IRAK:periodista acusa de censura a militares de EU
La Jornada, 07 de julio de 2008
El rportero gráfico estadunidense Zoriah Miller denunció haber sido víctima
de censura tras fotografiar cuerpos de infantes de marina muertos en un atentado
suicida con bomba.
San Francisco. El reportero gráfico estadunidense Zoriah Miller
denunció haber sido víctima de censura por parte de militares de su país en la
central ciudad iraquí de Faluya, tras fotografiar cuerpos de infantes de marina
muertos en un atentado suicida con bomba.
El ataque se produjo el 26 de junio, durante una reunión entre jeques
tribales locales y oficiales militares estadunidenses en el ayuntamiento de
Faluya, 69 kilómetros al oeste de Bagdad.
La explosión mató a tres infantes de marina estadunidenses (marines) -un
teniente coronel, un capitán y un cabo-, dos intérpretes y 20 iraquíes. Entre
ellos se encontraban el alcalde de la vecina ciudad de Karmah, dos prominentes
jeques y sus hijos, así como otro jeque y su hermano.
Todos eran miembros del Consejo del Despertar local, una de las milicias
apoyadas por Washington que han tomado las armas contra la red extremista
islámica Al Qaeda en Irak, según autoridades estadunidenses e iraquíes.
En el momento del atentado, Miller se encontraba a una cuadra del lugar,
acompañando a una patrulla de marines. Había rechazado la opción de ir a cubrir
la reunión en el ayuntamiento.
"Cuando llegamos al edificio, había un caos. Iraquíes, policías y civiles
corrían y gritaban. Estaban retirando cadáveres del lugar", relató Miller en una
entrevista telefónica con IPS, desde la llamada "zona verde" de Bagdad.
"Al entrar, me encontré con restos de más de 20 personas esparcidos por todo
el lugar. Uno de los infantes de la patrulla a la que yo acompañaba comenzó a
vomitar. Otros permanecían parados allí, sin saber qué hacer. Era completamente
surrealista", agregó.
"En ese momento tomé conciencia de que eso superaba cualquier cosa que yo
hubiera experimentado antes. Quería asegurarme de que registraría el horror
visual", señaló Miller.
"Yo pensé: nadie en Estados Unidos tiene la menor idea de lo que significa
cuando se escucha que 20 personas murieron en un atentado suicida. Quería que
pudieran asociar ese número con la escena y la pérdida de vidas humanas, y
mostrar por qué los soldados sufren de estrés postraumático", afirmó el
periodista.
Miller fue desalojado del edificio por marines estadunidenses, pero luego le
permitieron volver a ingresar. Pudo tomar una última foto de la carnicería antes
de que cerraran definitivamente para él la escena del atentado.
"Durante la mayor parte de lo que quedaba del día los marines recogieron
partes de cuerpos humanos y las colocaron en baldes y bolsas", dijo a IPS.
En la estación de policía de Karmah, el Servicio Naval de Investigaciones
Criminales tomó a su cargo las tareas de peritaje del atentado. Como las fotos
que había tomado Miller eran las únicas existentes, el equipo de investigadores
le pidió que se las entregara.
"Les hice copias, pero luego de eso uno de los marines me dijo que borrara la
tarjeta de memoria de mi cámara, a lo que me negué. Dije que si me forzaban a
hacerlo dejaría de compartirlas y no me presionaron más sobre ese punto",
señaló.
Miller aseguró que seguía las reglas establecidas para los periodistas que
acompañan a las tropas. "Esa tarde, los marines con los que yo estaba me dijeron
que oficiales de mayor rango habían dicho que yo me comportaba correctamente y
que me trataran bien. Ellos estaban de mi lado", comentó.
Asimismo, dijo a IPS que había mostrado las fotos a los infantes a los que
acompañaba para asegurarse de que ninguna alteraría a los familiares de los
muertos. "No plantearon ninguna objeción, así que unas 96 horas después del
atentado las publiqué en mi blog", relató Miller.
El uno de este mes, agregó, "recibí un llamado telefónico, para informarme
que un oficial de relaciones públicas en Campo Faluya quería que retirara las
fotos de mi blog inmediatamente. Cinco minutos más tarde, un oficial de mayor
rango dijo que había violado mi contrato al mostrar fotos de soldados
estadunidenses muertos, con sus uniformes y sus botas".
Ese oficial de relaciones públicas argumentó que cuando se le autorizó
acompañar a las tropas había aceptado no mostrar imágenes de soldados o civiles
estadunidenses muertos o heridos. "Jamás firmé un contrato de esa clase",
aseguró Miller.
Luego de otros cinco minutos, recibió un nuevo llamado telefónico, para
anunciarle que su permiso de acompañar a las tropas había sido cancelado y que
lo enviarían de regreso a Bagdad en el siguiente vuelo. Los infantes de marina
de menor rango "estaban de mi parte y comentaron que lo que ocurría estaba mal",
dijo Miller.
El vuelo fue cancelado a causa de una tormenta de arena y se le asignó un
guardia de seguridad. "Empecé a sentirme incómodo con la situación. Al día
siguiente, el general John Kelly", comandante de la fuerza expedicionaria de la
infantería de marina estadunidense, "dijo que quería hablar conmigo a las tres
de la tarde, pero nunca apareció", relató el periodista.
Se informó a Miller que lo ubicarían en un vuelo de esa noche, pero fue
eliminado de la lista de pasajeros y le reiteraron que Kelly quería verlo, por
lo que aguardó hasta el jueves 3.
Una vez más, el militar no se presentó. En cambio, le entregaron una carta
firmada por el general, detallando los motivos de la finalización de su permiso
para acompañar a las tropas y fue finalmente enviado a Bagdad, dijo.
"Creo que necesitaban más tiempo para pensar qué razones darían, dado que la
primera que utilizaron era falsa y tenían que buscar alguna justificación",
opinó Miller.
La carta de Kelly señalaba: "Usted fotografió los restos de soldados
estadunidenses" y "publicó esas imágenes con detallados comentarios", en
violación "al acuerdo que usted firmó".
La misiva, que Miller leyó a IPS, agrega: "Al ofrecer detallada información
sobre la efectividad del ataque y la respuesta de las fuerzas estadunidenses al
mismo, ha expuesto a todas las fuerzas de Estados Unidos en Irak a un mayor
riesgo".
El periodista agregó: "La razón citada fue que publiqué información que 'el
enemigo podría usar', pero hasta ese momento habían dicho que era porque había
mostrado fotos de cadáveres con partes de uniformes y botas. La carta, sin
embargo, no hace mención a eso. Revisé el documento con las reglas para los
periodistas que acompañan a las tropas y yo las respeté".
Ante una consulta de IPS, el Departamento (ministerio) de Defensa de Estados
Unidos se negó a realizar comentarios sobre el caso, señalando que no tenían
información adicional a la ya ofrecida por los jefes militares en Irak.
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