31-12-2008
Obama y el ataque contra Gaza
Joshua Frank
Lewrockwell.com
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Mientras el Presidente electo Barack Obama, de vacaciones en Hawai el 26 de
diciembre, contemplaba un show de delfines con su familia en Sea Life Park, un
ataque aéreo israelí asediaba la depauperada Franja de Gaza, matando a más de
300 personas e hiriendo a más de mil.
Era el ataque más mortífero contra Gaza de los últimos veinte años y la
reacción inicial de Obama en el que podría ser su primer test como Presidente se
limitó a la frase: “No hay comentarios”. Mientras tanto, Israel ha estado
preparándose para una invasión terrestre, acumulando tanques a lo largo de la
frontera y llamando a filas a 6.500 reservistas.
En el Face the Nation del domingo, el alto asesor de Obama David
Axelrod explicó en la casa de huéspedes de Chip Reid cómo manejaría la situación
una administración Obama, aunque empeorase.
“Bien, desde luego, el Presidente electo reconoce la relación especial entre
Estados Unidos e Israel. Es un vínculo importante, una relación importante. Y él
va a respetarla… Cuando Hamas empezó a lanzar cohetes, Israel respondió. Es algo
con lo que él está comprometido. Y es obvio que esta situación se ha ido
complicando aún más en los últimos días y semanas”.
Reiterando la idea de que los bombardeos contra Gaza eran un acto de
represalia y no de agresión, Axelrod, en nombre de la administración Obama,
continuó extendiendo la misma desinformación que el Presidente Bush: que Hamas
fue el primero en romper el acuerdo de alto el fuego que había acabado hacía una
semana, y que Israel estaba simplemente respondiendo de forma juiciosa.
Además del hecho de que la respuesta de Israel es cualquier cosa menos
juiciosa, la idea de que fue Hamas quien rompió la tregua de seis meses es una
mentira total.
En la noche de las elecciones estadounidenses, Israel disparó varios misiles
contra Gaza que tenían como objetivo acabar con la construcción de un túnel que
creían que Hamas estaba preparando para secuestrar soldados israelíes. La
carnicería desencadenada por los bombardeos israelíes de Gaza en las últimas
seis semanas acabó con las vidas de docenas de palestinos.
“La escalada hacia la guerra podría, y debería, haberse evitado. Fue el
Estado de Israel quien rompió la tregua, en el ataque del ‘túnel de relojería’…
hace dos meses”, el grupo por la paz israelí Gush Shalom escribió en un
comunicado de prensa. “Desde entonces, el ejército ha seguido avivando los
fuegos de la escalada con ataques y asesinatos selectivos, cuando el lanzamiento
de misiles contra Israel decreció”.
En los últimos siete años, a causa de los cohetes palestinos resultaron
muertos sólo 17 ciudadanos israelíes, lo que hace extremadamente difícil para
los políticos israelíes, inmersos en las próximas elecciones, defender que su
respuesta ha sido proporcionada o defendible en modo alguno.
La asimetría del conflicto deja una oportunidad para que el presidente en
ciernes Barack Obama pudiera presentar una crítica dura. Tiene todo el derecho a
oponerse a la beligerancia de Israel. La comunidad internacional y la mayoría de
la opinión pública estarían a su lado. Sin duda alguna sabe que la
desproporcionada respuesta de Israel ha infligido un dolor insoportable a los
palestinos, además de todo lo que bloqueo ha hecho impidiendo que entren
suministros médicos vitales y de otro tipo a Gaza, donde cientos de enfermos han
muerto como consecuencia de un inadecuado tratamiento médico.
Mientras las bombas caen ahogando a la población palestina y las fuerzas
israelíes preparan una invasión por tierra, Obama controla la situación a
distancia tras una charla con la Secretaria de Estado Condoleeza Rice y otros
funcionarios de la administración Bush. Eso no es ejercer liderazgo; eso no es
más que la continuación de una política que ha dejado a los palestinos casi sin
recursos, contra la pared, haciéndoles perder cualquier tipo de esperanza en una
paz duradera.
“En julio pasado, el presidente electo estuvo en Sderot, en el sur de Israel,
una ciudad que se ha llevado la peor parte de los ataques de Hamas”, dijo David
Axelrod a Chip Reid en Face the Nation. “Y dijo entonces que, cuando las
bombas llueven sobre tus ciudadanos, hay que responder con urgencia y actuar e
intentar acabar con todo eso. Por tanto, ya lo saben, eso fue lo que dijo
entonces y pienso que eso es lo que él cree”.
Si Axelrod tiene razón y Barack Obama apoya consiguientemente el baño de
sangre infligido a inocentes palestinos por parte del ejército israelí, no
debería haber celebración alguna durante el Día de la Inauguración de 2009, sólo
protestas masivas frente a una política exterior hacia Oriente Medio que urge
cambiar de una vez para que pueda al fin comenzar en la región un proceso
legítimo de paz.
Joshua Frank es co-editor de Dissident Voice y autor de
“Left Out! How Liberals Helped Reelect George W. Bush” (Common Courage Press,
2005), y junto a Jeffrey St. Clair, el editor del Nuevo libro “Red State Rebels:
Tales of Grassroots Resistance in the Heartland”, publicado por AK Press en
Julio de 2008
Enlace con texto original:
www.lewrockwell.com/frank/frank41.html
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