Respuesta a la ley de Comisiones Militares de 2006 – El Mundo No Puede
Esperar ¡Fuera Bush y su gobierno!
Bill Goodman, director jurídico del Centro pro Derechos
Constitucionales
Bill Goodman hizo estos comentarios en una reunión de emergencia
el 2 de octubre para responder a la ley de Comisiones Militares de 2006. Más de
1,200 personas fueron a las reuniones convocadas el previo viernes en Cooper
Union en la ciudad de Nueva York y en San Francisco para decir que no aceptamos
ser una nación de torturadores y que actuaremos el 5 de octubre para sacar del
poder al gobierno de Bush. Gente de más de 180 ciudades protestará el 5 de
octubre, saliendo del trabajo y de la escuela para marchar y demandar un ALTO al
gobierno de Bush. Mark Ruffalo (que leyó una declaración de Sean Penn), Olympia
Dukakis, Craig Murray, Daniel Ellsberg, Alice Walker y otras personas
participaron en las reuniones del 2 de octubre.
Para realmente captar lo que sucedió la semana pasada en el
Congreso, tenemos que regresar cuatro meses al 29 de junio, cuando la democracia
constitucional ganó una tremenda victoria. La Suprema Corte falló de 5 a 3 en el
caso de Hamdan v. Rumsfeld y la decisión mayoritaria, escrita por el magistrado
Stevens, de una manera profesional y muy hábil, de la forma más nítida, criticó
en detalle a Bush y su gobierno podrido y al fin, estableció tres cosas. Uno,
que el presidente de Estados Unidos debe cumplir con las leyes internacionales,
en este caso, el artículo tres del Convenio de Ginebra que dice que no se puede
torturar a la gente. Dos, dijo que cuando el presidente actúa sin la
autorización del Congreso, viola la constitución de los Estados Unidos. Tres,
algo que apreciamos mucho aquí en el Centro pro Derechos Constitucionales, dijo
que un estatuto aprobado antes de que el gobierno argumentara aquí hizo
retroactiva la Ley de Tratamiento de Detenidos y, por eso, todos nuestros casos,
todos los casos en pro de la decencia constitucional más básica mediante el
habeas corpus, se excluyeron. En otras palabras, dijo que nuestros casos no son
retroactivos y pueden seguir adelante. Eso fue una victoria.
La semana pasada, para la vergüenza eterna del Congreso de
Estados Unidos, dicha victoria se anuló. La nueva ley de Comisiones Militares
establece varios conceptos nuevos y va más allá de lo que este gobierno ha
tratado de hacer en el pasado.
Primeramente, crea una definición increíblemente amplia de quién
es un combatiente enemigo ilegal. Déjenme decir que el término combatiente
enemigo ilegal no es en realidad un concepto jurídico. No se halla en ningún
estatuto de los Estados Unidos -- claramente no está en la Constitución. Lo que
tradicionalmente hemos entendido en este país y alrededor del mundo es el
concepto de “prisionero de guerra”: una persona con derechos fundamentales
básicos a quien hay que tratar con decencia. El gobierno de Bush creó, inventó y
aprovechó este nuevo concepto con el fin de debilitar y esquivar el Convenio de
Ginebra. Y la única razón por detener a gente en Guantánamo – sin mencionar
Bagrám, Marruecos y los llamados “hoyos negros” alrededor del mundo-- es para
poder violar las prohibiciones del Convenio de Ginebra contra la tortura, sin
intervención judicial. Eso es lo que el gobierno esperaba hacer.
Ahora “combatiente enemigo ilegal” refiere a cualquier persona
que comete actos de hostilidad contra Estados Unidos [o] que da ayuda material a
hostilidades contra Estados Unidos. Y si ustedes lo piensan bien, eso podría
referir a cualquier persona que botara un dólar en la canasta aquí esta noche.
Cualquier persona designada como un “combatiente enemigo” por el Tribunal de
revisión de condición de combatientes, o CSRT [siglas en inglés] -- un tribunal
que existe sólo en Guantánamo--, pero no sólo un CSRT, sino cualquier comisión
similar nombrada por el presidente, y cualquier persona que está en espera de
recibir tal designación. Repito, en mi humilde opinión, que eso podría aplicarse
a muchos de nosotros aquí esta noche. No se limita a las personas que no son
ciudadanos de Estado Unidos: por definición se puede dar la etiqueta de
“combatiente enemigo ilegal” a cualquier persona, ciudadano o no. Y el estatuto
enumera varias cosas horribles más que se aplican solo a las personas que no son
ciudadanos de este país.
Todo eso hace preguntar: ¿Por qué usan un lenguaje tan amplio,
un lenguaje tan inclusivo, que incluye a personas que son ciudadanos de Estados
Unidos así como los no ciudadanos? Lo único que puedo decir es que, dado lo que
hemos visto ya en este país, es meramente el comienzo de un proceso. Un proceso
que no ha llegado a su fin. Y esa parte del proceso, la definición del
combatiente enemigo, es sumamente alarmante.
Además, este estatuto especifica que no se permitirá el recurso
de hábeas corpus para ningún detenido designado como combatiente enemigo ilegal,
en la Bahía de Guantánamo o dondequiera en el mundo, que no es ciudadano
estadounidense.
