La valentía de los miles que protestaron y el reto de movilizar
a cientos de miles
Urge seguir trabajando para forjar un movimiento masivo capaz de echar al
gobierno de Bush. Este informe inicial sobre el 5 de octubre fue preparado por
Sunsara Taylor, del comité asesor de El Mundo no Puede Esperar, con aportes de
Prachi Noor, de la junta directiva nacional. Lo reproducimos tal como aparece en
el portal de El Mundo no Puede Esperar (worldcantwait.org).
Algo nuevo surge: un movimiento de miles de personas de gran
diversidad, de cientos de ciudades y pueblos por todo el país, que ven la
necesidad de sacar del poder al gobierno de Bush y que están asumiendo la
responsabilidad de hacerlo. Esos miles de personas están rompiendo
conscientemente con la idea prevaleciente de acostumbrarse a los nuevos ultrajes
de cada día. A pesar de que muchas de ellas perciben agudamente que el futuro de
la humanidad depende de lo que hagamos ahora los que vivimos en este país, no se
sienten abrumadas. Al contrario, están superando la desesperación y la negación
de la realidad para entrar en un nuevo terreno donde toman la historia en manos
propias; y están expresando júbilo y determinación por haberse conectado con un
movimiento nacional para sacar del poder al gobierno de Bush.
El 5 de octubre hubo protestas de costa a costa y más allá de
las fronteras en más de 230 lugares. Varios miles de personas se tomaron las
calles en Nueva York, Chicago, San Francisco y Los Ángeles; otros centenares, o
más, protestaron en ciudades como Tucson, Portland, Atlanta, Minneapolis y
Austin; y en muchos pueblos y ciudades pequeñas, docenas salieron a los cruces
de tráfico, las plazas, las playas y donde les pareció un buen lugar para llegar
a la máxima cantidad de gente con el mensaje de que este gobierno no nos
representa y lo sacaremos del poder.
Por otro lado, es un hecho que las manifestaciones no alcanzaron
el tamaño que los organizadores correctamente esperaban: decenas de miles de
personas en las principales ciudades y un mínimo de 100,000 en todo el país. Dar
marcha atrás a la dirección en que aceleradamente va el país, cambiar el debate
político para que se debata echar al gobierno de Bush, y crear una situación
política que lo saque requieren, ahora con más urgencia, la movilización
política de centenares de miles de personas.
Todavía hay tiempo para lograr eso, pero no mucho. El gobierno
de Bush no ha moderado el paso para estampar el mundo con un molde fascista que
repercuta por generaciones; por el contrario, lo ha acelerado, y a pesar de que
ese rumbo horroriza y repugna a grandes cantidades de personas, la gran mayoría
todavía no responde saliendo a las calles en multitudes masivas para parar esto.
El gobierno de Bush cada día cierra los espacios sociales favorables a la
organización de oposición. Tenemos que confrontar este enorme problema,
entenderlo y superarlo muy rápidamente, en una lucha colectiva con los miles que
con valentía son el núcleo de este movimiento.
“Algunas personas sienten vergüenza debido a quienes han
apoyado en el pasado, a su pasividad en el presente, y mantienen a raya el valor
de su mente y su corazón. Qué emocionante es dar marcha atrás a esto como un
pueblo unido y demostrarle al mundo entero quiénes llevamos los pantalones en
esta casa”. -- Sean Penn
“He agotado los procedimientos que nos enseñaron para cambiar la
conducta de nuestro gobierno. He votado, he llamado, he escrito cartas, he dado
mi tiempo y mi dinero y todavía tenemos un gobierno que se niega a respetar la
Constitución, que inició una guerra con justificaciones ilegales, que abandonó a
su gente durante el huracán Katrina, que ahora acepta la tortura, que da
prioridad a las grandes corporaciones antes que mis hijos o a los hijos de
ustedes”. --Mark Ruffalo
“Los demócratas no nos sacarán de Irak. Por herético que suene,
tengo más miedo de que gane la presidencia un demócrata malo que un republicano
malo, porque con el demócrata sentiríamos la necesidad de apoyar a ‘nuestro’
presidente y su ‘decisión difícil’ para ‘hacer lo justo en Irak’ y ‘salir con
honor’. Nos dividiremos y venceremos a nosotros mismos. Ya sabemos por Vietnam
que no hay ninguna manera de salir con honor de una guerra corrupta”. -- Paul
Haggis |
Para hacer eso, hay que entender profundamente los avances muy
importantes que hemos logrado en esta ronda y seguir adelante basándonos en
ellos, pero también comprender y superar los déficits significativos de este
esfuerzo crítico para cambiar la marcha de la historia. Tenemos que plantear
ciertas cosas, inmediata y agudamente, ante los millones de personas de este
país que quieren actuar de una manera significativa para contrarrestar el rumbo
desastroso en que el gobierno de Bush lleva al país y el mundo, y con quienes
cuenta el mundo. Quiero contribuir las siguientes observaciones a ese
proceso.
