Revolución
#102, 23 de septiembre de 2007
Una criminal guerra de mentiras
Por qué realmente está Estados Unidos en Irak
Larry Everest
La tortura de los presos de Abu Ghraib recibió atención en los
medios, pero estos han ocultado la mayoría de los crímenes de guerra de Estados
Unidos. Hace poco la revista The Nation publicó una poderosa denuncia
de las atrocidades cometidas por las fuerzas yanquis en Irak. Tras entrevistar a
docenas de ex soldados estadounidenses, pinta un cuadro de maltrato y asesinato
de hombres, mujeres y niños en gran escala en lo que el gobierno llama una
“causa noble”. (La otra guerra: Veteranos de Iraq
testifican: Chris Hedges y Laila Al Arian, The Nation). La cantidad
de presos de Estados Unidos en Irak aumentó 50% desde el “aumento de tropas”:
hoy tiene unos 24,500 presos, en comparación con 16,000 a comienzos del
año. | | | |
Hace varias semanas el gobierno inició una ofensiva propagandística sobre
Irak. Bush dio una serie de charlas que recibieron mucha atención de la prensa y
la semana pasada el general David Petraeus, el comandante militar estadounidense
en Irak, y Ryan Crocker, embajador a Irak, dieron un informe ante el Congreso
sobre la situación. Los demócratas ofrecieron unas pocas protestas débiles. Al
final de todo esto, parece que la ocupación de Irak continuará, con más de
100,000 soldados, en el futuro inmediato.
El tema oficial del “debate” es si el “aumento de tropas” del gobierno de
Bush (o sea, la escalada militar de enero de este año) “ha tenido éxito”. Pero
los límites de este “debate” han ocultado una verdad fundamental: la guerra,
la ocupación y el “aumento de tropas” son totalmente injustos, si es que han
“tenido éxito” o no.
Una guerra injusta y horrorosa, y los pretextos
mentirosos
Desde el comienzo, Bush ha mentido una y otra vez para justificar la guerra.
“Irak tiene armas de destrucción masivas”. Mentira. “Irak estaba involucrado en
el 11 de septiembre”. Mentira. “Los iraquíes darán la bienvenida a los soldados
estadounidenses como ‘libertadores’”. Mentira. Mentiras intencionales y
conscientes.
No era cuestión de información equivocada de los servicios de inteligencia ni
de buenas intenciones que fallaron. Mintieron. Un ejemplo: Hace poco Sidney
Blumenthal reveló en Salon.com: “El 18 de septiembre de 2002, George Tenet,
director de la CIA, le informó al presidente Bush en su oficina sobre
inteligencia clandestina que demostró que Saddam Hussein no tenía armas de
destrucción masiva, según dijeron dos altos ex funcionarios de la CIA”. Bush
inició la guerra de todos modos.
Esta revelación demuestra una vez más que esta guerra no fue un “error”… sino
un crimen. El gobierno sabía a ciencia cierta que Irak no fue una amenaza
militar directa a Estados Unidos ni a sus vecinos, así que la invasión fue una
guerra de agresión, el delito “supremo” según el tribunal sobre crímenes de
guerra de Nuremburgo que juzgó a los nazis.
Ahora Bush dice, en parte, que Estados Unidos se mantiene en Irak para
impedir “asesinatos en masa de una escala horrorosa” y condena a Irán por “la
muerte de iraquíes inocentes”. Pero la invasión estadounidense, y las acciones
de las fuerzas armadas yanquis, han causado los “asesinatos en masa de una
escala horrorosa” y “la muerte de iraquíes inocentes”.
Un estudio de la Universidad Johns Hopkins que publicó la revista médica
inglesa The Lancet calculó que unos 655,000 iraquíes han muerto a
consecuencia de la invasión y ocupación estadounidenses. Eso salió hace dos
años y el saldo de muertes sigue subiendo. Unos 4.4 millones de iraquíes
(de una población de 26 millones antes de la guerra) han huido de la violencia
(la mitad a otros países) y 60,000 huyen cada mes.
Con la escalada (o “aumento de tropas”) estadounidense, la situación ha
empeorado. La Associated Press informó que el saldo de muertes de civiles
iraquíes es el doble de hace un año. En agosto, el saldo de muertes civiles
subió a un mínimo de 1,809, o sea, el segundo más alto del año. La cantidad de
presos de Estados Unidos aumentó 50%: hoy tiene unos 24,500 presos, en
comparación con 16,000 a comienzos del año.
Hace poco, se supo un poco de la verdad: en un viaje a Australia, Bush se
jactó de que “les damos duro”. A Bush y los demás políticos estadounidenses no
les importa un comino los centenares de miles de seres humanos que han muerto
como consecuencia de sus acciones, ni los millones más que han quedado sin casa
e indigentes.
Las verdaderas causas de la guerra
Bush le dijo a la Legión Americana el 28 de agosto: “Es una causa noble. Es
una causa justa. Es una causa necesaria”. Y: “América tiene intereses vitales y
de largo plazo en la región [del Medio Oriente]… Sigue siendo un cruce mundial
estratégico…”.
¿Cuál es esta “causa noble”? Y más importante, ¿cuáles son los “intereses
vitales y de largo plazo” de los que habla Bush? Para empezar, el Medio Oriente
tiene el 60% de las reservas petroleras del mundo. Para los imperialistas, el
petróleo es una fuente de ganancias esencial y un arma estratégica para
controlar la economía global y los demás países que dependen del petróleo. El
control de esa región es esencial para la dominación global. Por eso Estados
Unidos tiene 170,000 soldados y una armada de buques de guerra y bases militares
en la región, por eso gasta tanto para fortalecer a Israel, un estado de
colonos, y a las tiranías reaccionarias árabes como Arabia Saudita, y por eso
amenaza con atacar a Irán.
