Revolución 146, 26 de octubre
de 2008
De un lector:
Estudiantes de Claremont detienen al “criminal de guerra” Karl Rove
Con coros de “Criminal de guerra, criminal de guerra”, 300 estudiantes de
Claremont College protestaron por un discurso de Karl Rove el 16 de septiembre e
impidieron que saliera del edificio hora y media después del discurso. Logró
escabullirse solamente después de que sus agentes de seguridad trajeados
tumbaron una puerta, empujaron y jalonearon por entre la multitud que impedía su
salida y en una frenética carrera hacia el coche que estaba a la espera, huyeron
a toda velocidad y casi arrollaron a unos manifestantes además de unos
estudiantes que no eran parte de la acción. El jefe de seguridad de la escuela
roció con espray de pimiento a varios estudiantes.
Un estudiante que participó en el acto lo describió como “muy estimulante” y
estaba muy exaltado porque los “estudiantes lograron celebrar una protesta muy
exitosa”.
Rove contaba con una invitación a hablar en el Ateneo Marian Minor Cook del
Claremont McKenna College sobre “La política y la presidencia”. Este plantel es
uno de cinco, y es el más conservador, de los cinco planteles, y está ubicado a
65 km al este de Los Ángeles. Durante la semana previa al discurso, más de 30
estudiantes de todos los planteles celebraron dos reuniones para planear la
acción.
Por el atardecer, marcharon de manera combativa hacia el lugar donde Rove iba
a hablar, al ritmo de tambores y coros que denunciaban la criminalidad de Rove
en materia de tortura y guerra. Una persona vertió tinta roja de piscina (que no
es tóxica) en una laguna al costado del edificio donde hablaba Rove, en
representación de la sangre de aquellos que han perdido la vida en Irak.
Mientras que Rove hablaba adentro, los estudiantes realizaron un taller, en que
algunos profesores expresaron sus “puntos de vista alternativos sobre la
política y la presidencia”. Los manifestantes portaban carteles contra la
tortura, la guerra de Irak y las “mentiras, engaños y terror” del régimen de
Bush. Colgaron mantas de “criminal de guerra” de la parte superior del
auditorio. Pusieron un micrófono abierto para que los manifestantes pudieran
expresarse y un individuo cantó:
“Arquitecto de terror arquitecto de odio metan al tipo al
bote enciérrenlo para siempre”
A pesar de que muchas gentes de la escuela trataron de decir que
este era solamente un pequeño grupo de solamente uno de los planteles,
asistieron estudiantes de todos los planteles (Pomona, Pitzer, Scripps,
Claremont McKenna y Harvey Mudd), junto con vecinos de la comunidad.
Los manifestantes se organizaron en grupos para bloquear todas las entradas
del edificio y rodear los coches estacionados cerca de donde pensaban que iban a
recoger a Rove y llevárselo. Aun cuando la vigilancia de Rove creía que había
encontrado una salida cruzando un segundo nivel a otro edificio, los estudiantes
lograron reunirse para bloquear las puertas de ese edificio.
Los manifestantes se sentaron delante de las patrullas de la policía para
impedir que se usaran para sacar a Rove. La policía de Claremont estaba vestido
en pleno equipo antimotín con espray de pimiento a la espera, a fin de intimidar
a los manifestantes. En un momento, las agentes trataron de arrestar a una
estudiante, pero todos los estudiantes se entrelazaron los brazos e impidieron
el arresto. Cuando Rove abandonó el edificio, unos estudiantes trataron de
hacerle un arresto ciudadano por “crímenes de lesa humanidad” pero la chota de
Claremont los bloquearon.
La acción recibió cobertura en el Los Angeles Times así como de
todos los diarios de la región, y en la esfera digital. En respuesta a los
ataques a los estudiantes de parte de Charles Johnson de la escuela en el portal
del Los Angeles Times por tratar de interrumpir el discurso de Rove, un
alumno del plantel Pitzer respondió en línea: “Puede que moleste admitirlo, pero
esta protesta es completamente aceptable, sobre todo en vista de la larga lista
de delitos que se han adjudicado al señor que vino a hablar”.
La acción animó mucho a los estudiantes. Después, de 30 a 40 alumnos se
reunieron para hablar de lo sucedido esa noche y determinar “cómo mantener y
continuar la energía” de lo que se creó en la acción. Un alumno que participó
dijo: “Queremos llevarlo más allá de puras pláticas sobre lo que hay de malo
imbuyendo nuestras acciones de un sentido de acción, que no solo van contra la
guerra de Irak, sino abarca los derechos de los trabajadores, la oposición a los
Minutemen y otros asuntos”.
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