posible… si aprovechamos este momento y nos movilizamos con
resolución, valentía e iniciativa para organizar poderosas protestas el 11 de
enero.
¡Alto a la tortura! ¡Vístete de naranja y protesta el 11 de
enero! ¡Fuera Bush y su gobierno!
“Si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a
aceptarlo”.
—de la convocatoria de El Mundo No Puede
Esperar—Fuera Bush y su Gobierno
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