Revolución #66, 22
de octubre de 2006
Reseña de película
Jesus Camp y las madrassas estadounidenses
De un lector*
“Al mirar esto, los liberales extremistas temblarán de
miedo”. Pastora Becky Fischer en Jesus Camp
“Es el campamento de entrenamiento del futuro ejército de
dios”. Neva Chonin, San Francisco Chronicle
La película Jesus Camp sigue a un grupo de niños
que van al campamento de verano Kids on Fire de la pastora Becky
Fischer, donde los enseñan a ser soldados entregados del “ejército de dios” para
reconquistar a América en nombre de Cristo.
Es fácil ver el daño que les inyectan a estos niños los cristianos
fundamentalistas. A Tori, de 11 años de edad, una de los tres niños en los que
se enfoca el documental, le encanta bailar el heavy metal cristiano pero le
preocupa que no siempre baila para dios sino por mero placer. La pastora Becky
les advierte a los niños de los peligros de Harry Potter: “Los hechiceros son
enemigos de Dios. Si Harry Potter hubiera aparecido en la Biblia, habría sido
condenado a muerte”.
De cualquier forma, el daño a los individuos no es el peor horror.
La pastora Becky comenta que quiere el mismo nivel de frenesí religioso en los
jóvenes del campamento como el que existe en las escuelas que entrenan a jóvenes
fundamentalistas islámicos que cometerán ataques suicidas. “Quiero ver que
entreguen sus vidas al evangelio de forma tan radical como sucede en Palestina,
Pakistán y todos esos lugares”, Fischer comenta, mencionando que los niños de
esos países están listos para inmolarse y empuñar ametralladoras. “Tenemos que
levantarnos y reconquistar la nación”, afirma.
Al inicio del campamento los niños realizan números de danza
militar donde visten atuendos de combate y se pintan la cara de camuflaje. “Nos
entrenan para ser el ejército de dios”, comenta uno de los niños.
En una de las escenas más escalofriantes de la película, un
consejero sube al escenario y les pregunta a niños de 6 a 11 años si están
listos para “dar su vida a Jesús”. Declama que los enemigos de dios han quitado
la religión de las escuelas públicas y entona una canción sobre “destruir el
poder del mal en esta nación”. Esto alcanza un nivel de frenesí cuando los niños
rompen tazas de cerámica con una leyenda que dice “gobierno”. La pastora Becky
comienza a gritar una y otra vez al micrófono “¡Esto es guerra! ¿Eres parte de
esto o no?”.
En otra escena un consejero trae una imagen de cartón de tamaño
natural del presidente Bush. A los niños se les indica que bendigan al
presidente porque se ha rodeado de personas “llenas de espíritu”. Los niños
colocan las manos sobre el cartón y son invitados a cantar una nación bajo
Dios y jueces honrados (esto en referencia a la nominación del
juez conservador Alito a la Suprema Corte, lo cual sucedía durante el rodaje de
la película). Becky Fischer y su campamento no son apenas un grupo de locos.
Ella es un soldado del movimiento fascista cristiano.
Hacia el final de la película, nos lleva a una iglesia enorme en
Colorado Springs dirigida por Ted Haggard, un líder nacional del movimiento
fascista cristiano. Miles de personas atienden los sermones de Haggard, quien
también es el presidente de la Asociación Nacional Evangélica, con 30 millones
de miembros. Es parte de un grupo de cristianos de derecha que hablan con el
presidente cada semana.
El sermón de Haggard es escalofriante. “Hemos decidido que la
Biblia es la palabra de Dios y no necesitamos una asamblea porque sabemos lo que
la Biblia dice”. Esto nos hace pensar en todas las cosas que la Biblia dice,
desde la pena de muerte para los homosexuales, los hijos desobedientes y los
incrédulos, al papel supeditado de la mujer, a las instrucciones de que el
esclavo debe obedecer a su amo, incluso si ellos son crueles. “Esta es una
guerra masiva todos los días. Que comience la batalla”, continúa Haggard.
