Revolución #54,
23 de julio de 2006
Guantánamo, la Suprema Corte y la campaña de guerra y represión
de Bush
Guantánamo, el campamento de detención militar, ha albergado a cientos de
presos por años, sin cargos, y los ha sometido a tortura e interrogatorios
brutales. Es una especie de “hoyo negro” jurídico, pues Bush y Cía dicen que las
únicas leyes que se aplican a estos presos son las que ellos digan, y que para
eso tiene “poderes de guerra”. Por ejemplo, han organizado tribunales (o
comisiones) militares para juzgar a algunos presos, que en esencia son farsas
que condenan al acusado sin estar presente ni ver las “pruebas”, y aceptan
declaraciones extraídas bajo tortura.
Redefinición de Ginebra
Veamos otro ejemplo descarado del desprecio completo del gobierno de Bush a
la verdad: Tony Snow, vocero de la Casa Blanca, dijo algunos días después del
fallo de la Suprema Corte que “los manuales de entrenamiento del Departamento de
Defensa ya cumplen las estipulaciones sobre tratamiento humanitario del Artículo
3 de los Convenios de Ginebra” (Associated Press, 11 de julio). En enero de
2002, mucha gente se enteró del infame memorando de Alberto Gonzales (que era
abogado de la Casa Blanca) a George Bush (ver “Partidario de la tortura será
secretario de Justicia” en revcom.us). Gonzales dijo que la situación mundial
requiere “una nueva clase de guerra” y que pasando por alto el derecho
internacional el presidente podría “conservar su flexibilidad”. Concluyó: “A mi
parecer, con este nuevo paradigma resultan obsoletas las fuertes limitaciones de
Ginebra sobre los interrogatorios a presos enemigos y varias de sus
estipulaciones”. |
El 29 de junio, la Suprema Corte falló en el caso de Hamdan vs
Rumsfeld que “la comisión militar que lo juzgó no tiene poderes para
procesar a Hamdan porque su estructura y procedimientos violan el [Código
Unitario de Justicia Militar, o UCMJ por sus iniciales en inglés] y los
Convenios de Ginebra”. (Salim Ahmed Hamdan, un yemení, fue capturado durante la
invasión de Afganistán de 2001, llevado a Guantánamo y acusado de “conspiración
para cometer terrorismo”). El UCMJ son las leyes de las fuerzas armadas
estadounidenses que rigen los tribunales militares, y los Convenios de Ginebra
son las leyes internacionales que rigen los conflictos militares y el
tratamiento de presos.
Ante todo, hay que dejar en claro una cosa sobre el fallo de la Suprema
Corte: NO contradice encerrar indefinidamente en Guantánamo y otras cárceles del
mundo a “terroristas” y “combatientes enemigos”. Bush dijo que la Suprema Corte
“endosó” a Guantánamo: “[La Suprema Corte] no dijo que no hemos debido haber
hecho…, que no hemos debido haber tomado esa decisión. No dijo nada sobre si
Guantánamo…, sobre si debiéramos haber usado Guantánamo. O sea, aceptó que se
usara Guantánamo, que es la decisión que tomé yo”.
El secretario de Justicia, Alberto Gonzales, dijo algo similar unos días
antes: que la Suprema Corte no dijo que “no podíamos detener indefinidamente a
combatientes enemigos durante las hostilidades; es algo que la Corte dijo que
podíamos hacer… Aún disponemos de ese camino”.
El fallo deja ver que la clase dominante estadounidense y el gobierno de Bush
creen que es necesario atenuar los daños políticos que han causado las denuncias
de los atropellos en Guantánamo. Un artículo del New York Times (14 de
julio) cita al senador republicano de peso John McCain sobre este problema: “En
el mundo, se está manchando la imagen de Estados Unidos”. En los primeros días
de este mes, tres presos de Guantánamo se suicidaron y docenas han tratado de
suicidarse. Los presos organizaron una huelga de hambre. Los que han salido de
Guantánamo dicen que sufrieron horrendos abusos a manos de las fuerzas armadas
estadounidenses. Como dijo el columnista del New York Times Bob Herbert
(13 de julio): “Los golpearon, los sometieron a humillaciones sexuales, les
negaron servicios médicos, los privaron de sueño durante días y semanas, los
tuvieron aislados más de un año y los torturaron”.
Pero, de nuevo, hablemos en claro: eso NO quiere decir que el gobierno y las
fuerzas armadas suspenderán el trato infrahumano y otorgarán derechos básicos en
Guantánamo y otras cárceles militares. La Suprema Corte remitió al Congreso el
problema de qué clase de juicios organizar en Guantánamo. Parece que hay dos
posibilidades. Primero, aprobar una versión de las actuales comisiones militares
con “leves retoques” (según Daniel Dell’Orto, un importante abogado del
Pentágono), con una redefinición orwelliana de los Convenios de
Ginebra. Como dijo el New York Times: “Los abogados del gobierno
instaron al Congreso a definir restringidamente qué derechos tendrán los
detenidos según las estipulaciones de los Convenios de Ginebra” (“White House
Prods Congress to Curb Detainee Rights”, 13 de julio).
La segunda opción es montar un sistema de consejos militares bajo el UCMJ
para los presos de Guantánamo, con “leves retoques”, que serían semejantes a los
tribunales militares que montó Bush.
De todos modos, el propósito del gobierno es decir unas cuantas frases
bonitas sobre el cumplimiento de los Convenios de Ginebra y “el respeto a los
derechos”, y continuar con Guantánamo y la cruzada de guerra y represión.
¿Y los demócratas? Cuando Bush montó el centro de detención en Guantánamo, NO
se le opusieron. NO han montado oposición, a pesar de las denuncias de tortura y
la negación de los derechos de los presos, y APOYARÁN el arreglo que fragüen
Bush y los republicanos en el Congreso. El 2 de julio, el senador demócrata
Chuck Schumer dijo en los noticieros: “Si [Bush] hubiera presentado este asunto
ante el Congreso hace unos años, le habríamos dado lo que quería”. Eso deja
entrever una verdad “inconveniente”, pero esencial: los demócratas son un
partido de la clase dominante que ve las cosas desde la perspectiva de los
intereses de clase de los imperialistas. Por lo tanto, han aceptado la “guerra
contra el terrorismo” y lo que abarca, como la tortura y la detención sin
juicio.
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