LO NUEVO:
Nuevas voces abogan por sacar del poder al gobierno de
Bush
En los meses antes de las protestas del 5 de octubre, la
diversidad de individuos y organizaciones que acogieron el movimiento para sacar
del poder al gobierno de Bush creció significativamente. Con diferentes puntos
de vista, muchos nuevos simpatizantes escribieron a periódicos y salieron en el
aire en pro de la acción política masiva para sacar corriendo al gobierno. Unos
hablaron públicamente por primera vez sobre política y otros lo hicieron por
primera vez como parte de un movimiento nacional. Todo eso requirió valentía y
fue un modelo muy positivo para otros activistas.
Se entabló un debate muy necesario en una cantidad significativa
de organizaciones sobre la cuestión de participar en este movimiento, y cómo.
Con las organizaciones que se unieron, llegamos a un nivel de unidad más alto
sobre la necesidad de salir a las calles para alcanzar nuestra meta. Sin
embargo, muchas organizaciones (en particular, las que tienen vínculos con el
Partido Demócrata) no han querido participar en esta forma de movilización
política y recomendaron no hacerlo porque les parece un obstáculo a la elección
de candidatos de su partido. Tenemos que cuestionar de lleno y con seriedad esa
noción de subordinar los principios, los derechos fundamentales y el futuro de
pueblos enteros a una “victoria” electoral (sea cual sea nuestra opinión del
Partido Demócrata en general), y convencer a muchas organizaciones más de actuar
de maneras que la política oficial ahora prohíbe.
La avalancha de las semanas previas al 5 de octubre
Uno de los puntos fuertes más evidentes fue el aumento
vertiginoso de protestas por todo el país, inclusive en muchos estados y
condados que votaron por Bush en el año 2004. En ciudades como New Paltz,
Tucson, Minneapolis y Portland, salieron de 600 a 1,500 manifestantes. En
lugares como Tampa, Greensboro y Charlotte, fueron de 100 a 200. En Florida y
Carolina del Norte, ocurrieron más de 12 protestas en cada estado. Texas, el
estado natal de Bush, tuvo 15 protestas. Alabama tuvo cuatro, por ejemplo en
Florence, donde 80 personas protestaron.
El ímpetu inmediato de las protestas fuera de las ciudades
grandes fue el desplegado del periódico USA Today: una semana después de su
publicación, la cantidad de protestas planeadas subió de 50 a más de 230.
En muchas de esas protestas, destacó la coherencia y fuerza de
su mensaje: hay que sacar al gobierno de Bush porque el mundo no puede esperar.
Un pasaje del periódico de Marietta, Ohio, ilustra cómo las protestas centraron
la atención en la necesidad de sacar del poder al gobierno de Bush:
“Acabo de enterarme de worldcantwait.org hace unos días, y las
manos me estaban temblando por esa ley de tortura aprobada en el Congreso el
jueves”, dijo James Gawthrop, de 53 años, de Marietta, en referencia a la Ley de
Comisiones Militares de 2006. Agregó: “Ahora el gobierno de Bush puede detener
indefinidamente a cualquier acusado de terrorismo. Puede detenerlo con pruebas
secretas. Puede torturarlo”.
“Unos estamos protestando contra la guerra, otros contra el
calentamiento global y otros contra el déficit presupuestario”, dijo Gawthrop.
“Nuestra meta es crecer para ser una gran oleada de gente suficiente para sacar
del poder al gobierno de Bush. Se siente la urgencia ahora. Los procedimientos
ordinarios no están funcionando”.
Dijo: “Eso de presentarse cada dos o cuatro años a votar por los
republicanos o los demócratas simplemente no sirve ahora”. –Marietta Times, Ohio, 6 de octubre de
2006
La respuesta firme y rápida de El Mundo no Puede Esperar a la
Ley de Comisiones Militares de 2006 galvanizó a muchas personas. En solo tres
días, se organizó un programa en Cooper Union en Nueva York con la participación
de 600 personas, figuras importantes y expertos. Se les dio un conocimiento
detallado de las consecuencias de la nueva ley para que lo expusieran, y la
rápida organización del programa los estimuló a hacerlo.
En una semana, El Mundo no Puede Esperar escribió, diseñó y
financió la publicación en el New York
Times de un desplegado como respuesta a la ley. El desplegado aclaró la
confusión generada por las noticias de que Bush había “cedido” y provocó la
mayor cantidad de llamadas telefónicas y correspondencia electrónica que hemos
recibido a raíz de un desplegado. Eso también contribuyó a que muchos salieran
el 5 de octubre.
LOS
DESPLEGADOS
Los tres bellos desplegados en el New York Times y uno en
USA Today fueron la forma principal en que El Mundo no Puede Esperar
apareció en los medios de comunicación. Los desplegados destacaron una nueva
imagen, del planeta en llamas, y plantearon ante millones de personas la
cuestión de sacar del poder al gobierno de Bush mediante la actividad política
independiente masiva. Llegaron nuevos donantes, se formaron muchos capítulos
nuevos, y se provocó controversia en lugares donde pocas veces se oye un mensaje
fuerte y consecuente contra el programa de Bush.
