¡Al Infierno con los Videos! – Es Hora de Cantar en
Coro: “En Nuestro País no se Tortura”
por Jill McLaughlin, del Comité de Dirección de El Mundo no
Puede Esperar
Mucho se ha hablado en los últimos días sobre la destrucción de los videos de
interrogación de la CIA. Hay especulación y predicciones. Es otro de esos
momentos, así como ha habido otros en los últimos siete años, que parece que el
Congreso puede decirle a la Administración de Bush “ahora si los atrapamos”.
Pero infeliz y extrañamente, esos momentos se están acumulando y son purgados a
través de los medios de comunicación (CNN) que hacen preguntas absurdas a los
telespectadores tales como: ¿es el “submarino” tortura? Y el Congreso con
mayoría Demócrata no investiga, talvez por su propia complicidad y connivencia.
Tenemos por ejemplo a Nancy Pelosi. Ella sabía sobre estas cintas por algún
tiempo (entonces no en balde el juicio político está fuera de
consideración).
No quiero descartar o subestimar el hecho que esta ha sido una historia que
ha estado permanentemente en los medios – se ha puesto la tortura en el centro
de la opinión pública – pero el problema es la manera como se plantea el tema
delante de la gente. Ha sido reducida a términos legales, tales como: ¿fue un
error destruir a las cintas de video? O ¿cuántos crímenes se cometieron, si
alguno, cuando se destruyeron estas cintas? Siempre y cuando la discusión se
centre en la destrucción de las cintas y no en la tortura que se cometió en
ellas, entonces se hace fácil que desaparezca totalmente el tema de que torturar
es un delito. Especialmente si la destrucción llevada a cabo por la CIA es
considerada legal por la justicia o si se congela la investigación del
hecho.
En estos términos, la tortura se transforma en una regla aceptable para la
gente, aún si en lo profundo de sus corazones, la consideran un hecho horrendo.
Para enfatizar un poco más porque es importante la manera en que se habla de la
tortura, permítanme que de un ejemplo. Hace un poco más que un año, recibí un
e-mail de Barack Obama respondiendo a mi consulta si el Decreto sobre Comisiones
Militares o Military Commissions Act – MCA (que es una amplia definición de
“combatiente enemigo”) significaría que los que protestasen contra la guerra
serían considerados “combatientes enemigos” según el capricho de Bush, y luego
detenidos y torturados. En su respuesta, el Senador describió la aprobación del
MCA una táctica política de Bush y los Republicanos. Y ni una sola vez la
palabra “tortura” fue mencionada en la respuesta del Senador Obama. Tampoco la
menciona en su campaña para Presidente, a no ser que emerja en los medios. Lo
mismo podemos decir de Hillary.
Los principales candidatos Republicanos quieren más tortura. Nadie habla de
los miles que fueron aprehendidos, detenidos y torturados sin nunca haber sido
acusados o juzgados. Personas que tuvieron la infelicidad de ser objeto de la
venganza de algún vecino, o de la codicia de algún vecino por la recompensa en
dinero, la desgracia de tener el mismo nombre de un sospechoso de terrorismo, o
la desgracia de vivir en países que fueron invadidos ilegal e inmoralmente y
ahora están ocupados. La tortura no es una táctica política. La tortura no es un
tema partidario. La tortura es una cuestión ética. La tortura es un crimen de
guerra. La tortura es un crimen de lesa humanidad. La tortura es un error.
También debemos ver la hipocresía en el entorno de estas cintas de video. Uno
de los miembros de alto rango del Comité de Inteligencia del Congreso,
Representante Jane Harmon (D-CA) describe la destrucción de las cintas como una
crisis constitucional. Sin embargo, fue informada confidencialmente sobre las
cintas y su contenido. Sabía sobre la tortura. ¿Qué hizo? Dijo que el asunto la
inquietaba y escribió una carta recomendando que las cintas no fuesen destruidas
y se olvidó del asunto. Su disculpa era que la carta era confidencial y ella no
podía traer a la luz la existencia de las cintas. También cuando presionada
sobre los métodos de interrogación usados en esas cintas, declaró que su
recuerdo era medio nebuloso.