La generación de Josué
El entrenamiento de los niños para ser parte del ejército de dios
es parte de una estrategia elaborada por altos operativos del movimiento
fascista cristiano. Michael Farris, fundador y presidente de la Universidad
Patrick Henry, nombró “generación de Josué” al movimiento que se encarga de
convertir a los niños que estudian en casa en activistas políticos. (En la
Biblia, Josué es el comandante en jefe del ejército de Moisés. Moisés liberó a
los israelitas de la esclavitud y los guió hacia la “tierra prometida”, pero fue
Josué quien dirigió su conquista).
Farris ha sido un fascista cristiano por mucho tiempo. Es un
protegido de Tim LaHaye (autor de la serie de Dejados atrás) y fue
consejero en jefe de Concerned Women of America. En 1983 fundó la Asociación de
Home School Legal Defense, la cual ha trazado el camino para el crecimiento de
la enseñanza en los hogares. En su libro Generation Joshua, Farris
escribe que el movimiento de enseñanza en el hogar “tendrá éxito cuando nuestros
niños, la generación de Josué, se involucren de todo corazón en la lucha para
reconquistar la nación”.
Todos los estudiantes del campamento son educados en el hogar. El
número de niños que son educados en el hogar ha incrementado significativamente
en años recientes, de pocas decenas de miles en los años 80 a alrededor de 1.1 a
2.1 millones hoy. De acuerdo a Jesus Camp, el 75% de estos niños
educados en el hogar son hijos de padres cristianos evangélicos.
Toda una industria ha crecido proveyendo libros de texto, videos y
otros “materiales educativos” a los padres cristianos que educan en sus hogares,
donde enseñan por qué la evolución es mala, que la Tierra solo tiene 6,000 años,
que Estados Unidos se fundó como “una nación cristiana”, que el Gran Cañón se
formó durante la inundación de Noé, que los humanos coexistían con los
dinosaurios en “el Jardín del Edén” y otras cosas sin sentido.
Si alguien piensa que esto es una estrategia sin mucha posibilidad
de éxito, vean el impacto que tiene hasta el momento. La Universidad Patrick
Henry de Farris, dirigida especialmente a estudiantes evangélicos educados en
casa, proporcionó el 7% de internos en la Casa Blanca en el 2004. Veintidós
congresistas han empleado a uno o más de esos internos y uno de los graduados
forma parte del personal de Karl Rove. No está tan mal para una escuela que
recibe a menos de 100 estudiantes al año.
En el 2004 se formó una organización política llamada “Generación
Josué”. Esta envió grupos de jóvenes adoctrinados a ayudar en campañas para el
Senado, como las de Tom Colburn (quien pidió la pena de muerte para médicos que
practicaran abortos) y Jim DeMint (quien dijo que a los homosexuales y las
embarazadas solteras no se les debería permitir enseñar en las escuelas
públicas).
Todos los que se preocupen por nuestro futuro, tienen que ver
Jesus Camp. Es impactante y da miedo enfrentarse al movimiento fascista
cristiano que busca convertir este país en un estado cristiano. Es un movimiento
con apoyo de los altos niveles de la clase dominante, formado a lo largo de
décadas, que tiene la determinación de alcanzar su meta. Y para ser honestos,
han avanzado mucho. Aquellos que quieran ver un futuro diferente al planeado por
estos ayatolas necesitan luchar con mayor determinación y un
gran sentido de urgencia para cambiar el rumbo por el que nuestra sociedad va.
* Una madrassa es una escuela religiosa islámica. Durante los
años 80, cuando las fuerzas islámicas armadas y apoyadas por Estados Unidos
luchaban contra la Unión Soviética en Afganistán, surgió una nueva clase de
madrassa a lo largo de la frontera de Pakistán y Afganistán. Enseñaban una forma
estricta del fundamentalismo. Esas madrassas educaron a muchos de los talibanes.
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