Les digo aquí que el derecho de hábeas corpus es un derecho muy
básico e importante. Es la base para nuestro concepto de democracia. Se
remonta al año 1215, al siglo XII, pues en realidad mucho antes de 1215. El
concepto de hábeas corpus no se inventó de repente en 1215; había ido
refinándose por varios siglos y no sólo en Europa. Se lo incorporó en la
constitución de Estados Unidos. Lo que dice es que no se puede encarcelar a
nadie indefinidamente. Que cuando una persona se encuentra detenida, tiene el
derecho de demandar que un magistrado o un juez determine si la han acusado de
un delito y si existe suficiente evidencia para detenerla. Y si no, el
magistrado -- el juez -- puede ordenarle al rey, a la policía, al FBI, a
cualquiera autoridad --o a George W. Bush, presidente de Estados Unidos-- a
ponerla en libertad. Eso es el hábeas corpus. Sin ello somos virtualmente
esclavos de un estado policial. Y lo que acaba de ocurrir es una suspensión
masiva del recurso de hábeas corpus. El congreso solo cuatro veces ha suspendido
el recurso de hábeas corpus. Solo cuatro veces en la historia del país.
Y cada vez que se lo hizo fue una suspensión estrecha, limitada
y enfocada. Les diré en qué ocasiones se lo hizo. Una vez fue durante la
Confederación, en medio de la Guerra de Secesión en Estados Unidos. La segunda
fue durante la insurrección del Klu Klux Klan en los estados en que se realizaba
la Reconstrucción. La tercera fue en 1902, durante una insurrección en
Filipinas, indudablemente una guerra justa por parte de los filipinos. En ese
entonces, Filipinas era un “territorio” que pertenecía a Estados Unidos y se
suspendió el habeas corpus ahí sólo durante esa insurrección. Y finalmente, se
lo suspendió por un corto tiempo en Hawai inmediatamente después del ataque
japonés a Pearl Harbor. Y nunca más.
En cambio, esta actual suspensión del habeas corpus es sumamente
amplia y sin fin. No se limita a cierta región geográfica ni un plazo de tiempo
corto. Tendremos que vivir con ella por muchos años, quizás por décadas. Es una
vergüenza y un escándalo que el Congreso la aprobó.
Quiero añadir unas palabras acerca de la tortura, porque –aquí
viene la sorpresa-- la nueva Ley de Comisiones Militares la autoriza. La
supuesta pelea de los senadores McCain, Graham y Warner con el presidente para
obligarle a cumplir con el Convenio de Ginebra se desplomó. Hemos quedado con
una situación en que solo las “graves” violaciones del Convenio de Ginebra se
podrán castigar bajo la Ley de Crímenes de Guerra. Antes, toda violación del
Convenio de Ginebra se podía castigar bajo esa ley, a pesar de que jamás se la
haya usado para enjuiciar a nadie. Pero ahora, solo se castigarán las grandes
violaciones. ¿Y quién decide la gravedad de una violación? El nuevo estatuto
enumera ciertas situaciones, como la tortura; es decir, causar un daño físico
permanente, causar un daño psicológico permanente. El “submarino”, por ejemplo,
es perfectamente aceptable y eso el presidente lo puede decidir. Es interesante
que durante el debate de la Ley de Crímenes Militares en el Congreso, los
senadores Graham y McCain dijeron: "Está bien, eso quiere decir que el
‘submarino’ es una grave violación del Convenio de Ginebra.”Pero no. Casi
inmediatamente, el abogado del Departamento de Justicia corrió a aclarar: "No lo
interpretamos de esa manera. No está claro. Puede ser que el ‘submarino’ sea
perfectamente aceptable". Digan lo que digan, ¡si me sumergen en una piscina
llena de agua, yo sé que me pueden ahogar!
Ahora, lo que logramos cuatro meses atrás fue una rotunda
declaración de independencia de parte de la Suprema Corte de Estados Unidos.
Dijo que el presidente de Estados Unidos sólo puede ir hasta aquí y no más.
[Ahora] el Congreso, para su eterno descrédito, se sometió acostado de espaldas
con sus brazos y piernas en el aire, gañendo y tragando todo lo que este
presidente lo ha dado de comer. Esta pelea no ha terminado. Todavía podemos
recurrir a la corte. Podemos tratar de ganar en los tribunales. Podemos tratar
de ganar en la calle. Tenemos que ganar, porque perder estos derechos es perdir
la democracia.
Bueno, estoy seguro que todos han leído que los documentos de la
Evaluación de Inteligencia Nacional finalmente se han filtrado a la prensa. ¿Y
qué demuestran? Que la guerra en Irak ha causado más terrorismo que ha eliminado. ¿A
que no lo sabían? Todo mundo sabía eso, todos sabían lo que iba a pasar. Medio
millón de personas protestaron en las calles de esta ciudad el 15 de febrero del
2003. ¿Se acuerdan? Y lo sabíamos. Eso es lo que estábamos advirtiendo. Y el
gobierno nos oyó y lo sabía. Bueno, el verdadero interrogante es ¿por qué este
presidente, sabiendo eso, se metió en Irak intentando alentar, crear, y aumentar
el terrorismo? Porque este gobierno está decidido, está resuelto a destruir
nuestra constitución y nuestra Carta de Derechos, y no vamos a permitirlo.
Cuando se tiene los años que yo tengo, y tal vez habrá otras
personas aquí que los tienen, se recuerda algo de los años McCarthy, y espero
que todos ustedes hayan visto la película sobre ese período titulada Good
Night and Good Luck, es una película buenísima. El mensaje de esa película
es que la tiranía prospera y la democracia muere frente a tres factores: el
silencio, el hermetismo y el miedo. Yo estoy aquí para decirles, y ustedes están
aquí para decirme a mí que ¡no tenemos miedo, no habrá más secretos, y
levantaremos la voz!
Gracias.
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