"Reubicación estratégica" La nueva estrategia de
evasivas de los Demócratas
Bruce K. Gagnon
En todo el país, se burlan a los demócratas por su cantinflismo
sobre la guerra. Habrá elecciones en el otoño y los demócratas quieren controlar
el Congreso. Buscan un programa por dondequiera. Piensan que es posible darnos
"armas y mantequilla", o sea, guerra y cuidado médico. Ojo: esa canción es muy
trillada.
El 20 de febrero, el Boston Globe informó que el Partido
Demócrata le pidió al senador de Rhode Island Jack Reed, un ex-oficial del
ejército, un plan de consenso demócrata para la guerra. ¿La solución? La
"reubicación estratégica". ¿Y qué es eso? Reed aclaró: "Es importante notar que
no es una retirada, sino una reubicación. Necesitamos una estrategia que logra
objetivos razonables y nos permite flexibilidad estratégica. Da un mensaje, pero
al mismo tiempo es un método de mejorar la seguridad ahí y por todo el
planeta".
El nuevo plan demócrata es retirar tropas de Irak y desplegarlas
en Kuwait y otras bases nuevas en Afganistán, Asia del Sudeste y el cuerno de
África. Partiendo de las grandes bases nuevas de Kuwait, se lanzarán más
bombardeos de Irak y más aviones teledirigidos de satélite, como el Predator,
para hacer bombardeos y lanzar misiles. El pueblo iraquí sufrirá más bombardeos
indiscriminados y más muertes de civiles inocentes.
Si la situación se descontrola en Irak, el plan de "reubicación
estratégica" (en realidad, es simplemente un refrito del plan Murtha) prevé que
equipos expandidos de las Fuerzas Especiales regresarán a Irak para ataques
relámpagos y asesinatos de los que opongan resistencia al corrupto gobierno
títere de Estados Unidos.
Los demócratas presentarán este plan al público estadounidense
como un plan de retirar tropas de Irak. Ciertas unidades regresarán al país con
bomba y platillo para convencerle a la población que la guerra está en descenso.
Los demócratas esperan que con la "reubicación estratégica", habrá menos muertes
de soldados a diario en Irak. Esperan que eso sea su pasaporte a la victoria en
noviembre. Pero la neta es que la guerra continuará.
De hecho, la guerra sin fin se expandirá debido a los nuevos
acuerdos para bases militares en Asia del Sudeste, África y Afganistán. Estados
Unidos ocupará más territorio y extenderá el campo de operación contra ese
"terrorismo" sin cara. Todo eso contará con el apoyo pleno y la promoción de
parte de los demócratas. ¿Y saben qué? El Pentágono necesitará mucho más dinero
para construir esas bases y puestos de avanzada, y el Congreso --republicanos y
demócratas por igual-- se lo proporcionará.
El movimiento por la paz no debe caer en esa trampa. Los
demócratas nos están embaucando para ganar las elecciones. Sienten la presión
popular y eso es su respuesta embustera. Los activistas por la paz tenemos que
calarles y llamar ese juego por su nombre: engaño estratégico.
Ha llegado el momento de desligarnos del Partido Demócrata. Al
grado que los activistas nos vemos como gente "del Partido", no sabremos
criticar esas maniobras cínicas de desapropiarnos las energías.
Estuve en Alemania justo después de la invasión estadounidense a
Afganistán, tras el 11 de septiembre. El Partido Verde de Alemania apoyó la
invasión, enfureciendo al movimiento alemán por la paz. Los activistas alemanes
condenaron públicamente a los líderes verdes, pues entendieron a qué debían
lealtad: primero al movimiento antibélico y después al partido. Si un partido se
descarrila, el movimiento no debe seguirle el paso. Aquí en Estados Unidos,
debemos atenernos a ese principio.
Bruce K. Gagnon es coordinador de la Global Network
Against Weapons & Nuclear Power in Space. Se puede contactarlo en: globalnet@mindspring.com.
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