Estamos en el 2008 – ¿Será demasiado tarde para sacar a Bush?
por Cheryl Abraham, 27 de Febrero del 2008
En Noviembre del 2008, los EEUU habrán elegido al nuevo Presidente y si toda
la propaganda y promesas se cumplen, habrá un gran cambio. La atención de la
gente se ha alejado del movimiento antibélico y se concentra en apoyar
activamente, poniendo allí todas sus energías, a las campañas de Obama o
Clinton, creyendo que la próxima elección será la cura para todos los males.
Trate por ejemplo de enviar un e-mail o discutir con sus más fervientes
partidarios sobre el hecho que Obama y Clinton no están discutiendo ni
activamente repudiando la agenda de Bush, y tendrá una respuesta vehementemente
defensiva por parte de los allegados. Parecería que algunos de estos partidarios
están tan infatuados con estos candidatos y los cambios deseados que ellos
prometen, que no ven o no quieren ver las debilidades de los mismos. Piensan en
general que le quedan pocos meses al gobierno de Bush y que él y su
administración se irán, acabando así con la era de Bush, y que lo que ahora
importa es concentrarse en elegir a un nuevo Presidente que prometa cambios, y
que actuar de forma diferente es una pérdida de tiempo. ¿Será una pérdida de
tiempo continuar a tratar de sacar a Bush de la Casa Blanca? ¿Qué riesgos hay en
los próximos meses si Bush no es destituido de su puesto?
Mientras los norteamericanos se concentran en las elecciones del 2008, los
soldados norteamericanos y civiles Iraquíes y Afganos seguirán muriendo, miles
seguirán siendo heridos o mutilados permanentemente, los prisioneros seguirán
siendo torturados, y los Derechos Humanos suprimidos, y Bush seguirá amenazando
a Irán con la guerra. En estos cinco últimos años, más de un millón de iraquíes
han muerto, y más de 4,048 soldados han muerto en Irak, y más de 70,000 personas
han sido detenidas en condiciones deplorables, y cientos han sido torturados en
esta “Guerra contra el Terrorismo”. La vida diaria de las mujeres y niños que
aún sobreviven en estos países afectados sigue deteriorándose. Ver (en inglés):
http://www.defenselink.mil/transcripts/transcript.aspx?transcriptid=2282.
A través de estas estadísticas, es razonable asumir que en los próximos once
meses otros 200,000 iraquíes morirán, y otros 800 soldados norteamericanos
también sucumbirán, y talvez otros 14,000 detenidos serán objeto del tratamiento
deplorable que Bush ha codificado y transformado en ley. ¿Son aceptables estas
muertes? ¿Podemos ignorar este horror para concentrarnos en la próxima
elección?
Es igualmente siniestra la posibilidad de que no tengamos elecciones. Un
ataque terrorista, un desastre natural, o una sublevación civil percibida podrán
lanzar a los EEUU a un estado de ley marcial. La posibilidad de suspensión de
una elección no es desconocida. El intento de Rudy Giuliani de suspender las
elecciones en el Estado de Nueva York después de los atentados del 11/9 fue
ampliamente publicitado. Ver (en inglés): http://men.style.com/gq/blogs/gqeditors/2008/01/an-oral-history.html
¿Qué impediría a Bush de hacer algo parecido caso se declarara la ley
marcial?
Bush ha preparado el terreno para un poder sin precedentes de control sobre
los ciudadanos de los EEUU en el evento de percepción de peligro real,
imaginario o creado de propósito. Él también ha firmado una orden ejecutiva
dándose a sí mismo el poder de confiscar los bienes de cualquier persona que
impida la guerra contra Irak. Eso incluye a cualquier ciudadano norteamericano,
pacifistas, el clérigo, cualquiera que trabaje para impedir la guerra contra
Irak. Ver (en inglés): http://rawstory.com/news/2007/
Oldline_Republican_warns_somethings_in_works_0719.html http://www.whitehouse.gov/news/
releases/2007/07/20070717-3.html
Aún más asustador es el hecho de que, al firmar la Ley de Defensa John Warner
del 2006, Bush eliminó el Posse Comitatus y se dio a sí mismo el poder de
suspender la Constitución. Como escribe James Boyard en su artículo “El Decreto
de Ley Marcial de 2006”: “La Sección 1076 del Decreto de Autorización de Defensa
de 2006 cambió el nombre de la provisión clave del estatuto de “Acto de
Insurrección” a “Ejecución de las Leyes para Restaurar el Decreto de Orden
Público”. El Decreto de Insurrección de 1807 declaraba que el presidente podía
enviar tropas dentro de los EEUU únicamente “para reprimir, en cualquier Estado,
cualquier insurrección, violencia doméstica, reunión ilegal, o conspiración”. La
nueva ley expande la lista de pretextos para incluir “desastres naturales,
epidemia, o cualquier emergencia de salud pública, ataque terrorista o
incidente, u otra condición – siendo que tal “condición” no está definida o
limitada. Ver en inglés: http://www.counterpunch.org/bovard01092008.html.
En un artículo titulado “¿Regulado por el Miedo o Regulado por la Ley?”
publicado en Febrero del 2008 en el San Francisco Chronicle, los autores Lewis
Seller y Dan Hamburg escriben:
“Desde el 9/11, y aparentemente sin que la mayoría de los norteamericanos se
dieran cuenta, el gobierno federal asumió la autoridad de declarar la ley
marcial, arrestar a una amplia gama de de disidentes (ciudadanos o no,
igualmente) y detener a personas sin recursos legales o constitucionales en caso
de “la emergencia de un influjo de inmigrantes a los EEUU, o para apoyar el
desarrollo rápido de nuevos programas”.