El control estadounidense ha hundido en una terrible opresión a centenares de
millones de personas. Pero todos los principales candidatos de ambos partidos
han aceptado la idea de que Estados Unidos debe y tiene que dominar la región y
a los pueblos. Principalmente por eso, la oposición de los demócratas es tan
débil y vacilante. Son políticos imperialistas y representantes de los intereses
de los imperialistas.
Tras años de decir que el petróleo no tiene nada que ver con la guerra de
Irak, ahora Bush dice que si Estados Unidos no estuviera en el Medio Oriente,
“los extremistas controlarían una parte clave de los energéticos mundiales, y
podrían chantajear y sabotear la economía global. Podrían utilizar los miles de
millones de dólares de la venta del petróleo para comprar armas y dedicarse a
sus ambiciones mortales”.
Aquí Bush deja salir un poco de la verdad, al servicio de una mentira más
profunda. Estos “extremistas” que Bush condena son los fundamentalistas
islámicos, que dicen que lo clave para la liberación de las sociedades oprimidas
sería establecer estados islámicos bajo el control del derecho religioso. Este
movimiento NO ofrece un verdadero camino a la emancipación. Es reaccionario.
Donde ha conquistado el poder (por ejemplo, en Irán o Afganistán bajo el
gobierno del Talibán), ha impuesto un control sofocante de la vida política y ha
suprimido las ciencias y el pensamiento crítico; ha sometido a la mujer a una
subyugación y opresión más profundas; y ha mantenido las relaciones económicas y
sociales feudales y capitalistas en que los campesinos siguen sometidos a los
terratenientes y los trabajadores a los capitalistas. Su programa representa los
intereses y la posición de unas fuerzas de clase anticuadas: los terratenientes
feudales, los pequeños capitalistas sometidos al imperialismo y a la vez
sofocados por ella, etc. No ha conducido, y no puede conducir, a la liberación
de estas economías de la dominación imperialista sino, como máximo, a una forma
diferente de dominación y una mayor tajada del botín para otro grupo de
explotadores.
Esas fuerzas sí son un obstáculo a las necesidades de Estados Unidos
de penetrar la región más profundamente y reestructurar a la fuerza las
sociedades para garantizar su dominación. Y ese es el problema que
tienen Bush y el resto de la clase dominante con esas fuerzas. No les importa un
comino la opresión de la mujer: ¡Estados Unidos apoya a muchos gobiernos que
imponen una opresión parecida y por su cuenta se ha dedicado a la “misión” de
negarle a la mujer el derecho al aborto y el control de la natalidad! ¿Y cómo
diablos puede Bush quejarse de “gastar dinero de la venta del petróleo en
armas”? ¿Por qué tiene el gobierno estadounidense el derecho de controlar los
energéticos mundiales, y gastar miles de millones de dólares en una máquina
militar monstruosa, que utiliza en aras de sus ambiciones? Las fuerzas de clase
que Bush representa —el capital monopolista imperialista— no son menos
anticuadas que esos “extremistas” y tienen la culpa con mucho de la mayor parte
del sufrimiento diario incalculable y las agresiones horripilantes, como en
Irak, en el mundo actual.
De hecho, tumbar a esas fuerzas fundamentalistas islámicas fue en gran medida
la razón por qué Estados Unidos invadió a Irak y derrocó al gobierno de Saddam
Hussein. Para que quede claro, el gobierno de Hussein no era
fundamentalista islámico. Pero la lógica de la invasión fue empezar con el
derrocamiento y ocupación de Irak (que pensaban que sería fácil), utilizar a
Irak como ejemplo y base de operaciones para reestructurar a la fuerza toda la
región en aras de los intereses del imperialismo estadounidense, y aplastar a
todas las fuerzas de oposición.
Mintieron acerca de la guerra… y mienten acerca de la
ocupación
Estados Unidos formó un gobierno iraquí compuesto de fuerzas reaccionarias y
lo bautizó de democrático. La ocupación ha desencadenado a los escuadrones de
la muerte de las facciones, que han asolado el país con una campaña de limpieza
étnica. Ha intentado crear nuevas leyes para abrir la economía y la industria
petrolera al capital estadounidense. Ha construido enormes bases militares,
algunas de las cuales podrían ser permanentes y que podrían utilizar para atacar
a otros países. Esta es la realidad de la declaración de Bush de que una “meta
central” de la estrategia estadounidense es convertir a Irak en “un aliado de
esta guerra contra el terror” y de que “el curso futuro en el Medio Oriente lo
determinará en gran medida el resultado de la guerra de Irak”, y por qué promete
que Estados Unidos “se haya cometido a una relación de largo plazo”.
Nada de esto quiere decir que la situación en Irak (o la región) sería buena
si las fuerzas estadounidenses se fueran. Las acciones de los imperialistas en
Irak han desencadenado a muchas fuerzas, la mayoría de ellas reaccionarias en
este momento. Pero la alternativa —la continuación de la ocupación de Irak, con
todas las muertes y toda la destrucción que eso conlleva, y la
continuación de la “guerra contra el terror” contra otros países— es muchísimo
peor. Dejaría a la potencia más opresiva del mundo aun más dominante y en una
posición mucho mejor desde donde llevar a cabo mayores horrores contra el
mundo.
Hoy, a fines de septiembre, ha surgido una imagen definida. Estados Unidos
seguirá cometiendo crímenes en Irak. Seguirá sentando las bases para un posible
ataque contra Irán (que podría darse en cualquier momento). Los demócratas
seguirán canalizando la indignación hacia el callejón sin salida de las
elecciones del 2008 (y en caso de una guerra contra Irán, ya se han comprometido
a apoyarla).
Hace tiempo que es hora de forjar una enorme resistencia política.
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