Renuncia Gonzáles, pero la tortura, el espionaje y las redadas siguen
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Habitantes de Albuquerque, Nuevo México, manifestaron ayer su entusiasmo por
la renuncia del procurador general Alberto Gonzales; los participantes se
agruparon cerca de una casa donde estaba el presidente George W. Bush en un acto
privado para recaudar fondos destinados a la campaña de relección del senador
Pete Domenici (AP) |
¡Fuera Bush y su gobierno, ahora más que nunca!
Sunsara Taylor
Renunció Alberto Gonzáles. ¡Qué buenísima noticia! Sin embargo, el programa
fascista que Gonzáles elaboró sigue dominando en la Casa Blanca y causando
estragos entre los pueblos de todo el mundo. Hay que oponérnoslo y pararlo, una
tarea que solo el pueblo podemos cumplir.
Ahora, cuando el gobierno está en confusión, es la hora de montar un
“levantamiento de color naranja”: una efervescencia de resistencia por todo el
país --caracterizada por el color impuesto a los detenidos de Guantánamo y las
víctimas de tortura-- que no se detiene hasta sacar del poder al gobierno de
Bush y dar marcha atrás a su programa. Si la población de este país no rechaza
visiblemente el programa de Bush, entonces la intervención telefónica, la
tortura, las detenciones indefinidas y muchos otros atropellos --legalizados e
institucionalizados por Bush y Gonzáles-- seguirán y se legitimizarán sin
importar quién sea el próximo presidente.
George Bush es todavía el comandante en jefe y cada día promociona nuevos
horrores. Los demócratas –tanto la mayoría del Congreso como el grupo de
candidatos presidenciales viables: Hillary, Barack y Edwards—no desafían ningún
elemento esencial de su programa fascista.
Gonzáles dijo que es “curiosa y anticuada” la prohibición que hace la
Convención de Ginebra de la tortura –¡un crimen de lesa humanidad!— y, por eso,
con razón se lo odia. Pero en octubre tanto los demócratas como los republicanos
del Congreso aprobaron la Ley de Comisiones Militares que le dio a George Bush
la autoridad de decidir en qué casos la Convención de Ginebra es aplicable.
Hicieron eso después de publicarse las fotos de Abu Ghraib. Lo hicieron
después de sacudirse la conciencia del mundo con fotos de seres humanos
desnudos, amontonados en pirámide, aterrorizados por perros, violados y
obligados a cometer actos sexuales a otros detenidos, su religión burlada. Las
fotos se tomaron como trofeos, con el descaro de racistas sureños que por algo
sabían que jamás se los iba a castigar. ¡Ni siquiera Hitler admitió hacer
torturas ni mucho menos la legalizó!
Hace poco en un artículo de la revista New Yorker, Jane Mayer citó a
un experto en el protocolo que usa la CIA en interrogatorios, quien dice: “Es
uno de los programas de tortura más sofisticados y refinados que conozco... En
cada etapa, la atención es rigurosamente minuciosa. Siguen los procedimientos al
pie de la letra. El control de la calidad se impone desde arriba y la rutina es
tan establecida que llegas al punto en que ya sabes lo que cada detenido va a
decir, porque ya lo has escuchado muchas veces. Fue casi automático. La gente
salió totalmente deshumanizada, hecha pedazos. Fue la imposición deliberada y
sistemática de gran sufrimiento, disfrazada de procedimiento judicial.
Simplemente es espeluznante”.
Gonzáles sale del gobierno, pero mientras leen esto, la tortura sigue, y
seguirá hasta que saquemos del poder al gobierno de Bush. Si se oponen a la
tortura, tienen que Pronunciarse Ya en forma visible, vistiéndose de color
naranja y haciendo multiplicarse una resistencia ruidosa y visible al programa
del gobierno de Bush.
Gonzáles mintió sobre la intervención telefónica sin orden judicial y, por
eso, con razón se lo odia. Pero hace poco tanto los demócratas mayoritarios como
los republicanos del Congreso cambiaron las leyes para legalizar dicha
intervención ilegal y probablemente mucho más. Chuck Schumer y otros demócratas
afirman que la renuncia de Gonzáles es una victoria, ¡pero no es ninguna
victoria para todos los que no quieren vivir en un estado policial!
