Revolución
#103, 7 de octubre de 2007
Hay que denunciar y oponerle resistencia a la ofensiva
reaccionaria de David Horowitz
No se puede derrotar al fascismo si lo ignora
Reggie Dylan
Opción múltiple: Si un grupo nacional de fascistas anunciara que va a
convocar una semana de programas en más de 100 universidades cuyo propósito
explícito es atraer apoyo a la "guerra contra el terror" e intimidar y callar a
los que se oponen, ¿qué sería la mejor manera de responder?
A) Ignorarlos. Sus voceros (que reciben mucho dinero y publicidad) y su acoso
de profesores progresistas, centros de la mujer y organizaciones de estudiantes
musulmanes no tendrán ningún efecto. Es mejor no oponerse a su monopolio del
debate así como su manipulación del lenguaje. Tampoco se debe tomar muy en serio
su intimidación bravucona. No debemos preocuparnos que ya han conseguido correr
a unos profesores. Al fin y al cabo, "eso no puede ocurrir aquí", ¿no es
cierto?
B) Oponerles resistencia y desenmascararlos con la verdad, y al hacerlo crear
las oportunidades para atraer a miles de estudiantes al debate y al pensamiento
crítico sobre los temas esenciales de nuestros tiempos, y así transformar la
atmósfera de satisfacción y pasividad en las universidades. O sea, habrá lucha y
tumulto, pero en vista de lo que está en juego, no hay ningún otro remedio.
Demasiada gente, incluso quienes entienden cómo surge y se hace dominante el
fascismo, escoge la opción A. Hay demasiados ejemplos amargos en la historia, y
demasiado en juego hoy y para el futuro, como para aceptarlo. Urge responder
correctamente porque eso es precisamente lo que se está convocando: una “Semana
de conciencia sobre el islamofascismo” en más de 100 universidades por todo el
país. De hecho, quedan menos de tres semanas, pues va a empezar el 22 de
octubre.
Una ofensiva demasiado peligrosa como para ignorar
Muchos académicos saben quién es David Horowitz, el organizador de esta
“semana”; conocen su venenoso portal de internet Frontpagemag.com; probablemente
recuerdan su campaña contra la indemnización para los negros por los años de
esclavitud en los años 90 (¡cuando decía que los negros deberían estar
“agradecidos” de que secuestraron y esclavizaron a sus antepasados!) o el papel
que jugó en el despido del profesor Ward Churchill. Pero hay una fuerte
tendencia a simplemente descartarlo como un extremista y charlatán aislado que
no representa ningún peligro fundamental a las universidades. Y hay una
tendencia a no captar lo seria que es esta “semana de conciencia sobre el
islamofascismo”.
Horowitz desempeña una función intelectual estratégica: mentir y
distorsionar, azuzar y convocar a las reaccionarias tropas de choque y poner a
los demás a la defensiva, especialmente en los centros académicos. Horowitz ha
sabido dominar el “arte” de presentar el programa agresivo del sector más
reaccionario de la clase dominante en un lenguaje progresista y académico. Su
“Carta de Derechos Académicos” es en realidad un ataque contra el pensamiento
crítico. Sus “Estudiantes por la Libertad Académica” son en realidad grupos de
estudiantes derechistas bravucones y soplones que remedan al movimiento juvenil
de los nazis en las universidades.
La “semana de conciencia sobre el islamofascismo” es un intento de unir,
movilizar y cohesionar una base social de reaccionarios diversos y fascistas
descarados, tanto en las universidades como afuera: grupos nacionalistas que se
oponen a los migrantes y racistas intransigentes, grupos de excombatientes y
militares reaccionarios, los Universitarios Republicanos y otros grupos
estudiantiles derechistas, fascistas cristianos y sionistas. Al mismo tiempo,
los conocidos extremistas derechistas, como Ann Coulter, Rick Santorum, Robert
Spencer, el propio Horowitz y otros, esperan tener “legitimidad” en las
universidades como Columbia, Pen State, DePaul, la Universidad de Michigan,
UCLA, la Universidad de California en Berkeley y otras, al hacerse pasar como
defensores de los derechos de la mujer, los gays y las lesbianas en los países
islámicos y enemigos del “fascismo” islámico.