No sé lo que ustedes harían, pero si yo fuese informada sobre los métodos
utilizados para torturar a alguien y considerase esa información inquietante, me
sería difícil olvidarla. Pero esta es la misma mujer que se puso a escuchar a
Brian Michael Jenkins de la Rand Corporation quien se presenta como un
especialista en contraterrorismo. Jenkins sugirió que había la necesidad de un
centro para el estudio de la radicalización violenta y terrorismo local.
Entonces ella apareció con esta ley ingeniosa llamada de Programa de Prevención
de la Radicalización Violenta y Terrorismo Local, que ya fue aprobada por la
Cámara de Diputados y está ahora siendo estudiado en el Senado. El Centro para
Derechos Constitucionales (CCR por su sigla en inglés) llama la atención en su
página web sobre las definiciones precariamente amplias de lo que se considera
un grupo radical o grupo terrorista local. Imagínense si los reaccionarios
empiezan a perseguir a los que protestan contra la guerra y aquellos que han
participado en actos de desobediencia civil no violenta. El CCR cita
textualmente del libro de Jenkins: “En su campaña, los Jihadistas buscarán
puntos comunes con los izquierdistas, anti-norteamericanos y fuerzas
antiglobalización, los cuales por su vez verán, en el radicalismo Islámico,
compañeros contra un enemigo común”. Harmon ve la destrucción de estas cintas de
video como una crisis constitucional pero no ve que esta ley se presta a que
ocurran detenciones y tortura de gente inocente.
Talvez ustedes crean que la posibilidad de que se torture aquí a un ciudadano
norteamericano no existe. Pero la verdad es que ciudadanos de este país han sido
torturados. José Padilla fue detenido y torturado aquí en los EEUU debido a la
sospecha de que tenía lazos con los terroristas y estaba planeando construir una
“bomba sucia”. Uno de los informantes de la confianza del gobierno se retractó
de la historia que había contado y otro era un drogadicto. Después de haber
estado prisionero por 3 años y medio sin ser acusado formalmente, el gobierno
encontró a Padilla culpable. Se dice que está tan arruinado mental y
emocionalmente que ahora es solamente un esqueleto ambulante.
El veterano de la Marina, Donald Vance, fue a Irak como contratista
particular, hizo una denuncia sobre la existencia de un comercio ilegal de armas
que observó como supervisor de seguridad del Shield Security Group. Primero hizo
la denuncia frente al FBI quienes por su vez le pidieron que espiase para ellos.
Poco tiempo después fue detenido en Camp Cropper por los EEUU y torturado por
100 días por el mismo motivo denunciado por él. Se especula que Vance fue
detenido como chivo expiatorio de sus superiores que talvez estén
comercializando armas ilegales. Estos dos casos fueron relatados en los medios
de comunicación pero, así como Harmon, los medios parecen tener una memoria
nebulosa y estas historias no tienen seguimiento. Parece que esta nebulosidad
está siendo transmitida usando telepatía a través de la psique de los
norteamericanos.
Trataré de hacer desaparecer esa niebla. ¿Se acuerdan de Abu Ghraib y cómo
ustedes se enojaron al saber de la tortura que ocurría ahí? ¿Se acuerdan como
pensaron que ese era un momento crítico del tipo “ahora te pescamos”, y como
quedaron furiosos cuando quedaba claro para todos que el régimen de Bush no iba
a ser responsabilizado? Y la prisión de Guantánamo sigue abierta y la gente
todavía está siendo torturada en ese lugar. La CIA sigue conduciendo la
rendición de gente en cárceles secretas donde seguramente están siendo
torturados. Hemos estado viviendo en un estado torturador por seis años, desde
la inauguración de la cárcel de Guantánamo, y dos años después que se supo lo
que pasaba en Abu Ghraib, un año después del Decreto sobre Comisiones Militares,
un año después que Bush reconoció que se mandó gente a cárceles secretas, y
algunas semanas antes que supiéramos de las cintas de la CIA. ¿Será que la
inhabilidad o, para decirlo más correctamente, la falta de voluntad por parte de
los que detienen el poder de responsabilizar a sus homólogos los ha dejado a
ustedes en estado de fuga?
