Immanuel Wallerstein
La Jornada 2008/12/15
Irak: la decimotercera hora
El 27 de noviembre, el Parlamento de Irak votó 149-35 en favor de ratificar
el Acuerdo para el Estatus de las Fuerzas (ampliamente conocido como SOFA por
sus siglas en inglés) con Estados Unidos. Conforme se recogía el voto, el
viceprimer ministro, Barham Salih, dijo según se le cita: “les recuerdo que en
Irak las cosas no han ocurrido en la hora undécima sino en la decimotercera”. En
otras palabras, el momento clave está aún por llegar.
¿Qué ha ocurrido en realidad? El Parlamento iraquí tiene 275 miembros. Los
presentes en el momento del voto fueron únicamente 198. Quienes votaron en favor
del texto fueron 149, apenas una mayoría de los miembros. Los 149 incluyen a los
miembros de los dos más importantes partidos chiítas (el SCIRI y Dawa, el
partido del primer ministro), los dos partidos kurdos y, lo que es crucial, los
miembros del Frente Iraquí de Acuerdo (IAF, por sus siglas en inglés), de base
sunita.
Fue crucial el voto favorable del IAF porque el gran ayatolá Sistani había
dicho que no respaldaría el acuerdo a menos que tuviera un “amplio” apoyo, lo
que significaba que tuviera un sustancial respaldo sunita. Así que los sunitas
tuvieron un gran poder de negociación con el primer ministro Maliki, cuyo futuro
político pendía de lograr el acuerdo SOFA adoptado. El IAF obtuvo dos cosas de
Maliki. Una fue que en julio de 2009 habría un referendo nacional relativo al
acuerdo. La segunda es el respaldo sustancial que Maliki le está otorgando a los
llamados “consejos de apoyo” en las tribus sunitas. Es decir, Maliki está
ofreciendo a la vez un soborno y garantías contra futuras represalias a las
tribus sunitas que han prestado ayuda a las fuerzas armadas estadounidenses el
año pasado a cambio de asistencia material.
Maliki ha emergido como el gran ganador político y demuestra que es más hábil
maniobrando políticamente de lo que la mayoría de los analistas esperaba.
Miremos qué es lo que logró al pasar el acuerdo SOFA, que los iraquíes comienzan
a llamar el “acuerdo de retirada”. Su primer logro fue mantener a raya a los
sadristas [los seguidores de Moqtada Sadr] cooptando la estrategia sadrista
–sacar a los estadounidenses de Irak haciendo un trato con los sunitas. Tanto
SCIRI (el otro partido chiíta dominante) como los kurdos, refunfuñan por la
posibilidad de que se esté cocinando una “dictadura” de Maliki con el asunto,
pero no tuvieron otra que ratificar el acuerdo. Los sadristas han mantenido su
postura de espera votando en voz alta contra el pacto.
¿Cuál es el pacto? Los elementos clave son el requisito de que las fuerzas
estadounidenses abandonen todas las ciudades y poblados para junio de 2009, y
que abandonen totalmente Irak para diciembre de 2011. Además, todas las acciones
militares estadounidenses deben ahora estar coordinadas por adelantado con los
iraquíes, y Estados Unidos no puede utilizar a Irak como base para atacar a sus
vecinos (es decir, Siria e Irán).
¿Por qué accedió Bush? No tenía otra opción. La alternativa era que las
fuerzas estadounidenses se volvieran ilegales después del 31 de diciembre de
2008 y todo el asunto quedara en manos de Obama. El gobierno estadounidense
tenía tanto miedo de la reacción de su Congreso a los detalles del pacto que
rehusaron difundir una versión en inglés del acuerdo antes de la votación. No
querían que el público estadounidense discutiera el pacto antes de que el
Parlamento iraquí votara.
Los términos del pacto contienen algo de lenguaje vago y los militares
estadounidenses dicen que confían en su habilidad para interpretar su lenguaje
del modo en que lo prefieran. Por lo tanto se dice que Bush consiguió un mejor
arreglo que el plan de retirada de 16 meses propuesto por Obama. Pero esto no es
verdad para nada. En realidad es peor. La propuesta de Obama era que las fuerzas
combatientes estadounidenses se retiraran en 16 meses, pero no fijaba fecha
alguna para las fuerzas de “entrenamiento”, dejando abierta la posibilidad de un
estacionamiento indefinido de algunas fuerzas estadounidenses. El acuerdo SOFA
hace que todas las fuerzas salgan para diciembre de 2011. Y fue Bush, no Obama,
quien tuvo que firmar esto.
En la práctica todas las fuerzas estadounidenses se irán mucho antes de
diciembre de 2011. Es aquí donde entra en juego el referendo. Éste se llevará a
cabo en julio de 2009. Las fuerzas estadounidenses deben abandonar las ciudades
y los poblados hacia junio de 2009. Si no lo hacen, con toda seguridad el
referendo no pasará. Si cumplen, Maliki tiene todavía que ganar el referendo.
Para lograrlo, tendrá que asumir una línea dura hacia los estadounidenses.
Cualquier idea de que los militares estadounidenses podrán “interpretar” el
lenguaje vago en su favor es una total ilusión. En cualquier caso, el referendo
puede estar en aprietos, dado que Sistani expresó sus reservas después del voto
parlamentario. Maliki sabe que si le otorga siquiera una pulgada a Estados
Unidos, Moqtada Sadr estará esperando en las alas.
Así que Maliki tiene todas las fichas del asunto y Obama no tendrá ninguna.
Obama tendrá que acceder graciosamente a las demandas iraquíes. Estas demandas
escalarán, no se harán menores, conforme pasen los meses.
Y por cierto, los etíopes (los sustitutos de Estados Unidos en Somalia)
acaban de anunciar que retirarán sus tropas para finales de 2008. Y el
presidente Karzai de Afganistán anunció recientemente que quiere formalizar una
fecha de retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN que se encuentran
ahí. La sensación general en la región parece ser la de que no sólo es posible
hablarle rudo a Estados Unidos. Resulta bien. Se acerca la hora
decimotercera.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein
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