La publicación de esos desplegados se financió mediante los
esfuerzos de miles de personas; la mayoría donaron menos de $200 y unas cuantas
donaron más de $500. Eso demuestra la gran fuerza de una base de masas, pero hay
que complementarla con miles de personas más, con mayores recursos y que
contribuyan en proporción, porque este movimiento se ve frustrado a todo nivel
por la falta de fondos y hasta tiene una deuda.
Los anuncios que leyeron en la emisora Air America
Olympia Dukakis, Michelle Phillips, Edward Asner, Mark Ruffalo y otros generaron
nuevos capítulos y motivaron a muchos a ir a las protestas. Los estudiantes y
los jóvenes se organizaron principalmente a raíz de los anuncios en MySpace y
Facebook. Tan pronto comenzó el anuncio en MySpace, los organizadores de
estudiantes y jóvenes empezaron a recibir correspondencia electrónica a un ritmo
de 6 por minuto.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Los medios sacaron muchos más informes sobre este 5 de octubre
que en el pasado, pero no presentaron las protestas como un evento de
importancia nacional al que se debe responder. La gran mayoría de los
aproximadamente 400 artículos identificaron correctamente el propósito de las
protestas, el nombre de El Mundo no Puede Esperar y el hecho de que hubo
protestas en más de 100 puntos; la mayoría de los informes fueron positivos. Se
hicieron decenas de entrevistas radiales antes del día 5.
Asimismo, hubo reportajes significativos por toda Latinoamérica,
Pakistán, India, Sudáfrica y Europa. Los medios internacionales demostraron un
interés genuino, porque en todo el mundo se espera que grandes cantidades de
estadounidenses alcen la voz y asuman la responsabilidad de parar a este
gobierno.
En por lo menos dos informes, se le pidió comentario a la Casa
Blanca sobre las protestas, aunque no se habló de las metas específicas de El
Mundo no Puede Esperar.
INTERROGANTES
Antes del 5 de octubre, El Mundo no Puede Esperar publicó una
declaración que decía: “Piensen en todas las personas que están profundamente
angustiadas por la dirección en que el gobierno de Bush ha encaminado al país… y
al mundo… Imaginen si, de esta enorme represa de gente, se desencadena una gran
ola, y por medio de su firme resolución y gran cantidad de participantes hace
una poderosa declaración política que no se pueda pasar por alto: ...dejar saber
que están resueltos a parar toda esta dirección desastrosa y sacar corriendo al
gobierno de Bush por medio de movilizaciones de una oposición política masiva.
Si esto ocurre, la posibilidad de enderezar la situación y encaminarla en una
dirección mucho más favorable adquirirá una nueva dimensión de realidad”.
Durante las semanas previas al 5 de octubre, el impulso del
movimiento creció de tal manera que muchos organizadores, la policía y varios
comentaristas políticos pensaban que en las grandes ciudades saldrían a
protestar decenas de miles. Esas concentraciones son imprescindibles para
cambiar el discurso político y lo que se ve comúnmente como una opción viable, y
para que sacar a este gobierno mediante la actividad política masiva sea una
meta por la cual millones de personas estén dispuestas a luchar.
Muchos de los que organizamos el 5 de octubre ya hemos empezado
a debatir esos interrogantes como un aspecto crucial para avanzar. Tenemos unas
ideas preliminares sobre los factores que frenaran a la gente: ignorancia acerca
del día, temor de represión, temor de salirse de la actividad política de
siempre, desesperanza, falta de claridad de lo que una protesta puede lograr, la
idea de que movilizar para echar al gobierno de Bush perjudicaría la elección de
demócratas en noviembre, ignorancia de las medidas y planes del gobierno de
Bush, y el hecho de que la gente está aprendiendo a aceptar medidas que jamás
habría aceptado unos años atrás. Ahora es necesario que todo simpatizante y
activista de este movimiento estudie a fondo los factores que inhibieron a los
demás, para poder transformar rápidamente esa situación.
Las próximas reuniones de El Mundo no Puede Esperar deben bregar
con esos interrogantes. En dichas reuniones, debemos debatir y buscar unidad
sobre una estrategia y orientación que inste a esas personas a dejar atrás la
parálisis del miedo o de la indiferencia, o la parálisis que viene de participar
maquinalmente en la política de siempre en vez de responder, ahora mismo, como
demanda la situación que encaramos con Irak, Irán, las cárceles clandestinas de
torturadores, la trituración de derechos fundamentales. Empezando con nuestro
plan de convocar foros educativos, ponerse ropa anaranjada para dar la alarma
sobre la legalización y legitimación de la tortura, y prepararse para cualquier
sorpresa de octubre (o noviembre) de este gobierno, tenemos que seguir adelante
y sentar la base para nuevos niveles de respuesta masiva... y hacerlo
urgentemente.
El futuro que nos toque depende de nosotros.
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