O talvez ocurra que ustedes no se hayan olvidado, pero vuestro silencio se
debe a que los políticos y los medios de comunicación no hacen nada para detener
esas atrocidades, y uno piensa que es mejor dejarlo como está. Después de todo
ustedes votaron. Ustedes firmaron una petición. Ustedes escribieron y llamaron a
vuestro representante y senador. Y con amarga decepción, vieron que nada ha
cambiado. Entonces tienen la seguridad que ya hicieron todo lo que podían y que
yo lo único que puedo hacer es tratar de convencer al coro de los
convencidos.
Lo que pasa es que nadie escucha al coro. La razón que esto pase es que el
coro se confina a las paredes de la iglesia de la “política igual que siempre” y
de la política de lo posible. Nos han mostrado una y otra vez que no podemos
confiar en que nuestros políticos y los medios hablen de la tortura de una
manera real o significativa para detener el horror de la tortura. Poco importa
cual el partido político al cual pertenece nuestro próximo presidente. Poco
importa a los que están en el poder la indignación y dolor por lo que está
pasando y siendo hecho en nombre de los ciudadanos de este país.
Es hora de preguntarnos: ¿cuánta indignación y dolor somos capaces de
soportar? ¿Qué estamos dispuestos a hacer los ciudadanos de este país para
esconder que la tortura está siendo llevada a cabo bajo nuestras narices?
Nosotros somos responsables de mantener la llama viva, de hablar sobre esto con
nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, ministros, rabinos, imanes,
profesores y estudiantes. La revelación de la existencia de los videos de la CIA
es una oportunidad que podemos y debemos aprovechar. No podemos dejar que los
políticos y los medios fijen los términos de cómo se trata el asunto de la
tortura. Mientras el discurso se limite a la legalidad o no de la destrucción de
las cintas, o lo que sería o no sería tortura, el discurso ciertamente será
silenciado, como esa pobre gente que ha sido silenciada y que ha desaparecido
sin dejar rastro. ¡Es tiempo que el coro cante y defienda a unos y otros! El
coro será: “¡No vamos a vivir en un Estado que torture! ¡No vamos a tolerar que
se torture en nuestro nombre en ningún lugar!”. Debe haber un sentimiento de
masas y una resistencia de masas en relación al uso de la tortura.
En las próximas semanas, El Mundo no Puede Esperar y otros grupos
participarán en obras de teatro callejeras, protestas y actos no violentos de
desobediencia civil para cimentar ese sentimiento de masas y resistencia contra
la tortura y otras atrocidades del gobierno de Bush. Usaremos el color naranja,
como ya lo hemos estado haciendo, para mostrar solidariedad con los detenidos y
torturados, ya que este es el color de la resistencia. Algunos de ustedes
saldrán a la calle con nosotros, o usarán el naranja en sus día a día y lo
traerán caso sean llamados a actuar. Les pedimos a todos aquellos que se oponen
y están indignados con la tortura que está siendo cometida que usen naranja en
su día a día también.
Al unirse al llamado para vestirse de naranja, ustedes también muestran su
oposición y compromiso de resistencia, especialmente cuando otros pregunten el
por qué del color naranja y su significado. Eso traerá el asunto a la luz y
aumentará el debate sobre el mismo. Usen una cinta naranja, un broche naranja o
bandana de ese color. Regalen una cinta naranja a tres amigos, pidiéndoles que
hagan lo mismo con otros tres conocidos. Vuelvan para saber cual es la reacción
de la gente. Así se crean redes de personas que muestran resistencia a diario
poniéndose algo naranja. Así se crea el sentimiento de resistencia de masas. Así
nosotros, los ciudadanos, responsabilizamos al Gobierno de Bush y sus cómplices
por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. En 1968 los estudiantes que
llenaban las calles de Chicago en actos de protesta, cantaban: “Todo el mundo
está viendo”. Mis amigos, estamos en esos momentos en que la tortura ha vuelto a
centralizar la atención, entonces todo es mundo está viendo, viendo que hará la
gente de este país para detener la tortura. Todo el mundo está viendo y
esperando que actuemos. Los millones de nosotros que nos oponemos a esta
barbaridad tenemos que actuar ahora o nunca, para que no se diga que la gente de
este país no sabía que la tortura estaba siendo cometida en su nombre. ¡Qué no
digan que sabíamos lo que ocurría y no hicimos nada para detenerlos! ¡Unámonos
al coro, caramba!
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