Senado inicia debate sobre células madre
María Peña 17 de julio de 2006
WASHINGTON, D.C. (EFE).— El Senado de Estados Unidos discute a partir de hoy
tres propuestas sobre las investigaciones con células madre, un tema que ha
dividido al Congreso y que se enfrenta al veto asegurado, el primero de sus dos
mandatos, por parte del presidente George W. Bush.
El debate de dos días, en particular sobre la financiación de estos estudios
con fondos federales, se produce en un año electoral en el que los republicanos
apelan a sus bases con asuntos como éste para intentar en noviembre próximo
mantener el control del Congreso.
De los tres proyectos de ley que debate y votará mañana mismo el Senado, el
más polémico es el denominado HR810, aprobado en la Cámara de Representantes y
que amplía los fondos federales para las investigaciones con células madre
derivadas de embriones descartados por las clínicas de fertilidad.
El proyecto eliminaría las restricciones impuestas por Bush el 9 de agosto de
2001, las cuales limitan el uso de estos fondos a investigaciones con células
embrionarias extraídas antes de esa fecha.
Esa iniciativa incluye directrices de ética para que, con el consentimiento
de los donantes —que no podrán recibir compensación monetaria— sólo se utilicen
los embriones sobrantes de un tratamiento de fertilidad.
Las células madre, extraídas de células adultas o de embrionarias, son —según
los científicos— capaces de desarrollarse y reponer cualquiera de los más de 200
tipos de células en el cuerpo, y de esta manera contribuir al tratamiento o cura
definitiva de células dañadas por enfermedades degenerativas.
De acuerdo con los promotores del HR810, las células madre embrionarias
pueden ayudar a tratar desde quemaduras graves hasta enfermedades como la
diabetes, el cáncer, la esclerosis múltiple, el mal de Alzheimer o el de
Parkinson, defectos congénitos y problemas cardiovasculares.
Pero Bush, que ha enarbolado una lucha contra el aborto desde que asumió la
presidencia en 2001, ha prometido vetar cualquier proyecto de ley sobre el uso
de embriones.
Bush, al igual que muchos conservadores, se opone al uso de células
embrionarias porque su proceso de extracción supone la destrucción de embriones,
algo que considera inmoral e innecesario.
Por otro lado un proyecto de ley del senador republicano, Rick Santorum,
promueve las investigaciones con células madre siempre que no sean extraídas de
embriones, mientras que el del republicano, Sam Brownback, prohíbe las llamadas
"granjas de fetos" que puedan ser eventualmente abortados para usos científicos.
La Casa Blanca, por medio de la Oficina de Gestión y Presupuestos (OMB),
emitió hoy tres comunicados separados en los que deja claro que Bush vetará el
HR810 si es aprobado mañana. El Senado necesitaría 67 votos para anular el veto
presidencial.
Según la Casa Blanca, las investigaciones con células embrionarias están en
pañales y "no han resultado en aplicaciones terapéuticas para humanos".
"Existen terapias y tratamientos prometedores de células madre adultas y de
otros tipos de células no embrionarias", insistió la Casa Blanca, que sí apoya
las otras dos iniciativas.
Para los observadores, el asunto ha renovado el conflicto entre la ideología
y la ciencia, que ha enfrentado la humanidad durante toda su historia y que,
tras una enconada resistencia inicial, condujo al desarrollo de vacunas y
tratamientos ahora muy populares.
El debate en el pleno del Senado reflejó la dificultad que tienen los propios
republicanos para llegar a un consenso sobre el tema.
El republicano Arlen Specter, presidente del Comité Judicial del Senado, él
mismo víctima de cáncer, ofreció un apasionado discurso —repleto de anécdotas
personales— sobre la necesidad de financiar las investigaciones en cuestión, en
momentos en que otros países industrializados llevan ahora la delantera.
"No tiene sentido que no aprovechemos las investigaciones con células madre",
insistió Specter.
Se calcula que el 70% de la opinión pública apoya las investigaciones con
células madre, desde celebridades de Hollywood hasta la mayoría de la comunidad
científica y grupos afines, en un país donde según se dijo durante el debate,
más de 100 millones de personas padecen enfermedades crónicas o incurables.
Lawrence Smith, presidente de la Asociación Estadounidense sobre la Diabetes,
pidió la aprobación del HR810 porque ofrece esperanza a los 20.8 millones de
diabéticos en EU.
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