Piénsenlo: el presidente no simplemente violaba las leyes al espiar sin tener
una orden judicial, sino también al MENTIR repetidas veces sobre ello. Igual que
el secretario de Justicia. Pero en vez de hacer un juicio de destitución para
sacarle a toda la camarilla, los demócratas cambiaron las leyes, legalizaron el
espionaje y ¡la llaman toda una victoria porque ahora ellos supervisan el
negocio criminal! Es más, la nueva ley de espionaje es tan amplia que, según los
titulares de la semana pasada, probablemente autorice al gobierno registrar
físicamente a las personas!
Gonzáles se va, pero mientras leen esto, el espionaje sigue y seguirá hasta
que saquemos del poder al gobierno de Bush. Si se oponen a eso, tienen que
Pronunciarse Ya en forma visible, vistiéndose de color naranja y haciendo
multiplicarse una resistencia ruidosa y visible al programa del gobierno de
Bush.
Gonzáles participó en los despidos selectivos, por motivos políticos, de
varios abogados federales y, por eso, con razón se lo odia. El mismo Gonzáles no
es un fascista cristiano, pero durante el escándalo se vislumbraba hasta qué
medida todos niveles del gobierno se han llenado de teócratas leales a Bush y su
versión odiosa del cristianismo. Monica Gooding renunció, pero fue apenas una de
más de 150 graduados de la Universidad Regent, de Pat Robertson, que ahora
trabajan en el gobierno de Bush. No olvidemos que Pat Robertson echó la culpa
por el ataque del 11 de septiembre a las feministas, la ACLU, los médicos que
practican el aborto y la gente gay. Peor aún, Robertson aboga por una reforma
del sistema judicial para hacerlo corresponder al modelo bíblico, donde se
ejecutan a los “criminales habituales” (nótense, no se limita a los criminales
“violentos”).
Los demócratas no desafían nada de eso; al contrario, se conforman. Por malo
que sea la descalificación sistemática de posibles votantes demócratas que esos
despidos facilitaban, los demócratas no representan ninguna alternativa en pro
de la humanidad. Hillary Clinton, Barack Obama y John Edwards están haciendo lo
imposible para quedar bien con los que quieren hacer del país una teocracia, y
les están cediendo mucho terreno. Los tres se oponen al matrimonio gay. Ninguno
ataca a George Bush ni a los muchos candidatos republicanos que niegan el hecho
de la evolución. Ninguno ha cuestionado el ataque total al derecho de la mujer
al aborto y al control de la natalidad, sin los cuales ninguna mujer es libre.
Todos y cada uno se negaron a obstaculizar (mediante el filibuster) la
nominación de los magistrados Alito y Roberts, tan celebrados por los fascistas
cristianos, y ahora tenemos lo que es casi una anulación de Brown v. Board of
Education [que prohibió la segregación de las escuelas], los comienzos de la
criminalización del aborto, y fallos peores que están por venir.
Gonzáles ya no está, pero mientras leen esto, la redefinición teócrata de la
sociedad sigue, y seguirá hasta que saquemos del poder al gobierno de Bush. Si
se oponen a eso, tienen que Pronunciarse Ya en forma visible, vistiéndose de
color naranja y haciendo multiplicarse una resistencia ruidosa y visible al
programa del gobierno de Bush.
Por último, ¿con quién se rumorea reemplazar a Gonzáles? ¡Con Michael
Chertoff!
Es decir, ¡el funcionario responsable de la matanza de la gente de Nueva
Orleáns debido a la negligencia criminal durante el huracán Katrina! El
funcionario que, en medio de redadas, detenciones y deportaciones de migrantes,
les dijo a los medios de comunicación: “La cosa va a ponerse fea”. Las redadas
de ICE han continuado y, como Chertoff prometió, todo se ha puesto más feo.
Ahora es cuando necesitamos un “levantamiento de color naranja”. La renuncia
de Gonzáles refleja vulnerabilidades políticas, pero el programa no se invertirá
hasta que la población se oponga resistencia en crecientes números masivos para
sacar del poder a este gobierno. Los demócratas no están impidiendo el programa
de Bush, y las elecciones de 2008, además de ser demasiado lejanas para cambiar
las cosas para quienes sufren la tortura hoy, ¡prometen ofrecer ninguna
alternativa!
Toda persona que no quiere ser recordada con mayor desprecio que a los
“buenos alemanes”, debe unirnos en sacar del poder al gobierno de Bush, que
sigue impulsando las medidas fascistas que Gonzáles ayudó a implementar.
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