Revolución #146,26 de octubre de
2008
Los “puntos en común” de Obama… y la claudicación en torno al aborto
En el último debate presidencial, el moderador dijo: “Senador McCain: usted
cree que hay que anular Roe vs Wade. Senador Obama: usted cree que no”. En la
superficie, parece que son dos posiciones opuestas. Pero la realidad es que la
posición de Obama sobre el aborto cede un terreno moral y jurídico importante a
aquellos que quieren prohibir todos los abortos (y el control de la
natalidad).
En el debate, Obama pidió hallar “puntos en común” entre “aquellos que creen
en el derecho a decidir y aquellos que se oponen al aborto”. Pero ¿cuáles
“puntos en común” pueden existir entre las fuerzas implacables y poderosas
ligadas a la cúpula en la sociedad que quieren prohibir todos los abortos (y el
control de la natalidad), por una parte, y por otra, aquellos que entienden que
para emancipar a la mujer, es crítico defender la libertad reproductiva? Los
“puntos en común” que pide Obama solo pueden representar, tal como hemos escrito
antes, “la claudicación de aquellos que quieren defender y luchar por el
derecho al aborto y al control de la natalidad ante aquellos que están resueltos
a abolirlos y criminalizarlos”.
Obama insistió que ambos bandos tienen que aceptar que la
“sexualidad es sagrada” y que se debe promover como política oficial la adopción
y quedarse con un bebé. Estas posiciones se acomodan y abren al camino a
legitimar ciertos elementos de la moral de la edad de las tinieblas que
esclaviza a la mujer del movimiento contra el aborto, en que las relaciones
sexuales solo tienen valor moral cuando su propósito es que las mujeres sean
incubadoras y que la “vida se inicia con la concepción”. Obama dejó en claro que
él, al igual que McCain, está a favor de prohibir los abortos tardíos (utilizó
la terminología de los oponentes del aborto de “abortos de nacimiento parcial”),
siempre y cuando haya estipulaciones para la vida y la salud de la mujer. Esta
es una posición que desde hace mucho han usado los oponentes del aborto como
puerta hacia la prohibición de todos los abortos.
Para aquellos que tal vez no consideren como aceptables tales “puntos en
común” y conciliación, Obama jugó la carta del “mal menor”: “Es muy probable que
uno de nosotros tenga que hacer al menos una y probablemente dos nominaciones y
probablemente Roe vs Wade penda de un hilo”.
Pero por poco que se entienda esta situación, las elecciones y las
nominaciones a la Suprema Corte no determinan cómo se resuelven los grandes
asuntos como el derecho al aborto. Roe vs Wade no fue el resultado de una
elección, ni de la nominación de un juez a la Suprema Corte. De hecho, el juez
(Blackmun) que redactó la opinión mayoritaria en defensa del derecho al aborto
fue un republicano conservador toda la vida y lo nombró Nixon. La decisión de
Roe vs Wade de 1973, tal como las decisiones sobre derechos civiles y los
proyectos de ley anteriores, fue una concesión arrebatada a la clase dominante.
Ante un movimiento por la liberación de la mujer y grandes rebeliones políticas
y sociales; ante un movimiento revolucionario mundial en que la liberación de la
mujer fue un elemento importante; y ante los grandes desafíos en la sociedad
estadounidense que alcanzaron un apogeo a fines de los años 60-inicios de los
70, la clase dominante yanqui tomó una decisión de despenalizar el aborto, que
hasta ese momento se había practicado en la clandestinidad con horrendas
consecuencias para las mujeres.
Desde entonces, el embate jurídico e ideológico contra los derechos al aborto
ha vuelto a surgir con creces. Constantemente presentan al aborto como “segar
una vida” (cosa que no lo es, pues la vida humana se inicia cuando nace
un bebé), en contraposición al hecho de que es una forma en que una mujer puede
decidir si tener hijos o no. Este embate moral, cultural y jurídico contra el
aborto aún no se ha topado con nada que se acerque a la necesaria resistencia, y
mucha gente del movimiento pro aborto organizado se está tragando la lógica de
confiar en los demócratas, una “lógica” que nos ha llevado a la actual situación
peligrosa. El acceso al aborto se ha restringido dramáticamente, el propio
derecho al aborto está bajo sitio y se ha perdido muchísimo terreno en la
batalla por la opinión pública.
En la medida en que las personas se dejen llevar por el paquete de
Obama, se perderá más terreno moral y político, lo que generará una
situación peor en que defender y ampliar los derechos al aborto y en que impedir
que la Corte Suprema anule Roe vs Wade. Al contrario, lo que se necesita con
urgencia es un movimiento desafiante que defienda el derecho de la mujer al
aborto al pedido, sin el aval de ningún patriarca ni la “orientación de su
asesor religioso”, y sin disculpas.
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