Fiscal de Guantánamo sufre crisis de conciencia
15 de octubre de 2008
SAN JUAN (AP) - Abrumado por las dudas luego de recibir órdenes de juzgar a
un joven sospechoso de terrorismo en la prisión militar estadounidense de
Guantánamo, el teniente coronel Darrel Vandeveld consultó a un sacerdote online
acerca de esas cortes marciales. El sacerdote le aconsejó que no continuara con
esos procesos.
Vandeveld describió en detalle la crisis de conciencia que sufrió por el
tratamiento que recibían los prisioneros, así como las cuestiones éticas
surgidas del manejo de esos casos. Finalmente, renunció a sus tareas el mes
pasado.
"Comienzo a experimentar graves recelos acerca de lo que estoy haciendo, y
sobre lo que estamos haciendo como país" con los prisioneros, escribió Vandeveld
en un mensaje por correo electrónico el 5 de agosto. "No deseo participar más en
el sistema, pero no tengo elvalor de renunciar. Estoy casado, tengo cuatro
hijos, y no sólo ellos sufrirán: también perderé gran cantidad de amigos".
Vandeveld ha lanzado una serie de críticas sobre los tribunales tras
denunciar que el gobierno ocultó evidencias que habrían atenuado los cargos
contra los detenidos. Pero su intercambio de mensajes con el sacerdote y otras
declaraciones sugieren que abandonó su cargo de fiscal incómodo con el
tratamiento que se le da a los sospechosos de terrorismo en la base militar
situada en Cuba.
Vandeveld, de 48 años, veterano de los conflictos en Irak y en Afganistán,
declaró que fue a Guantánamo en el 2007 como un "verdadero creyente" en el
sistema usado por el Pentágono para procesar a sospechosos de terrorismo.
Se le asignó como fiscal el caso de Mohamed Jawad, un afgano acusado de
lanzar una granada que hirió a dos soldados estadounidenses y a su intérprete en
Kabul, en el 2002. Pero Vandeveld dijo que la evidencia que examinó, parte de la
cual no fue entregada a los abogados defensores, sugiere que el acusado tenía
menos de 18 años de edad --un menor de edad para la justicia de Estados Unidos--
y que tal vez habría sido drogado antes del ataque. También vio otros documentos
que indicaban que Jawad fue sometido a períodos prolongados en los que se le
impedía dormir. De acuerdo a la Convención de Ginebra, se trata de un
procedimiento ilegal.
En sus mensajes por correo electrónico al sacerdote, y de los cuales informó
inicialmente el periódico Los Angeles Times, el ex fiscal dijo que aunque los
detenidos podían ser culpables, existían escasas intenciones de rehabilitarlos.
Vandeveld dijo que en su opinión, enseñar tolerancia podría "poner fin al odio"
de los prisioneros de Guantánamo.
El padre John Dear, un jesuita y activista social, alentó a Vandeveld a
renunciar, diciéndole que el operativo de Estados Unidos en Guantánamo era "una
farsa".
"Dios no desea que usted participe en injusticia alguna, y (la prisión de
Guantánamo) es tan mala ... que estoy orando para que usted renuncie y comience
una nueva vida", escribió el sacerdote en un mensaje.
El jefe de la fiscalía en Guantánamo, coronel Lawrence Morris, dijo que
Vandeveld nunca le planteó sus problemas a él. También negó que el gobierno haya
retenido evidencia.
Vandeveld renunció en septiembre, pero no se fue con la boca cerrada. En
cambio, se comunicó con el abogado defensor de Jawad, el mayor de la fuerza
aérea David Frakt, y ofreció una declaración y un testimonio jurado describiendo
las fallas en el manejo de las evidencias sobre los detenidos.
Se trata de al menos el cuarto fiscal que renuncia a su cargo ante los
tribunales militares. Otros han acusado a sus superiores de intromisiones
políticas o de engañar de manera deliberada a altos funcionarios del Pentágono
acerca de las evidencias sobre los detenidos.
En su testimonio del 26 de septiembre, Vandeveld dijo que su decisión de
abandonar su cargo fue influenciada por detalles sobre la historia de Jawad y
por la evolución que experimentó en sus puntos de vista sobre la justicia.
"Creo más en una justicia reparadora que en una aplicación mecánica de la
ley", dijo Vandeveld, quien renunció luego que sus superiores rechazaron su
recomendación de dar a Jawad una sentencia más liviana.
Añadió que los abogados defensores muy difícilmente puedan recibir todas las
evidencias posibles en sus casos por la desorganización en la oficina del fiscal
y por las dificultades de conseguir documentos de las fuerzas armadas, de la
CIA, del FBI y de otras agencias.
Jawad, ahora de 23 años de edad, será llevado a juicio en enero acusado de
crímenes de guerra. Podría ser condenado a cadena perpetua.
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