Si esta “semana” tiene éxito, le dará aún más fuerza a la posición del
gobierno de Bush de que “están con nosotros o en contra de nosotros” al
consolidar la base social agresiva que necesita para imponerla. Por ejemplo, sus
ataques contra la Asociación de Estudiantes Musulmanes tienen la meta de
desencadenar pogromos contra los musulmanes. Durante esa semana también van a
mostrar la película “Borders” (Fronteras) para juntar bajo la misma bandera la
lucha por “la defensa de las fronteras” y la lucha para derrotar al
“islamofascismo”, y atraer a su cruzada a los que se oponen a los migrantes.
Los que detentan el poder tienen una necesidad tanto estratégica como
inmediata de movilizar a los estudiantes universitarios derechistas para
intimidar y oponerse a la creciente oposición a la guerra de Irak, así como para
prepararse para una guerra contra Irán. Hay que reconocer claramente lo que esta
“semana” representa y ver que es muy necesario asestarle una derrota
política.
Pero en esa situación también radica el potencial de voltearle la tortilla y
forjar una polarización más favorable en las universidades y la sociedad. Pero
eso solo puede suceder si se responde a la “semana de
conciencia sobre el islamofascismo” con una contraofensiva de “conciencia sobre
el fascismo estadounidense”.
Sembrar confusión ideológica
Un aspecto esencial del peligro —y de la eficacia— de la “semana de
conciencia sobre el islamofascismo” es que siembra confusión ideológica. Recalca
los verdaderos horrores del fundamentalismo islámico, como la manera que trata a
la mujer, los gays y las lesbianas y otras cosas. Pero lo hace para reclutar a
la cruzada militar mundial que ha lanzado el imperialismo estadounidense. Como
resultado, atrae a gente que objetivamente no debe estar de su lado y a la vez
paraliza a muchos que deberían oponerse fuertemente a ellos.
Para aclarar la manera en que estas fuerzas aprovechan la compleja situación
mundial actual, hay que reconocer dos cosas. Primero, estas fuerzas, que dicen
que son paladines de los derechos de la mujer y enemigos del gobierno teocrático
y el terrorismo, son en realidad mentirosos descarados e hipócritas. Jamás
debemos olvidar (y debemos seguir confrontando a estos mentirosos sobre esto)
que ellos apoyaron y siguen apoyando conscientemente las mentiras de Bush y
Cheney, que han llevado a la muerte de cientos de miles de iraquíes y el
desplazamiento de millones más.
En este país, esas fuerzas trabajan de la mano con las fuerzas fascistas
cristianas más extremistas, como Rick Santorum, cuyo programa es prohibir el
aborto y el control de la natalidad; que desencadenaron terror y muerte contra
los médicos que practican abortos en las clínicas; y que vilipendian a los
homosexuales y agravan las condiciones que llevaron a la muerte de Matthew
Shepperd. ¿Defensores de la mujer y los homosexuales? Son fascistas que se hacen
pasar por antifascistas. (Hay que señalar que donde concuerda con sus intereses,
como en Afganistán e Israel en los años 80, la clase dominante de Estados
Unidos, que Horowitz representa, no ha titubeado en defender a los movimientos
islámicos sumamente opresivos).
En segundo lugar, no nos podemos tragar el argumento de que si no apoyamos la
cruzada estadounidense entonces, objetivamente, apoyamos a los fundamentalistas
islámicos. No podemos permitir que esas opciones marcan la pauta. El
fundamentalismo islámicos es, sin lugar a dudas, una fuerza reaccionaria. Al
igual que otras formas de literalismo religioso, es un programa opresivo y
anticuado: patriarcado, intolerancia, guerras santas y el fomento de la
superstición y la ignorancia. En el poder, crea sociedades en las que nadie
quiera vivir, y tenemos que apoyar políticamente a quienes verdaderamente luchan
por la revolución y el cambio progresista en esas sociedades.
