6 de junio de 2006
Estudio: Hispanos sufren abusos después de Katrina
(AP) - NUEVA ORLEANS (AP) _ Los inmigrantes indocumentados que ayudan a
reconstruir esta ciudad devastada trabajan en condiciones peligrosas, sin equipo
de protección y con salarios menores a los de sus colegas legales, señaló un
estudio.
Casi un tercio de los inmigrantes ilegales entrevistados por un grupo de
investigadores reportó que trabajaba con sustancias perniciosas y en condiciones
de riesgo. Un 19% señaló que no recibió equipo protector alguno, de acuerdo con
el estudio, realizado por profesores de la Universidad Tulane y la Universidad
de California en Berkeley.
Los inmigrantes indocumentados reciben además una paga significativamente
menor _en caso de percibirla_, de 10 dólares la hora, en comparación con 16,50
de los trabajadores legales, según el estudio.
"Lo que es básicamente injusto es que se trata de trabajadores que han
respondido a una prioridad nacional de reconstruir esta ciudad, y que sin
embargo ven violados sus derechos", dijo Laurel Fletcher, director de la Clínica
sobre Derechos Humanos Internacionales en Berkeley y uno de los autores del
estudio.
De acuerdo con las leyes laborales, los inmigrantes indocumentados reciben
las mismas prerrogativas de salud y seguridad que los trabajadores legales. Y
sin importar su condición, los trabajadores pueden demandar a la mayoría de los
empleadores bajo la Ley de Estándares Laborales Justos, por violar la
disposición del salario mínimo y del tiempo extra trabajado, según los
investigadores.
El Departamento Federal del Trabajo no ha emitido comentarios sobre el
reporte.
Antes del huracán del año pasado, Luisiana tenía una de las poblaciones de
hispanos más reducidas en el país: 2,5% de los habitantes, en comparación con
12,5% a nivel nacional.
Los datos del censo indican que casi 100.000 hispanos se mudaron a la costa
estadounidense del Golfo de México tras el huracán Katrina, atraídos por las
promesas de altos salarios y mucha oferta de trabajo.
No está claro cuántos han llegado a Nueva Orleáns, aunque el estudio estima
que una cuarta parte de los trabajadores de la construcción en esta ciudad son
inmigrantes ilegales.
Actualmente, los inmigrantes representan la columna vertebral de la
reconstrucción. Se reúnen al amanecer en la ciudad, esperan a que un vehículo
los recoja y trabajan turnos de 14 horas, en la recolección de escombros, la
demolición de muros semidestruidos y la colocación de nuevas paredes. Dado que
muchos se encuentran ilegalmente en Estados Unidos, son particularmente
vulnerables a la explotación.
Alberto Mendoza, uno de los trabajadores llegados a la zona, muestra sus
manos encallecidas, como una prueba del trabajo duro y sin protección que ha
realizado.
"No hay guantes, no hay anteojos de protección, no hay nada", lamenta el
inmigrante ilegal de 40 años, procedente de la Ciudad de México.
En su bolsillo, lleva un retazo de papel que tiene escrito el nombre "Pam" y
un número de teléfono celular. Ese escueto dato representa su único vínculo con
la mujer que lo contrató.
"Me llevó a la casa y me dijo: 'Haz esto y haz aquello'. Luego nos dejó aquí.
Trabajamos todo el día y nunca regresó para pagarnos", relata Mendoza, sentado
en un terraplén de una avenida. El lunes esperaba conseguir otro empleo.
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