Empezando en 1999, el gobierno ha firmado una serie de contratos sin
licitación con la subsidiaria de Halliburton, Kellogg, Brown & Root (KBR)
para construir campos de detención en locales no revelados dentro de los EEUU.
El Gobierno ha también contratado a diversas empresas para construir miles de
vagones ferroviarios, algunos equipados con grilletes, ostensiblemente para
transportar detenidos”.
El artículo sigue diciendo: “También en el 2007, la Casa Blanca emitió
silenciosamente la Directiva Presidencial No. 51 sobre Seguridad Nacional
(NSPD-51) para asegurar la “continuidad del Gobierno” en caso de algo que el
documento llamó vagamente de “emergencia catastrófica”. Caso el Presidente
determine que tal emergencia ocurrió, él y solamente él tiene el poder de hacer
cualquier cosa que considere necesaria para asegurar la “continuidad del
gobierno”. Esto puede incluir cualquier cosa, desde la cancelación de elecciones
hasta la suspensión de la Constitución pasando por el lanzamiento de un ataque
nuclear. El Congreso no ha tenido aún ni una sola audiencia sobre el NSPD-51.
Ver en inglés: http://www.sfgate.com/
cgi-bin/article.cgi?f=/c/a/2008/02/04/ED5OUPQJ7.DTL
Otro acontecimiento asustador es el poder que el FBI ha dado a las
corporaciones en caso de ley marcial. Mathew Rothschild, editor de The
Progressive, escribió en un artículo de Febrero del 2008: “Hoy, más de
23,000 representantes de la industria privada están trabajando silenciosamente
junto con el FBI y el Departamento de Seguridad Pública. Los miembros de este
grupo cada vez mayor, llamado de InfraGard, recibe advertencias secretas de
amenazas terroristas antes que el público las reciba – y, al menos en una
ocasión, antes de los congresistas. En cambio, proveen al gobierno
informaciones, lo que ha alarmado a la ACLU. Pero hay más que a los ojos vistos
en este asunto. Un ejecutivo, que me mostró su tarjeta de miembro de InfraGard,
me dijo que tienen permiso de “tirar a matar” en caso de ley marcial. InfraGard
es un “hijo del FBI”, dice Michael Hershman, presidente del consejo de
administración de la Alianza Nacional de Miembros de InfraGard, y CEO del Grupo
Fairfax, una firma de consultoría internacional. Ver (en inglés): http://www.alternet.org/story/76388/
Con esto en mente, es obvio que cada uno de nosotros necesita enfocarse no en
lo que uno tiene a ganar con un nuevo presidente electo, sino en evitar que la
agenda de Bush continúe. No podemos permitirnos ser distraídos por las promesas
sin fundamento de los candidatos presidenciales. Mientras millones se presentan
a votar en las primarias Demócratas, no hay garantías de que el candidato
Demócrata pueda ganar las elecciones. Recuerden lo que pasó en las elecciones
del 2000 y del 2004. Las circunstancias que rodean esas elecciones prueban que
es posible que gane McCain. Si gana McCain tenemos la más absoluta garantía de
la continuación de la agenda de Bush y más aún, su expansión. Y porque ni
Clinton ni Obama están haciendo un llamado activo para repudiar totalmente las
políticas fascistas del régimen de Bush, los cambios que prometen caso ganen las
elecciones serán superficiales, como mínimo, y será un hecho que la agenda de
Bush siga incontestada.
Muchos partidarios de los candidatos Demócratas debatirán que su candidato ha
prometido cerrar Guantánamo, acabar con la guerra, anular el Decreto de
Comisiones Militares, etc. Pero, ¿por qué estos candidatos ya no hicieron esto?
Ninguno de los candidatos ha presentado legislación para hacerlo ahora, de hecho
han votado para financiar la guerra, y nadie ha obstruido hasta ahora los
trabajos legislativos o luchado dura y ruidosamente para aprobar leyes para
restaurar los derechos a habeas corpus, o para impedir que se espíe ilegalmente
a los ciudadanos norteamericanos. De hecho, no han obstruido ni luchado con
firmeza para impedir ninguna de las políticas que energizan la agenda de Bush.
¿Qué representa esto cuanto a las habilidades y la pasión de estos candidatos
para promover y crear futuros cambios?
Se dice que la verdadera definición de la locura es hacer la misma cosa una y
otra vez, con la esperanza de obtener resultados diferentes. Los norteamericanos
siguen haciendo lo mismo una y otra vez al invertir tiempo, esfuerzos, creencias
y esperanza en un sistema que sigue explotando y descargando una destrucción
homicida sobre la faz de la tierra. No que el proceso democrático de elecciones
sea tan malo, es que se ha probado impotente para impedir la agenda de Bush. Y
mientras las políticas de Bush son indiscutiblemente las acciones de un gobierno
criminalmente insano, la agenda de Bush, en realidad la agenda de los EEUU, ha
formado y ejercido un poder sin precedentes, al agresivamente cambiar, codificar
e ignorar el derecho y seguirá haciéndolo mientras aquellos que estén al mando
de esta agenda sigan en el poder, ya sea bajo las reglas de George W. Bush o del
próximo presidente electo. A la luz de la tendencia incesante de obtener más
poder por el régimen de Bush, así como más recursos y más horror, la
responsabilidad que tienen los ciudadanos y los soldados es de hacer algo más
que simplemente emitir un voto. Es la responsabilidad de cada una de las
personas con conciencia, de dar su máximo para evitar que las cosas sigan como
están, para dar un fin a las guerras imperiales, para proclamar al mundo que No
Vivimos en un Estado de Tortura, y Poner Fin al régimen de Bush ya.
Cheryl Abraham es miembro del Comité de Política de la sección de Seattle
de El Mundo no Puede Esperar, y es asidua contribuyente de la página web de esa
organización.
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