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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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(Nuevo)
03-15-11

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La Jornada – 19 de febrero de 2008

Se requiere “la intención de causar un daño mental prolongado” para definirla como tal

Debate en EU establece: si no hay dolor físico severo y es breve, no es tortura

Descarta el procurador general una investigación sobre la técnica del waterboarding

El país necesita la capacidad de interrogar efectivamente a “terroristas”: la Casa Blanca

David Brooks (Corresponsal/I)

Washington, 18 de febrero. Durante días en este país cuyos líderes afirman es faro de la libertad, la justicia y la civilización, se realizó un debate macabro sobre si la tortura es legal o no, qué tanto dolor o daño es tortura, y cuándo o no se justifica; en él participaron el vicepresidente, un juez de la Suprema Corte, altos funcionarios del Departamento de Justicia, y el director de la CIA admitiendo que fue aplicada, que ya no es legal, pero que podría ser justificable recurrir a ella.

Todo esto ha culminado –por el momento– en la aprobación (con decenas de legisladores opuestos) de un proyecto en el Congreso que prohíbe explícitamente el uso de ciertas “técnicas” consideradas universalmente como tortura.

Pero esto no será promulgado, ya que la Casa Blanca anunció que el presidente George W. Bush vetará la propuesta. “Estados Unidos necesita la capacidad de interrogar efectivamente dentro de la ley a los terroristas detenidos de Al Qaeda”, aclaró Dana Perino, vocera de la Casa Blanca.

¿La tortura se puede emplear dentro de la ley? Esa ha sido la pregunta básica en audiencias, investigaciones, declaraciones oficiales y más en el transcurso de los últimos días, y claro la posición del gobierno es que Estados Unidos no tortura, ya que eso es ilegal. Sin embargo, esta semana el general Michael Hayden, jefe de la CIA, admitió ante el Congreso que sí se había empleado la técnica de interrogación “severa” conocida como waterboarding –traducido a veces como el submarino, o ahogamiento simulado– a tres detenidos sospechosos de ser integrantes de Al Qaeda en 2002 y 2003.

Hubo reveladores intercambios. Steven Bradbury, el funcionario del Departamento de Justicia encargado de determinar qué es o no legal, testificó ante uno de los subcomités del Comité Judicial de la Cámara la semana pasada y dio tal vez el análisis más detallado hasta ahora sobre qué es, según ellos, la tortura. “Algo puede ser bastante aflictivo o incómodo, aun provocando susto, pero si no involucra dolor físico severo y no dura mucho tiempo, podría no constituir sufrimiento físico severo”, explicó.

Las tres bases de la ley

Señaló que bajo la ley hay tres bases para la definición de la tortura: “dolor físico severo, sufrimiento físico severo y dolor o sufrimiento mental severo”, y agregó que para evaluar eso “se tiene que tomar en cuenta tanto la intensidad de la incomodidad o aflicción involucrada y la duración… y si algo no involucra dolor físico severo y no dura mucho, podría no constituir sufrimiento físico severo”.

Bradbury dijo que del lado “mental”, bajo la ley, para que sea tortura, “se requiere la intención de causar daño mental prolongado”, y explicó que si se emplea un procedimiento que ha sido evaluado y monitoreado, y no se espera un daño mental prolongado, bajo la ley eso no sería tortura. Así, aunque una víctima de waterboarding pueda sufrir pánico al sentir que se está ahogando, si se supone que esta práctica no tiene consecuencias físicas o mentales a largo plazo, no sería tortura bajo la ley.

La semana pasada se presenciaron debates donde la CIA finalmente confesó que sí emplearon el waterboarding en el interrogatorio a “terroristas”, el zar de inteligencia nacional afirmó después que sí fue legal el empleo de esa tortura en su momento, luego, el procurador general, interrogado sobre si ordenaría una investigación formal acerca de la legalidad del waterboarding y la destrucción de la CIA de videograbaciones de estas actividades, respondió que no, explicando que todo eso fue legal en su momento, aunque tal vez no hoy día.

Hayden, el jefe de la CIA, aclaró que cuando fue empleada esa técnica, fue considerada legal por el Departamento de Justicia, pero que las leyes han cambiado desde entonces y se atrevió a decir que “no está incluido en el programa actual… y no es seguro que esa técnica sería considerada legal bajo la ley actual”.

El procurador general Michael Mukasey –jefe del Departamento de Justicia– declaró que no realizará una investigación criminal sobre el waterboarding, argumentando que las técnicas de interrogación de la CIA, incluyendo ésta, fueron aprobadas por el Departamento de Justicia en ese tiempo (bajo su antecesor Alberto Gonzales), y por lo tanto el Departamento de Justicia no podía realizar una investigación sobre personas que cumplieron con las determinaciones de esa misma secretaría.

Uno de los momentos más notables fue cuando el senador Edward Kennedy le preguntó a Mukasey “¿el waterboarding sería tortura si fuera aplicado sobre usted?” El procurador respondió: “yo sentiría que sí”.

El director de Inteligencia Nacional Michael McConnell declaró a The New Yorker que “el waterboarding sería dolorosísimo… Si es tortura por la definición de alguien más, para mí sería tortura”.

Sin embargo, el vocero de la Casa Blanca Tony Fratto, esa misma semana, aclaró que el presidente se reserva el derecho de aprobar el waterboarding una vez más “dependiendo de las circunstancias”. No sólo eso, explicó que el proceso de aprobación sería que la CIA presentaría tal propuesta al procurador general para ver si es legal y efectivo, y después sería el presidente quien diera la orden.

O sea, ni torturan, ni no torturan, sino todo lo contrario.


 

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