Pero Estados Unidos es, sin lugar a dudas, la fuerza reaccionaria mucho más
agresiva y peligrosa. Quienes viven en este país tienen una responsabilidad
especial de oponerse a esta potencia. Hay que oponerse firmemente a la
idea de que los que no aceptan los crímenes del imperialismo estadounidense
están “trabajando con el enemigo”. Mantenerse a un lado ayuda a las dos
fuerzas reaccionarias —el imperialismo y el fundamentalismo islámico—, ninguna
de las cuales representa la liberación del pueblo.
Una visión de resistencia
Horowitz quiere cumplir con lo que dice; no es una amenaza hueca. Lo que se
requiere es ni más ni menos que una derrota política. En cierto sentido, él
mismo les ha dado a los progresistas y revolucionarios una oportunidad para
cambiar todo el debate, tanto en las universidades como más allá. Pero hacerlo
requerirá conciencia, movilización y resolución.
Es necesario ver la totalidad de la situación, la sociedad entera y hacia
dónde va. Los estudiantes en particular deben captar lo que significaría que se
dé una “semana” así sin oposición, que esas fuerzas marquen la pauta del debate
y la vida política, que se permita legitimar y se promueva ampliamente un
programa e ideología fascistas como la principal tendencia en las
universidades.
Es urgente que se transforme inmediatamente las universidades por todo el
país. Es necesario desenmascarar de diversas y creativas maneras a Horowitz y
todo lo que representa su “semana”. Tanto en foros públicos como en las clases
se debe debatir el peligro que esta “semana de conciencia sobre el
islamofascismo” representa.
Hay que cubrir las universidades de afiches. Hay que apoyar a los que planean
manifestaciones contra los fascistas, y en defensa de los departamentos de
estudios de la mujer y los grupos estudiantiles musulmanes. Hay que
desenmascarar y aislar a las fuerzas que defienden la “semana de conciencia
sobre el islamofascismo”. A otras fuerzas que están enredadas en eso hay que
mostrarles la verdad de lo que Horowitz y su “semana” representan.
Esa gente no es de ninguna manera progresista. Se ha demostrado que son
mentirosos y tienen la culpa de la muerte de centenares de miles de iraquíes y
de la devastación del país. Se están preparando para atacar a Irán, posiblemente
con armas nucleares, como parte de una cruzada mundial que dicen que durará una
generación. Cometen tortura por todo el mundo y a gran escala. En sus filas son
personas que interpretan la Biblia textualmente, lo cual representaría un horror
para la mujer, los gays y las lesbianas.
Hay que repudiar y derrotar políticamente la “semana de conciencia sobre el
islamofascismo”. A partir de hoy tenemos que meter manos a la obra, distribuir
materiales como este periódico para desenmascararla. Cuando empiece la “semana”,
hay que informar y movilizar para asestarle una derrota política a esta ofensiva
fascista. Hay que denunciar lo que representa Horowitz y hacerle saber que es
una persona que no es bienvenida, que no tiene ningún derecho de imponer su
visión fascista en las universidades. Cuando termine esa “semana de conciencia
sobre el islamofascismo”, los fascistas deben quedar derrotados, desinflados y
desprestigiados, y hay que sacarlos corriendo. Si logramos asestarle una derrota
política a esta ofensiva, se habrá minado su capacidad de seguir atacando a los
profesores, el pensamiento crítico y el disentimiento. Es posible revocar el
momento que tienen hoy esas camisas pardas y poner en marcha una dinámica muy
diferente.
La lucha contra la “semana de conciencia sobre el islamofascismo” y las
camisas pardas podría ser el crisol en el que una nueva generación adquiere
experiencia y encuentra su lugar en la historia. Esta lucha debe entusiasmar a
todos los que desean un mundo mejor.
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